Sábado 5:00 pm

Aun disgustado por todo lo que había ocurrido, Lemy se había encerrado en la van colocándose sus audífonos a todo volumen en un intento de evadirse de los problemas que a sí mismo se repetía, sólo debían corresponderle a su padre.

Tan pronto reprodujo el CD del viejo walkman, los dientes le castañearon por la ronca y estruendosa voz a grito de la intérprete, la que por reflejo lo hizo ponerse de pie rápidamente de un salto golpeándose la cabeza con el techo de la van.

Molesto se arrancó los audífonos y sacó el disco que había pensado era uno de sus grupos favoritos que había olvidado sacar, pero sólo se trataba de un disco casero con la leyenda: "Sólo tus favoritas para que no me extrañes, mi pequeño fanático rebelde".

—Maldición, mamá. —Murmuró entre dientes sobándose la cabeza.

Tocaron la puerta de la van varias veces con el puño, pero él ignoró esto mientras en la guantera buscaba algún CD que valiera la pena. Seguramente sus discos favoritos estaban en su maleta. No tenía ánimos de entrar de regreso a casa. Los golpes se hacían más y más insistentes, de continuar así terminarían por abollar la van.

—¡No hay nadie!

Furioso esperaba amedrentar con eso a su padre o a cualquiera de las chicas que intentara hablar con él, en especial no tenía ánimos de escuchar a Lyra en particular.

—Lamy soy yo, Lacy. Déjame entrar.

Avergonzado por haberle gritado a sí a su prima, se apresuró a abrir la puerta de la van para dejarla pasar. Su contento de ver a Lacy se perdió apenas notó al lado de ella a su tío.

—Gracias, cariño.

Lincoln le agradeció a su hija el que fuera ella quien le pidiera al chico abrir, pero tan pronto iba a entrar, Lemy trató de volver a correr la puerta. Entre ambos comenzaron un forcejeo.

—¡Hijo, sólo quiero hablar contigo un momento!

—¡No me llames así, bestia!

Lacy miraba alternativamente a uno y al otro. Con un poco de duda, se situó al lado de su padre y terminó de ayudarle a abrir el vehículo lo suficiente, para que de un salto éste entrara al interior. Al hacerlo, sin querer Lincoln empujó al chico al fondo, cuando éste se recompuso volvió a dedicarle una expresión disgustada.

—De nuevo gracias, cariño.

Le sonrió agradecido a su hija. Apenada, ella agitó su mano intranquila antes de cerrar finalmente la puerta.

—Sí, no hay problema papá.

A pesar de sus intentos de aparentar que todo seguía como siempre, hasta por su voz Lincoln comprendió que ella se sentía tan incómoda como el resto de las chicas a causa del estado de la tía Lily. "Un problema a la vez", se dijo a sí mismo.

Lemy cruzado de brazos parecía aguardar a que hiciese algo. Bien, Lincoln pensó que era un comienzo el que estuviese dispuesto a escucharlo.

—¿Te puedes levantar? Estás aplastando con tu trasero mis walkmans.

Lincoln sacó el aparato debajo de él, parecía haberse arruinado. Lemy se lo arrebató de las manos y se puso los auriculares de vuelta. Prefería escuchar a su madre cantar nanas de cuna versión rock pesado a escucharlo a él. Por mucho que presionó el botón del reproductor no sirvió de nada.

—Perfecto.

—Oh... lo lamento, Lemy. Te compraré otro.

—¿Otro walkman de CD? Por supuesto, con lo fáciles que son de encontrar.

—Bueno... ¿en todo caso quién escucha CD's en estos días? ¿No tienes otro tipo de reproductores?

—Mi cassetera está en mi maleta, viejo. Y no tengo ganas de ver a nadie.

Lincoln trató de hacer memoria y recordar qué era una cassetera. ¿Algún gadget moderno que usaban los jóvenes de hoy en día que se estaba perdiendo? Le resultó a la vez extraño. La palabra vagamente recordó haberla escuchado alguna vez de su propio padre. Preocupado trató de tomar el walkman de CD's, pero Lemy lo apartó de él.

—Ya déjalo. Lo arreglaré después. No sería la primera vez que se me estropea.

Fue inevitable para Lincoln compararlo con Lana.

—Lo lamento. No sólo me refiero a tu walkman, sino a... creo que con al resto volví a decepcionarlos ahora con tu tía Lily.

—De verdad no quiero hablar de eso.

