Capítulo #37. Experiencias de la vida.

En realidad, lo que más me llenó de gozo además de saber que mi tía Rachel se retorcía como un sucio gusano de tierra tras la rabia de no lograr lo que quería hacer en dieciocho largos años fue descubrir la maravillosa jugada de que todos mis ex compañeros de la antigua secundaria que me hirieron por tanto tiempo se rompían de envidia cuando supieron la verdad de mi apellido real gracias a las miles de noticias nacionales e internacionales, principalmente la presumida de Abby Cragford, mi supuesta mejor amiga cuando apenas teníamos siete u ocho años de edad en la primaria que marcó mi vida para mal.

Como era evidente, el ego se le subió a la cabeza y de la noche a la mañana ya éramos muy cercanas aunque eso fuera una vil mentira, pues mi linaje azul le dió material suficiente para presumir sobre nuestro primer encuentro de amistad hacía ya tantos años porque increíblemente su popularidad se incrementó casi al triple de lo normal luego de que la profesora Saralí lo confesara en aquella horrible institución y la noticia fuera confirmada por las autoridades rusas, sin embargo,  el simple hecho de estar muy lejos de ellos a pesar de aquella bola de mentiras me traía tranquilidad y paz verdadera.

Sin querer, mis incomprendidos ex compañeros y profesores siempre me llamaron en modo de burla como "princesita", o "Su Alteza" por ser la más débil o callada cuando se aprovechaban de mí durante tantos años y ahora, esas fuertes palabras al fin cobraron sentido, pues en lugar de hacerme daño como pretendían, cada uno de ellos profetizaron esa increíble realidad que hoy en día era el evento más importante del siglo en todas las revistas de farándula tras ser descendiente de una legendaria familia.

Obviamente estaba muy orgullosa y satisfecha de haber conocido la gran verdad antes de tiempo por mis propios medios tal como la tía abuela Anastasia quería, pues mi vida cambió para bien a partir de ahí en todos los aspectos, ya que lo más importante para mí ahora era mantener a mi familia unida como tanto le pedí al cielo durante largos años de dolor y como añadidura nuestra abuelita paterna al fin había aparecido y tendría la preciosa oportunidad de acercarme a ella para sentirme segura otra vez, cosa que a Catalina también le agradaba dadas las circunstancias de que no podía recordar a la abuela Inés por su corta edad de cuatro años cuando ella falleció durante aquel crudo invierno.

Como era evidente, la felicidad vino a nosotros una vez más al romperse la tortuosa Maldición Romanov, la cual yo no causaba bajo ninguna circunstancia a pesar de que la tía Rachel insistiera durante tantos años tras culparme por todo lo malo que sucedía en la familia, probablemente para ocultar su vergüenza y deshonra conmigo, es decir, la pequeña niña que podría quitarle cada posesión que había logrado robar.

Entonces ahora era lógico que al saber sobre mi inocencia hacia las caprichosas acciones del destino sobre mis seres queridos pudiera tener paz y absoluta firmeza de que todo mejoraría en casa debido a nuestro golpe de suerte, y sí, así fue durante un tiempo tras convertirnos en figuras políticas muy importantes alrededor del mundo, pues cada joya, corona, palacio, artefacto o recuerdo antiguo nos fue devuelto luego de ser vendido a otras monarquías europeas, quienes literalmente se hincaron ante nuestra reaparición a la vida.

Además, todos los ciudadanos de mi bello país natal sin excepción alguna estuvieron pendientes de nuestra nueva vida real con el apoyo de la prensa desde el instante en que Sergey & el Parlamento Ruso confirmaran la noticia, así que decidí permitirles ver cada aspecto de mi increíble milagro genético al dejarlos entrar al Palacio Kralovna, ya que aunque fueran demasiado intensos, sabía que su emoción era demasiada al tenerme cerca, pues quizá yo era la adolescente más popular del mundo por mi nuevo estatus como princesa rusa pero con las mismas raíces de una chiquilla "ordinaria" que de la noche a la mañana se volvió extraordinaria gracias a los valientes antepasados Romanov, quienes ahora podrían descansar en paz aunque mi frágil corazón aún pertenecía a PalmGold, es decir, mi ciudad natal y que jamás iba a poder olvidar.

