Sábado. 10:30 pm

Lily fue auxiliada por sus sobrinas para acomodar en la sala de Lincoln lo necesario para comenzar la improvisada pijamada. En las compras que habían realizado habían traído botanas y refrescos, mismos que Lincoln ya comenzaba a sospechar que tendría que reponer mañana comprando más, pues seguramente entre todas terminarían con todo esa noche, ahí iría a parar el bono de su último trabajo, pero apenas y pensaba en ello. Lulú dormitaba en un rincón junto con Lizy, pues el sueño la había vencido. Lemy temió que despertaran a las pequeñas si el resto de sus hermanas hacían mucho escándalo.

—¿Por qué no van a una de las habitaciones a hacer su dichosa pijamada como las chicas normales?

—Porque además de no tener televisión, en ninguna habitación caben tantas personas, genio.

Ante la respuesta de Lupa, Lemy se quedó callado. Lincoln verificó que las pequeñas estuviesen bien en la cuna, después le advirtió a Lily que estaba acomodando algunas almohadas sobre el sillón.

—Sé que les pido demasiado, pero procuren no hacer mucho ruido por ellas.

—Tranquilo, Linki. Procuraré que las chicas se comporten lo suficiente, además activé el aislante de ruido de la cuna.

Lincoln se extrañó de esto, antes de preguntarle a qué se refería, vio sobre la mesita frente a ellos un manual que recordaba vagamente haber visto entre las cosas que Lisa le dejó para Lulú con la cuna. Al darle un vistazo se sorprendió por todos los aditamentos que tenía.

—Vaya, esta cosa tiene de todo. Incluso ocho micro cámaras de video integradas y distribuidas viendo al interior y hacia el exterior de la cuna.

Escuchó un fuerte ruido en la segunda planta y lo que pareció ser un quejido. Temiendo que una de las chicas se hubiese caído al bajar del ático, Lincoln dejó el manual sobre la mesa de nuevo y corrió escaleras arriba. Lemy por curiosidad lo tomó y comenzó a hojearlo. Lupa estaba colocando un viejo tapete y unas sábanas encima, aprovechó el momento para hablarle insinuante.

—¿No quieres unírtenos? Estoy segura que te divertirías mucho "en medio de todas".

Miró a su tía temiendo que la regañara y a él con ella, por el contrario, a Lily sólo le daban gracia las palabras de su sobrina hacia el chico, por lo que él se encogió de hombros desentendiéndose de ella.

—Nah. No te ofendas, pero creo que me aburriría entre puras chicas. Creo que esta noche prefiero la compañía de un hombre.

Lupa lo miró largamente mientras Lily sofocaba su risa.

—¿Sí sabes que acabas de matar tu hombría, verdad?

Lemy no entendió a qué se refería o cómo podría haber hecho algo así, siendo evidente que prefería la compañía de su padre en ese momento como ya les había explicado durante la cena. Lincoln regresó cargando a Liby sobre su espalda al bajar por las escaleras. Avergonzada la adolescente ocultaba su abochornado rostro contra su espalda.

—¡Te dije que estoy bien, papá! Sólo me torcí un poco el tobillo.

—Prefiero asegurarme. Ten más cuidado la próxima vez que bajes, hija.

Preocupado por su hermana, Lemy fue a ayudarle a sentarla en una de las sillas del comedor, a la vez que Liena se acercaba asustada y esperando que pudiera hacer algo por ella con el botiquín que su padre tenía. Lupa miró desde la sala el estado de Liby y se levantó de inmediato.

—Tu hermana estará bien, eso no es nada —la tranquilizó Lily deteniéndola de ir con ella—. Tu hermano es otro tema más interesante.

Lupa la miró sorprendida.

—¿A qué te refieres?

—¿Realmente quieres llamar su atención para que se fije en ti o sólo quieres tomarle el pelo? ¿Quieres un concejo? Para lo primero asustarlo es la peor de las estrategias, al menos para alguien como él.

A la chica le sorprendió lo que su tía le estaba insinuando. Si bien es cierto que Lemy le llamaba la atención, no era su objetivo principal. Sabiendo que estaba tanteando terreno peligroso, decidió apostar y arriesgarse para preguntarle:

—¿Y si Lemy fuera... solo mi segunda opción?

Lily la miró con una sonrisa maliciosa. La chiquilla no dudó que pudiese leerle la mente.

