«El tiempo pasaba tan rápido como un rayo y lo único que podía sentir era culpa, culpa de saber que todo se vendría abajo y su boca debía estar sellada hasta la tumba, pero, ¿Por qué? ¿Por qué motivo era su obligación asegurarse de que todo estaría bien? Y entonces, las lágrimas recorrieron su interior y la furia se apoderó de su corazón, porque el simple hecho de ver injusticias y soportar cargas ajenas le produjeron mucho dolor. Ella estaba devastada y en lo único que podía pensar era en su muerte o en un vistazo como la villana del cuento, una que poco a poco la consumía a favor de su maldita enfermedad que atraía desgracias para todos a su alrededor. »
Desdichadamente, no todas las historias que se conocen comienzan felices o tienen un destino perfecto en la vida de los protagonistas, no todas tienen el insípido cliché de familia ideal o con trabajos soñados, no todas hacen del día a día un cuento de hadas e incluso no todas muestran a los protagonistas con alta autoestima; esta es mi historia, una que no contiene mentiras o máscaras porque esta era la cruda vida real y debía acostumbrarme a que cada aspecto de ella sería de perdición para mí hasta que algo espectacular me sucediera mientras seguía volando en mi propia y torpe imaginación.
La vida tenía varios puntos bajo mi propio parecer, unos a favor (que duraban demasiado poco) y otros en contra (que parecían eternos) pero en este caso yo siempre obtenía los negativos por el simple hecho de tener mala suerte en casi todo, ya que Dios se encargó de hacerme "especial" desde el momento en que nací, sin embargo, luego de recibir los peores impactos y reflexiones en los últimos dos años, el destino me obligó a cambiar de opinión porque era una adolescente bastante triste, solitaria y algo irritante, la cual, siempre bajaba la cabeza ante cualquier situación difícil que involucrara salir de la zona de confort, pues básicamente yo era invisible para todo el mundo, incluso dentro de mi propia familia, donde algunos más que otros opinaban lo mismo y provocaban que se me destrozara el poco ánimo que tenía con el monótono paso de las décadas.
Por si no me conocen aún, mi "espléndido" nombre era Gloriana Montesbell, la chica que no tenía descanso en cuanto a dificultades en la vida tras ser ignorada y lastimada emocionalmente por todo el mundo, pues lo único que deseaba algunas veces era que la tierra me tragara al sufrir de un incesante acoso desde que estaba en el jardín de niños por culpa de mi estúpida imaginación, la cual me llevaba a vivir dentro de una fantasía constantemente desde que era muy pequeña y esto fastidiaba a quienes me rodeaban tras ser incapaces de poseer una mísera pizca de creatividad propia o motivación, así que esto siempre me trajo grandes problemas.
Debido a esta situación, una de las cosas que repudiaba a pesar de mi corta edad era tener plena consciencia de que nuestra institución educativa no resultaba segura para nadie, pues en lugar de haber paz y armonía entre compañeros resultaba ser un auténtico campo de guerra, en el cual, cada quien estaba en su trinchera cuidando de lo suyo sin importarle los demás, pero obviamente aquella era solo mi sincera opinión como espectadora hasta el día en que llegué a vivirlo en carne propia porque era común que las autoridades escolares dieran excusas sin sentido para cualquier momento de acoso entre los estudiantes con el fin de lavarse las manos ante el dolor de los otros.
Y sí, ninguno de ellos, es decir, los profesores o estudiantes hicieron algo relevante por mí durante todos nuestros años escolares y yo, ya era un caso perdido, pues nadie me quería para hacer equipos en clase o formar un simple grupo de amistad, dado que me ignoraban en alusión a la famosa ley del hielo, me humillaban y hasta se avergonzaban de mí por ser su compañera frente a otros grupos, así que, tuve que soportar cada comentario y broma pesada en absoluto silencio, uno que por cierto me llevó a la tumba en todos los sentidos debido a que nadie en sus cinco sentidos me defendería del maltrato diario con tal de tener un poco de vida social o vivir tranquilos ante las fuertes amenazas de los chicos más populares y violentos de la escuela.
Gracias a esta situación tan desfavorable, nuestra horrible primaria estaba llenándose cada vez más rápido de personas insensibles e incapaces de reaccionar ante el dolor ajeno, y eso, era apenas la punta del iceberg de mi continua depresión en aquel infierno al que fui enviada como castigo o penitencia forzada porque mis padres eran sujetos muy extraños que no entendían absolutamente nada de la vida al ignorar que yo era considerada como "la perdedora" y creían que con obligarme a asistir a clases sería una eminencia cuando en realidad, solo me enviaban al abismo poco a poco.