Estaba avergonzado por el tema, pero también dolido. A Lemy siempre le había agradado mucho su tía Lily y su carácter tan desinhibido. Más que su tía le gustaba verla como una amiga. Nunca lo admitiría, pero desde hace un par de años y hasta... hoy, su tía había sido de cierta manera un amor platónico del que por supuesto era consciente jamás podría concretarse nada, tanto por su parentesco como por la obvia diferencia de edades. No ayudaba el que fuese tan hermosa, incluso más que el resto de sus tías, lo que era decir mucho para él si pensaba en su tía Lana. Tía Lily era una belleza, era su amor platónico, era su tía favorita, tal vez su única amiga adulta... y su tío la había estropeado.

Al igual que su padre, siempre se celó del tal Adrien, aunque todo eso se lo había tragado con tal de tener una buena amistad con su tía, como ahora intentaba hacerlo con esto, pero le estaba resultando tan difícil que cualquier otra cosa. De pronto se dio cuenta que hubiese preferido mejor que el culpable del estado de su tía fuera Adrien en lugar de Lincoln.

Su tío parecía a punto de decir algo. En su mente, Lemy comenzó a preparar todo lo que le diría tan pronto comenzara a exigirle que lo tratara con el respeto que le corresponde, o al contrario comenzara a dar excusas estúpidas sobre su comportamiento.

—Tienes razón —suspiró Lincoln—. Soy una bestia y realmente lo que provoqué no tiene ninguna justificación, por lo que no te daré ninguna excusa ni a ti, ni a tus hermanas —tosió nervioso—, o a tus abuelos. No hay más que decir más allá que lo arruiné... de nuevo.

El chico alzó la mirada para mirarlo confundido.

—¿Entonces qué es lo que quieres?

—Quisiera decir que quiero cambiar, pero soy el primero en reconocer que aunque lo intente y lo consiga, ya es algo tarde de todas maneras. Quisiera pedirles que me respetaran y toleraran, pero en realidad es algo que sé ya cada uno lo está haciendo a su modo y no tengo cara para exigirles que hagan un mejor esfuerzo, cuando lo cierto es que lo único que me merezco son acusaciones.

Lemy se disgustó. Lincoln le acababa de quitar la oportunidad de gritarle sus verdades. Si lo que ese tipo buscaba era hacerlo sentir mejor pues... no le daría la satisfacción de hacerle ver que lo estaba consiguiendo. Desesperado buscó algo, cualquier cosa que los obligara a discutir.

—¿Por qué tuviste que hacerle eso a tía Lily, viejo? ¿Es que no tienes una pizca de autocontrol?

—Por supuesto que lo tengo... sólo que en, bueno, ciertas circunstancias lo pierdo. Quizás... yo mismo renuncio a él cuando se trata de tus tías.

—O sea tus hermanas.

Lincoln chasqueó la lengua.

—Sip, mis hermanas.

—¿Pero por qué eso? ¿Qué te ocasiona que las veas así?

—Ni yo lo sé. Nunca estuvimos separados cada uno por su lado, al menos en nuestras infancias fuimos muy unidos como cualquier familia. Ellas necesitaban algo y yo movía todos mis recursos para hacerlas felices buscando ser un buen hermano.

Lemy sonrió con pesadumbre. Estaba disgustado todavía, pero imaginarse a su tío, a su madre y al resto de sus tías siendo tan jóvenes como él y las chicas pero mucho más unidos... no sólo era una escena que le daba gracia, sino también cierta envidia. A su edad Lincoln tuvo a todas sus hermanas con él todo el tiempo, él sólo tenía a Lyra, con quien le costaba trabajo conectar.

—Supongo... que desde siempre las quisiste mucho.

—Tu bisabuelo vivió lo suficiente para alcanzar a conocer a tu hermana cuando era una bebé, no conoció a Liby, aunque supo que venía en camino. Más de una vez en sus últimos días supe que a tu tía Lynn solía preguntarle cuando lo visitábamos si ella todavía no estaba embarazada, cosa que le extrañaba que no sucediera, pues desde Loan, siempre imaginó que eso ocurriría en cualquier momento después con ella.

—¿Cuál es el punto de esto? ¿Qué tu abuelo aprobaba tus mañas?

—Rayos, no. Nunca lo aprobó, nadie lo hizo, pero me comprendía. Una vez me dijo que mi mayor virtud era el amor que sentía por mis hermanas, así como que mi mayor defecto era el que las amara demasiado.