—Eso dependería de quién es la primera opción, si está a tu alcance y de verdad disponible fuera de riesgos a que te metas en muy, muy serios problemas, jovencita.

De pronto a Lupa su tía le recordó su madre cuando de verdad conseguía darle miedo.

—¿De qué hablan?

Loan apareció con unos muñecos de felpa a los que con emoción Lacy y Leia que estaban ya alrededor de Liby fueron con ella para tomarlos. Leia abrazaba encantada una osita tuerta un poco sucia de color rosa con vestido azul, mientras Lacy casi con lágrimas sujetaba un envejecido cachorro pug de peluche.

—¡Miss Daisy!

—¡Charles!

Los ojos de Liby se abrieron al distinguir a un delfín con lentes de sol.

—¡Don Burbujas! —Loan se acercó a ella para entregárselo— ¡Dame! ¡Dame! ¡Dame! ¡Dame! ¡Dame!

Liena encantada tomó una linda muñeca de trapo de vestido verde que le había hecho su madre cuando era muy pequeña, también una mantita del mismo color afelpada que con cariño se restregó contra el rostro aspirando su aroma. Lemy las miró y negó con un gesto cruzado de brazos con su padre a un lado.

—Míralas, viejo. Que inmaduras. Pierden la cabeza sólo por unos tontos juguetes.

—¿De quién es el estúpido chango? —preguntó Leia tomando con la punta de sus dedos y evidente asco el brazo de un muñeco de peluche con el aspecto de un simio café de enormes ojos, overol azul y una sonrisa bobalicona.

—¡Señor Piojos!

Lemy se lo arrebató por temor a que se lo maltratara. Lacy curiosa volvió la vista hacia su hermano y este enrojeciendo ocultó el muñeco detrás de él.

—Yo... ah... creo que esto era mío, o, no sé. Tal vez deba de guardarlo para preguntarle más tarde a Lyra si se acuerda de él.

Lacy que sin pena cargaba a su peluche, miró a su padre.

—¿Tu no recuerdas de quién era ese simio?

El hombre miró a su hijo quien se encogió con pena. Aunque hubiese esperado que el peliblanco no supiese nada al respecto, era obvio por su expresión que tenía conocimiento de la relación de su hijo con ese simio.

—Ni idea, hija. Tal vez Lemy pueda ayudarme a averiguarlo más tarde.

Le guiñó un ojo al chico quien asintió aliviado y agradecido con él por cubrirlo. Lacy sonrió.

—Yo no creo que sea estúpido, me parece lindo.

El corazón de Lemy se agitó. Tuvo que contenerse de bailar con el señor Piojos felicitándolo por agradarle a su hermana. Lupa vio al único muñeco que quedaba, era el opaco conejo de peluche con camisa morada de Loan y la mantita de esta.

—¿Y Millie? No es como si me importara —aunque era evidente que lo hacía— ¿Pero no se te ocurrió traerme a Milie?

Loan la miró despectiva.

—Lo hubiera hecho, pero Milie ya está aquí.

Señaló hacia la cuna. Lupa se acercó encontrando en efecto a su preciada abeja sujetada por un lado de Lizy y por el otro de Lulú. Aunque disgustada, no tuvo corazón como para atreverse a quitárselas.

—Más les vale cuidarla bien.

Lamentó haberse llevado hace algún tiempo todos sus juguetes de la casa de su padre sin haberle dejado ninguno de recuerdo como le era evidente hicieron el resto de sus hermanas. Le sorprendió que hubiese algo de Lemy también.

Lyra se asomó atraída ante los gritos de las chicas. Loan un tanto nerviosa le explicó.

—No encontré... no había y... de ti... creí que no ibas a...

—No voy a juntarme con ustedes en la pijamada, Loan. Descuida. Además no recuerdo haber tenido un juguete favorito ni nada de eso cuando niña.

Loan la vio marcharse sintiendo pena por ella, sentimiento que Liena compartió por el modo en que se le quedó mirando antes de desaparecer. Lincoln también había seguido a Lyra con la mirada, Lemy se humedeció los labios y le dio un ligero golpe en el brazo.

—Ella estará bien, viejo. No es nada personal, creo que nunca le han gustado los juguetes, al menos en casa no recuerdo haber visto ninguno de ella —de pronto mira extrañado el suyo—. ¿Y cómo es que tienes al Señor Piojos? Creí que mamá lo había tirado cuando le dije que era muy grande para seguir jugando con él, o eso fue lo que me contó Lyra.

