Capítulo 10

"Conociendo"

Cuando España abrió los ojos, se sintió al principio algo confusa. Le dolía la cabeza, no recordaba muy bien el porqué y estaba desnuda en la cama. A su lado, también desnuda, descansaba la francesa, abrazada a la almohada. Y poco a poco comenzó a recordar: la tarde con Rioja, las copas de más, el viaje en el coche, todo lo que había pasado después. ¿De veras lo habían hecho? Parecía que sí, y era lo que había ocurrido. Estaba realmente feliz con ello.

Tapándose con las sábanas se sentó en la cama y observó a su alrededor, buscando a Reino Unido, quién no estaba con ellas en la cama. Lo vio rápidamente apoyado contra la ventana, fumando de su pipa. Se cubrió con una camiseta y fue hasta él, lo abrazó desde la espalda y dejó un par de besos en su nuca.

– Buenos días. – Dijo ella, escondiendo su rostro en el cabello azul del inglés. – ¿Cuándo te has despertado?

– Not long ago my lady. I have taken care of ordering breakfast for all three and that they bring it to us in a while. (No hace tanto mi señora. Me he encargado de pedir el desayuno para los tres y que nos lo traigan en un rato.) – Dejó su pipa apoyada en una mesa y se giró para dejar un tierno beso en los labios de la española. – You were very cute sleeping both. (Estabais muy monas durmiendo ambas.)

– Pero no podemos estar todo el día durmiendo querido, para tu desgracia. – Lentamente se fueron acercando a la cama, donde se sentaron y comenzaron una serie de besos cariñosos, hasta que escucharon los gruñidos de la francoparlante comenzando a despertarse. Pararon para rodear a la mujer de cabellos azules y rojos, dejando una serie de besos en su rostro.

En unos segundos, Francia había abierto los ojos, pero seguía lo suficientemente adormilada para no querer levantarse, y se aferró todo lo que pudo a los brazos de sus amores, queriendo seguir durmiendo, aunque ellos siguieran con su intención de que abriera los ojos. Al final los dos lograron su cometido y, aún somnolienta, Francia estaba sentada en la cama, frotando sus ojos mientras nuestra española buscaba algo para que se pusiera.

Es como que todo estaba muy feliz. Estaban demasiado felices que cualquier palabra sobraba en esos momentos. Se querían, se amaban, y lo habían hecho, eso era todo. Ahora sólo les quedaba ver qué pasaba, como siempre hacían. No cabían en su gozo y tampoco se creían que aquello era verdad. Sí tal vez le preguntaran a España hace meses de que esto le iba a ocurrir, ella se hubiera descojonado en su cara y les diría que esa idea era una bonita fantasía, sólo eso, una fantasía que posiblemente no se pudiera cumplir.

Y ahora, lejos de todo pronóstico, estaban ahí y lo habían hecho. Y había sido precioso al final. No se arrepentían, sería estúpido arrepentirse a estas alturas. Aunque se habían dejado llevar por el alcohol y el calor del momento, tal vez fue aquello el empujón que tanta falta les había hecho. Lo único malo ahora era la aparente resaca que tenían las dos mujeres, un ligero dolor de cabeza que era insignificante mientras pudieran descansar en los brazos de la otra.

Cuando Francia se cubrió un poco, el desayuno les llegó. Fue el Reino Unido, el cuál estaba más vestido que las dos mujeres, el que se encargó de recoger la comida: una bandeja llena de café, té, tostadas, cruasanes, donuts y muchas cosas más para que no pasaran hambre hasta la hora de comer. Porque habían llegado bastante tarde al hotel, sobre la una de la mañana, y también se durmieron bastante tarde, pero eran las diez de la mañana cuando se despertaron y aún les quedaba un buen tramo hasta Pamplona.

Desayunaron en la cama, con sólo el sonido de la radio como música de ambiente y sin decir nada. Hasta que España, presa de sus dudas comenzó a estresarse. Era cierto que estaba muy feliz y todo eso, joder hablando mal había follado con las dos personas que la tenían enchochada. Pero, ella siempre tan negativa y desconfiada de sí misma, pensó que tal vez había sido algo imprudente, apenas hace dos días se habían besado y simplemente ayer lo habían hecho.

