Capítulo #5. Actitudes infantiles.
Ese chico era el ángel que necesitaba a gritos durante toda mi vida, pues llegó cuando menos lo imaginé y justamente en las circunstancias adecuadas, ya que, si no hubiera sido por Él, quizá ahora estuviera muerta u hospitalizada de nuevo por culpa de mis absurdas ideas suicidas, pues ese chico con rostro de ángel acudió a mí en los momentos en que más necesité de alguien que me aconsejara y abrazara como lo hizo aquella noche aunque fuéramos completamente desconocidos el uno con el otro, no obstante, decidí darle una oportunidad al estar volviéndome loca de dolor por la miserable vida que me había tocado y ya no lo soportaba más.
Era inexplicable, pero Ulises provocó en mí una serie de sentimientos que jamás creí llegar a tener, pues mi corazón latía mucho más rápido de lo normal, el estómago estaba revuelto a causa de las mariposas que revoloteaban, mis manos sudaban, era algo torpe y mi cabello se convirtió en una distracción al acariciarlo suavemente mientras hablaba con Él con el propósito de intentar conquistarlo inconscientemente, ya que desde entonces Él y yo nos veíamos cada noche a escondidas con tal de que nadie de mi bochornosa familia lo fuera a arruinar y por eso, mi vida cambió para bien al momento de conocerlo aquella lluviosa noche cuando quise desaparecer del mundo.
Él simplemente era el chico que toda chica deseaba tener, ya que su apariencia física era más que perfecta, tenía libertad para decidir por sus propias acciones al no deberle cuentas a nadie, su caballerosidad sobrepasaba los límites a cada momento, era amoroso, respetuoso, atento, sobre protector, detallista y delicado conmigo, pero sobre todas las cosas, era excelente para mantener mi autoestima alta al igual que para besarme cuando entre nosotros hubo pasión de verdad, pues sus lindos ojos grises me producían tranquilidad absoluta al creer en su amor tras ser una pareja formal porque ya no podíamos estar tan lejos el uno con el otro.
Ulises decidió comenzar a conquistarme con maneras muy inteligentes para hacerme reír en lugar de llorar y sacar lo mejor de mí gracias a su buen corazón conforme fuimos avanzando en nuestra preciosa relación, pues iniciamos un maravilloso viaje correspondido por el amor y el deseo, en el cual, ambos estábamos unidos para siempre, de modo que Él, al fin le dio un propósito a mi afligido corazón para continuar viviendo a pesar de todo en mi hogar, o eso era lo que creía hasta que un inmenso tsunami destructivo vino hacia mí al ser atraído por la mala suerte.
Cualquier fatídico momento inicia cuando la víctima, en este caso yo, cae ante los halagos de su falso amor al verse rodeada de alguien cuyo interés se basa en detalles románticos incapaces de olvidar así como de atención constante, lo cual, evidentemente me faltaba a mí en grandes cantidades, pues todos dentro de mi familia habían sido demasiado crueles conmigo cuando yo quise seguir adelante y por eso, tuve que recurrir a la primera persona que apareció en frente para lograr desbloquear mi orgullo y dejar explotar mis problemas aunque eso fuera bastante peligroso.
Para mi infortunio, Ulises no fue ese ángel que creí en un principio, pues me dejé engañar ante Él como toda una campeona olímpica en la piscina de sus mentiras, las cuales, me trajeron serios problemas solo por confiar en alguien a quien conocí a mitad de la noche mientras me encontraba sola y llorando, y nadie era culpable más que yo misma al ilusionarme con algo imposible.
Un día miércoles 21 de setiembre mi ahora novio Ulises repentinamente me dió un beso apasionado en el cuello mientras sostenía con ambas manos un hermoso clavel color naranja y una bandeja con mis chocolates favoritos en aquel sitio de ensueño, ya que ese momento debía ser muy especial para ambos porque era nuestro primer momento como pareja pública, sin embargo, después de eso algo completamente inesperado sucedió en aquel romántico parque cuando pensaba que ese sería el mejor momento de mi vida y que al fin la vida me estaba dando una tregua para volver a ser feliz.
