Capítulo #16. Hemofilia: mal de males.
Gloriana.
Después de ser la burla de toda la secundaria durante días porque hicieron que Hannah y Aarón fueran expulsados, pasé a serlo en mi propio hogar, pues una mañana, de la nada, llegó de visita el "niño principito" de la familia, el cual era aquel segundo hijo de mi insoportable tía Rachel al cual, visité cuando nació en el hospital y su madre me gritó toda clase de groserías e insultos frente a los demás como si yo fuera una bruja por haber nacido muy enfermo de hemofilia.
Evidentemente, la inoportuna incapacidad de mi primito provocó que mi diabólica tía se aprovechara de su condición al máximo cuando tuvo la oportunidad, pues esa espantosa mañana Él debía ser cuidado extremadamente bien por mi agotada madre en su ausencia porque justo en ese instante ella estaba de compras en el mercado local, pero como el niñito era hemofílico, no se podía caer o lastimar y si eso llegaba a suceder, podría desangrarse hasta morir o quedar muy mal de salud debido a su enfermedad, así que por lo tanto, tenía que ser vigilado muy de cerca afín de evitar una tragedia con Él y mi tía, quien nos asesinaría a ambas luego de ver a su adorado príncipe en una fea crisis por nuestra culpa.
Por alguna razón, mi tía Rachel se comportaba igual o peor que una reina malvada y a sus dos hijos los consentía como si fueran los futuros herederos de la corona británica cuando en realidad, solo eran unos niñitos que necesitaban de una madre amorosa capaz de enseñarles valores para la vida, sin embargo, los estaba criando demasiado mal y les hacía creerse intocables hasta el punto de menospreciarnos por su supuesto estatus de realeza, el cual, creí que era un invento más para justificar su poca amabilidad hasta que llegó el día en que absolutamente todo salió a la luz.
No obstante, antes de que ese gran secreto de apariencia imposible fuera revelado, mis dos primos eran insoportables tras seguir el vivo ejemplo de su perversa progenitora, quien les llenaba la cabeza de pensamientos egoístas y egocéntricos tras identificarlos superiores a todos nosotros, por eso, yo era considerada como su criada al igual que mi mamá, ya que, gracias a los pésimos consejos de la tía Rachel, ellos me odiaban y apartaban de su lado luego de intentar aproximarme junto a mamá, la cual, se entristecía de ver que sus únicos sobrinos nos despreciaban.
Para mi ya conocida mala suerte, la desgracia volvió a entrar a mi familia como un terremoto destructivo, pues esa inolvidable mañana mi pequeño primo Isaac, el "Principito" se calló en la calle mientras estaba jugando a escondidas debido a que corrió muy rápido y nadie lo vio porque mi pobre madre yacía descansando en su cama y yo, me encontraba sumergida en mis estudios tras ignorarlo, pues aunque intentara negarlo, en algunas ocasiones yo también deseaba que Él fuera un niño normal y gentil en lugar del mounstro que era ahora desde tan corta edad.
Tristemente, mi primito sí se cayó y se raspó todas las rodillas, brazos y rostro de tal forma que lloró un diluvio completo mientras llamaba la atención de todos los vecinos hasta más no poder, ya que hasta su hermano mayor Brandon fue testigo de su gran dolor tras tener que gritar de miedo e impacto luego de ver aquella espantosa escena llena de sangre, razón por la cual, invocó a su madre, o sea, la serpiente más peligrosa del mundo por su posible escupidera de veneno en ese desolado lugar, ya que mi madre y yo resultaríamos como las únicas responsables luego de que mi inocente primito pudiera morirse dentro de la ambulancia por su gravedad.
Como era lógico, luego de que mi tía Rachel volviera del dichoso mercado con las bolsas de la compra y viera a su hijito menor "herido" en la calle, desató el caos, pues reaccionó con una furia tan incontrolable que, mamá y yo terminamos pagando el precio, pues por nuestra culpa, las posibilidades de que Isaac permaneciera hospitalizado para siempre eran muy altas, e incluso, la de perder la vida desangrado se acercaba más a su realidad, así que, tal como esperábamos, ella se enfadó demasiado con mi madre por ser tan negligente con su sobrino, aunque en el fondo supiera que su única hermana era inocente tras ser obligada a guardar reposo en casa y tomar medicamentos sedantes como consecuencia de la peligrosa picadura de serpiente que recibió meses atrás, por lo tanto, era lógico que no se diera cuenta de nada al igual que yo, quien continuaba aturdida por los horribles gritos del otro niño insoportable.
