Sábado 12:00 am
En la otra habitación tanto Liby como Lacy se incorporaron sorprendidas. Por un segundo se vieron entre sí, convencidas que no habían escuchado mal y que eso fue un grito proveniente de la habitación de su padre.
Con prisa, ambas salieron de la cama y sin ninguna consideración vieron como su padre que sólo estaba usando unos boxers, volteaba asustado hacia ellas tras notarlas, mientras en la cama, Lupa las observó con desinterés.
—¡Lupa! ¡Qué haces aquí! —Gritó Liby detrás de Lacy tapándole los ojos al darse cuenta de las fachas no sólo de su padre, sino de las de su hermana —¡Papá! ¡Porque no nos dijiste a nosotras o a tía Lynn que Lupa estaba contigo!
—¡Por que no sabía que estaba aquí! Estoy tan sorprendido como ustedes. Se supone...
—¡Papá ponte algo por lo que más quieras!
Percatándose de cómo se encontraba, el hombre de inmediato trató de volverse a poner de vuelta los pantalones que había dejado sobre la cómoda. Todavía no terminaba de subir el cierre, cuando de pronto Lupa salió de la cama y lo abrazó por la espalda quedando apenas por encima a la altura de su cintura. Lacy se zafó del agarre de Liby mirando con ansiedad la escena.
—¿Qué está pasando aquí, Lupa?
—Pasa que este creo es el mejor momento en que te revele el secreto que vincula a nuestro padre conmigo. Sé que con el tiempo podrán asimilarlo. Debieron verlo venir, ¿es que no notaban la forma tan "diferente" en que me miraba a diferencia de ustedes?
Las palabras de la chiquilla sorprendieron tanto a Lincoln que de pronto se quedó sin palabras. Mientras que Lacy parecía querer soltar algunas lágrimas, Liby furiosa señaló la escena con el dedo.
—¡Te voy a acusar con mamá! ¡Pero antes se lo diré a tía Lynn! ¡Aléjate!
—¡Pero si no le estoy haciendo nada! —exclamó Lincoln furioso y asustado, imaginando con miedo el cómo su hermana tomaría el malentendido de enterarse.
—No te lo estoy diciendo a ti, papá —baja la mirada de nuevo hacia Lupa—. ¿No me oíste? ¡Aléjate de papá!
Musitando una grosería, Lupa obedeció y se cruzó de brazos.
—¿Es en serio? Por que no le dices nada él. Nuestro linaje es evidencia de sus incómodas mañas.
—¡Me incomodan más las mañas que te conozco a ti!
Lupa la miró con cierto desdén.
—¿Qué es esa cosa que tienes en la boca?
—Eso no importa ahora —las interrumpió Lincoln quien había recobrado cierto control sobre sí mismo, sintiéndose agradecido con Liby porque le ayudase al respecto—. Lupa, ahora vas a decirme exactamente qué es lo que haces aquí en este momento.
Tras soltar un gruñido, le contestó con un apático tono de voz monótono.
—Nada importante. Sólo me escapé de casa.
—¡Qué hiciste qué! ¡Pero por qué!
—¿Tu qué crees?
Lincoln se frotó la cara con fastidio atinando a donde iba esto.
—¿Ahora qué te hizo tu madre?
—En realidad tu hermana no me ha hecho nada. Por esperar el nuevo lote de baratijas para su tienda y recibir un no sé qué del museo, no fue a la feria de ciencias a ver mi proyecto; por preparar y curar esa cosa para la exposición, olvidó un par de veces prepararme mi almuerzo, que ni siquiera me soltó unos billetes para comprarlo. Además, ya perdí la cuenta de las veces que olvidó recogerme de la escuela y tuve que tomar el autobús yo sola.
—Hasta mi casa, por lo que veo —soltó Lincoln, aunque comenzando a mostrar comprensión ante la situación de su hija—. Supongo que decidiste buscarme a mí porque vivo más cerca de tu estado que el resto de tus tías.