En realidad él mismo provocó eso un par de años atrás cuando una vez que sus amigos fueron a visitarlo, estos vieron al simio en un rincón de su habitación y comenzaron a burlarse de él. Frustrado, le pidió a su madre que tirara al muñeco, sólo para arrepentirse al día siguiente, para entonces su hermana le contó que era tarde para recuperarlo, pues su madre ya lo había tirado.

—Luna me contó que hace un par de años le pediste que tirara al señor Piojos y como yo quería... ya sabes, algo tuyo... pues me lo envió. Supongo que no quería discutir con Lyra, por lo que pensando que se molestaría por dármelo, le dijo a ella que sí lo tiró en vez de explicarle que me lo había mandado por correo.

El chico no estaba muy seguro qué sentir al respecto. Por un lado le incomodaba que Lincoln se diera esas libertades a la vez que le alagaba el que se interesara por sus cosas, además de no ser por él el señor Piojos hubiese terminado en un basurero y realmente se sentía bien por reencontrarse con su viejo amigo.

—¡A qué hora comenzamos la pijamada! —exigió saber Leia.

—Pues podemos hacerlo desde ya —opinó Liby cojeando un poco—. Tenemos todo lo necesario.

Lincoln gruñó un poco.

—Leia, cariño, ¿no quieres irte a dormir con Lizy y Lulú? No tienes qué desvelarte si no tienes que hacerlo.

—¡Quiero jugar con mis hermanas, papito!

Lily le acarició la cabeza acercándose a su hermano.

—Descuida, estará bien. No nos portaremos tan mal delante de ella, ¿está bien?

—Bien, confío en ti.

Lacy sin soltar a Bun-bun se acercó a Lemy.

—¿Quieres que los ayude a llevar almohadas y cobijas a la van para tu pijamada con papá, Lemy?

—Lacy, el viejo y yo no vamos a tener una pijamada. Somos hombres, más bien será como ir a acampar.

—¿Eso quieres decir que no quieres llevarte refrescos y botanas?

El chico miró a sus hermanas vaciar las bolsas en enormes vols.

—Tal vez un par de botellas y una bolsa nos bastarán.

La joven le sonrió y tomó con el brazo un par de almohadas sin soltar a bun-bun, con la otra cargó un par de botellas mientras Lemy llevaba las cobijas y la bolsa de botanas al garaje.

—¿De verdad no quieren unírsenos?

A pesar de lo tentador que resultaba pasar el tiempo con ella, no quería sentirse incómodo entre puras chicas hablando de lo suyo.

—Estaremos bien, gracias.

—Como quieras. A propósito, el señor Pulgas es lindo. —No así el nombre, pero decidió no ofenderlo diciéndole esto, como Lemy no se atrevió a corregirla diciéndole que el nombre correcto era: señor Piojos.

—Gracias. Tu conejo supongo que también está genial.

—¿Bun-bun? Gracias. Mi papá me lo regaló. Antes era de él, ¿lo sabías?

Quiso hacer un comentario gracioso sobre imaginarse a su padre con un muñeco de peluche, pero lo contuvo al ver a su viejo amigo de regreso entre sus brazos.

Mientras las chicas se ponían cómodas, Lily se ausentó junto con Lincoln un momento saliendo ambos por la puerta trasera de la casa.

—Bueno, Lily. Cualquiera cosa que necesiten ya saben dónde encontrarme. No dejes que Leia se duerma muy tarde y por favor no digan nada inapropiado delante de ella.

—No decir nada que ella no sepa. Anotado, hermano.

—Bien. Pues diviértanse.

—Lincoln, antes. ¿No tienes de verdad algo más que decirme?

—¿Acerca de qué?

Lily sujetó con ambas manos su vientre con expresión adusta. El hombre suspiró sintiéndose incómodo.

—Creí que ya habíamos hablado de eso.

—No, no lo hicimos. Te dije que estaba embarazada y luego hablaste con papá y mamá.

—¿Y eso por culpa de quién sería?

—¡Oye! Hablé con ellos y luego me pidieron hablar contigo. Sé que por ellos quizá estas algo fastidiado de tocar el tema, pero creo que por ser yo la que está embarazada, merezco más tu atención.

Su hermano se cruzó de brazos resignado.

—Bien, ¿de qué quieres hablar?

—¿Es en serio? Mira, sé que para ti sólo es otro hijo o hija más, pero para mí será el primero y creo que debería de tener más que eso de tu parte. Por lo que mis hermanas me contaron, no te pusiste así con ellas de hosco cuando a su momento te contaron que estaban embarazadas.

