Sábado. 11:00 am
-De verdad que me alegra tenerte aquí en casa, cariño. ¿No tienes hambre?
Liena con una amplia sonrisa le mostró a su padre la fiambrera que llevaba vacía. Lincoln notó los restos de lo que debió de ser un tentempié.
-¿Realmente ajustaste con eso? ¿No te gustaría que te preparara algo más? -ella respondió con unos sencillos gestos de su mano-. No es ninguna molestia. Ven, vamos a la cocina. Puedo prepararte unos huevos a tu estilo favorito.
La chica se animó y siguió a su padre. Mientras tanto el resto de sus hermanas continuaban en lo suyo, algunas animadas por la llegada de Liena, otras a quienes les daba lo mismo, pero Liby un tanto adisgusta los acompaño.
En la cocina, Lincoln abrió el refrigerador y frunció el ceño por lo que no encontró. Miró a su hija apenado, ella lo miró confundida pero con ánimos acomedidos pensando si no necesitaría ayuda con algo.
-Se me acabaron los huevos. Lo lamento. Estaba seguro que todavía tenía.
Por supuesto. No le costaba trabajo entender por qué lo había creído así. Había preparado prácticamente durante la mañana a todas sus hijas, Lemy y a él mismo toda su reserva de la semana.
El hombre del plan se rascó la cabeza a la vez que Liby entraba mirando la escena. Entonces Lincoln sacó el último trozo de pizza que le quedaba sonrojado.
-No creo que quieras esto, ¿o sí?
Con reservas pese a temer ofenderlo, Liena negó con la cabeza. Liby por su parte decidió aprovechar el ofrecimiento con voz cantarina.
-Si ella no lo quiere, con gusto me lo comeré yo. No es bueno desperdiciar la comida.
Había pensado que su hermana había rechazado el bocadillo por temor a engordar un poco más, temor del que ella carecía dada su flacuchenta complexión, aunque en realidad su incomodidad al comer se debía principalmente a su aparato dental.
La hija de Leni se encogió de hombros desinteresada. Se acercó y dio un vistazo al refrigerador, después con toda la confianza del mundo comenzó a revisar las alacenas de la cocina para consternación de Liby, ahora esperando que su padre la reprendiera molesto por tomarse tales confianzas, pero Lincoln se limitaba únicamente a observarla un tanto nervioso.
La rubia negó para sí misma de nuevo con la cabeza haciendo un chasquido con la boca. Regresó su atención hacia su padre con quien comenzó a conversar a través de sus manos y gestos. Éste interesado por lo que le decía, asentía y en algún momento bajó avergonzado la cabeza como si estuviese recibiendo un regaño. La rubia castaña lamentaba el no saber el lenguaje de señas, pero era capaz de darse cuenta que fuera de lo que fuera que hablaran, a su padre parecía de pronto animarle lo que Liena estaba explicándole. Entonces se volvió hacia ella, lo que sorprendió a la muchachilla.
-Creo que tu hermana tiene razón, Liby. Será necesario que nos abastezcamos más de comida, o no habrá mucho o nada para mañana.
Como si hubiera dado con una excelente idea de la cual su padre de la felicitaría por la misma, animadamente se la dio.
-Las chicas y yo podemos juntar todo el dinero que traemos y pedir pizza o comida china. Así tendríamos lo suficiente para el fin de semana que nos quedaremos. ¿No es una gran idea?
-Bueno, tu hermana pensó en algo distinto. Por el dinero no tienes de qué preocuparte, pero creo Liena tiene razón en que lo mejor será ir de compras y buscar comida de verdad en lugar de sólo estar ordenando chatarra. No quiero que se vayan a enfermar del estómago.
Liena asentía agradecida porque su padre tomara muy en cuenta su observación. A su pesar, Liby reconoció que eso era mucho mejor a su propuesta, eso no aligeró su frustración.
-Papá, ¿puedo acompañarte a ir de compras?