Un anciano muy sabio, pensaba Lemy. Le hubiese gustado conocerlo.

—Supongo que es ya lo tuyo y no hay nada mas que resignarnos y aguantarnos. ¿Es eso?

—Es... una forma cruel de verlo.

—Pues no esperes que te comprendamos. Eso será imposible.

—¿Qué sientes exactamente por Lacy?

Palideció de pronto. La pregunta agarró desprevenido al chico.

—¿Qué? ¿A qué viene eso? ¡Yo no la quiero! Digo... ¡La quiero! ¡No! Pero no así. Ella es mi prima, viejo. ¡Qué rayos estás pensando!

—Nada —Lincoln se encogió de hombros despreocupado—. Malinterpretaba las cosas, discúlpame. De todas las chicas, quién podría fijarse en Lacy de todas maneras.

—¡Oye! ¡Qué quieres decir con eso!

—No digo que no sea bonita, pero comparada con el resto... hasta Lizy le ganará en ese apartado algún día.

—¡Retráctate! ¡Lacy es muy hermosa! ¡La más hermosa de todas!

—¿Es que no has visto bien a Loan o incluso a Leia? Muchos pensarían...

—¿Y qué si son más lindas para otros? ¡Para mí Lacy es la mejor de todas! ¡Además ella es divertida, amable, tierna, es...!

Su boca tembló. Lincoln divertido lo miraba cruzado de brazos en una actitud de: "Ajá, no te detengas. Continua por favor".

—Yo... no sé... Ah...

—Lem, tranquilo. Estas cosas a tu edad son algo muy normales —los ojos del chico lo miraron incrédulo—. Bueno, me refiero al asunto de sentirte atraído por cualquiera en general, no por alguien en específico. Puedes calmarte que no es como si fuera a reclamarte por tus gustos.

—¡Conmigo no es lo mismo que tú! Yo... no quiero terminar haciendo lo que tú hiciste.

Aunque le afectó, Lincoln logró disimularlo y pensó bien lo que le diría.

—Gracias. Créeme que quien menos quiere que sigas mis pasos soy yo... y tu hermana, por supuesto. Por el contrario, quiero que seas mucho mejor persona y tú si hagas lo correcto. Nunca te pediré que justifiques lo que hice, pero sí que al menos lo entiendas. Nuestras acciones son diferentes, aunque... sabes bien que pensamos de manera similar en... cierto aspecto.

Al sentir la banda aflojarse sobre su frente, Lemy se le acomodó mejor. Le gustaba mucho. Aquel tipo que cometía errores se la había dado. Su padre se la había dado. Momentos atrás tal vez hubiera preferido que el viejo se desentendiera del asunto y lo ignorara el resto del fin de semana, pero no. A pesar de lo incómodo, agradeció que se tomara la molestia de buscarlo. Lincoln no parecía preocupado por la forma en que lo viera a él, sino por cómo se sentía buscando reconfortarlo.

—Vamos, campeón —se aventuró a apretar su hombro y para su alivio el chico no lo alejó—. Sé que sigues molesto, pero hay que hacer ciertas cosas bien y lo correcto es que entres y felicites a tu tía porque se convertirá en madre.

—Sí, supongo... que tienes razón. No lo vi de esa manera.

Vaya que le fastidiaba reconocerlo, pero en efecto no quería que su tía pensara que había dejado de quererla por eso. Ya había hecho una escena semejante cuando tenía siete años y se enteró que el bebé que tía Lana estaba esperando sería de Lincoln. Se había sentido terrible después al notar lo triste que su tía parecía tras su arrebato antes de ir abrazarla y pedirle perdón, diciéndole que la quería mucho y prometiéndole que también querría a quien sería la pequeña Lizy.

Lizy resultó en efecto ser una niña muy linda. Con horror pensó que la niña sin querer le había entregado su primer beso apenas llegó, al menos Lulú se lo había dado en la mejilla. Bueno, con tres años esperaba que eso no contara como tal. Con cierto entusiasmo se preguntó cómo sería el bebé que tía Lily tendría. Mientras no fuera como Leia todo estaría bien, incluso no tendría problemas si fuera... otro varón.

—¿En qué estás pensando?

Le preguntó Lincoln al abrir la van y salir. Detrás de él Lemy lo imitó.

—En que no se si es bueno o malo que tía Lily tenga un niño. Sería genial que para variar fuera un chico. Creo que tengo demasiadas primas, pero...