Lincoln podía refutarle eso, quizá no con todas es cierto que se puso así sin intención, pero ciertamente ahora que se percataba de su actitud tras señalársela, prefería no hacerlo.

—Lo siento, Lily. No estoy seguro si me está costando trabajo asimilarlo todavía, o si por el contrario creo que lo asimilé demasiado rápido. Tú lo has dicho, esto ya... se volvió una costumbre para mí y eso no está bien. Lo lamento.

Su ánimo pareció decaer y su hermanita le tomó del brazo.

—Cómo siempre dices, yo no lo lamento. Es cierto que me emociona tener un bebé, pero también tengo miedo de lo que ocurrirá y estoy nerviosa aunque no lo parezca. A diferencia de ustedes que cuidaron de mí, yo nunca tuve qué cuidar de nadie además de a Loan y Liena ocasionalmente cuando eran niñas, por lo que no tengo tanta experiencia como las demás.

—Vamos, sé qué harás un gran trabajo, Lily. Serás una magnífica madre, además no estarás sola.

—¿Lo dices en serio?

—Por supuesto. ¿por qué crees que las chicas enviaron a mis hijas conmigo? Porque confían en mí como yo en ellas. Siempre tendrás no sólo mi apoyo, sino el de las demás.

Aunque esto la reconfortó, también la puso nerviosa.

—No le he dicho a ninguna que estoy embarazada todavía. ¿Crees que me meteré en líos con ellas?

—Sí —suspiró—, pero no tanto como en los que me meteré yo.

Ya se imaginaban que Lori se enfadaría y les gritaría bastante a ambos, en especial a Lincoln, sólo esperaba que Bobby se mantuviera al margen y no quisiera meterse como cuando se enteró que embarazó a Leni y a Lola, tal vez esta vez no pudieran contenerlo por "no respetar ni a su propia familia". Leni de seguro los felicitaría a ambos sencillamente. Luna quedaría sorprendida, se enojaría con Lincoln por aprovecharse de Lily y después tras tranquilizarse los felicitaría a ambos más animada por el bebé. Luan se sorprendería, pero tras asimilar la noticia vería el asunto como una buena broma tomándosela a bien. Lynn... Lynn era impredecible, pues su reacción había sido distinta cada vez que sus hermanas anunciaban que esperaban un hijo de Lincoln. Ambos tragaron saliva al recordar sus reacciones cuando se enteró de los embarazos de Luna, Lola y Lucy. A Lucy seguramente la noticia le sería casi indiferente. El asunto le daría gracia a Lola, mientras que a Lana definitivamente no y seguramente les reclamaría a ambos por su irresponsabilidad, especialmente a Lincoln. De sobrevivir a lo que estaba haciendo y enterarse, Lisa quizá sería la menos sorprendida. Lincoln hizo una oración silenciosa para que su hermana regresara con bien de donde sea que haya ido.

—Linki, ¿es verdad lo que le dijiste a mamá que estarías bien si me mudara al pueblo?

—Si no tienes problemas en dejar tu trabajo y tu vida en la ciudad, sí. Te conseguiría un departamento o incluso podría ayudarte a pagar una casa por aquí. Es un sitio tranquilo todavía e ideal para que críes a nuestro hijo por tu cuenta sin problemas.

—¿Yo sola tendría que criarlo?

—Bueno, estoy seguro que tendrás buenos vecinos que podrán ayudarte de tanto en tanto, además que me parece las guarderías de por aquí están bien; por supuesto siempre que pueda estar disponible también podría ayudarte.

—Pues... estaba pensando que podría vivir no muy lejos de donde tú lo haces para tener más tu apoyo.

Lincoln meditó al respecto.

—No lo sé. Supongo que mientras mantengamos las apariencias para que pueda protegerlas de los malentendidos, podría funcionar. ¿Qué tan cerca quieres vivir de mí?

Recordaba que a sólo dos calles de su casa había una en venta, esperaba que el costo no fuese tan grande y alcanzara con un par de préstamos junto con lo que Lily pudiese tener ahorrado. Podría pedirles ayuda a las chicas que de ser por Lily, seguramente la apoyarían como en su momento hicieron todas las que podían hacerlo con Lana y Lucy.

—Yo pensaba en... ¿el dormitorio de huéspedes?

