Capítulo 16
"Ensemble vers l'avant"
– Êtes-vous sûr d'avoir tout pris? (¿Estás segura de que has cogido todo?)
– Veamos: pijama, ropa de calle, zapatos, el móvil, el cargador. Sí, creo que lo tengo todo.
– La veste? (¿La chaqueta?)
– En la entrada colgada.
– Et mon cocooning? (¿Y mis mimos?)
– Ni tenías que pedirlo. Voy para allá preciosa.
España salta encima de la cama, donde está todavía la francesa sentada revisando su maleta. Ambas ríen como unas crías y aprovechan ese momento para darse un par de besos cariñosos dejando por unos minutos de recoger las cosas. A pesar de que no debían perder mucho el tiempo, están demostrando lo mucho que se quieren de la mejor forma que conocen.
Desde que habían hecho oficial su relación, habían pasado un par de días. Y en ese par de días no habían dejado aquella provincia todavía, ya que querían aprovechar esos días. ¿Cómo los aprovecharon? Pues los utilizaron para pasar todavía más tiempo juntos y prácticamente volverse más inseparables que nunca. Habían paseado por la ciudad, corrido por las calles, comido en diferentes lugares. Habían ido a comprar cosas de recuerdos porque sí, visitaron las iglesias, se subieron en muchos lugares altos sólo para hacer el tonto. Casi todas de estas actividades eran lideradas por la pelirroja, a las cuales se unía rápidamente Francia, mientras que el inglés prefería vigilar las desde lejos, porque alguien debía llamar a la ambulancia por si se caían de algún tejado por accidente.
No sólo disfrutaron fuera de la casa. Ignorando el hecho de que los progenitores de la española estaban ahí, pudieron tener momentos tranquilos tumbados en el sofá no haciendo nada, salvo ver la tele. Se perdieron en las grandes maquias e incluso España los llevó al bosque de los olivos y consiguieron apañarse para llevarse olivas, muchas olivas.
A veces es gracioso pensar que esos tres países son personas respetadas con hijos, pero que no tienen ningún problema en comportarse como jóvenes, bueno es que técnicamente como que lo eran. Que España realmente se convirtió en madre trece años después de ser creada, más o menos. Las etapas de vida de los países como ellos eran realmente confusas. De la misma forma que las comunidades veían a España como una cría ya que algunos su edad alcanzaba los miles de años, para los hijos de la española su madre era mayor porque ellos como países no llevaban más de doscientos años.
Realmente, quién coño entendía cómo funcionaban sus edades. La Unión Soviética ni llegó a vivir más de sesenta y nueve años, pero cuando lo mirabas parecía un señor de cuarenta años. Tal vez todo eso dependía de la forma en la que te veías reflejado, tu estado mental y, todo también estaba influenciado por sus años siendo un país. O no, nadie en realidad se preguntaba esas cosas. Al menos poca gente.
Volviendo a nuestras cosas.
También es entretenido ver como un país aparentemente serio y elegante como Reino Unido podía perfectamente subirse a un árbol para recoger los frutos de este sólo porque su novia se lo había pedido. O ver a Francia tumbarse en la estepa castellana aunque llevase sus tacones preferidos y un vestido rosa y al levantarse su ropa quedará hecha un estropicio. De España ya no hablamos, ella por poco mientras daba vueltas casi se mete dentro de una fuente.
Pero, por mucho que les gustaría quedarse ahí para siempre, debían irse. España lo habló con ellos la tarde anterior, mientras estaban en su dormitorio después de una ronda de cariño intenso, si sabéis a lo que me refiero. Los tres habían decidido tomar un baño y tenían suerte que la tina de aquel cuarto era lo suficientemente grande para que los tres pudieran estar como mínimo cómodos y sin estar en posturas raras e imposibles. En esto, mientras la española se enjabonada la cabeza y tarareaba una canción, su cabeza recordó algo. Dejó de cantar y simplemente se quedó unos momentos pensando hasta que dijo, de la forma más confiada posible, que debían ir a Madrid, y que debían ir mañana.
Al principio sus parejas no lo entendían. Lo estaban pasando tan bien allí y no querían marcharse. Pero ella les explicó que tenía que regresar a la capital porque era necesario que vieran a la capital sí o sí. Madrid era la única que había conocido sus problemas antes que nadie. La que se había molestado en no dejarla sola, se había mudado con ella dejando su casa en el centro de la ciudad para vivir en las afueras para solamente cuidarla y asegurarse de que estuviera bien.