Se quedó pensativa, tanto que no se percató como el cuchillo con el que estaba untando sus tostadas se le resbaló de las manos, cayendo contra los platos y asustandola. Consiguió que saliera de sus pensamientos, pero no evitó que los otros dos la miraran con curiosidad y preocupación. Ella, como siempre solía hacer, intentó excusarse con que simplemente estaba distraída.

Pero sabía que ellos no se tragaron esa excusa, ya la conocían muy bien. El anglosajón apoyó su mano en la rodilla de la española, mientras ella evitaba mirar para ellos. La francesa, de forma similar, posó su mano encima de la su marido y llamó su atención para que los mirase. España levantó la cabeza, mirándolos con algo de nerviosismo. – Os acabo de decir que no es nada de qué preocuparse. Sólo me he distraído.

– Spain, we know that when something worries you, you make that expression on your face. (España, sabemos que cuando algo te preocupa haces esa expresión en el rostro.)

– ¿Cómo que esa expresión?

– Autrement dit, princesse, quand quelque chose vous arrive, vous restez très réfléchi et arrêtez de faire attention. Et puis vous regardez le sol pour que nous ne puissions pas voir votre visage.  (O sea, princesa, cuando algo te pasa te quedas muy pensativa y dejas de prestar atención. Y después miras al suelo para que no podamos verte el rostro.) – Se quedó callada, dándose cuenta que tal vez era más obvia de lo que ella misma pensaba. – Mais qu'arrive-t-il à ce beau visage? (Pero, ¿qué es lo que le pasa a esa hermosa cara?)

– No es nada, sólo soy yo con mis dudas, tonterías mías.

– Are you sure it 's just nonsense? You know you can tell us anything, right? (¿Estás segura que sólo son tonterías? Sabes que nos puedes decir cualquier cosa, ¿verdad?)

– Lo sé cariño. Sólo... Sólo no es nada, ¿vale? Podéis confiar en mí, lo juro que sólo son tonterías mías.

Ambos extranjeros se miraron, hicieron el ademán de suspirar y asintieron. La española sonrió y les dió un beso a los dos, para seguir con el desayuno. Tal vez callarse las cosas no era lo mejor que podía hacer. Y ellos sabían que no era lo mejor, pero que iban a hacer, ¿forzarla a que se lo dijeran? No, debían darle su tiempo para que ella dijera sus cosas.

Porque así era su española, llena de dudas y nervios con todo. Y sabiendo eso, sólo les dejaba claro que aún había mucho camino que recorrer, que las cosas todavía no eran tan sencillas y que para que ella se abriera completamente, era necesario algo más que sexo y un par de besos. Pero ellos estaban ahí para que, pasara lo que pasara, seguir adelante.

✷✷

El trayecto a Pamplona fue más corto de lo que esperaban, y una pérdida de tiempo. Una llamada de la comunidad autónoma justo antes de que entrasen a la ciudad los hizo seguir su trayecto por la autovía. Estuvieron casi dos horas en el vehículo dirección Zaragoza, la capital de Aragón. En cierta forma, para España no era sorpresa que la navarra estuviera en tierras aragonesas.

Me explico. Antes de que ella "naciera", los territorios más poderosos y que controlaban al resto de los reinos eran La Corona de Castilla y la Corona de Aragón. Pero, curiosamente, entre estos reinos aún había uno que se mantenía independiente y se mantuvo incluso cuando ella nació, el Reino de Navarra. Y cuándo ella era una niña pequeña, prácticamente Navarra era como una segunda madre para ella.

Porque claro, si Castilla era su madre y Aragón su padre, aquella tercera en discordia también era como una figura materna. Y desde siempre, o al menos desde que ella existió, siempre los vio a los tres juntos llevándose bien, paseando con ella, esforzándose por educarla entre los tres, ejerciendo de padres. Y aunque nunca hizo falta que dijeran nada, España siempre había pensado que aquellos tres estaban juntos, que puede que aquella unión que surgió como algo para librarse del moro invasor, hubiera formado algo más poderoso que los mantuvo unidos.