Toda idea en la mente del peliblanco se bloqueó. Con cierto temor miró a su hermana una década más joven que él un tanto asustado.

—En... ¿dices aquí?

—Pues sí. Piensa en todo lo que nos ahorraríamos de rentar o comprar otra casa.

—Pero... ¿por qué?

—Porque por muy lógico que sea el mudarme mejor a tu habitación, creo que necesitas algo de tiempo para que asimiles la idea de vivir como si estuviéramos casados, pero descuida, no descarto a largo plazo consideres que lo mejor sería que durmamos juntos en el mismo cuarto. ¿Qué opinas?

Lincoln se sintió acorralado. Su cabeza estaba hecha un lío.

—No... no estoy muy seguro de que esa sea una buena idea.

Lily suspiró.

—Está bien. No me mudaré a tu habitación. Supongo que la habitación de huéspedes no estará tan mal.

—Yo estaba pensando en otro sitio... un poco más lejos de eso.

—¿Quieres que me mude a tu ático?

—No precisamente.

—¿Al sótano?

—Lily...

Su hermana se frustró. No tenía contemplado que su hermano la rechazara de esta manera. Se cansó de hacerse la graciosa.

—Entonces, así son las cosas. Le pediste a Lynn, a Lana, a Lucy y a Leni que se casaran contigo, mientras que a Luna, a Lola y a Luan que vivieran juntos, pero yo por supuesto no merezco ni lo uno ni lo otro.

—Pues... en realidad nunca le pedí a nadie que se casara conmigo. No podemos hacer eso.

—Por supuesto sólo porque no podías, pero bien que hubieras querido hacerlo con cualquiera de ellas cuatro.

—¡No es así!

—Es verdad, sólo querías casarte con Lynn, tal vez con Lana y si no lo hubieras intentado resignado con las otras dos, incluso con cualquiera de las demás te hubieses conformado sin llegar a tanto. Estoy segura que de no ser por Bobby, seguro que hasta con Lori lo hubieses hecho.

—Lily, por favor no tomes así las cosas. Digo, nunca le pedí a Lisa que viviéramos juntos.

—¡Porque nunca te sentiste responsable por Lulú! Y lo entiendo, ella quiso hacer su abracadabra de ciencia por su cuenta y sin consultarte, por lo que en realidad nunca te acostaste con ella, ¿pero qué hay de mí?

—Es... distinto. Tú ya tenías un novio con el que llevabas mucho tiempo.

—Sí, un buen novio que nunca te cayó bien y al que engañé contigo durante varios días. ¿Es que realmente creíste que él y yo íbamos a durar juntos después de lo que me hiciste?

—¿Lo que te hice? —se indignó, pues nunca la obligó a nada—. La mitad de las ocasiones no fui yo quien tomó la iniciativa.

—Es culpa de los dos, no sólo mía. Si a esas quieres llegar, fuiste tú quien dio los primeros avances. Yo fui a tu casa con Adrien ese día con la única intención de darte un pastel de cumpleaños, algunos regalos y después regresarme con él para continuar mi vida. Antes de eso puedo asegurarte que nunca me pasó por la cabeza quedarme todo el fin de semana en tu cama.

Tras el estallido de Lily, Lincoln se quedó en silencio un instante.

—¿Quieres que me disculpe?

No pensaba hacerlo, no pensaba arrepentirse por el nuevo bebé que venía en camino como no lo hizo con los otros, Lily tampoco por lo que comprobó después.

—No quiero una disculpa, ya te dije que no me arrepiento de quedar embarazada, me he hecho a la idea y ya me gusta, pero Linki... ¿por qué con ellas sí y yo no?

De pronto se sintió tan avergonzada de decir eso tras escucharse, comprendió que su expresión sonó muy infantil. No supo en qué momento había comenzado a lagrimear. Lincoln la tomó por los hombros.

—Lily, ¿tú me amas?

—Por supuesto que te amo, tonto.

—No me refiero a que si me amas por ser tu hermano. Dime la verdad, ¿realmente estás enamorada de mí?

Ella desvió la mirada incapaz de verlo a los ojos.

—Con el tiempo podría hacerlo. No puede ser muy difícil. Tienes muchas cosas buenas en ti, muchas más que otras personas que he llegado a conocer y con quien estuve. Podría...