Mi fragmentado núcleo familiar estaba compuesto de cuatro integrantes, es decir, mis padres, hermana menor y abuelita materna cuyo amor era infinito, por eso siempre intentó convencerme de que nunca dejara de ser yo misma, que no perdiera mi verdadera esencia o sonrisa ante lo que sucedía porque según ella, el "ignorar" el problema lo haría disminuir y los acosadores perdían su poder ante mí cuando notaran que yo era mucho más fuerte, sin embargo, fue todo lo contrario y las burlas crecieron mucho más que antes, pues los incomprendidos chicos que intentaban destruir mi poca autoestima me pusieron el estúpido insulto de "princesita mimada" debido a mis actitudes poco maduras conforme íbamos creciendo.
Debía admitir que aquella palabrita de "princesita" me hacía soñar a lo grande al verme a mí misma como una poderosa figura pública que les pasaría por encima al ser superior a ellos en muchas cosas, pero cuando comencé a notar que para los demás no significaba lo mismo, todo cambió de golpe, ya que se convirtió en una dolorosa e imborrable marca que llevé en el corazón durante mucho tiempo, y como al principio fuí una legítima tonta, siempre los escuchaba porque debía encajar a mi modo, pero en lugar de acercarme, los niños más fuertes me hacían mucho daño con palabras y acciones que terminaron yéndose más allá del límite permitido al cumplir los ansiados quince años.
En resumen, después del acoso no castigado por ninguna autoridad escolar o policial, vinieron insultos más pesados, memes digitales con mi rostro, robos casuales, amenazas y ridiculizaciones en público con cada paso que daba, palabra que decía o tan solo cuando me expresaba de mi tétrica vida con alguien cercano con tal de desahogarme, empero, todos huían al momento en el que intentaba hablar sobre mis problemas porque deseaba de todo corazón tener amigos que me dieran consejos ante la aceptación social de mis compañeros a cualquier precio, pues ingenuamente creía que debía ser como ellos, pero, al notar su desinterés y repulsión aún cuando no estaba presente, mi interés por sobresalir desapareció como cenizas lanzadas al mar, ya que era como si cada uno de ellos no tuvieran una vida propia en la cual meterse como lombrices hambrientas de miedo y chismes
Olvidé mencionar que sí llegué a tener una mejor amiga durante nuestro primer año escolar y parecía estar feliz a mi lado mientras jugábamos juntas a ser madres con muñecas de marca Bratz en los recreos escolares, pues mi amiguita era nueva en la ciudad y desconocía sobre mi mala fama entre los niños de nuestra edad, no obstante, en el segundo grado ella también se cansó de mí y su supuesta amistad desapareció por culpa de los otros compañeros populares que le hicieron ver mi poco interés por sobresalir en la vida, así que Abby se alejó repentinamente con tal de obtener nuevos amigos que sí estaban "a su nivel" una vez que se aseguró de traicionar mi confianza y clavarme un puñal en la espalda sin dar explicaciones.
Después de todo lo que me sucedió con mi ex supuesta mejor amiga, hubo momentos de infinita desesperación e impotencia en los que deseé con la poca fuerza que yacía en mi corazón ser de verdad esa "princesita mimada" para poder vengarme de cada uno de ellos, pues el daño hacia mí se extendió por dos años más provocando que mi inseguridad cayera cuando me encontraba más vulnerable, pero las desgracias no se detuvieron ahí porque aparte de sufrir en la secundaria, llegó el día más horrible y detonante para mis crisis de ansiedad, es decir, el treinta de noviembre del año dos mil nueve justo cuando apenas tenía siete añitos.
Por desgracia, ese día durante la madrugada tuvimos que asistir a un inolvidable encuentro con la muerte, pues al igual que todos, tuve que velar, asistir a la iglesia y enterrar a mi querida abuelita materna junto al resto de nuestra hipócrita familia aunque se me destrozara el alma en mil pedazos tras haber sido la única persona que creyó en mis locuras y alentó mis sueños durante la primera infancia, pues sabía muy bien que ella ya no estaría más en este horripilante mundo para consentirme como lo hacía desde que tenía uso de razón, dado que, ni si quiera mis padres eran capaces de demostrarme tanto cariño porque les importaba muy poco.
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•Los créditos del precioso banner con el nombre de los capítulos y de redes sociales son para _writermoon_ 💜
•La diseñadora del banner principal fue @JennifferWritings 💙
•La imagen de Gloriana como una niña en el funeral de su abuela fue creada a partir de la Inteligencia Artificial (IA) de Microsoft Bing, por lo tanto, no es real.
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