Y a día de hoy seguían estando juntos, pero ya no tanto. Debido a que trabajaban cada uno en su comunidad y tenían sus propios problemas, apenas tenían tiempo para verse. Ya era un milagro que alguno de los tres pudiera sacar tiempo para salir de su territorio, como había hecho esta vez Navarra, dejando por un día sus cosas para visitar a Aragón. Y era conocido que los domingos los tres se reunían en casa de Castilla la Mancha. Así que bueno, España era la hija de una relación curiosa.

Pero bueno, es como si ella ahora tuviera una criatura con aquellos dos, si es que aquello era posible. Los territorios se formaban, los estados no aparecían y no parecía que tener hijos fuera algo que ellos pudieran hacer. Había tantas cosas que desconocían de sus condiciones como países, pero parecía que poder dejar descendencia estaba fuera de sus posibilidades. Al menos de la forma en la que los humanos lo entienden. O bueno, en principio.

En fin. Durante las casi dos horas que estuvieron de viaje a Zaragoza, España aprovechó para contarles un poco más sobre sus "padres", algo que puso de los nervios a nuestro dúo extranjero. Iban a conocer a los, entre comillas siempre, padres de la que querían que fuera su pareja. Era algo normal que estuvieran nerviosos.

Con las demás comunidades no habían tenido problemas, porque la mayoría eran los equivalentes de tíos y tías, menos Asturias que era como un abuelo, pero con los tíos no pasas miedo. Pero con los padres ya hay problemas y ya te entra el nerviosismo.

Pero España intentaba calmar sus dudas, mas cuando vio a Francia morderse las uñas con una cara de angustia. – Hey, que sólo vais a conocer a Aragón y a Navarra. No vais directos al matadero, ¿podéis alegrar esa carita?

– I'm sorry, beautiful, but wouldn't you be nervous? I mean, they're like you, you know. (Lo siento preciosa pero, ¿tú no estarías nerviosa? Me refiero, son como tus, ya sabes.)

– Sí, como mis padres. Y si ellos me prometieron en su momento con Austria, no creo que les importe mucho con quién pasó mi tiempo ahora. No es como si os fueran a empalar, que no me habéis hecho nada.

– Eh bien ... Techniquement, nous avons fait des choses avec vous. (Bueno... Técnicamente hemos hecho cosas contigo.) – Comentó la francesa, lo que hizo que España tapara su rostro con sus manos con algo de vergüenza. – Oh, mais ai-je dit quelque chose de mal? (Oh, ¿pero he dicho algo malo?)

– Me refiero a que no me habéis tratado mal. Además, ¡no tienen que saber nada de eso! Y no lo sabrán.

– My lady, I think if they look at your neck, you can quite realize that. (Mi señora, creo que sí miran tu cuello se pueden dar bastante cuenta de eso.)

– ¡Me voy a cubrir con el pelo el cuello! – Gritó toda avergonzada.

– Mais vous n'en avez pas assez pour cette princesse. Vous remarquerez que nous l'avons fait. (Pero si no tienes suficiente para eso princesa. Van a notar que hemos hecho eso.)

– Vale, voy a dejar que os maten. Conmigo no contéis cuando se ponga Aragón en plan protector de "¿qué habéis hecho con mi princesa?". Ya os pueden meter en una hoguera qué pena ninguna me dais.

Y mientras Reino Unido reía y Francia pasaba a abrazarla, España no dejaba de pensar en que podían decir aquellos dos sobre aquella relación. Dudaba bastante que estuvieran en contra de relaciones así, prácticamente así era la suya, pero tal vez no querían ver a su niña con alguien.

O bueno, que iba a saber ella. No es adivina. – Bueno, al menos os habéis calmado con la tontería. Veréis como vais a caerles genial. Sólo tenéis que ser vosotros mismos.

– I don't know, honey, what would you do if they were England or Scotland? (No lo sé cariño, ¿qué harías tú si fueran Inglaterra o Escocia?) – Para el anglosajón, aquellos dos antiguos reinos eran como su madre y padre respectivamente, por lo que si llegaba a presentar formalmente España como su pareja, cosa que aún no eran, ¿ella no estaría nerviosa?

– Sin ofender, pero tu madre y yo nos conocemos bien y creo que le tiene manía a mi cara. Pienso que le caigo mal.