—Podrías, pero no lo haces todavía. Lily, te quiero mucho y te amo, eres mi hermanita y yo... sí, es verdad, me aproveché de ti —hasta su hermana se percató de lo mucho que le dolió reconocerlo. El peliblanco miró hacia su casa donde sus hijas comenzaban a hacer honor a su apellido—. Las chicas tienen razón, creo que el único motivo por el que no quería a Adrien era porque me sentía posesivo contigo. Lo veía como a alguien que estaba tratando de quitarme algo mío y por eso nunca le di una oportunidad —meditó unos segundos al respecto—. Sé que ya es tarde y no hay nada que pueda hacer para arreglarlo, pero te pido perdón por eso, Lily.

La joven mujer se debatió entre besarlo y darle una merecida bofetada. Tal vez si su sobrina no se le hubiese adelantado no hubiera elegido sólo abrazarlo resignada.

—Lo que sea.

—Tal vez debería ir con Adrien para disculparme también con él.

Sorprendida, con miedo se separó de él.

—¡Estás loco, te haría papilla!

Lincoln se asombró por esto.

—¿En serio sí sería capaz?

—Eso creo. Al menos si yo estuviera en su lugar definitivamente lo haría. O sea, abusas de tu hermosa, pura, inocente e indefensa hermanita que además es mi novia y la mejor chica que podré encontrar en mi vida. Tú, que encima ya deberías de ser tipificado como un peligro para la sociedad...

—¡Oye!

Lily se echó a reír.

—Lo siento, lo siento. Pero ya en serio, si te ve tal vez no te mate, pero igual lo intenta. Entiendo lo quieres hacer, pero mejor ya deja las cosas así.

Tras el momento, de nuevo se quedaron en un silencio muy incómodo que Lily intentó romper.

—Entonces... sobre... nosotros...

—Lily, a estas alturas ya no sé qué sería correcto. Es verdad, le pedí a casi todas que viviéramos juntos y sí, es cierto que a algunas con más entusiasmo que a otras.

—Como con Lynn.

Suspiró.

—Sí, en especial a ella. Pero el punto es que todas me rechazaron ¿y sabes por qué? Por un lado, no querían sentirse como si me estuviera conformando o resignando con una de ellas por haber sido rechazado por las demás, tampoco querían estar expuestas a algún escándalo para ellas y nuestras hijas de saberse que se involucraron con su propio hermano, pero también pues... porque reconocieron no amarme de otra manera distinta. Reconocían quererme más de lo que deberían, pero no tanto como yo lo hacía a ellas, siempre recalcándome que vivir fingiendo un matrimonio de esa manera no sería bueno ni para mí y mucho menos para ellas y nuestras hijas. Querían aspirar a algo más y yo no tuve corazón ni fui tan mezquino como para exigirles que se quedaran conmigo.

Lily tomó en cuenta sus palabras. Con sus dedos frotó sus sienes para mitigar su repentino estrés.

—Lincoln, Tengo miedo de estar sola. Me acostumbre desde siempre a que alguien me cuide. Incluso cuando me mudé de la universidad viví con una compañera de cuarto, al menos hasta que me gradué y comencé a salir con Adrian. Aunque no viviéramos juntos, sentía que de necesitarlo, todo lo que tenía que hacer era llamarlo a él o a una amiga para que fuera a verme.

Lincoln comprendió a lo que se refería. Sintió pena por Lily y por un momento consideró seriamente el pedirle que se mudara con él, aunque no bajo los términos que ella buscaba.

—Te mereces algo mejor que conformarte a estar conmigo sólo para no sentirte sola. ¿O es que de verdad puedes aceptar tan fácil el convertirte algo así como mi esposa con todas las implicaciones que eso podría tener en tu vida y la del bebé?

Era un riesgo en el que casi no se había detenido a pensar al tratar de verle las ventajas a la idea. En realidad no lo tomó en cuenta sino hasta ese momento que Lincoln mencionaba el detalle sobre cómo podría a largo plazo a su hijo o hija afectarle el saber que sus padres son hermanos cuando tuviese la edad para entenderlo.

—Supongo que... ¿cómo lo hiciste con Lemy y las chicas?

—¿Qué cosa?

—Que tomen con naturalidad que tú, su padre, seas el hermano de sus madres.

—¿Qué te hace pensar que lo toman con naturalidad?

—Lincoln, tengo ojos y oídos. Allá adentro todas tus niñas te adoran y puedo ver lo felices que son cada vez que te dicen "papá" siendo conscientes que son productos del incesto, incluso Lemy aunque le cueste reconocerlo es obvio que te quiere mucho y busca tu aprobación aunque de forma más sutil que Liby.