-¡AHHH! -gritó de pronto mi primo menor con un tono de voz chillante para llamar la atención a como diera lugar.
-¿Qué? ¡No! ¡HERMANITO! ¡Ay mamá! Ven rápido, ¡AYUDA! Por favor, ¡Que alguien nos ayude! -respondió mi primo Brandon, el hermano mayor de Isaac con la misma mueca de terror y desesperación, pues sin pensarlo más, gritó bastante fuerte luego de ver la gran cantidad de sangre del niño en media carretera, lo cual, le causó un largo desmayo producto del dolor.
-¡Ay Dios mío! ¿Pero qué carajos sucede ahora? -me pregunté a mí misma luego de un inesperado sobresalto mientras terminaba de levantarme tras estudiar matemáticas por largas horas, pues al salir a la calle gracias a sus horribles gritos, aún estaba algo somnolienta producto del aburrimiento.
-¡Ohhhh! ¡Jesús Santísimo! ¡Por favor, ahora no! ¡Ay NO! Isaac, mi amor, ¡Abre tus lindos ojitos! Te lo suplico, ¡Pero qué tonta soy! Debí estar alerta. -exclamó mi madre con una clara expresión de preocupación y miedo por ver a su sobrino herido, así que, como buena doctora, corrió a brindarle primeros auxilios mientras que una vecina llamaba a emergencias, pues la condición de mi primo era grave.
-¿Qué sucede aquí? ¡Ay no puede ser! ¡ISAAC! ¡Mi principito valiente! ¡NO! ¡Dios mío! -gritó de pronto mi tía Rachel tras estar muy alterada, pues corrió descalza por toda la calle y dejó caer sus costosas compras solo por ir junto a su pequeño niño malherido.
-Rachel, yo no sé qué fue lo que sucedió, de verdad, solo lo dejé por un minuto y Él se cayó, pero ya está mejor, créeme... -decía mi apenada madre mientras bajaba la cabeza en señal de arrepentimiento sincero y preocupación, pues logró mantenerlo con vida a pesar de todo gracias a un excelente masaje cardíaco que le practicó de inmediato.
-¡No sabes cuánto TE ODIO, eh hermana! ¡Tú debías cuidar a mi pobre hijo Isaac en mi lugar! ¡Ishh!
-¡Por Dios! ¡Entiéndeme! Estaba descansando y no escuché nada hasta que Brandon comenzó a gritar.
-¿Es en serio? Ya veo, entonces tu error fue dormirte como una asquerosa morsa mientras mi bebé se desangraba, pero escúchame bien... Si a mi niño le sucede algo malo en el hospital, la única culpable serás tú, eh Nathalia, ¡Ah! No me importará enviarte a la cárcel por ser tan idiota. -aseguró mi tía Rachel con una mueca de desagrado e ira, pues señaló a mi madre como la malvada del cuento solamente por cerrar los ojos durante unos cuantos minutos.
-Espera, ¿Qué estupidez acabas de decir?, no, ¡Tú eres su madre, ella es solo su tía! Además, en ese caso, quien debía de velar por su seguridad eras tú en lugar de irte durante horas porque, si no lo recuerdas, mi mamita acaba de recuperarse del veneno de una serpiente y aún debe descansar. -afirmé con bastante furia y decepción, pues mi tía quería lavarse las manos ante la situación de mi primo, su hijo.
-¡Epa, epa! ¡Cuida tu tonito conmigo, eh plaga insignificante! Además, ¿Quién te crees tú como para hablarme así?
-Glo, hijita, ¡No hagas esto más grande, por favor! Tu tía tiene la razón.
-¡No, mamá! Tú no eres culpable de absolutamente nada, así que, hasta que ella no te pida perdón por su comportamiento, no volverá a esta casa a menos que sea para ofrecerte disculpas, ¿Quedó claro, tía? -afirmé estando completamente indignada por lo que dijo mi tía, pues desaté la bestia que había en mi interior al defender a mi triste madre, ya que la estaban difamando por algo que no causó.