—Bien podrías vivir en otro país y apuesta a que sería a ti al único que buscaría, padre. Nadie más me hace sentir tan cómoda que tú.
El hombre encontró irónico que por el contrario, de todas sus hijas, fuese ella quien lo hiciera sentir más incómodo a él, incluso más que Loan.
—Hmm... ¿Hola?
Lupa volvió la mirada hacia Lacy quien pareció sentirse un poco con eso último. La peliblanca rodó los ojos.
—Hola Lacy. Por supuesto que hablo de sentirme cómoda en cuanto a mis tías y nuestro padre. Además, que él vive más cerca que tú.
La chica pareció complacida por la respuesta. Liby negaba con la cabeza preguntándose por qué Lacy desperdiciaba tanto cariño con Lupa a pesar de todas las que le hacía a veces.
Lincoln se rascó la cabeza tratando de pensar en qué hacer. Le pasó la mano por el hombro a su hija tratándola de hacer entrar en razón.
—Lupa, lo que hiciste está mal. Tu madre debe de estar muy preocupada en estos momentos por ti. ¿De verdad crees que porque está un poco ocupada últimamente con su negocio y su otro empleo ya no te quiere o algo así?
—El otro día encendí el televisor, puse una película pornográfica a todo volumen y encendí un cigarrillo, ella estaba en la otra pieza. ¿Sabes lo que hizo?
—No, pero sabrás en un momento lo que yo te haré por eso entre por otras cosas.
Lupa ignoró el repentino enfado de su padre, así como la sorpresa de sus hermanas por lo que hizo para continuar narrando su historia.
—¡Me pidió que bajara el volumen porque estaba desconcentrándola! Ese fue el colmo y por eso me escapé de casa sin nada más que mi mochila.
—Sí, ya me imagino. Esperaste a que durmiera y tomaste tus cosas saliendo por la ventana, esperando no llamar la atención.
Casi Lincoln podía imaginarla haciéndolo, aunque más visualizaba la situación al compararla con un lejano recuerdo, donde él mismo hizo algo semejante en el campus de la Universidad para escaparse hacia su casa, al encuentro de Lucy en su habitación. Su hermana en aquél entonces tenía veinte años, esa vez ella le pidió un favor con algo acerca de un nuevo "ritual" que quería probar. Dado que pocos días atrás lo había descubierto con Lynn concibiendo a Lacy, no pudo negarse, aunque a lo que hicieron después no tuvo siquiera la opción. Debió de sospechar mucho antes que algo iba mal cuando el "ritual" necesitaba que estuviera esposado de brazos y piernas a la cama.
Tras que Lynn molesta le negara su apoyo con su embarazo, así como responsabilizarse del mismo debido a lo que hizo con su hermana y ex compañera de cuarto, Lucy siguió su ejemplo cuando Lincoln le ofreció lo mismo al saber casi enseguida que Lynn que también estaba embarazada, pues más que sentirlo de corazón, ella lo percibió a que sólo la miraba como la segunda opción.
—Por supuesto que no hice eso —contestó su hija—. Sencillamente tomé mi mochila ya con mis cosas, junto con esta "pijama" del clóset de mamá mientras estaba trabajando en su estudio, al que me acerqué y le dije "me voy con papá". Tomé un autobús, luego un taxi, me escabullí por la ventana de tu habitación mientras hablabas con tía Lynn afuera y aquí me tienes.
—¿Es que Lucy no te dijo nada?
—Que no tardara para la cena. Supongo que no me estaba tomando en serio.
Había perdido los bríos y se le notaba resentida. Lacy casi parecía querer llorar, pero esta vez no por el malentendido del principio, sino por lo que acababa de escuchar. Hasta Liby se sintió incómoda, por lo que se debatió entre no hacer nada y jugar con sus dedos, o como Lacy e ir a abrazar a Lupa para reconfortarla. Al final decidió hacer esto último.