No pudo continuar. El pensamiento lo había sorprendido. Lincoln pasó su mano sobre su cabello por encima de la bandana y Lemy lo miró avergonzado. ¿Cómo es que su padre conseguía provocarle ese efecto?

—Tú siempre serás el primero, Lemy.

El chico apretó los puños para contener sus emociones. No las demostraría, se suponía que esa era la diferencia entre los dos, él podía contenerse mejor, incluso sus... deseos. Ahora sus pensamientos no estaban sólo enfocados en tía Lily, el nuevo bebé o Lincoln, sino en Lacy.

La voz le salió tensa y algo lastimera.

—¿Puedo preguntarte algo, papá?

Lemy con horror se dio cuenta cómo lo había llamado sin pensar. Esta vez fue Lincoln quien tuvo que usar todo su autocontrol y contener las emociones que sintió al escucharlo dirigirse así a él. Pudo controlarse. No echaría a perder el momento como seguro provocaría de resaltar el detalle.

—Sí, hijo. Dime.

Consiguió sonar tan casual que Lemy aliviado pensó que Lincoln no se percató de ese detalle. Bien, así podría preguntarle qué es lo que pensaría de él si no podía un día controlarse e intentaba ser para Lacy algo más que su primo, o incluso su hermano.

De pronto alguien salió hacia la cochera seriamente preocupada.

—Por fin saliste. Lemy quiero hablar contigo de lo que ocurrió.

Tanto su tío como su hermano suspiraron disgustados por su interrupción. Lyra no esperaba verlos juntos. Lo que sea, su apuro en estos momentos era el estado de su hermano.

—Mira. Quiero que aclaremos y entiendas que lo que pasó entre tu tía Lily y el tío Lincoln...

—Sí, sí —la interrumpió el chico—. Está mal, es pecado, a Dios no le gusta eso con todo y que era lo habitual en tiempos bíblicos, bla, bla, bla. Ahórrate todo eso, hermana. Ya hablé con pa... el viejo de todo eso, no necesito que tú también me hagas la cantaleta. Créeme, ya lo superé.

Aunque no le gustó el modo en que le hablaba, la verdad es que su hermano actuaba con la arrogancia y desfachatez de costumbre. Sólo por esta ocasión apreciaría eso.

—Bueno... ¿y qué pensabas hacer ahora?

—¿Pues tú qué crees? Ir a felicitar a tía Lily por su bebé que no soy ningún grosero. ¿Tú ya lo hiciste?

Lyra boquiabierta se contuvo de decirle unas cuantas cosas al no ocurrírsele ninguna. La verdad es que no había felicitado a su tía a pesar de... las circunstancias.

Cuando Lemy entró, Lyra se volvió hacia Lincoln que apenas la vio se sintió cansado por la sola idea de tener que lidiar ahora con ella. El bofetón aún le dolía y estaba seguro que todavía tenía la marca de la palma de la chica grabada en su mejilla.

—¿Qué fue lo que le dijiste a mi hermano?

—Le preguntaba si no se ha dado cuenta de lo sexi que es su tía, por lo que es comprensible que me dieran ganas con ella. Que será algo que entenderá cuando sus primas se pongan mejor con el tiempo, o a ver si él mismo puede contenerse un día contigo que se queden ustedes dos solos en su casa.

—¡Qué!

Bien, ver a su hija furiosa por una tontería era divertido, al menos hasta que de verdad sus expresiones perdían gracia y daban más miedo que nada.

—¡Era una broma! En resumen, le dije que siga queriendo a su tía, que el único degenerado aquí soy yo, que pesar de todo lo quiero, sobre todo que no debe de seguir mis pasos y que lo que pasó no debe de tomárselo tan personal ni permitir que le afecte, que no son problemas suyos. ¿Contenta, sobrina?

Lyra bufó molesta. No sabía exactamente qué palabras su tío había empleado, pero básicamente parecía ser casi lo mismo que ella pensaba decirle a Lemy

—Bien... supongo —se dio la vuelta sin ocultar su molestia. De pronto se volvió hacia él—. Gracias por hablar con él.

Se lo dijo de manera cortante. Definitivamente para Lincoln esto no era nada divertido, se apresuró y tomó la mano de Lyra para detenerla, a lo que ella reaccionó sobresaltándose y mirándolo con terror. Esto cansó al peliblanco.

—¡Oh, por favor! ¡Ya deja de actuar de esa manera! ¿Es que haces eso con todos los hombres que conoces o sólo conmigo?