—Mi amor, dime algo, ¿Tú realmente me amas como dices o es solo un engaño más para romperme el corazón cuando menos lo espere al ser una clase de apuesta? Mira que conozco a muchos chicos de mi asquerosa secundaria que lo hacen así. —pregunté algo ansiosa e inquieta por su posible respuesta, pues temía que me dejara sola luego de enamorarme de verdad.
—En serio Glo, ¿Todavía lo dudas? ¡Claro que te amo, tontita! ¡Tú me vuelves loco desde la noche en que te conocí porque eres muy hermosa y única! Es más, tus ojos son la luz de mi alma, ¡Uff! A veces desearía tenerte solo para mí por el resto de la eternidad. —aseguró Ulises con un tono de voz firme al encontrarse muy decidido en lo que decía, pues mientras hablaba me veía fijamente a los ojos y los míos se perdían en los suyos debido a que sus palabras parecían "muy románticas" hasta que, más adelante descubrí sus verdaderas intenciones con mi supuesta gran belleza.
—¡Ohhhh!, Ulises, mi amorcito, ¡Qué buen novio eres! ¡Por Dios! ¿Sabes algo, bebé? ¡Yo te amo demasiado y sí, soy tuya para siempre! ¡Puedes hacer lo que desees conmigo! Lo juro, estaremos juntos y todo el mundo estará celoso de nosotros, ¡Tú eres más que perfecto y te pertenezco! —aseguré mientras hablaba sin pensar al estar cegada por "el amor", ya que haberle dicho eso de mí fue uno de mis más grandes errores en la vida.
Él era muy misterioso y callado en cierta manera, pues después de lo que sucedió entre nosotros aquella impresionante noche, solo recibía llamadas y extraños mensajes de texto a los cuales tenía que salir de "emergencia" después de besarme o abrazarme, lo cual me ponía muy nerviosa a cada minuto, ya que a veces me daba la sensación de que me engañaba con otra mujer mucho más atractiva que yo para luego usarme como un sucio trapo viejo en segunda opción después de ser rechazado por esa supuesta zorra, a la cual, imaginé como una modelo británica en mi alocada cabeza tras sentirme algo celosa e insegura porque en el fondo sabía que Ulises, mi novio ideal, no se fijaría en alguien tan espantosa como yo.
Según lo que me decía cada vez que salía de improvisto, era que su profesión lo obligaba a estar fuera durante unas horas, pues se dedicaba a ser paramédico voluntario y debía de atender a las personas que sufrían accidentes o diversas situaciones de riesgo para la vida debido a que para eso se preparó en la universidad de su ciudad natal, y como lamentablemente yo lo amaba demasiado, le creía todo lo que me decía hasta el punto de no cuestionar más sus discursos incoherentes con mis absurdas dudas porque me daba miedo de perderlo cuando al fin había encontrado quién me entendiera y amara lo suficiente.
Evidentemente, cada vez que eso sucedía me iba a casa como la chica más dichosa y feliz del universo entero, pues me fascinaba la idea de que Él, mi novio ayudara a los necesitados sin importarle el dinero, clase social o la condición de la persona y de que además me quisiera tanto o más como alguna vez soñé, además, ya medio sabía de esas cosas porque mamá era médico desde hace muchos años y me había acostumbrado a sus llegadas tardías a la casa ahora que era una mujer divorciada, por lo tanto, no me importaba mucho si a Ulises le sucedía lo mismo si era por amor.
—¡Ay mi Afrodita! ¡No sabes lo mucho que te deseo! ¡Tú eres mi todo en esta vida, así que yo siempre te tendré en mi corazón sin importar lo qué pase con nosotros en un futuro, lo juro! Estaremos juntos hasta el fin de nuestros días. —aseguraba Ulises cada vez que se marchaba rápidamente, pues se ponía demasiado romántico poco después de irse lejos por un tiempo.
—¡Pero claro que sí, bomboncito mío! Tus besos son especiales para mí porque son la medicina para mi débil corazón, así que no te dejaré por nada del mundo porque jamás había sentido algo así por alguien y yo tampoco dejaré de amarte porque estoy segura de que los dos formaremos una preciosa familia y estaremos juntos para siempre como dices. —decía ingenuamente mientras lo abrazaba cuando se tenía que ir, ya que además cerraba los ojos cuando mi piel rozaba la suya o sus grandes labios carnosos me producían intenso placer, pues enserio disfrutaba sentirme así de especial por alguien tan sexy.