El padre de las chicas se talló con molestia los ojos. La noche parecía estarse alargando bastante. Le parecía como siempre curioso, fuera de Liby, ver a Lacy y Lupa juntas. Apenas había una semana de diferencia de edad entre ellas, siendo Lupa la que nació primero a pesar de ser concebida después. Hubo un tiempo en que culpó a su madre de perder su oportunidad de hacer su familia con Lynn o con... al final entendía que era su culpa por no saber decir "no".
—Papá, ¿puede quedarse Lupa esta noche aquí?
Para sorpresa de Lincoln, hasta Liby parecía de acuerdo con la petición de su hermanita por el modo en que lo miraba esperando su respuesta. No le gustó la sonrisa maliciosa que Lupa hizo, un rasgo que le recordó a Lisa.
—Puede hacerlo si su madre está de acuerdo, a quien por cierto voy a llamar en este momento —esperó intimidar con esto a su hija, pero su única reacción fue encogerse de hombros—. El problema vuelve a ser cómo nos acomodaremos. Mañana llegarán la mayor parte de sus primas también de visita a quedarse unos días.
Esta vez si hubo una reacción de sorpresa y espanto por parte de la albina, miró a Liby quien asintió confirmándole esto.
—En un momento te pongo al tanto, Lupa. Papá, ¿podemos al menos esta noche estar en parejas para aprovechar el espacio?
—Por mi está bien.
—Asunto arreglado —sentenció Lupa—. Ustedes dos ya váyanse a dormir. Fue un gusto verlas hermanas. Nos vemos mañana —regresó a la cama cobijándose hasta la barbilla. Con una mano palpó el lado contrario vacío mirando de modo seductor a Lincoln—. No me dejes esperando, padre. Te recuerdo que me he portado muy mal y necesito un castigo.
La forma lasciva en que se pasó la lengua por los labios asqueó a Liby, Lacy estaba confundida. Lincoln arqueó una ceja.
* * *
Nuevamente Lincoln cobijó hasta la barbilla a Liby y le dio un beso en la frente.
—Buenas noches, cariño.
—Buenas noches, papá.
Rodeó la cama y besó la frente de su otra hija.
—Trata de descansar, cariño. Buenas noches. Mañana hablaremos de tu castigo.
Malhumorada, Lupa gimió.
—Me siento incómoda de tener que compartir la cama con una de mis hermanas.
—Pero con papá no te importaba hacerlo, ¿cierto? —le soltó Liby mordaz.
—Bueno, es distinto cuando es con tu hermana.
—Al menos mi pijama no me hace ver como una...
—Niñas, basta —intervino el padre—. Quiero que se duermen, no que se peleen. Mañana tendremos un largo día tan pronto sus hermanas vayan llegando, así que a descansar.
—Ella empezó.
—Pues no le sigas el juego, Liby. Lupa, obedece a tu hermana y resígnate. No hay nada de malo en dormir con tus hermanas. Yo solía hacerlo a su edad todo el tiempo.
Ambas por igual voltearon a verlo frunciendo el ceño. Lincoln se sonrojó dándose cuenta que esa no fue su mejor defensa.
—Ah... hablo de cuando era más joven... ya saben...
—Buenas noches, papá.
Se despidieron las dos a la vez y Lincoln salió de la habitación sintiendo un gran peso encima. Una vez ya a solas, Liby cerró los ojos, pero Lupa masculló.
—Bueno, entiendo lo que hice.
—Estoy segura que no lo haces.
—Cuando sepas lo que es con el corazón estar enamorada...
—En tu caso, excitada...
—...de alguien lo entenderás. Lo que me pregunto es por qué exactamente escogió de ustedes dos dormir con Lacy. ¿Eso no te dice algo?
—Sí, dice que confía más en mí para mantenerte vigilada. Ahora por lo que más quieras, duérmete.