La boca de Lyra se tensó y sus ojos se abrieron todavía más. Durante un breve instante Lincoln tuvo un desagradable presentimiento, pero este se esfumó cuando Lyra le respondió con otra pregunta.

—Tú dímelo. ¿Alguna vez te has acostado con una mujer que no esté emparentada contigo sin embarazarla?

Lincoln todavía le sujetaba la mano, pero Lyra había dejado de temblar. No dejaban de verse a los ojos. Lincoln se acercó más a ella y Lyra pese a las ganas que tenía de escapar huyendo de él, se obligó a sí misma a no retroceder y escuchar lo que estaba por decirle.

—¿De verdad quieres saber la respuesta a eso?

Los labios de Lyra se movieron, pero no le contestó. Momentos después sorprendió a Lincoln con sus palabras.

—Lamento haberte pegado. No debí faltarte así al respeto, tío.

Lincoln la soltó resignado.

—Lo que sea.

Se le adelantó para entrar a la casa. A Lyra le tomaría unos momentos reponerse antes de seguirlo.

* * *

—Esto está riquísimo, Liena. ¿Realmente tú lo preparaste?

Lily atacaba con buen ánimo la porción de la comida que su sobrina le había servido. Ella levantó sus pulgares confirmando su pregunta y a la vez agradeciéndole el cumplido. Señaló enseguida a Liby sentada al otro extremo de la mesa.

—Yo le ayudé.

—Pues buen trabajo, chicas. Ya tenía tiempo que no comía una buena comida cacera.

Tras ver que tomaba el último bocado, Leia miró a Lupa y movió sus manos de forma lenta.

—Pregunta si no quieres más —le explicó la albina a Lily—. Como estás comiendo por dos.

—Por favor.

Le entregó su plato vacío y mientras Liena le servía animada otra porción, Lily notó a Leia y a Loan mirarla inquisitivas.

—Saben, para responderles algo, primero tendrían que decirme sus preguntas.

Loan sonrojada, tembló un poco al momento de hablar.

—Hmm.... Bueno... tú... papá... ustedes...

—¿Realmente el bebé es de papá y no de Adrien? —La interrumpió Leia.

—Pueden apostar a que sí. Hmm... ¿Qué piensan de eso?

Loan ni siquiera sabía que pensar al respecto. Algo parecido Liby sentía. La hija de Luan no recordaba nada de cuando sucedió con Lacy, Lupa o Lemy. Aunque tenía una noción muy básica desde que tía Lola estaba esperando a Leia, la sensación que tenía en esos momentos era semejante a cuando supo que pronto Lizy nacería.

—Supongo que está bien —contestó Leia—. No será de Adrien, pero es de papá. No tiene nada de malo.

—¿Siquiera sabes de dónde vienen los bebés?

Liby sitió un pequeño empujón de Liena, que la regañó por estar hablando de más. Leia se encogió de hombros.

—Está bien. Mamá me lo dijo todo cuando se lo pregunté el mes pasado. Es extraño cómo ponen los papás a los bebés en las mamás.

Tal vez supiera la teoría del procedimiento, pero por su edad no parecía entender por completo las implicaciones del acto en sí, o al menos eso pensaron todas sus hermanas presentes y también su tía.

Lacy acababa de llegar cargando a Lulú con un brazo y tomando de la mano a Lizy con la otra. La pequeña hermanita de Leia tras escuchar la última parte de la conversación, curiosa e inocentemente preguntó.

—¿Cómo papá puso al bebé dentro de tía Lily?

Lupa sonrió.

—Se lo empujó con su...

—¡Lupa! —la reprendieron a la vez su tía junto con Leia, Lacy y Liby.

Loan no había hecho más que congelarse en su asiento sintiéndose nerviosa por todo el asunto. Leia disgustada le dio un ligero zape a su hermana con el que apenas y le movió su blanco cabello. Lizy al final no comprendió nada.

—¿Así nacen los bebés? ¿Papá tiene que ponerlos adentro?

—Es una forma de verlo —le explicó Lacy—. Como semillitas en una maceta. Cuando crecen, la plantita sale afuera como el bebé lo hace de su mamá cuando está listo.

Lizy estaba maravillada. Lulú bostezó en brazos de Lacy y se recargó en su cuello.

—¿Lulú también creció en la panza de tía Lisa antes de nacer?