-Por supuesto. ¿Tú quieres venir también, Liena? -para alivio de Liby, ella negó con un gesto antes de volver a mover sus manos- ¡No! Eso puedo hacerlo yo, princesa. No te molestes -Liena se acercó y le besó cariñosamente en la mejilla antes de con sus manos replicarle algo- ¿Estás segura, cariño? Bueno, pero puedes prepararla más tarde -nuevamente hizo algunas señas-. Está bien. Insisto que no es necesario. Pero si de verdad quieres hacerlo, por mí no hay problema. Estoy seguro que sea lo que nos prepares será muy delicioso.
Ambos se abrazaron con cariño y Liby se sintió cansada por el modo en que pensaba la habían dejado de lado.
-¿De qué estaban hablando?
-Insistió en ayudarme a cocinar y quedarse para preparar con lo que tengo la comida de todos, mientras nosotros vamos a buscar más víveres.
En esos momentos Liby lamentó el siempre rechazar los intentos de su madre por enseñarle a cocinar. Sintió que se estaba quedando muy atrás nuevamente.
Bien, podía intentar algo distinto. ¿Qué fue lo que su madre una vez le había dicho sobre cuál fue su principal atractivo cuando joven? Por supuesto, su sentido del humor. Aunque no estaba muy al tanto de todos los detalles, tenía entendido que se las había arreglado para conquistar a su hermano precisamente y gracias a sus bromas. Intentaría eso también con el objetivo de que le tuviese más cariño.
-Vamos a preguntarle a tus hermanas si no quieren acompañarnos.
Liby suspiró. Había esperado que fuesen solo los dos.
Mientras tanto en la sala, Loan estaba animadamente ansiosa -al lado de Lupa y Lizy sentadas en el sillón frente al televisor, mirando curiosas con atención a Lemy instalando la consola de videojuegos por los complicados movimientos en el cableado que estaba haciendo. Lacy estaba sentada en el suelo con la bebé intentando que reconociera los colores de unas tarjetas didácticas que encontró entre las cosas con las que la tía Lisa la había dejado en su cuna.
-¿Cómo es que sabes conectar esa reliquia sin mirar un instructivo? -Preguntó Lupa.
-No es algo muy complicado. Es una suerte que papá... ah... el viejo tenga los adaptadores necesarios para el televisor -miró sobre su hombro aliviado de no encontrase a Lyra antes de continuar su labor-, estoy seguro que incluso podría arreglármelas hasta para conectar un Nintendo SNES.
Las chicas se vieron entre sí.
-¿Qué es un SNES? -le preguntó Lizy a Loan.
-Hmm... no... Ni yo lo sé.
Sorprendido porque Lemy si supiera lo que es un SNES, Lincoln casi pierde la noción de lo que iba a avisarles.
-Bien chicos, creo que tengo que ir a hacer la despensa. ¿No quieren acompañarme? Podría terminar pronto con un poco de su ayuda.
Lyra acababa de entrar con una maleta que fue a sacar de la van alcanzando a escuchar esto último. Con un deje de reproche pensando en que quizás su tío no era muy distinto de su madre en cuanto a estar atento a lo que tenía en su cocina, le cuestionó llamándole la atención a la vez.
-Tío, ¿cuándo fue la última vez que hiciste tu despensa?
-Hace un par de días -y al ver que estaba a punto de preguntarle otra cosa, se aventuró a añadir enseguida-. Pero creo que no es suficiente lo que compré de la semana para una persona, de lo que necesitaré en tres días para once.
Sonrojada, su hija no tuvo ningún argumento u objeción al respecto.
-Si, entiendo. ¿Quieres qué te ayude y te acompañe de compras?
-Por supuesto -eso pareció animarlo, vuelve a mirar al resto-. ¿Alguien más quiere acompañarnos?
-¡Yo voy! -anunció Leia al bajar de las escaleras con un cambio de ropa distinto-. Acompañemos a papá, Lizy. Podemos convencerlo de que nos compre algo. ¿Qué dices?
-Me gustaría un chocolate. ¿Tú no quieres uno, Lulú?
La bebé había estado jugando con la lagartija de goma de su hermana más que prestarle atención a Lacy, Lincoln hubiese temido que se llevará a la boca el juguete y se atragantara con él, pero ella parecía estar todavía más interesada en su chupón. Lacy hizo un último intento.