—¿En serio? —se sintió emocionado— ¿Lemy siente eso?

—Concéntrate en esto.

—Lo siento. Bueno, supongo que desde el principio sus madres decidieron ser sinceras con ellas sobre su origen y entre lo que hicieron por las chicas y lo que me permitieron contribuir a mí, conseguimos que aceptaran su realidad sin muchos inconvenientes, con la obvia excepción de Lyra por supuesto que preferiría considerarse huérfana antes que mi hija.

Lily rodó los ojos tentada a contarle a Lincoln lo que para ella era evidente con respecto a esa mocosa, pero precisamente por respeto al silencio de su molesta y estirada sobrina se lo guardó.

—Aunque Lily, en todo caso... sólo creemos que están bien con eso, pero yo no tendría la certeza que el que hayan crecido "viendo con naturalidad la particularidad de nuestra familia" como diría Lisa, eso no signifique que se guarden una opinión personal o molestia de ello, en especial las mayores que son más conscientes de lo que implicaron mis acciones y su existencia. Tal vez Lyra a pesar de todo lo que la critiquemos por su forma de ser, sea la más sincera en ese aspecto.

Los ánimos parecían comenzar a abandonar a Lincoln. Lily queriendo evitar eso, se apresuró a cambiar el tema esperando que algún día Lyra se decidiera a ser sincera con su padre.

—Supongo que le pediré a mis hermanas que me ayuden si se presenta una emergencia con la niña.

—Y sé que encantadas lo harán, yo también lo haré. No porque te recomiendo que vivas por tu cuenta significa que me desentenderé de... ¿la niña? —abrió los ojos sorprendido— ¿Ya sabes que será una niña?

—No oficialmente, pero lo presiento. Además sabemos que contigo como con papá, la posibilidad de tener un niño es de una a diez.

Consiguió sonrojarlo.

—No estaría mal que fuera una niña. ¿Has pensado en un nombre?

—Si es un niño no estoy segura todavía, pero si es una niña y de eso si estoy casi segura que así será, quiero llamarla Lani.

Lincoln murmuró el nombre varias veces, le gustaba, sólo esperaba que no fuese como su madre toda una diablilla.

—Entonces, Lily. ¿Aún quieres...?

—Te prometo que pensaré mejor en todas mis opciones en el caso que quiera mudarme, lo cual también reconsideraré. ¿Contento?

Su hermano suspiró.

—Mira, Lily. No te voy a cerrar la puerta de mi casa, pero quiero que de verdad explores más posibilidades. Yo encantado para variar me encantaría criar a una de mis hijas —pensó en Lulú y en la oportunidad que quizá tendría de hacerlo con ella en dado caso que ocurriese lo peor—. ¿De acuerdo?

—De acuerdo. Y no pienses que si vuelvo a pedirte que vivamos juntos, lo hago porque me esté conformando o resignando contigo solamente. También está lo otro.

—¿Qué es lo otro?

Ella le guiñó un ojo y le robó un beso rápido en los labios sorprendiéndolo.

—También eres muy bueno en la cama —con andares coquetos se alejó de él para entrar a la casa, entonces se volvió y recuperando por completo su aire inmaduro agregó—. Además, en estos tiempos ya no hay hombres fieles y sé que tú eres uno de los pocos que podrían serlo.

—Tengo nueve hijas, un hijo y a otro bebé en camino, cada una con excepción de Lemy con una mujer distinta, una hermana distinta. ¿Qué te hace pensar que podría serte fiel a ti solamente?

—Porque con lo que he observado desde que llegué, es evidente que no has estado con ninguna chica desde que te dejé impresionado por las inigualables experiencias que tuviste conmigo.

Lincoln decidió cortarle sus pretensiones.

—Lisa no hubiera opinado lo mismo la noche pasada. ¡Ya está, lo dije!

Su hermana quedó sorprendida.

—¡Con Lisa! ¡Eres un cerdo! ¡Te metiste con tu hermanita siete años menor que tú!

Lincoln alarmado miró a su alrededor. No parecía haber llamado la atención de ningún vecino.

—¡Santo cielo, Lily! No tienes por qué anunciarlo a todo mundo.

En respuesta ella comenzó a reír, siendo obvio que su reacción fue intencional.

—Es divertido molestarte, comprendo por qué Luan y las otras solían hacerlo. Pero... ¿con Lisa? Si es un bloque de hielo, ¿cómo la convenciste de hacerlo contigo?