Y era consciente que tras todo lo que había pasado con su desaparición a Madrid le debió dar un ataque al corazón. Lo menos que podía hacer era regresar y disculparse. Claramente, ellos dos entendieron sus razones y quedó decidido, se compraron un billete en tren de regreso a Madrid, a dónde había empezado todo esta idea radical hacia un mes
Así, volvemos a esa mañana donde las dos chicas estaban en la cama manteniendo un momento sólo para ellas. Francia se había dejado caer en la cama y sujetaba a la española rodeando sus manos por detrás de su cuello. España, encima de ella, atacaba los labios de la gabacha en una guerra que a pesar de las apariencias la estaba dominando la francoparlante. Ambas se separaron cuando ya no les quedaba más aire. Sólo un hilo de saliva unía sus labios, y ambas estaban totalmente sonrojadas. En menos de un segundo juntaron sus frentes con una sonrisa boba en la cara. Y cuando pensaron continuar con ese beso la voz del inglés las sorprendió a ambas.
– Have you finished or do you want me to leave you a few more minutes? Truthfully, I don't mind just looking. (¿Ya habéis terminado o queréis mejor que os deje unos minutos más? La verdad, no me importa simplemente mirar.)
Reino Unido había entrado en la habitación después de haber recogido sus cosas del baño, todo para encontrarse a las dos mujeres que más amaba en este universo así. Aún no habían establecido reglas como sí uno no estaba y los otros tenían ganas podían hacerlo, pero después debían satisfacer al tercero o cosas de ese estilo. Y cómo aún no habían hecho nada como eso, España aprovechó un momento para tirarle el cojín de su cama a su pareja, a modo de broma y por fastidiar un poco.
– Eres un maldito bastardo, pero tienes suerte de ser guapo.
– How flattering. But I think that here the two most precious beings are you two. Although you can shapes Spain. Always messing around, right? (Que halagador. Pero creo que aquí los dos seres más preciosos sois vosotras dos. Aunque te pueden las formas España. Siempre fastidiando, ¿verdad?)
– Bueno, siempre te ha gustado eso.
– I know. And I can't complain. (Lo sé. Y no me puedo quejar.)
Reino Unido deja el cojín que impactó en su cara en la cama y se acerca a la española. Se funden ellos en un beso que no es tan largo como el que compartieron las otras dos, pero lo suficiente para dejarlos a los dos con ganas de más. Después el inglés procede a besar a la francesa, de forma similar. Se respira en el aire la emoción del momento, pero justo ahora no pueden entretenerse más porque tienen que coger ese tren a Madrid les guste o no.
Terminan de recoger todo. Hace un último vistazo para revisar. Antes de salir del cuarto, España hace que se tomen una foto en el espejo grande que tiene en una esquina de su cuarto. Quiere tener un recuerdo que pueda mirar todos los días al encender el móvil, aunque con mirar su nuevo anillo le parece suficiente.
Ya han quedado que irán a una joyería de verdad a comprarse algo de mayor calidad. Porque el anillo le queda algo apretado al inglés y a Francia con sus delicados dedos el anillo se resbala por estos. Pero importa bien poco que los anillos fueran de plata, de oro o de metal cutre de tienda de ropa. Lo que importaba de ellos era el significado que tenían. Las joyas, los diamantes o cualquier piedra preciosa que podrían poner eso no importaba. Hasta como si llevaran los tres una gargantilla, lo único que interesaba era el recuerdo de que se quieren y se aman con locura.
La despedida fue dura para España. No quería irse ya que eso significaba hacer frente a las cosas que había hecho, pero sabía que era lo correcto y lo que debía hacer. Todas las cosas de evitar los problemas iban a quedar atrás, iba a cambiar y sabía que podía cambiar porque si caía estarían ellos dos a su lado para levantarla y que siguiera adelante. Con ellos sentía que el mundo no podía con ella.
Con ese pensamiento en mente, abrazó a sus padres mientras les prometía que iría a visitarlos más a menudo y que ahora iba a ser la mejor versión de sí misma. Seguía siendo gracioso que ella, la que más se comportaba como una niña, resultara ser más alta que las tres comunidades autónomas. Bueno, ¿acaso el mayor orgullo de un padre es que un hijo le supere? En teoría lo es.
Antes de salir de casa Castilla colocó el parche de su hija. España había dejado de llevarlo por la casa, y eso ya era un avance. Antes lo llevaba para todo, incluso no sería la primera vez que se metía a la ducha con él puesto. Y ahora ya no tenía miedo de que vieran esa cuenca negra con esa cicatriz. La había aceptado como suya, y ya que debía vivir con ella no podía pasar toda su existencia haciendo como que no existía. Eso sí, seguía ciega de un lado, lo sorprendente era que con lo fan que era de subirse a lugares altos nunca se hubiera caído por no ver lo que pasaba a su derecha.