– Ne vous inquiétez pas précieux, j'aime aussi parfois l'Angleterre. (No te preocupes preciosa, yo también le caigo mal a Inglaterra a veces.) – Y era cierto, entre esas tres mujeres había una historia de guerras y piques legendarios, que aún a día de hoy siguen siendo recordados. – Nous ne pouvons jamais parler devant elle de la guerre de cent ans.  (No podemos hablar nunca delante de ella de la guerra de los cien años.)

– But if England loves you! (¡Pero si Inglaterra te adora!)

– ... Chérie, parfois je pense que tu es très aveugle. (...Cariño, a veces creo que estás muy ciego.)

Y España sólo suspiró, mientras sonreía apoyada en la francesa y se quedaba viendo la ventana. No había nada que tener obviamente. Mientras estuvieran juntos, todo iría sobre ruedas.

✷✷

Bueno, puede que eso de ir todo sobre ruedas fuera nada más que un decir. Llegaron sobre las dos de la tarde a la capital de Aragón. Según el último mensaje que la navarra había enviado a nuestra española, habían acordado comer todos en casa de Aragón. Después les dejaría la tarde libre para hacer lo que quisieran, pero primero era comer en familia.

Aparcaron la furgoneta en la calle y caminaron hasta el bloque donde vivía la comunidad. Era una de las pocas que prefería vivir en la ciudad, cerca de sus humanos, y no lejos y donde la gente no pudiera molestarlos. Además, por si fuera poco, en el mismo bloque vivía, un piso abajo, la provincia con el nombre de la ciudad, que se la encontraron saliendo del portal y aprovecharon para ellos entrar.

Y ahora, en la entrada, sólo tenían que tocar al timbre. Pero había algo que impedía al inglés y a la francesa tocar de una vez. Volvieron de nuevo a pensar que tal vez presentarse así como así era algo arriesgado. Que iban a decir "hola, estamos casados pero nos hemos tirado a su hija". No, obviamente no iban a decir eso pero era la forma más vasta de definir su relación actual.

No se habían preparado para esto. Y al cabo de dos minutos, eternos para la española que sólo estaba mirando el móvil a la espera de que tocaran de una santa vez al timbre, al final la puerta se abrió, donde un territorio de bandera roja que pretendía salir de sorprendió al verlos. – ¡Hombre! Ya pensábamos que no ibais a venir, venga pasad pasad. ¡Aragón! ¡La niña ya está en casa!

Navarra era una mujer de ojos dorados, con el pelo lacio y rojo, pero que le llegaba hasta la cintura y lo apartaba de la cara con una especie de pañoleta blanca. Y curiosamente, tenía un aire a España, puede que fuera por el brillo de los ojos, o el pelo también del mismo color, había algo que las hacía similares. Al fin de cuentas, a alguien tenía que salir la española.

De repente, un grito se escuchó, en respuesta a lo último que había dicho la mujer de cabellos largos. – ¡MUJER NO TE ESCUCHO CON LA CAMPANA DE GAS! – Gritaba Aragón desde la cocina, haciendo la comida aún.

– ¡QUÉ ESPAÑA YA ESTÁ EN CASA!

– ¿¡QUÉ ESPAÑA QUE!?

– ¿¡QUIERES APAGAR LA CAMPANA PARA ESCUCHAR!?

– ¡MIRA, MEJOR ME HABLAS DESPUÉS QUE TE NOTO MUY BORDE!

– Pero será tonto el hombre este... Dios chicos, siento por este papelón. Venga, sentaos un momento.

El pisito era pequeño pero acogedor. Un pasillo que conectaba con el resto de habitaciones y no mucho más. En el fondo estaba la cocina, pero ellos se metieron en el salón, donde se sentaron en el sofá. – Lo tenemos todo algo desordenado, pero qué más da. Ahora bien, ¡mírate qué guapa estás! Venga cariño, ponte de pie para que te vea mejor.

Como una niña pequeña, España se levantó y se puso enfrente de su madre. Entre ellas la diferencia de alturas era de quince centímetros aproximadamente, pero no evitó que la mujer de cabellos largos revisase a la española de arriba a abajo, le colocara la ropa, cosa que hizo que la española protestara y que sus compañeros rieran, y que se diera cuenta de aquellas marcas en su cuello. – Uh, veo que tienes a un par de mosquitos contigo, ¿verdad?