—¡Ash! Disculpen, pero mi hija no puede tener más entrevistas luego de lo que sucedió con aquel periodista loco, ¡FUERA! Lo siento mucho, pero como su madre debo cuidarla de los problemas y de personas malvadas aunque sea lo último que haga. —dijo mi madre con una expresión de indiferencia, pues evadió a la prensa a toda costa para protegernos, ya que para ella eso era muy fastidioso e invasivo.

—¡NO! Mamá, ¡Espera un poco! Hoy sí daremos una entrevista, mira, ¡Ellos no son cualquier clase de reporteros para nosotros! ¡Vienen desde PalmGold! Estoy completamente segura de eso.

—Jovencita, ¿Podrías obedecer a tu madre aunque sea solo una vez? Gloriana, te estás exponiendo al peligro tú solita, ¿Acaso quieres que se cumpla mi peor pesadilla de que esta vez sí haya un terrorista real que te asesine cuando caes ante cualquier persona? No.

—Ma, por favor, ¡Tranquila! Sé que son de nuestra ciudad y te lo demostraré, ¡Mira sus micrófonos y logos periodísticos! Ellos se molestaron en venir hasta aquí solo por nosotros, ¡Ohhhh! Me disculpo por mi madre, estimados señores, yo misma los atenderé con gusto. —dije con una sonrisa al encontrarme feliz de ser entrevistada otra vez pero por parte de personas que me entendían bien, pues algo dentro de mí sabía que ellos no me harían daño.

—¡Ishh! Bueno, pero solo por unos cuantos minutos, eh Gloriana, ¡Te estaré observando como un alcón! ¡No te perderé de vista! —respondió mi madre con una mueca de desagrado, pues no quería ser la mala frente a millones de personas que nos veían por televisión.

—Hola. —saludé cortésmente. —Mi mamá solo me protege porque me ama demasiado, pero voy a confiar en ustedes, espero no me vayan a decepcionar como muchos otros que intentaron destruirme en varias ocasiones. —respondí.

—¡Ya la oyeron, compatriotas! ¡Tienen ante ustedes a la nueva Princesa de Rusia! La nieta mayor del legendario Zarévich Alexei, sobrina nieta de La Gran Duquesa Imperial Anastasia Romanov y futura Reina de este inmenso país, es decir, su Alteza Real, la chica más popular del planeta en estos días.

—Así es, compañero Fabián, además, sus antepasados de sangre real no murieron hace cien años como todo el mundo creyó y es oriunda de nuestra misma ciudad tal como sus familiares actuales así como los dos niños menores de la gran dinastía Romanov, ahora, ¿Cómo es posible que una chiquilla ordinaria se convirtiera en extraordinaria?

—Estén atentos... Podrán ver este reportaje completo en nuestro gran especial titulado: "Del seno materno a la Corona Rusa" al ser las ocho de la noche por el canal oficial de NotiGolds, ¡No se lo pierdan! ¡Nuestra valiente princesa estará para responder a cada una de las dudas que surjan! —afirmaron varios reporteros al estar muy entusiasmados de poder entrevistarme después de todo, pues dieron las noticias en vivo con gran esperanza al finalmente suceder algo emocionante en casa.

—¡GLORIANA! Hija, tenemos prisa para llegar a nuestros compromisos sociales y lo sabes bien, además, te repito que debes de tener cuidado con la prensa aunque sean de nuestra ciudad natal, así que ya, ¡No es momento de más fama o reconocimientos, eh muchachita rebelde! —mencionó mi agobiada madre desde lejos mientras me llamaba desde el interior del lujoso automóvil Mercedes Benz de color negro que el gobierno ruso nos obsequió, pues yo me encontraba presa entre los periodistas de distintas naciones y eso la hacía disgustarse mucho porque podría ser el blanco de maniáticos como aquel joven que acabó muy mal o mi ex novio psicópata.

Ahora yo era la tercera chica americana que logró llegar a la realeza europea por sí sola como en un lindo cuento de hadas que seguía pareciendo irreal, no obstante, a diferencia de las otras a mí me catalogaron como a una princesa guerrera, valiente y esforzada tras haber nacido con ese derecho y no por matrimonio como mi padre, pues después de contar lo que viví durante tantos años con algunas lágrimas en mi rostro, todos se cautivaron y a la vez se asombraron de ver cómo fui capaz de descubrir dicho secreto por mi propia cuenta tras romper con las ataduras, miedos y prejuicios que la tía Rachel me hizo creer durante tantos años, pues ella era una mujer que me odió a muerte desde el día en que nací por razones de celos, envidia y venganza, o eso era lo que yo creía según lo contado.