Su precoz hermanita bufó intranquila antes de darle la espalda e intentar dormir. Ciertamente el tener a sus hermanas en la misma casa no era algo que estaba en los planes de la albina cuando se marchó de la suya.
—Por supuesto que de las tres su favorita es Lacy. Tal vez sea a ella a quien debas de cuidar.
—¡Ya duérmete Lupa, por todos los cielos!
Finalmente la peliblanca se calló e intentó dormir. Del otro lado de la cama, Liby abrió los ojos sintiéndose de pronto disgustada. No creía que su padre le faltara el respeto a Lacy o a cualquiera de ellas, pero... Lacy. Desde la entrada había notado cómo su padre miró a tía Lynn. No recordaba que de la misma manera alguna vez él hubiese visto así a su madre, por mucho que le dijese quererla tanto como a su tía. Además estaba en los planes de su padre por lo que entendió el querer algún día hacer una familia o algo así, ¿no? Algo que se frustró porque tía Lynn lo rechazó. ¿Si su mamá no hubiera conocido a su nuevo novio lo habría aceptado de habérselo pedido?
Con trabajo trató de dormir esforzándose en sacarse de la mente las palabras de Lupa. No debía dejarse influenciar por su hermana menor de doce. Su padre no tenía favoritas. A todas las amaba por igual, tanto a sus hijas como a sus... hermanas. Bien, tal vez no era la persona moralmente más íntegra del mundo. Pero no tenía preferencias entre ellas, ¿cierto? Aunque quizá...
—¡Maldición, Lupa!
—¿Ahora qué hice?
—¡Incomodarme la noche!
—¿Es que soy yo tu ortodoncista?
La respuesta de Liby fue darle un almohadazo en la cara, aunque tenía que reconocerlo, dormir con esa cosa era incómodo.
* * *
La jovencita dormía a pierna suelta con un brazo fuera de la cama y con el otro se sobaba el estómago mientras babeada la almohada. Lincoln con una sonrisa quedamente la acomodó para cobijarla después. Le dio un beso en la frente con cierta tristeza. Entendía qué era lo que a la madre de Lacy le impedía aceptarlo, era básicamente lo mismo que sentía... nada de lamentaciones. Tenía que ajustar cuentas.
Con cuidado y procurando no hacer ruido, bajó a la sala y tomó el teléfono. Era muy tarde ya, pero esto no podía esperar.
—Buenas noches. ¿Quién habla?
Al menos había tenido suerte que le respondiera. Lucy no sonaba soñolienta, sino despejada. Por supuesto, pensó. No podría dormir sabiendo que su hija había desaparecido. Le parecía increíble que aún no le llamara para avisarle lo que le ocurrió.
—Lucy, soy yo. Lincoln. Buenas noches, ¿cómo estás?
—Bastante bien por escucharte. ¿Qué haces despierto a estas horas? ¿Es que necesitabas hablar con alguien que pueda guiar tu espíritu emocional?
—En realidad es sobre Lupa.
—Supongo que está dormida. ¿Quieres que vaya a despertarla? Estoy segura que le encantará escuchar tu voz. Sabes que te quiere tanto como yo lo hago.
Y esa es una de tantas cosas que además de saberlo, le preocupaba.
—Lucy, ¿si sabes que Lupa no está en su habitación?
—¿Qué dices? Espera un momento.
Su hermano la escuchó alejarse de la habitación donde le contestó, sorprendiéndole que de verdad Lucy no se percatara que su hija no estaba en casa. Quería creer que Lupa sólo exageraba al contarle el modo en que su madre la desatendía, pero la prueba ahí estaba y no le estaba gustando nada. Conforme Lucy se acercaba para tomar el teléfono, pudo distinguir la maldición que soltó frustrada antes de hablar con él.
—Déjame adivinar. Realmente esa niña se salió con la suya y está contigo en estos momentos.
—Y tú ni por enterada. ¿Qué has estado haciendo todo este tiempo?