Aragón los dejó a los tres de la estación, y les hizo jurar a los dos extranjeros que tratarían bien a su niña pequeña. Que sabía dónde vivían y no tenía miedo a iniciar otra guerra santa. Él y sus instintos de padre protector, España siempre sería una princesita para él por mucho que ya tuviera quinientos años. Padres, es lo que hay.
Entran en la estación, esperan el rato correspondiente y cuando llega el tren se suben. Para Reino Unido y Francia se está volviendo costumbre eso de ir en tren de un lado al otro. España sigue algo triste por lo de la camioneta. Resulta que el problemilla minúsculo que había en el motor no era sólo eso, sino la punta del iceberg. Con todo el pesar de su corazón, la verdad no tanto porque a la valenciana le importaba entre cero y nada la cosa esa, les tuvo que llamar diciendo que la grúa se la llevó al desguace. Por suerte se habían llevado todas las cosas de ahí, por suerte.
Eso hacía pensar a España. Bueno, al menos ella quería seguir con aquello de los viajes. Ya pasarían por Madrid, pero no era su objetivo quedarse ahí cuando aún quedaban comunidades que visitar. Quedaban sus últimos tíos y tías, o sea Extremadura, Andalucía, Castilla y León y Murcia. Y quedaban sus dos pequeñas hijas Ceuta y Melilla, junto Canarias. Así que claro, no, no habían terminado con aquello. La cosa es que faltaba decírselo a los otros dos, pero ya tendría tiempo para eso, ¿verdad?
…
Al cabo de una hora aproximadamente llegaron a la estación de tren en Madrid. España respiró con todas sus fuerzas aire contaminado de la capital, tosiendo después de hacer eso. Por cosas como la contaminación no le gustaba vivir en la capital y prefería las afueras, lejos de aquella campana negra que se formaba allí. Gracias a esas cosas la tos de Madrid empeoraba día tras día, pero era algo que debían solucionar los gobiernos, ya que en ellas no recaen las decisiones de ese estilo. Era impresionante como para algunas cosas eran tan importantes como la figura del país, pero cuando se trataba de decidir sobre él resultaba que ellas sabían y que no eran aptas. Cosas que pasan.
Un viaje en taxi rápido y salieron de Madrid centro. Bueno, rápido, a una hora de distancia. Que eso para un madrileño era que estabas super cerca. España les contó cómo una vez Madrid le preguntó a Galicia si ella iba a la playa todos los días en verano, ya que como estaba a una hora en autovía debía ir siempre. Por respeto a su capital la gallega no se descojonaba delante de ella, pero le dijo que cuando le bajaran el precio de la AP-9 iría todos los días a la playa. La comunidad central se lo creyó como una tonta y aún pensaba eso.
Los dejaron en el portón. España rebuscó por las llaves para abrir la verja. Cuando la abrió y entraron, el novio y la novia se quedaron sorprendidos al ver todo un camino de claveles. Claveles además de todos los colores posibles. Hacían un hermoso recorrido desde la entrada hasta la puerta de la casa. Y aunque se había ido, se podía ver cómo Madrid los había seguido cuidando con esmero y dedicación.
– Espagne, c'est magnifique. Pourquoi y en a-t-il autant? (España, esto es precioso. ¿Por qué hay tantos?)
– Bueno, son mi flor nacional. Me gustan las rosas, no lo puedo negar. Pero cuando me ponía triste me gustaba aprovechar mi tiempo de formas variadas para no pensar en ello. Pintar, o plantar flores.
– Avez-vous planté tout cela? (¿Tú has plantado todo esto?)
– Bueno, cuando tienes muchos años estando triste te da tiempo para hacer un camino de claveles por entretenimiento. Basta de cháchara que voy a abr-
No se dió cuenta como la madrileña la había escuchado hablar desde dentro de la casa. Cuando escuchó sus pasos cerca de la puerta ya abrió para saltar encima de la persona a la cual consideraba una hermana pequeña.