Sin embargo, ahora mi familia y yo estábamos completamente seguros en un lugar donde podríamos rehacer nuestras vidas, pues teníamos un palacio inmenso que jamás nos quitarían, mis padres estaban juntos otra vez en santo matrimonio, ahora tenía una abuela con quien compartir sin sentir pena o dolor por ser juzgada, mi hermanita era tratada por los mejores *hematólogos* del mundo para controlar su enfermedad, y yo volví a ser feliz después de permanecer tanto tiempo en la oscuridad, ya que mi vida dió un total giro de ciento ochenta grados para cambiarlo todo tras ser reconocida como un ejemplo para el mundo entero, una chica muy popular entre los jóvenes y famosos, una legítima heroína y una nieta, sobrina nieta e hija perfecta.

Luego de dar mi breve entrevista aquella mañana, la abuela Emilia quiso acercarse a mí tal como siempre deseé, pues al ser su nieta mayor intentó conectarse conmigo de alguna forma y nuestra nueva terraza de lujo ubicada en la cima del palacio era la escena perfecta para ambas porque las puestas de sol combinadas junto a la suave nieve de diciembre y la atención 24/7 por parte de miles de sirvientes reales creaban un ambiente increíble capaz de relajar a cualquiera, no obstante, mi corazón sintió un vuelco enorme cuando ella, sin previo aviso se durmió en mi hombro luego de asegurar que me amaba más que a su propia vida, pero jamás pude volver a escucharlo otra vez dado que, esa noche falleció junto a mí.

—Gloriana. —dijo mi abuela desde la entrada de mi lujosa habitación.

—¡Oh! Abuelita, ¿Necesitas algo?

—No, solo quería ver si podías estar conmigo un tiempo, pero no te preocupes si no puedes, yo entiendo que ahora tienes otras obligaciones más importantes que yo.

—¿Pero qué dices? Claro que no, ¡Tú eres parte de mi familia y eres importante para nuestro corazón! Vamos abuela, tu obstinada nieta no te dejará tranquila.

—¿A dónde quieres llevarme, hijita? Ya conocemos casi todo el palacio y hace mucho frío como para salir.

—¡Ya sé! ¡La terraza! Apenas mañana la van a inaugurar, pero para eso somos los propietarios y Sergey me dará autorización, vamos abuelita, te gustará mucho. —sugerí mientras íbamos hacia aquel sitio que terminé odiando por el resto de mi miserable vida.

—¡Uff! Mi amor, ¡Qué hermosa vista para descansar! Tenías razón. —sonrió la abuela justo al lado de mí, pues me tomó de la mano como a una niña.

—Abuelita, ¡No tienes idea de lo mucho que te amo! ¡Eres luz en mi vida! Gracias por aparecer, ¡Sé que tu presencia aquí nos llenará de dicha y buenas vibras!

—¿En serio soy tan importante para tí?

—Obvio... Sabes algo, antes de que llegaras creí que la tía Rachel era mi único pariente vivo más cercano y ella me ha lastimado desde que era muy pequeña, por eso me deprimía demasiado y quise acabar con todo, ya sabes a lo que me refiero. —dije con unos cuantos nudos en la garganta.

—Glorianita, ¡Gracias por ser mi ángel! ¡Gracias por aceptarme en tu corazón a pesar de las dudas! ¡Gracias por perdonarme! ¡Gracias! —afirmó la abuela con una sonrisa mientras se inclinaba hacia mi hombro derecho.

—Eh, abuela, ¿Estás bien? —pregunté al oír que su voz se quebraba un poco.

—Sí, mi princesa, ¡Prometo que siempre voy a cuidarte y jamás estarás solita!

—Te lo agradezco, mucho, querida abuelita, yo también estaré para tí y voy a... —mencioné felizmente hasta que noté algo muy extraño en ella.

—Cof... —expresó la abuela Emilia con un último tosido, pues su respiración estaba muy debil e iba a morir.

—¿Abuela Emilia? —cuestioné con cuidado. —¿Te sientes mal, verdad? ¡Voy a llamar a mi madre! Ma... —traté de decir, pero ella misma me detuvo.