Incluso Lupa como el resto se sintieron incómodas ante la perspectiva de explicárselo. Lo último que querían era que viera a su única hermana menor como un bicho raro, modo en que con culpa la mayoría lo hizo tiempo atrás tras enterarse del modo en que fue concebida, siendo su gestación dentro de una extraña máquina de tía Lisa hasta su nacimiento. Su tía se las presentaría al poco tiempo demostrándoles que no había nada malo con ella, siendo al principio ella la única emocionada por su hija antes que poco a poco la familia fuera aceptándola.

—Sí, así fue como tu hermanita nació, Lizy —le explicó Lemy al aparecer—. Igual que tú y el resto.

El chico no veía caso el romperse la cabeza explicándole cosas tan complicadas a su edad, ya habría tiempo para pensar en algo mejor cuando creciera.

Sus hermanas lo miraron expectantes recordando su reacción tras enterarse de quién se trataba en realidad el padre de su próximo primo, que tras saberlo, ya estaban cambiando su modo de pensar hacia el bebé, tras comprender que de hecho sería su nuevo medio hermanito.

Lemy se acercó a su tía quien nerviosa no estaba segura qué esperar. Su sobrino de pronto la abrazó.

—Felicidades por tu bebé, tía Lily.

Ella sonrió y le plantó un beso en la mejilla. A pesar de hacer enseguida la mueca de asco para enseguida limpiárselo, a Lemy siempre le había encantado que se los diera.

—Muchas gracias, Lemycillo. Espero que sea un chico tan guapo como tú.

Nadie, salvo Lacy, se percató cómo frunció el ceño brevemente.

—Y yo espero que sea otra niña —tomó aire y consiguió sentirse mejor por completo nuevamente—. ¿No quieres jugar videojuegos con nosotros?

—¡Por supuesto que sí!

Lily se entusiasmó tanto como en otros momentos lo estaría su sobrina Loan, aunque por el momento ella continuaba un poco ensimismada todavía por la noticia, siempre le ocurría cuando sabía que tendría otra hermano o hermana sin llegar nunca a acostumbrarse. Mirando la escena, Lincoln y Lyra sonrieron agradecidos porque la tensión terminara de momento.

—Iré a poner... encender la consola —se ofreció Loan.

Meneando la cabeza, Liena que consideró no era necesario involucrar a Lulú en esos juegos todavía, se la pidió a Lacy para ir a acostarla. Leia siguió a sus hermanas llevando de la mano a Lizy.

—En un momento los alcanzo —les avisó Lily—. Más les vale que me guarden un lugar en medio del sillón.

Lemy acompañó a sus hermanas, cuando fue sorprendido por Lacy tomándolo del brazo para su bochorno.

—¿Todo está bien entre papá y tú?

—Ah... sí. Algo así. Hablamos y... pues eso, estaremos bien.

—Que bueno. Lamento haberte engañado para que le abrieras la van. Papá sabía que no lo harías si era él quien te lo pedía.

—Está bien. Lamento que te molestara con eso. Pudo pedírselo a tía Lily o alguna otra.

—Lo mismo le dijo tía Lily, pero él insistió en que tenía que ser necesariamente yo. Pero no entendí por qué... hasta ahora.

Nervioso, Lemy se ruborizó de nuevo. Era innegable que su padre lo conocía más de lo que hubiera esperado. Supo que sólo a Lacy le abriría estando molesto, lo sabía y... Lacy lo sabía ya. Con la lengua y la garganta repentinamente secas ante la dulce sonrisa que Lacy le dedicaba, tomó fuerzas para preguntarle.

—Y... y ¿por qué crees que... te lo pidió a ti?

—Es obvio. Soy más fuerte que las demás, por lo que, si no abrías, podía forzar la puerta para que la abrieras, como terminé haciendo cuando intentaste cerrarla de nuevo.

El chico dejó escapar el aire que sentía en sus pulmones suspirando de alivio. Todo estaba bien. Lacy no lo sabía en realidad... vaya que se sentía decepcionado.

—Por supuesto, era por eso.

—¿Qué te pasa? ¿Por qué estás rojo?

—Ah... yo... todavía tengo pena contigo por haber visto tu teléfono. Perdón.

—Ya déjalo. Fue un accidente. Yo ya lo olvidé.

Y con respecto a eso, Lemy tenía algunas dudas. Tal vez más tarde le preguntaría a Lacy acerca de lo que le estaba pidiendo su tía Lynn. Por ahora todo lo que quería era distraerse.

* * *

—Lyra, ¿puedes dejarme un momento a solas con tu papá?