—Restaurando una cruz fúnebre del siglo XVIII que debo de entregar al museo la próxima semana, no he podido hacerlo en el día por que me ocupé con la tienda de antigüedades.
—Sí, algo me contó nuestra hija. Lucy, no me gusta que descuides a Lupa.
—Lupa es tan madura como yo a su edad. No me necesita en su vida tanto como piensas.
—Necesita de una madre más de lo que tú supones. ¿No has notado como ha intentado llamar tu atención?
—Nuestro capital es limitado y necesito de los dos empleos, Lincoln. Algún día Lupa entenderá que lo que hago es por nosotras, pero en especial por ella, hasta entonces le permito ser su propio guía concediéndole la libertad que a mí me hubiera gustado tener en mi juventud.
—¿Es cierto que estaba viendo porno y fumando en la sala?
—Y por eso esta semana y la siguiente será mejor que no me pregunte dónde está su mesada, la llave del anaquel donde guardé sus novelas y películas favoritas, o la nueva contraseña del internet. Además, como si los chicos o las chicas de su edad jamás hubiesen visto una. Tranquilo, no se trataba de nuestra "película especial". Esa la tengo bien guardada
—¡Por lo que más quieras! ¡Borra esa cosa!
—Soy más apegada de lo que imaginabas a los recuerdos familiares.
—¿Podemos volver a hablar de Lupa?
—Está bien. Tráemela ahora mismo.
—Es casi la una de la madrugada y no puedo moverme mucho de casa en estos momentos.
—Lincoln, quisiera decir que confío en ti por el modo en que me cuidaste a mí y a las demás durante nuestras infancias... pero específicamente por el modo en que nos trataste en nuestra juventud, junto que también sé lo que Lupa siente por ti, sumado a que ambos sabemos bien lo fácil que es doblegar tu voluntad, hace que la idea de ustedes dos bajo un techo sin ninguna otra supervisión de verdad me inquiete.
—¡Estás loca! ¡No voy a hacerle nada inapropiado a mi propia hija! Ella, ella... ella necesita terapia.
—¿Sólo ella? Pero qué estoy diciendo. Creo que es bastante tarde para pensar en las consecuencias de tener sentimientos pecaminosos por tu propia sangre.
—¿Sabes lo hipócrita que suenas al reprocharme eso? No eras tú quien con engaños estaba esposada a la cama esa noche.
—Nunca te quejaste, o me pediste que me detuviera. Recuerda que tengo la prueba en video. ¿Te gustaría un día verla conmigo?
—Mira, ya no quiero discutir contigo. No me puedo mover de casa porque Liby y Lacy están a mi cuidado en estos momentos.
Hubo una pausa. El quejido corto que Lucy pareció emitir le hizo pensar a Lincoln que su hermana por algún motivo se asustó.
—¿Estás durmiendo con las tres?
—Sólo con Lacy.
—Por supuesto tenías que escoger dormir con Lacy, con lo que se parece a Lynn...
—¡No en ese sentido! ¡Deja de pensar así! ¡Con razón Lupa es tan...! —se alejó del aparato e inhaló aire tres veces lentamente antes de proseguir—. Lynn me las trajo. Ella y Luan tienen cosas que hacer y me pidieron que las cuidara. No son las únicas. Mañana también llegarán Liena, Lyra, Loan y Leia. Van a pasar el fin de semana conmigo y el lunes también.
—Ya veo. Bueno, en ese caso...
—Te la llevo mañana en cuanto Liena y Lyra lleguen para ayudarme a cuidar al resto.
—En realidad iba a pedirte que te ocupes también de Lupa. Tal vez esos tres días contigo y sus hermanas puedan desestresarla, quizá también ponerle algunas cosas en perspectiva. Yo aprovecharé para terminar pronto mis ocupaciones, entonces tendré el tiempo suficiente para prestarle más atención y hablar con ella. ¿Qué te parece?