-Es rojo, Lulú. ¿Puedes decir "Rojo"?
Se acercó a la bebé y le quitó el chupón. Lulú la miró y con su manita le tocó la cara sonriendo y balbuceando su nombre mientras le mostraba el juguete.
-Tija, Lachy.
-Sí Lulú, es una lagartija -suspiró y vio a su padre-. ¿Puedo acompañarlos también?
-¿Y yo puedo? -se sumó Lemy asomándose tras el mueble del televisor.
Lincoln ya no estaba tan seguro. Loan tímidamente alzó la mano apuntándose a acompañarlos, mientras que Lupa la miró y después al resto de su familia. Se sacó las manos de la sudadera negra que llevaba y suspiró.
-Sí, ya dejen de insistirme. También los acompañaré.
-¿Y tú para qué quieres venir? -Le peguntó Leia desdeñosa.
-También quiero un chocolate hermanita -miró a su padre inclinarse hacia el mueble del televisor revisando lo que Lemy había hecho dejándole sin querer una interesante vista de su retaguardia-. Un dulce chocolate blanco.
Aunque a su edad era muy despierta en ciertos aspectos, Leia no pareció entender del todo a lo que se refirió, salvo que debía de tratarse algo relacionado a su padre.
-Como sea. Estoy segura que mi papi querrá que le cuente de las cosas que han pasado con mis amigas en la escuela como para hacerte caso a ti o a las demás.
-Mejor espera a la noche para hacerlo. No querrás que se quede dormido por el aburrimiento mientras conduce el auto -ignoró el modo en que gruñó por percatarse de su ropa-. ¿Y a qué hora te cambiaste?
-Hace un momento en el cuarto de papi. Como me quedaré con él ya puse mis cosas y las de Lizy ahí.
Molesta, la albina estaba por replicarle algo cuando Lyra intervino.
-¡Eso todavía no lo decidimos! De momento nadie se va a quedar con papá todavía, excepto Lemy.
Esto hizo saltar al chico. Liby mordisqueando el último trozo de pizza apareció junto a Liena, ella estaba más concentrada escribiendo en su libreta que en lo que estaba ocurriendo.
-¿Tú también? -reclamó el muchacho- ¿Y yo por qué?
-Por que no es correcto que una señorita duerma con un chico.
-Pero si tu a veces duermes conmigo.
-¡Porque eres mi hermano y no tiene nada de malo!
Liby comenzó a reír.
-¿No fue eso lo que le dijo tía Luna a tu "tío" en dos ocasiones? ¿Entienden?
Liena dejó de escribir mirando sorprendida a su hermana. En realidad todos se le quedaron viendo consternados con excepción de Lizy y Lulú. Lupa era la única que sonreía, los demás parecían molestos, en especial Lyra, esta última estaba apretando los puños.
-Só... sólo era un chiste.
-¡Eso no fue gracioso, Liby! ¡Lo de mi madre estuvo estuvo mal!
Aunque amedrentada, se dio cuenta por el modo en que su padre la miraba que había conseguido finalmente su atención.
-¿Que estuvo mal? Si volvió a repetir una segunda vez, no creo que ella opinara lo mismo, ¿entiendes?
Lyra alzó la mano y Liby paralizada por el miedo cerró los ojos. Al abrirlos se dio cuenta que ahora era Lyra la que estaba temblando. Lincoln la había alcanzado a tomar de la muñeca. De un tirón ella incrédula por su acción se soltó de él y miró una vez más con rabia a su "prima".
-¡Es que no vas a decirle nada a ella!
Entonces el peliblanco se dirigió ahora a su otra hija.
-Liby, te vas a quedar en casa a ayudarle a Liena a preparar la comida.
-Pero... yo sólo quería.
-Ya dije. Y espero que mientras la ayudas en todo lo que necesite, te pongas a pensar en cómo lo que dijiste no fue gracioso. Nada bueno sale de esas tonterías.
Liby no pudo contenerlo.
-De esas tonterías salimos nosotras y nadie se quejó.
