Anillo 2: Anillo de Compromiso
Anillo 2: Anillo de Compromiso
Marinette sabía que estaban a punto de cumplir 1000 días de novios con Adrien, y no podía decir nada malo de esos tres años que llevaba como pareja con él. Todo era tan perfecto, aunque sus personalidades, de vez en cuando, chocaban un poco, no habían sucedido nada que la hiciera lamentar su relación, al contrario, cada día sentía que estaba en el lugar indicado.
Aunque anticipaba que el chico tenía algo preparado a lo grande por aquella fecha, encontrarse sobre los exámenes finales del lyceé, que los ayudaría a poder definir su futuro, le hicieron desinflar un poco los ánimos. Ambos necesitaban buenas notas para las carreras que aspiraban y estaban metidos de lleno en sus exámenes.
Poco, es decir, que se juntaban exclusivamente para estudiar, con la excusa de pasar tiempo, aunque sean en compañía del otro.
Así que, cuando Adrien la citó en una dirección que ella no conocía, la extrañó de sobre manera. ¿Realmente había conseguido tiempo para preparar algo?
Él ya estaba ahí, cuando llegó, tan guapo con sus jeans negros y una camisa blanca de cuello y botones negros, que ella tuvo que abanicarse con ambas manos. Admirarlo y contemplarlo, era algo de lo que nunca se cansaba de hacer.
Adrien le sonrió, él también adoraba contemplar y admirar la preciosa joven que tenía como novia, sobre todo cuando vestía alguna de sus creaciones, como en ese momento, blusa blanca con un corsé negro de puntos rosas y un pantalón Capri rosado, su cabello estaba tomado en una media coleta. Se veía tan preciosa a sus diecisiete como cuando la conoció a sus trece años.
Adrien la tomó de la mano, entrelazó los dedos con ella y entraron al edificio. Subieron al quinto piso y aunque ella estaba muy ansiosa, no consiguió respuesta del chico, hasta que llegaron a una puerta. Marinette lo vio ingresar una contraseña con los números de nacimiento de ambos y antes de que él la terminara de abrir, le pidió que cerrara los ojos.
Marinette obedeció e ingresó con él de la mano. Adrien sonrió antes de pedirle que abriera los ojos.
—Wow— fue lo único que pudo decir cuando vio el amplio espacio completamente en blanco. Salvo por el piso flotante, las paredes estaban completamente en blanco y libre de muebles—. Esto...
—Te comenté que quería salir de la mansión cuando entráramos a la universidad, así que lo compré —le informó, mientras la chica observaba cada dimensión del departamento, tenía espacio para un gran comedor y living, así como también una amplia cocina— Tiene cuatro habitaciones —le informó.
Marinette terminó de recorrer todo y volvió hacia él con el ceño fruncido. Adrien sonrió en el momento que se dio cuenta lo que pensaba la joven.
—¿Por qué todo está tan vacío? ¿Qué tramas?
—Pensaba —dijo, ocultando las manos detrás de él—, que, si era un lienzo en blanco, mi pequeña gran artista podría darle vida como solo ella sabe hacer.
—¿Quieres que decoré tu departamento?
—Nuestro, si tú quieres —y ahí estaba. Adrien observó el preciso momento en donde Marinette junto toda la información y la procesó.
—¿Quieres que vivamos juntos?
—Obviamente, cuando ambos cumplamos la mayoría de edad —afirmó—. Quiero que terminemos el Lyceé y luego, que vivamos juntos.
—Adrien...
—Me gustaría hacer las cosas bien, sacarte de tu casa convertida en mi esposa, pero creo que convivir nos ayudará a acoplarnos mejor, a armar nuestra vida juntos antes de dar el paso más grande...
—Adrien...
—Pero —la interrumpió—, eso no quiere decir que no voy a sacarte de tu casa, sin otro anillo en tu dedo.
Marinette abrió los ojos en sorpresa, cuando Adrien se arrodillo frente a ella, enseñándole un bello anillo de diamante rosa. Llevó ambas manos a su rostro para evitar gritar.
—Marinette Dupain-Cheng, llevamos tres años juntos, y han sido los años más maravillosos de mi vida, sé que aun nos esperan muchos desafíos, y aunque no sé que nos deparara con ellos, sé perfectamente que no quiero vivir esas experiencias con nadie más que tú. ¿Aceptas convertirte en mi prometida?
—¡Sí! —dijo, haciendo que Adrien se pusiera de pie—. ¡Claro que sí!
—¡No te arrepentirás! —le dijo, tomando su mano izquierda, para colocar junto al anillo de promesa, el de compromiso. Le dio una suave caricia a la mano, antes de besarle los nudillos.
Marinette sonrió mirando ambos anillos que tenía en su mano izquierda. Ella conocía muy bien el significado del diamante rosa. Sobre todo, cuando estuvo investigando para crear sus accesorios. Estaba muy ligado a trabajar y proteger la creatividad, pero también a estimularla en los planes a futuro.
Giró sobre sus pies, observando el gran lienzo en blanco que Adrien él había entregado, de repente, su cabeza se llenó de ideas.
—Toma —le dijo Adrien, sacando de su bolso, una libreta con un pequeño estuche—, me imaginé que lo necesitarías.
Marinette no pudo evitar besar a su novio, la conocía tan bien.
—¡Te adoro! —exclamó, sentándose en el suelo para empezar a trazar líneas.
—¡Voy a ir a comprar algo para comer! —indicó, acercándose a la puerta, pero Marinette solo elevó el pulgar izquierdo, completamente concentrada en su trabajo.
Adrien sonrió por ultima vez, antes de salir del lugar.
No aguantaba las ganas de que ver como Marinette convertía ese lugar sin color, en un cálido hogar.
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