Cuando España salió del shock inicial, se aferró con todas sus fuerzas a la pequeña comunidad autónoma y la abrazó como si su vida dependiera de ello. Es que cuánto lo sentía, primero la asustó cuando desapareció en el aeropuerto el día que regresó de Bruselas. Después desapareció de Valencia. Y no hacía falta mencionar que había sido ella la que mañana tras mañana había ido a despertarla, diera igual que estuviera oliendo a alcohol, a tabaco, o a cualquier sustancia no legal para consumir. Madrid se había matado años trabajando para que ella no se muriera en una cama por depresión.
Las dos habían sufrido bastante y ese abrazo que acabó en el suelo del porche fue algo necesario para ambas.
– Tía, me vas a prometer que en tu puta y asquerosa vida me vas a volver a hacer esto. Que yo sin ti es que no, eh. Que no, que me has asustao mucho joder. Pensaba que nunca te volvería a ver. Cuando me llamó Valencia pensaba que habías decidido hasta tirarte por el río Ebro. Y no tía, no joder. Tú no puedes tirarte por un río porque no llevo yo años a tu lado para que me dejes ahora. No lo vuelvas a hacer joder, ¿vale?
– Shhh… tranquila madrileña. Todo eso ha acabado. Ahora deja de gritarme al puto oído y simplemente abrázame.
Así hicieron. Acabaron llorando en el suelo del porche mientras insistían que no querían separarse. Aunque después de diez minutos así, en los que las dos parejas de España estuvieron de pie esperando a que terminaran con aquello, se levantaron y entraron dentro de la humilde morada de su servidora española.
Había vuelto a casa.
…
Comieron la única comida que le había dado tiempo a preparar a España y a Madrid en veinte minutos. Un bol entero de croquetas hechas de restos de otras croquetas… que eran restos de otras croquetas.
– ¿Se podía hacer una croqueta hecha veinte veces de de croquetas? ¿Eso no sería una croqueta elevada a veinte?
– Spain, I love you but sometimes you worry me. (España, te quiero pero a veces me preocupas.)
Después de la comida las cosas se dispersaron un poco. Madrid fue a dormir la siesta un rato porque aquella tarde tendría que trabajar un poco más. Reino Unido y Francia estaban descansando junto a España en el cuarto de este. Todos los cuartos que habían visitado que pertenecían a la española tenían un dosel, ya que a España le encantaba eso de ser una princesa y además eran preciosos. Acabaron adormilándose los tres en la cama.
Sobre las cinco de la tarde España salió de su dormitorio. No iba al baño, porque para eso tenía uno dentro de su propia habitación. Tampoco iba a picar algo de comer, porque para eso habría bajado a la primera planta y sólo bajó a la segunda. No, no era nada de eso. Se acercó a una puerta que tuvo que abrir con una llave guardada en un cajón del mueble que había cerca. No había entrado en aquel lugar desde hacía meses.
Cuando cerró la puerta, tuvo que abrir las persianas porque la habitación estaba sumida en una completa oscuridad. Ahora con algo más de luz, podía verse que aquel lugar tenía un escritorio, una silla, librerías llenas, muchas estanterías con papeleo. Era claramente un despacho, concretamente su despacho. En las paredes había bodegones inmensos de ella, como no podía ser de otra forma.
Antes odiaba entrar ahí. Ir a esa sala era un sinónimo de ponerse triste porque no soportaba su propia mirada. Sentía como si aquellas versiones de sí misma la mirasen y la juzgaran por todo lo que había hecho o dicho en todos estos años. Pero ahora, ahora creía que podía enfrentarlo bien.
Empezó acercándose al bodegón más antiguo. Era un retrato sencillo donde estaba ella en el medievo, apenas tendría cinco años de su creación, pero por apariencia parecía una niña de trece años. Miró aquella horrible bandera de los Reyes Católicos y sólo podía pensar "qué mierda se fumaron para hacer tal estropicio en mi cara por dios". Por suerte no conservaba muchas imágenes con esa cosa en la cara.
Miró su rostro. Esa pequeña niña aún no sabía lo que le iba a venir con los años. No sabía ni que iba a ser un gran imperio ni que cuando se embarcase en un barco con destino a la Indias acabaría encontrando que no, que había un continente de por medio. Añoraba aquella inocencia que perdió con los años.
La siguiente serie de bodegones no le gustaban nada. Era ella, vestida de conquistadora ya con la bandera de Borgoña en su rostro. Ni siquiera esa bandera era suya, fue la que Austria le dió cuando se casaron. Pero no, no es que el cuadro lo odiase porque saliera ella con esas pintas. Era por la presencia de las colonias por lo que no le gustaba la obra de arte.