Lemy detrás de Lincoln desesperadamente le hacía señas a Liby moviendo de lado a lado su mano frente a su boca suplicándole así que se callara, mientras lentamente se acercaba a Lyra temiendo que su hermana se le fuese encima de un momento a otro. Lincoln volvió a arremeter.
-¿Así es como te cría tu madre? -se mordió la lengua de pronto-. Para qué pregunto si es obvio que así es como lo hace -Se tentó la frente con irritación-. Estás castigada, jovencita. Le marcaré a Luan cuando vuelva para hablar de esto seriamente.
-Mi... mi mamá no tiene... no tiene la culpa de nada.
-Todo lo que voy a hacer es hablar de tu comportamiento con ella.
Lyra frotándose la muñeca le dirigió una mirada hosca a Liby antes de seguir a su tío. Este intentando olvidarse del asunto vio a pensativo al resto quienes evadieron incómodos su mirada.
-No estoy seguro que quepamos todos en mi coche. -Les anunció apenado porque hayan visto su arrebato.
Liby suspiró, siendo que fue la primera en pedirle acompañarlo y había perdido de antemano su turno, pero no se atrevió a decir nada. Lyra incómoda se acercó a Lincoln sacando del bolsillo de su falda unas llaves.
-Cabremos todos en la van de mamá, si no te molesta llevarla.
Lincoln acercó su mano para tomar la de su hija, pero ella evitó el contacto dejando caer las llaves en su palma, aunque de cualquier manera no se libró del cariñoso apretón que le dio en el hombro.
-Gracias, cariño.
Seguramente Lincoln se dio cuenta de la manera en que ella se tensó cuando la tocó y la llamó de esa manera, pero tanto Lyra como él ignoraron el momento mientras animaban a los demás a que comenzaran a salir hacia la cochera.
-Más tarde jugaremos con la consola, Loan. Leia, lleva de la mano a Lizy. ¿Quién se lleva a Lulú? Gracias, Lacy. Bueno pandilla. Andando.
Se notaba el esfuerzo que hacía por aparentar que no había pasado nada, aunque claramente todavía parecía afectado. Solo quedaban él, Lupa que se abrochaba las agujetas de sus zapatos, Liby y Liena.
-Perdón, papi.
Lincoln no dijo nada ni cambió su expresión ante la súplica de Liby, pero le apretó también el hombro como reconforte antes que Liena llamara su atención sacándose el colgante donde llevaba su libreta con una pluma prendida. El padre le dio un repaso a la hoja que ella le señaló donde estaba anotada la lista de compras tras acabar de redactársela.
-¿Seguro es todo lo que necesitarás? No tengo problemas en traer más de esto si quieres.
Su sonrisa era cabizbaja, pero al menos había conseguido esbozar una. Liena le respondió con sus señas brevemente antes de acercarse y darle un beso en la mejilla.
-¿No quieres un gustito?
Aunque pareció dudarlo, se animó y con un gesto se lo pidió con cierta pena. Cuando terminó, Lupa entonces agregó.
-Yo también voy a querer una de esas barras de caramelo con chocolate.
-Ya veremos. Vámonos ya, hija.
Lincoln fue el primero en marcharse. Liby parecía querer decir algo más, pero no se le ocurrió nada qué agregar, además tarde consideraba que ya había dicho más que suficiente. Liena le palmeó la espalda y le dedicó una sonrisa compasiva, acto seguido movió sus manos para decirle:
"Ya se le pasará. Verás que cuando regresen se le habrá quitado el enojo. Con la comida que le prepararemos juntas, estoy segura que papá se contentará de nuevo contigo."
Liby asintió contagiada por el buen ánimo que su hermana mayor pareció transmitirle. Después de decirle eso, Liena se fue a la cocina para alistar lo que tenían antes de comenzar. Entonces antes que se marchara, Liby se volvió hacia Lupa que había visto las señales y gestos de su hermana.
-¿Qué fue lo que me dijo?
-Que tus chistes fueron divertidos, pero lo arruinaste, torpe. Así que más te vale que no lo arruines tampoco con la comida.
Le guiñó un ojo y con una sonrisa maliciosa se marchó. Liby gruñó preguntándose qué tanto de esa mentira que Lupa le dijo fue verdad. Esperaba que su hermana no se molestara si le pedía más tarde le repitiera de nuevo lo que intentó decirle por escrito.