– ¡Madre! No es para tanto, ya no soy una niña pequeña. – Comentó la rojigualda mientras se sentaba en el sofá, en medio de los dos extranjeros. Navarra soltó una risa y se sentó en el sillón de al lado.

– Yo no diré nada, pero que no los vea Aragón, sabes cómo se pone con este tipo de cosas. Pero que no te de lacha preciosa. Y vosotros dos... – La mirada de la roja se fijó en la pareja de tres colores, quienes nerviosos tomaron las manos de España, la cual estaba a punto de reírse de la situación. – ¿Alguno es vegetariano? Espero que no porque no tenemos opción de comida.

– ...Non madame.  (...No señora.)

– ¿Y alergias?

– Je ne crois pas. (Creo que no.)

– ¿Le vais a dar un anillo a mi niña?

– Yes ma'am ... Wait, a ring? (Sí señora... Espera, ¿un anillo?) – Francia miró con angustia y sorpresa a su marido, mientras que España empezó a reír entre ellos. La comunidad también comenzó a reír, dejando a los otros dos más nerviosos si es que aquello se podía.

– Navarra no te subas que los asustas. Que ya están muy nerviosos los nenos. – Y en verdad los tenía tensos, esperando poder contestar a las preguntas que se le podían ocurrir a aquella mujer de largos cabellos.

De nuevo, Navarra se rió y se puso de pie. – Yo no me subo a nada jovencita. Hija, voy a ver si Aragón no se ha muerto por inhalación del gas de la bombona de butano. Vosotros podéis esperar aquí un rato más. – Sonriendo, la mujer salió gritando algo hacia la cocina y cerrando la puerta de cristal del salón. En cuanto desapareció de la vista, la francoparlante y el inglés soltaron un suspiro que les hizo desplomarse en el sillón.

España, divertida, se acomodó como ellos y les dijo. – Vamos, más tranquilos. Ya veis que no muerde.

– She is very, I don't know, very ... (Ella es muy, no sé, muy...)

– Muy espontánea. Siempre lo ha sido. – Entre sus figuras maternas, Castilla había sido la seria y la más estricta, mientras que Navarra era más permisiva y más liberal a la hora de hacer las cosas. Al final del día, sin importar cómo eran, España no podía decidir por ninguna de las dos, porque las quería de la misma forma. – Pero eso es lo que tiene de bueno.

– Vous semblez assez chère. (Os parecéis bastante querida.)

– Bueno, al fin de cuentas, es como mi madre al final, ¿no? De alguien debí sacar el pibón que estoy hecha. – Los dos sonrieron y se acurrucaron unos minutos en el sofá, hasta que unos nuevos gritos en la cocina les llamó la atención.

– ¡¿QUÉ ESPAÑA HA LLEGADO Y NO ME LO HAS DICHO?!

– ¡TE LO GRITÉ HACE CINCO MINUTOS! ¡HOMBRE, SI ESTÁS SORDO NO ES MI PUÑETERO PROBLEMA!

– ¡LENGUAJE!

– ¡ME LA COME EL PUTO LENGUAJE!

España suspiró. Se puso de pie y se acercó hasta la puerta. – Voy a evitar que estos dos se maten. Vosotros podéis esperar un momento aquí, que no tardaremos. – Cuando cerró la puerta, lo primero que hizo fue ponerse a gritar a qué venía tanto griterío que eso no era normal.

Sí, en esa casa se comunicaban a gritos. ¿Acaso no es lo normal en algunas casas españolas hablarse así? Quién lo niegue que sepa que miente señor. Y mientras esos tres estaban en pleno griterío, los dos aprovecharon para hablar un poco entre ellos. Sobre  todo, de una idea que se les había pasado por la mente y gracias a la mujer de rojo, se habían acordado.

– Je pense que nous devrions lui dire aujourd'hui qu'il est officiellement notre partenaire. (Creo que deberíamos decirle hoy de que oficialmente sea nuestra pareja.) – Empezó Francia, incorporándose en el sofá. Para ella, debían haber hecho eso desde el minuto uno, pero entendía que debían dejarle tiempo para que las cosas fluyeran de forma natural, ¿pero a este punto? Era tontería atrasarlo más.