Sí, no fue una buena madre. No sabía serlo tampoco. Y sí, puede que hacer un cuadro con sus hijos y que estos llevasen unos grilletes en las manos no era la mejor cosa que hacer. No recordaba que le llevó a encargar ese cuadro la verdad. Tal vez es que era el momento y debía plasmarlo de alguna forma. Tal vez el día que lo vio terminado le pareció algo hermoso.
Ahora miraba eso y no le gustaba. No estaba orgullosa de la colonización y cosas así. Tampoco sentía que aquello la representaba ya. Lo único que quería era pasar página y que todos pudieran olvidarlo. Porque le dolía que después de todos estos años sus hijos la siguieran viendo como una conquistadora cuando ya no lo era.
Quería arreglar las cosas con sus hijos. Contaba con el apoyo de Puerto Rico o Filipinas, pero con los demás era difícil hablar. Especialmente con México, que parecía disfrutar de recordarle eso a España siempre que podía. Aún así estaba segura de que la quería, sino no habría mandado armas en la Guerra Civil para ayudar a una de sus partes. Eso ya era un gesto para ella.
Siguió mirando cuadro por cuadro, bodegón por bodegón. Vio el esplendor de su imperio, la caída de este, la primera República y el fracaso que fue, lo que fue toda la restauración, la dictadura de Primo de Rivera, la segunda República, la guerra civil, el franquismo y la apertura a Europa. Prácticamente tenía en cuadros resumida toda su vida hasta el momento. En todos podía sacar una reflexión algo mala, pero, cuando antes por eso podía entrar en una tremenda crisis nerviosa, aquella tarde estaba aceptando que sí, la había cagado muchas veces a lo largo de historia.
Sí, había sido un desastre de madre.
Sí, sus reyes fueron unos incompetentes y ella tal vez debía haber estado más atenta
Sí, perder las colonias fue un golpe muy bajo.
Sí, la primera República fue un desastre que ni duró un año.
Sí, la guerra del 98 fue una mierda.
Sí, la dictadura de Primo de Rivera no fue tal vez la cosa más inteligente que debió permitir junto al rey de aquel momento.
Sí, la Guerra Civil la jodió como nadie lo había hecho.
Y a pesar de las guerras, de todo lo que arrastraba en su espalda aún seguía firme a día de hoy. Y joder, le había costado años darse cuenta de que tal vez ella podía salir adelante. Bien, nunca llegaría a ser algo como antes, ¿pero eso impedía que no pudiera seguir avanzando? No, nada le impedía su paso más que ella misma. Y era algo que ahora no podía seguir permitiéndose. Ya había tropezado muchas veces contra esa piedra del camino, ya era hora de cambiar las cosas.
¿Sería algo inmediato? No, imposible. Sólo se estaba dando ánimos. Porque le costaría siempre hablar de sus problemas, le daría mucho trabajo el cambiar cosas. Pero siempre el primer paso es aceptarlo, el segundo ya es proponerte el cambio y el tercero es hacerlo.
De pronto escuchó el grito de Francia llamando por ella. Debía volver a aparecer antes de que se pudieran preocupar de más. Así que caminó hacia la puerta, no sin antes darle un último vistazo al cuadro con sus hijos.
Definitivamente necesitaba quitar al menos ese. O actualizarlo. Y con toda la familia al completo.
Comentarios.
Hey, pues qué tal. No es como si hubiera publicado ayer, ¿verdad?
Tenía claro que este capítulo iba a ser más flojo, pero es que cuando pensé la historia lo consideraba algo bonito de incluir. Porque tengo más o menos todo escrito, conceptuado.
Sólo hay un capítulo que no, el de Extremadura. Porque me pueden tonta pero no sé qué cojones hay en Extremadura la verdad. Mira, sé que se divide en dos provincias. Y que tiene sedes eléctricas. Y que está pegada a Portugal, debajo de Castilla y León, y encima de Andalucía.
En fin, que este es el capítulo flojo duh. Es como que me gusta, porque es todo una reflexión y amo las reflexiones, pero después de tres capítulos tan llenos de drama puede parecer un bajón. Bueno, lo es, pero porque vamos a relajar las cosas que ahora todo va bien.
El siguiente es el que me hace más ilusión. Aún estaremos en Madrid, y tiene que ver con lo de las citas que Francia había pensado así al principio de todo este melodrama. Y en este habrá nsfw, no sé si para mí desgracia porque me da vergüenza hacer las escenas esas. Y mira que me gustan pero, los nervios.
Como siempre aquí contando mi vida. Que os importará bien poco. No salgan de casa que estamos en cuarentena chiquis. Los quiero.
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