Afuera, Lincoln tomó el lugar del conductor. Lacy estaba por sentarse a su lado con la bebé en sus brazos, cuando Leia la jaloneó de la playera.
-¡Oye! Ese es mi lugar.
-Pero aprovecharíamos mejor el espacio si voy adelante con Lulú.
-Pues yo llevo a Lizy -acto seguido tomó por la cintura a su hermana cargándola delante de ella-. Ella quiere ir al frente, ¿verdad que sí, Lizy?
La pequeña se encogió de hombros. Lacy estaba por bajarse para evitar conflictos, pues en realidad como a su hermanita de tres años también le daba lo mismo. Lincoln suspiró. Leia estaba por subir junto con su hermanita, cuando Lupa detrás de ella la sujetó por debajo de las axilas y la bajó.
-A un lado. Ese es mi lugar.
-¡Oye, fenómeno! ¡Llegamos primero!
-Preferencia de hermanas mayores. -Le contestó con completa indiferencia.
De pronto alguien la sujetó por el hombro. Lupa por un instante se encogió de miedo antes de reponerse aparentando molestia cuando imponente Loan le gruñó.
-Sí, tienes razón. Ahora muévete, enana.
-No hay tanto espacio acá para ti, gigantona.
Lincoln se cansó.
-¡Bueno, ya es suficiente! De verdad quiero que hagamos esto rápido. Lupa, Loan, vayan atrás con Lemy. Leia, Lacy, ustedes se van en medio con Lulú y Lizy.
La sonrisa que Lemy tenía por alcanzar a sentarse atrás con Lacy y Lulú, se diluyó cuando ella con una sonrisa se encogió de hombros y se cambió de asiento junto con la bebé. Antes que pudiera hacer algo, tenía a sus otras hermanas mayores, una a cada lado.
-Hola Lemycito -lo saludó Lupa con malicia y coquetería-. Sé que te sientes solito y seguramente muy ansioso, pero no por eso se te ocurra sobrepasarte con tu dulce hermanita estando de mano larga.
El chico retrocedió al lado opuesto a ella un tanto asustado hasta pegársele sin querer a la rubia.
-¡Oh! Lo siento, Loan.
Ella con una sonrisa apenada negó con un gesto y le puso una mano sobre su hombro. Lupa se enfurruñó y Lemy se sintió mucho más tranquilo... hasta que durante el trayecto la mano de Loan bajó hacia su rodilla. Lo dejó pasar pensando que se trataba de un accidente, aunque su hermana le apretaba a momentos suavemente.
Aunque a disgusta, tras criticarle a Lyra y Lemy sin que le hicieran caso el estado de la van, Leia se resignó durante el camino a mirar por la ventana como Lacy lo hacía de manera distraída preguntándose cómo estaría su madre y también el sujeto que fue su "otro" papá en esos momentos. En medio de ambas, Lizy trataba de enseñarle a Lulú una canción infantil que aprendió en la guardería.
Resignada, Lyra acompañó incómoda adelante a su tío mirando por el espejillo retrovisor que sus primas y su hermano estuvieran comportándose. Loan fue lista al conseguir que sus gestos con Lemy pasaran inadvertidos para ella.
El humor del padre parecía haber mejorado.
-Bueno, chicas. Andando.
-¡Oye!
De nuevo se había olvidado de Lemy.
-Tú también, hijo... -la miradita que Lyra le dirigió le recordó entonces el resto- ¡Ah! ¿Sobrino?
* * *
Liby sacaba lo que pensaba podrían necesitar como platos y cucharas. Para facilitarle las cosas, Liena pensó en escribirle específicamente cómo podría ayudarla. De pronto al llevarse la mano al pecho, se dio cuenta que le había dado su libreta con todo y pluma a su padre. Lamentando no haber arrancado simplemente la hoja para dársela en su lugar, miró a su alrededor encontrando servilletas, pero nada con qué escribir. A su lado el teléfono sonó, pero ella lo ignoró buscando en los cajones y estanterías una pluma sin resultado.