– Today? When are we at her parents' house? (¿Hoy? ¿Cuándo estamos en casa de sus padres?) – Reino Unido no parecía tan convencido de aquella idea. Estaba claro que también quería oficializar las cosas, pero, ¿justo cuando estaban conociendo a sus figuras paternas? Parecería muy forzado. – I don't know France, my dear, it 's very hasty. (No lo sé Francia, querida, es muy precipitado.)

– Et quand vous dites que pouvons-nous faire? Je ne veux pas continuer à sentir qu'elle est hors de tout ça. (¿Y cuándo dices tú qué podríamos hacerlo? No quiero seguir sintiendo que ella está fuera de esto.)

– But we do know that it is not out of this. (Pero sí sabemos que no está fuera de esto.)

– Chérie, ce n'est pas seulement que nous le savons et cela en vaut la peine pour nous. À présent, vous et moi sommes déjà mariés, et elle pourrait sembler être juste un divertissement pour un couple marié. Et je ne veux pas que quiconque pense cela. Je veux donc le rendre officiel le plus tôt sera le mieux. (Cariño, no es sólo que nosotros lo sepamos y con nosotros nos valga. Ya de por sí estamos tú y yo casados, y ella podría parecer que sólo es un entretenimiento para una pareja casada. Y yo no quiero que nadie piense eso nunca. Por eso quiero hacerlo oficial cuanto antes mejor.)

– France, if I understand. I also think the same! (Francia, si lo entiendo. ¡Yo también pienso lo mismo!) – El anglosajón suspiró. Estaba con su esposa, no quería que cualquier gilipollas tuviera una idea equivocada de todo esto, pero hacerlo hoy... No estaba seguro de eso. – I have an idea, we can do it tomorrow. (Tengo una idea, lo podemos hacer mañana.)

– Et pourquoi demain? Qu'est-ce qui est si spécial de le faire demain? (¿Y por qué mañana? ¿Qué tiene de especial hacerlo mañana?)

– We will be in Barcelona to visit Catalonia, right? And we will be near the sea, which our princess loves. Aren't you seeing it honey? (Vamos a estar en Barcelona para visitar a Cataluña, ¿verdad? Y estaremos cerca del mar, cosa que ama nuestra princesa. ¿No lo estás viendo cariño?)

– Je le vois, calme que je vois tout. Il peut avoir fière allure, bonne idée chérie! (Lo veo, tranquilo que lo estoy viendo todo. Puede quedar muy bien, ¡buena idea cariño!) – Los dos se fundieron en un beso lleno de cariño y siguieron hablando de los detalles en voz baja, aunque no se los escucharía por los gritos que se estaban pegando en la cocina.

Al cabo de unos minutos, Navarra y España, ambas con delantal y el pelo encrespado por la humedad abrieron la puerta del salón. – A ver guapos, ya está la comida. ¿Movéis el culo o qué? – Ambos se levantaron y dejaron un beso en los labios de la rojigualda, algo que la hizo avergonzarse y que la navarra empezara a reír.

Entraron los cuatro a la cocina, donde el aragonés los esperaba abriendo una botella de vino para comer. De pelo largo, ondulado, rojo y amarillo, y recogido en una coleta, tenía un ojo tapado con el escudo de su comunidad, y su bandera era de rayas amarillas y rojas. Por último, sus ojos también eran rojos como los de España. Es más, era como ver una versión masculina de la española.

También era bajito, como todas las comunidades del territorio español. Por poco alcanzaba el metro sesenta, quedando aproximadamente diez centímetros más bajo que los tres países. Pero el ser bajo no quitaba que impusiera con su físico, de hombre dormido, y su mirada que juzga a cualquiera. Navarra se acercó a saludarlo de nuevo con un beso en la mejilla, seguida por España que hizo lo mismo.

– Pa, Reino Unido y Francia. Chicos, este es Aragón.

– I thought it would be taller. (Pensé que sería más alto.) – susurró el inglés a la española, algo que escuchó el aragonés, que carraspeó llamando la atención del angloparlante.