—¡Tío!

—Lo que sea, ¿puedes?

Podía, pero no quería. Se sentía más cómoda teniéndolo vigilando, especialmente cuando se quedaba a solas con una de sus primas y eso podía extenderlo también para su tía.

—Vamos, Lyra —la presionó su tía cansándose de su actitud—. ¿Qué es lo peor que podría hacerme? ¿Embarazarme de nuevo? Además estamos en el comedor. Si vez que me lo llevo a una habitación desvistiéndolo entonces puedes entrar e interrumpirnos, gritarnos, corrernos, unírtenos o lo que quieras, ¿estamos?

—No tienes que ser tan vulgar.

Pero al menos había servido para obligarla a retirarse. Lincoln la siguió con la mirada preocupado por ella.

—Bien, eso no fue nada incómodo —mencionó Lily buscando romper la tensión—. Entonces, hermanito. ¿Qué haremos?

—Dices de... ¿decirle a papá y a mamá?

Lily suspiró. Su hermano se estaba tardando en hacer la rutina que por sus hermanas sabía solía hacer siempre en esta situación. Tal vez le estaba costando trabajo asimilarlo con el resto de sus hijas e hijo presentes. Bien, no lo forzaría y le seguiría el ritmo.

—Sí, claro. De eso hablaba.

Lincoln tragó saliva conforme se acercaba al teléfono. Sería un adulto, uno que en un par de ocasiones ya le había llamado la atención a sus padres por algún error o inconveniente, un adulto que podía mantener una conversación de igual a igual con ellos, sin embargo... conforme pulsaba las teclas del teléfono se sintió nuevamente como el chiquillo de catorce años, ese que tuvo que cortar la alegría de sus padres por el embarazo de Lori al decirles que el bebé no era de Bobby.

Pasó medio minuto y aliviado al pensar que sus padres no estaban en casa, estuvo a punto de colgar, hasta que de pronto escuchó la voz de su padre.

—¿Bueno, bueno? Lynn Loud al habla.

—Ah... hola papá.

Miró a Lily que estaba al otro lado del comedor jugando con sus dedos ansiosa. No parecía tener prisa en ir a ayudarle a hacer su parte.

—Que milagro que llamas, hijo. ¿Qué pasa campeón? ¿Todo bien?

—Bueno... no, tal vez, supongo que... depende de cómo lo quieras ver.

—¿Hijo, estás bien? Te escucho preocupado —de la sala provino un ruido estruendoso y Lincoln interrumpió un momento la llamada pidiéndole a sus hijas que bajaran el volumen del televisor—. ¿Qué fue eso? ¿Tienes visitas?

—Sí. Todas tus nietas están aquí conmigo quedándose un par de días.

—Hmm... ¿Tus hermanas están ahí?

—No. Tenían cosas que hacer y por eso las dejaron conmigo.

—¡Eso es genial! —no se le escapó a Lincoln que su padre se escuchó aliviado por ello—. Es bueno que te hagas cargo de vez en cuando de las chicas. Estoy seguro que te la pasarás muy bien con ellas. Venimos llegando de hacer las compras. Deja que tu madre termine de estacionar el auto y podremos saludarlas a todas en una videollamada. ¿Qué dices?

Mientras no fuera para hablar con él y Lily no tendría inconvenientes. Justo lo que quería evitar.

—Sí, bueno. Pero antes necesito decirte algo sobre Lily.

—¿De Lily? ¿Qué ocurre con ella? —de pronto el hombre se escuchó muy animado al ocurrírsele algo—. ¿No me digas que ya se va a casar con Adrien?

Nuevamente Lincoln miró a su hermanita. Ella con las manos negó y lo alentó a que continuara él. Suspiró y decidió ir al punto comprendiendo lo fácil que también fue para Liby malinterpretar también las cosas.

—Papá, Lily está embarazada.

—¡¡¡QUÉ FUE LO QUE HICISTE AHORA, LINCOLN!!!

Lily cerró los ojos y pegó su frente contra la mesa. Hasta ella desde donde estaba había podido escuchar eso. Lincoln se hurgó el oído sintiéndose indignado.

—¿Es en serio? ¿Sabes que tiene un novio y soy yo el primer sospechoso?

No es que no fuera verdad, pero le indignó un poco que a la primera lo acusara a él. Escuchó a su padre suspirar mientras se calmaba y recuperaba la compostura.