—En realidad y por mucho que te cueste creerlo, fue ella la que me convenció a mí.

—Bueno, tampoco es como si fuese muy difícil convencerte para hacer eso, aunque sí que me sorprende que por fin quisiera acostarse con el padre de su hija. Raro, uno usualmente pensaría que eso hubiese pasado primero, ¿entiendes?

—Entiendo que tanto esfuerzo que puse cuando eras una bebé para que te parecieras a mí fue en vano, terminando en ser el orgullo de Luan.

La chica estalló en risas.

—Bueno. Ya en serio, Linki. Pensaré en lo que dijiste, pero creo que todavía te tendré en cuenta como novio al menos. Lo de Lisa no cambia nada, que ella solo es otra más de nosotras. Ya lo dije antes, no eres un mal partido... aunque creo que si nos casamos...

—Vivimos juntos.

—...lo que sea, yo si te vengo matando si me eres infiel.

—Genial —señaló sarcástico—. Ahora suenas como Lynn.

—Y eso seguro te gustó. En todo caso sé que no me dejarías por alguien más si estuviéramos juntos.

—¿Por qué estás tan segura?

—Porque procuraría que te sientas a gusto conmigo. Incluso... aun si no somos nada más que hermanos, siempre que busques sentirte bien, incluso si vivo en otro lado y si no tengo ningún compromiso con nadie en ese momento, mi puerta siempre estará abierta para ti y no me refiero a la de huéspedes, a no ser que me quede en ella por supuesto.

A la luz de la entrada, Lincoln apreció la silueta de Lily, realmente era muy hermosa y su embarazo de alguna manera acentuaba todavía más esa belleza. Se sintió excitado de pronto con el recuerdo de todo lo que había hecho con ella en su último cumpleaños con una mezcla de culpa y deseo. Lily notó esto y quizá a causa de las hormonas que su embarazo le alborotaba, sintió lo mismo que su hermano, pero sin tener que experimentar la culpa.

—Sabes... aún estás a tiempo para volver a distribuir a las chicas y quedarte conmigo en tu recámara.

—Creo... creo que por esta noche nos atendremos al plan inicial.

—¿Por esta noche? Bien, supongo que puedo esperar hasta mañana.

Lincoln no estaba seguro si podría resistir la tentación para entonces. Lily entró de regreso a la casa y él permaneció un momento más reflexionando por su cuenta lo que ocurriría ahora que la última de sus hermanas también tendría un hijo suyo. Había pensado que consiguió desviar la atención de su madre cuando le insinuó que le propusiera a Lily vivir con él, tal y como obviamente su hermana esperaba. Con ella no consiguió ser tan disimulado para desentenderse del asunto por el bien de ella misma. Le tomó su tiempo para que la excitación lo abandonara.

—¿Es en serio? Después de todo lo que le hice a Lisa anoche por... donde pude y donde no sabía que se podía, ¿aún tengo ganas? Rayos que de verdad tengo un serio problema.

Fue inevitable para él ver la ventaja de lo que sería vivir finalmente con alguien para calmar ciertos aspectos que limitaba de su vida. Además de pensar en Lily en su cama, una imagen encantadora llegó a su mente de él llegando a casa tras un pesado día de trabajo, siendo recibido con amor por parte de su esposa y dos niñas, una de la edad de Lizy y la otra de cabello castaño apenas un poco más joven que Leia, pero muy parecida a Lulú.

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Pensaba subir esto hasta mañana, pero vamos, ¿para qué dejar para mañana lo que podía hacer hoy?

Y hasta aquí llegamos con la nueva obra quincenal, la cuál va para largo. Como siempre les agradezco el apoyo que le han dado a este proyecto, así como invitándolos por cansado que suene a que cumplan con las normas de higiene correspondientes para que ya podamos regresar a nuestras vidas rutinarias antes que el bicho ese se soltara por el globo. Tengo fe en que pronto den por lo menos con una vacuna efectiva. Sospecho que estoy a nada que en mi trabajo también me descansen por este problema. Así es, aún hay hoteles que siguen funcionando como en el que laboro, aunque con el acceso muy limitado, así como también hay gente inconsciente que cree que no es mala idea salir a turistear. ¿Pueden creerlo? En fin. Lávense las manos y no olviden que el móvil, la tablet y el teclado necesitan también asearse.

Les mando un afectuososaludo desde donde estoy a todos.

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