—Ajá, eh, lo siento mucho Gloriana pero tengo una llamada de emergencia y debo de atenderla de inmediato, ¡Es de vida o muerte y con eso no se juega! Tú lo sabes mejor que nadie. —aseguraba Ulises después de casi siempre estar junto a mí, no obstante, luego de exitarme simplemente preparaba una gran maleta con algunas pertenencias de campamento como arnés, cuerdas, lámparas, repelente contra mosquitos y algunas píldoras para el dolor, lo cual, me hacía pensar en muchas cosas a la vez cuando eso ocurría, pues su romántica personalidad cambiaba cuando recibía esos llamados.
—Cielo, siempre he tenido curiosidad en una cosa, ¿Me la explicas?
—¿Ah sí? ¿Y en qué?
—¿Para qué son esas llamadas y mensajes de texto tan misteriosos? Es que los recibes muy seguido y me da mucho miedo de que te pase algo malo ahora que estamos juntos, ¡Solo te quiero para mí y lo sabes! —afirmaba estando bastante celosa y nerviosa al tratar de sacarle información, pues siempre que se iba me dejaba con la duda.
—¡Ash! ¿Otra vez estás de paranoica? Ya van tres veces en este mismo día que me preguntas lo mismo, ¡Ya me tienes harto! Pero para que le bajes dos rayitas a tus celos te diré la verdad.
—Te juro que yo no... —decía mientras intentaba no romperme a llorar.
—¡Tú nada! ¡Uff! Mira tontita, estas son llamadas y mensajes de emergencia porque soy paramédico sin goce de salario en este lugar gracias a unos cursos universitarios intensivos que llevé en mi ciudad natal hace como diez años, ¿Ya? ¿Por fin estás feliz con tu interrogatorio policial? Vaya, ¡Eres excelente para arruinar los malditos días por tus estupideces infantiles! Muchas gracias. —aseguraba Ulises muy alterado al ver que yo seguía preguntando, pues me tomaba fuertemente del brazo mientras que terminaba de preparar su kit de emergencia, ya que para Él yo era un objeto fácil de manipular aunque mi ingenuidad aún no lo notara.
—¡No!, Ulises, ¡Hey! ¡No me hables así de feo, por favor! ¡Yo no soy tu saco de boxeo como para que te desquites!
—Tú te lo buscas, ¡En un noviazgo debe de haber confianza y comienzo a creer que no eres para mí! —respondió.
—¡Mi amor! No es necesario que me lastimes, tú sabes que ya tengo suficiente con mi tía, ¡Ah! Y te pregunté eso porque me importas muchísimo y no quiero que te suceda nada malo allá afuera, ¡Uff! Créeme, moriría en vida si descubro que tienes a otra mujer, ¡Estoy traumada por culpa de mis padres y su separación hace unos años! —dije con firmeza mientras tenía un nudo en la garganta, pues a veces Él era demasiado cruel conmigo y mis celos eran la única opción que me restaba para hacerle ver mi amor.
—¡YA BASTA GLORIANA! ¡Qué tóxica eres! Y escúchame bien, si continuas con tus preguntitas irritantes o con tus celos de mocosa en un jardín de niños, lo nuestro se acabará para siempre, ¡Tú decides, eh! No te soporto así.
—¡Oh Dios mío! ¡Claro que sí! ¡Soy una completa imbécil!, y perdona mis palabras, es que a veces no sé ni lo que digo, ¡Uff! Tú eres un ángel y no debo hacerte enojar, así que ve, ¡No pierdas más tu valioso tiempo conmigo!
—Gracias. —asintió con la cabeza.
—Uli, bebé, ¡Estoy muy orgullosa de tí, y por lo tanto, presumiré a los cuatro vientos de que tengo al mejor novio del universo! —dije tras ser bastante ingenua e inocente al pensar que Él era un santo, pues después de eso me iba a casa muy feliz al creer que era tan perfecto como un auténtico príncipe azul cuando evidentemente el tóxico manipulador siempre fue Él.
...
👑Datos importantes.
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Adelaide Kane como: Gloriana M.
•Henry Cavill como: Ulises Burton.
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