-¿No vas a contestar el teléfono? -le preguntó Liby, pues ella estaba más cerca del mismo.
Su hermana la miró enarcando una ceja, tomó el aparato, se lo llevó al oído y tras hacer un chasquido con la boca se quedó quieta frente a Liby. Dándose cuenta de su metida de pata, se lo pidió y ella se lo entregó mostrándole la lengua sin estar realmente molesta, de hecho parecía divertirle la torpeza que tuvo su hermanita quien volvió a ofrecerle una disculpa ante de tomar la llamada.
-¿Hay alguien ahí? Lincoln, soy yo. Tu hermana favorita.
-¿Mamá, eres tú? -No se escuchaba como ella.
Hubo un momento de confusión también del otro lado de la línea.
-¿Quién habla? ¿Está Lincoln?
-Soy su... uh... sobrina.
-¿De verdad? Juraría que suenas como una de sus "hijas".
Y entonces la adolescente reconoció la cantarina y alegre vocecilla.
-¿Eres tú, tía Lily? Soy, yo. ¡Liby!
-Lo imaginé, aunque se escucha un poco extraña tu voz.
Por lo bajo Liby maldijo el aparato de su boca nuevamente.
-Papá salió al supermercado con Lemy y las chicas.
-¿Las chicas? ¿Están tus tías con ustedes?
-No, están mis hermanas. Todas ellas. Hasta Lulú. ¿Puedes creerlo?
-¡Vaya! Quién lo diría. Casi no tengo mucho saldo. ¿Podrías darle un recado a tu papá cuando regrese?
-Claro, ¿de qué se trata?
-Dile que estoy saliendo de la ciudad para ir a verlo. Tal vez en unas tres o cuatro horas llegue.
-¿En serio? ¿Quieres que él te vaya a recoger al aeropuerto?
-No hará falta. Ya voy a medio camino en el autobús. Avísale que no voy sola.
Liby lo imaginó. Hace más de medio año la había visitado con su madre y había conocido a aquel hombre tan apuesto.
-¿Sigues saliendo con Adrien?
-Je, ¿tú que crees? No le digas a tu papá, pero le voy a dar una sorpresa relacionada con él.
La adolescente se cubrió la boca raspándosela un poco con el aparato, pero no le importó. Estaba emocionada.
-¡No le diré nada! Puedes confiar en mí.
-Yo sé que sí. Nos vemos pronto Libylina.
Colgó y enseguida pegó un saltito por la emoción de la noticia. Liena se había dado por vencida. Tendría que buscar su celular en su maleta para comunicarse por mensajes con su hermana. Hubiera preferido algo para escribir a mano como un lápiz incluso. Curiosa miró sus reacciones tras terminar la llamada, entonces le hizo un gesto sencillo y obvio para preguntarle qué era lo que ocurrió.
Emocionada Liby estaba por decirle que no "dijera" nada, cuando tras pensar en las palabras adecuadas le respondió.
-No le avises a nadie. Tía Lily va a venir a visitarnos de sorpresa también con su novio Adrien y... ¡creo que van a anunciarnos que se casarán! ¡No es grandioso!
Vaya que fue una sorpresa muy grande y grata para Liena. Le compartió su entusiasmo al pensar también en su tía apenas siete años mayor que ella y en su novio, el cual conoció el año pasado cuando los visitaron a ella y a su madre. Le agradaba su tía Lily, aunque a veces sentía chocaba con ese carácter vivaracho que tenía desde joven. Cuando era una niña muy pequeña, al igual que Loan pensaba más en Lily como una hermana mayor que como su tía, una muy divertida y algo alocada. Sin duda su padre se llevaría una gran sorpresa.
* * *
Les prometo que apenas llegue Lily con su acompañante, se cierran todos los invitados a voltear de cabeza la vida de Lincoln, je. ¿Podrán las chicas guardarle el secreto? ¿Cómo tomará Lincoln la noticia de enterarse? ¿Siquiera el tal Adrien a diferencia de sus hijas y sus hermanas le cae bien también? Si gustan hagan sus teorías y apuestas. Saludos. :D
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top