– He odio eso chico. Un poco de respeto a los mayores, ¿no crees? – Reino Unido asintió con vergüenza, mientras las dos mujeres que estaban a su lado se reían un poco. Los tres se sentaron en un lado de la mesa, y los otros en el lado enfrente. Aragón sirvió una copa de vino a cada uno, mientras ponía en la mesa un gran plato de Ternasco Asado, plato típico de la zona. – Espero que tengáis hambre, porque no quiero sobras.

– Diría que lo ha preparado él, pero tuvimos que ir nosotras dos a ayudarlo a pelar más patatas porque, al parecer, no contaba con más invitados.

– No me dijiste que íbamos a tener más personas.

– Pa', te lo dije cuando te llamé con que veníamos pa' acá. Excusas de mierda no porfa. – Navarra asintió y Aragón intentó quejarse, sin mucho éxito.

El resto de la comida fue tranquila. Los cinco charlaron, Aragón les preguntó sobre las intenciones que tenían con su niña, algo de nervios hubo pero nada que no pudieran responder. Todo iría sobre ruedas, y antes del postre, ya era como si Francia y Reino Unido fueran parte de la familia desde siempre.

El postre fue algo que encargó Navarra. Había hecho "leche frita", porque sabía que aquel postre era el favorito de la rojigualda. Y sí que lo era, porque cuando vio el plato se puso a gritar de la emoción, causando las risas de sus dos acompañantes. Como una madre que le gustaba malcriar a su cría, se encargó de servirle más que nadie, cosa que hizo que Aragón la riñera y en menos de dos segundos comenzaron a gritarse en una discusión que no llegaría a mucho. Todo mientras nuestra española se llenaba la boca de leche frita e intentaba hacer eso con sus dos amores.

Todo fue a pedir de boca. Después de comer, de dormir una siestecita, o al menos intentarlo porque Francia y Reino Unido todavía no le habían pillado el punto y prefirieron sólo quedarse leyendo mientras los tres españoles se quedaban dormidos. Y sobre las cinco de la tarde salieron a pasear y hacer turismo por la capital de la provincia.

A pesar de toda la felicidad que irradiaba el momento, dentro de España había una mala sensación, relacionada con el siguiente trayecto. Sabía que algo iba a pasar, algo que no iba a ser bueno. Claro, ella pensaba que sólo serían sus nervios por encontrarse con Cata.

Y claro, los otros dos sólo pensaban que mañana iba a ser un día perfecto porque al fin podrían hacer oficial y que España fuera su pareja de una buena vez por todas. No tenían la sensación de que algo malo podría ocurrir mañana.

Claro. Para ellos mañana iba a ser perfecto.

Pero que pena, ni España sabía que algo muy grande se le venía encima. Y ellos no sabían que aquello iba a ser todo menos perfecto.

Porque claro, nadie podría imaginarse cómo pueden las palabras doler cuando las heridas estaban aún abiertas.

Y España lo pasaría muy mal.






















Datos:

• ¡He vuelto a la vida! Sólo me ha costado muchos sobres de medicina y paciencia para poder escribir.

• Sí, ya sé que lo normal es que actualice los lunes. Pero os he tenido sin historia desde el miércoles. Considerad esto un regalo bbs.

• Me encanta mi idea de que Navarra, Aragón y Castilla la Mancha son como los papis de la española. Se me ocurrió leyendo los apuntes de historia mientras estudiaba.

• Se me ocurre que España tomó cosas de los tres hablando físicamente. La melena roja es de Navarra. De Castilla habría sacado la forma del cuerpo (me imagino que Navarra es delgadita y Castilla es más tirando a ancha, como es España). De Aragón sacaría los ojos y el pelo ondulado. Y bueno, los colores y la bandera son ya mezcla si sabéis duh.

• Cataluña va a ser un breakdown y llevo tiempo queriendo llegar de una vez a este momento. QUIERO DRAMA, MUCHO DRAMA. SANGRE.

• Algún día me pondré a dibujar las comunidades. Es cuestión de ponerse supongo. Lo que pasa es que soy una puta vaga.

Stay Cheki Breki my dudes. Uwu

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