-Sí, es verdad. -asintió la tía. -Aquí la única víbora que atrae desgracias sin parar eres tú, así que me disculpo contigo, querida hermana, ¡Si no fuera por tu sucia hija calamidades, nada de esto hubiera sucedido hoy!
-¡Ja, tía! ¿Sabes algo? ¡Tus humillantes palabras ya no me hacen daño porque yo no soy tan débil como crees!
-Eh... ¿Por qué rayos no vuelves a desaparecer de nuestras vidas, maldita rata? ¡Ash! Debiste morirte aquel día en manos de tu noviecito Ulises y así nadie más correría peligro si permanece cerca tuyo, ¡AHHH! ¡Te desprecio y eso jamás cambiará! -afirmó mi tía Rachel con una mirada penetrante y fulminante mientras que la ambulancia se llevaba a su hijo rápidamente al hospital, sin embargo, aunque intentara ocultarlo de ella, esta vez sí logró lastimarme.
Brandon.
Mi nombre es Brandon Montesbell y mi única tarea en la vida desde que tenía memoria era fastidiar a mi prima hermana Gloriana por cualquier cosa y esta vez no fue la excepción; tengo diez años de edad y desde entonces no paré de ser el títere de mi malvada madre, pues ella en verdad estaba loca pero como era quien me dió la vida y me consentía a manos llenas, debía de respetarla y obedecer sus absurdas reglas al pie de la letra aunque no me gustara lastimar a nuestra familia.
En esta ocasión, lo que ella pretendía era destrozar la poca autoestima que mi primita Gloriana había ganado por culpa de su repentina desaparición hacía meses al sentir que su maldad y poder sobre ella se desvanecían poco a poco, así que, hizo hasta lo imposible para lograr su cometido y el accidente de su propio hijo, o sea, mi hermanito Isaac fuera provocado por ella misma al planear un cruel incidente que pareciera un descuido para culparla junto a mi tía Naty con mi ayuda aunque me negara a hacerlo rotundamente, pues yo sí las quería mucho al igual que mi padre a pesar de nuestras actitudes tan déspotas y frías que fueron impulsadas por culpa de la neurótica de mi mamá.
Obviamente, al principio de mi vida odiaba la idea de hacerles daño a ambas, sobre todo a Gloriana, pero conforme fueron pasando los años lo ví como algo "normal" y rutinario, lo cual, era monstruoso, por eso, me comportaba tal como mi madre quería, no obstante, cuando tuve consciencia de que hacía mal, no me detuve y quise seguir con lo que creía un simple juego hasta que llegó ese día en que tuve que herir a mi propio hermano pequeño con tal de asustar a mi prima y su madre enferma, empero, no pude evitar que todos sufrieran y Él, el más inocente terminó en el hospital a punto de morir.
Increíblemente, en lugar de deprimirse y soltarse a llorar, mi valiente tía Nathalia usó sus amplios conocimientos de primeros auxilios como médico y gracias a Dios, permitió que mi hermanito pudiera soportar el trayecto hasta el hospital más cercano, y mi primita, por primera vez en muchísimo tiempo pudo ser capaz de enfrentarse a mi madre como toda una guerrera, lo cual, dejó a mi progenitora con el ojo cuadrado tras verse expuesta ante ella, su sobrina y enemiga porque sabía muy bien de que ya no podría causarle daño con sus palabras tan feas debido a que tenía un corazón de oro al igual que su bondadosa mamá, además, aunque lo negara, yo admiraba demasiado a mi prima mayor y a partir de ese momento, se convirtió en mi heroína favorita.
Por otro lado, Isaac era un niño demasiado débil que ante la vida y desgraciadamente sería una copia fusionada de mis dos primas, es decir, por un lado se convertiría en un hermano llorón que se escondería de los demás para evitar contacto social como Catalina, la hija pequeña de mi tía Naty, y por el otro, un niño a quien le harían bullying constante en la escuela debido a su enfermedad, lo cual, lo convertiría en el más consentido de mi mamá y a mí, me dejaría a un lado tal como le sucedía a mi prima Gloriana, o sea, una chica realmente hermosa con gran potencial en la vida pero que permanecía atada a una cruel familia incapaz de ayudarla cuando las cosas se venían cuesta abajo, pues al final, el accidente de mi hermanito no fue tan serio gracias a las impresionantes maniobras salvavidas que hizo la tía y solo resultó con un simple vendaje en el brazo izquierdo.
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