—No, no te molestes en llamar a alguien, Glo... Hoy es mi último día con vida y solo quería agradecerte por hacerme una abuelita feliz, ¡No merecía todo su amor o lujos porque yo abandoné a tu papá cuando solo era un bebé inocente!

—¿Te sientes mal? ¡Deja que llame a mi madre! Ella es una excelente doctora y sabrá cómo ayudarte. —dije cada vez más desesperada tras intentar ayudarla de algún modo, no obstante, ya era demasiado tarde para ella.

—Adiós mi ángel, ¡Cuídate! —replicó la abuela mientras cerraba sus frágiles ojos verdes con la puesta de sol que sería nuestro primer momento juntas.

—Abuela, ¡EMILIA! No, no, no, ¡Por favor abre los ojos! ¡MAMÁ! ¡MAMÁ! ¡Ven! ¡NECESITO ALGUIEN QUE ME AYUDE! ¡AHHH! ¡No! ¡Dios mío, no!

En cuestión de dos minutos la abuela había trascendido a mejor vida en el más allá y yo, quedé totalmente destruída por la culpa, pues ella padecía neumonía grave y sin saberlo, fuimos hasta la terraza en media tormenta de nieve, lo cual, destrozó lo poco que quedaba de mi corazón luego de verla fallecer ante mi vista y no poder hacer nada para ayudarla a vivir porque cuando llegó mi madre junto a todo un ejército de soldados producto de mis notorios gritos, la abuela ya había muerto.

—Gloriana, mi amor, lo lamento mucho, pero tu abuelita estaba muy enferma de neumonía porque tenía cáncer en fase terminal y sus pulmones se debilitaron muchísimo, ¿Lo recuerdas? Tu padre la cuidó durante muchísimos años, pero te aseguro que estará mejor... Esa condición era muy dolorosa y agotadora.

—Mamá, ¿Por qué a mí? ¡Ella no debía morir! ¡Fue por mi culpa!

—No, mi niña, ella ya debía descansar en paz y su momento al fin llegó, ahora, tu papá está llorando mucho y creo que deberías estar junto a Él, ¿Vamos?

—No puedo. —exclamé casi sin poder respirar. —¿Cómo podría consolar a mi padre si yo asesiné a su madre? No, Él debe odiarme como lo hace Catalina.

—Glo, aquí nadie te odia, tu hermana aún es muy pequeña y no sabe lo que dice porque está muy triste, y tu padre tampoco te culpa de absolutamente nada al tener muy claro que la señora Emilia iba a morir en cuestión de días... Los médicos del refugio y los nuestros ya lo habían previsto.

—Pero yo... —exclamé con muchísimas lágrimas y dolor en el corazón.

—Sé que duele mucho, mi princesa, pero la vida sigue y eso querría tu abuela, ahora, ve con tu padre y abrázalo fuerte porque Él nos necesita a su lado.

—Está bien, mamá, iré con Él, pero jamás me perdonaré a mí misma y tampoco creo poder olvidarlo, ¡Soy una bruja!

—Ya mi amor, esto no es tu culpa, solo respira profundo porque si estamos todos juntos, nada nos podrá volver a lastimar, ¡Sé que lo superaremos!

—Es... Es verdad, debo prepararme para el funeral de la abuela ya que hay mucho por organizar, ¡Gracias mamá!

Aunque la abuela Emilia no era parte directa de la familia Romanov, todos los empleados, sirvientes y soldados del gobierno nos apoyaron hasta el último momento para llevar a cabo un entierro digno y lujoso hacia quien fue la madre de mi padre, pues se sepultó en un cementerio común ubicado en PalmGold como ella tanto deseaba antes de morir dada su cercanía con la ciudad en la que vió nacer y entregar en adopción a su único hijo, así que, los cuatro volvimos a casa para despedirnos de ella a pesar de ser acosados por la prensa y los medios internacionales que, se volvieron locos al saber de nuestra llegada al país en el yet de Sergey y de que mi corazón aún estuviera destrozado.

...

*Importante*

👑Hematólogos: el hematólogo o hematóloga es quien analiza los componentes de la sangre, es una rama médica de gran importancia pues gracias a ellos se puede conocer el funcionamiento sanguíneo de todo nuestro sistema circulatorio. En esta clase de pruebas médicas se muestran los datos, valores y formas de las diferentes células sanguíneas que hay en el cuerpo humano como plaquetas, glóbulos rojos y blancos etc.

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