Lincoln pensó que debió verlo venir, por lo que no se sorprendió tanto. Por otro lado, fuera de preocuparse, pensó que a su hija tal vez le hiciera falta en efecto convivir más con el resto de su familia.
—Está bien, me la quedaré hasta el lunes.
—Gracias, hermano. Te confiaré su seguridad. Por favor, sé que es difícil lo que voy a pedirte, pero por favor contente y no hagas con ella ni con ninguna nada de lo que harías conmigo o nuestras hermanas.
—¡Que no haré eso! Además, lo nuestro sólo fue esa vez. Nunca he intentado hacerte nada después.
—Falta de confianza.
—¿Qué dijiste?
—Que gracias por cuidar de nuestra hija. Al menos Lemy no estará ahí.
—¡Oh! Lo olvidé. En realidad Luna también me encargó a Lemy también. ¿Lo decías por algo?
—¡Rayos! Perdón, pero pensar en mi hija en algún momento a solas con Lemy...
—¡Oye! Es mi hijo de quien estás hablando —hasta para él le resultó extraño salir en su defensa. ¿De eso se trataba el orgullo paternal?—. No sé en qué concepto tengas a tu sobrino, pero yo los cuidaré y sé que no tienes por qué preocuparte de lo que pueda hacerle a Lupa.
—En realidad me estaba preocupando por lo que Lupa pueda hacerle a él. Con lo que ese niño se parece a ti y estará más a su alcance... Cuida mucho de tu hijo, procura que mantenga su distancia de Lupa. Lamentablemente sé bien a quién tengo por hija.
Lincoln no supo que responder, eso sí que lo había sorprendido. ¿Es que temía que Lemy terminara como él esposado a una cama mientras su hermana...? Como odió imaginarse eso.
—Estoy... estoy seguro que todo estará bien. Son mis hijos, confío en mis hijos.
—Suenas como papá cuando le dijo algo parecido a mamá cuatro años atrás, cuando le propusiste que Lana viviera temporalmente contigo hasta que desocuparan el departamento donde quería irse a vivir. Por cierto, ¿cómo está la pequeña Lizy?
Lincoln se masajeó las sienes. Hablar con Lucy lo estaba agotando, o quizá era el sueño. Y se suponía que era él quien pensaba llamarle la atención a ella.
—Lana traerá a Leia y creo que Lizy las acompañará.
—Que no te sorprenda que desee dejártela también.
—Créeme, a estas alturas quizá hasta lo espero —y lo decía en serio, después de todo su pequeña hija apenas tenía tres años, por lo que no le parecía tan difícil de manejar como lo sería hacerlo con siete chicas y un chico mayores—. Creo que ya voy a dormir y tal vez debas hacer lo mismo, Lu.
—Buenas noches, Lincoln. Si tienes pesadillas, espero sean conmigo.
Tras despedirse de Lucy, decidió dejar la noticia para Lupa sobre su estadía temporal hasta mañana. Por ahora sólo quería descansar.
Fue a la cama y con cuidado de no despertar a Lacy, se recostó a su lado tratando de ignorar su preocupación sobre el cómo acomodar a siete chicas y un chico en casa. Esperaba que a ninguna de sus hermanas se le ocurriera llegar tan temprano para así poder dormir por mucho más tiempo.
Lacy en sueños rodó un poco acurrucándose a su lado. Lincoln sintió una oleada de nostalgia, cariño y amor muy fuerte recorrer cada rincón de su cuerpo. Pasó un brazo alrededor del cuerpo de su hija y suspiró sobre su cabello.
De pronto recordóalgo que las constantes distracciones de su trabajo y solitaria vida se esforzabanen que olvidara. Era padre. Tomó consciencia entonces que sus hijas e hijo lovisitarían. Sintió miedo, pero también añoranza, ante el significado de lossentimientos que por el momento Lacy le despertaba.
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