—Lo lamento, hijo. Tienes razón. Fue sólo... supongo que la costumbre.

Lincoln escuchó del otro lado una puerta abriéndose muy cerca de donde su padre seguramente lo atendía. Tenuemente escuchó enseguida a su madre.

—¿Qué ocurre, cariño? ¿Quién habla?

—Cielo, Lily está embarazada.

—¡¡¡QUÉ FUE LO QUE LINCOLN HIZO AHORA!!!

—¡Calma, cielo! No dije que de Lincoln, aunque de hecho estoy hablando con él. Dame un momento y te lo paso —de nuevo retomó la conversación—. Entonces, hijo. Bueno... eso sí que es una noticia. No me lo esperaba. ¿Lily o Adrien te llamó para contártelo? ¿Cómo sucedió?

Bien, escuchar estallar a su madre lo puso todavía más nervioso. Hasta aquí llegaría su participación.

—Sabes algo papá, Lily está aquí conmigo. Voy a pasártela y dejaré que ella se los explique mejor.

A pesar de los gestos de negación que su hermana le hizo con la cara y sus manos agitándolas, tomó el teléfono molesta en cuanto Lincoln se lo alcanzó. El hombre se sentó frente a ella y la observó. Iba siendo hora que ella afrontara también parte de las consecuencias.

—Ho... hola papá. Creo que Lincoln ya te dijo... sí. Voy a tener un bebé —hizo una pausa mientras reía nerviosamente—. Hola mamá... Ajá, lo estoy... unos cinco meses... sí, lamento que fuera de esta manera —hizo un gesto de incomodidad durante una pausa muy larga—. No hay planes de boda... Pues porque ya no estamos juntos... Adrien me dejó.

La pausa fue mucho más prolongada y Lincoln en este punto se puso nervioso preguntándose qué estarían diciéndole.

—Bueno —continuó Lily—, no hice nada para detenerlo porque tenía buenas razones para dejarme... pues es la verdad... en realidad papá, mamá, si lo piensan bien, decirle a tu novio que el bebé que esperas no es de él, es un motivo válido para decir "hasta aquí llegué", aunque en su defensa, consideró durante un par de días que continuáramos juntos antes de tomar su decisión... Ya me las arreglaré, siempre lo hago. No tienen que preocuparse tanto por mí.

Una nueva pausa en la que Lily suspiró frotándose los ojos. Esta era la parte más difícil. Lincoln estaba comenzando a considerar irse a la sala con Lemy y sus hijas cuando entonces su hermana retomó la palabra.

—Ajá, le conté a Adrien de quién era. Por eso preferí aceptar que se fuera y termináramos con todo, a permitirle que lo buscara para levantarle cargos o partirle la cara con todo y que le expliqué que fue consensuado y el cómo nos metería en problemas a toda la familia si se lo contaba a alguien.

Los ojos de Lincoln se abrieron por la sorpresa. ¿Eso significaba lo que estaba pensando? Con horror recordó que hasta hace un par horas había pensado de manera ridícula ir a la casa de Adrien para confrontarlo con Lemy. A sabiendas de lo que hizo, apenas lo hubiera visto, Adrien quizás lo hubiera matado si...

—Obviamente que es de él, ¿esperaban que fuera de alguien más? —una pausa muy breve—. Sí, lo siento... no toda la culpa es de él, pero... si ustedes lo dicen... ya saben cómo somos nosotras y él... por supuesto que quiero tenerlo... Muchas gracias, mamá, papá. También los quiero.

Ella se puso de pie y Lincoln pensó que su hermana iba a colgar el aparato, pero en su lugar se lo puso en sus manos.

—Papá y mamá ahora quieren hablar contigo.

El miedo lo invadió cuando se llevó al oído el auricular.

—¿Bueno?

* * *

Los chicos estaban concentrados en un videojuego de carreras. Loan estaba por vencer a Lemy, Lupa y Liby cuando...

—¡¡¡QUÉ DEMONIOS HICISTE, LINCOLN!!!

La impresión tras escuchar repentinamente aquellas voces que parecieron salir de una máquina los hizo chocar al perder el control de los mandos. Liby miró confundida a su alrededor buscando a alguien.

—¿Esos eran los abuelos?

—Sí, eran los abuelos —lesrespondió su tía que acababa de llegar para acaparar buena parte del sillónjunto a ellos y pedirle su mando de juegos a Lemy—. ¿Qué dicen si empezamos unanueva partida en lo que su padre se desocupa?

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