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—Bien —dijo Jorge—, llegamos.

—¿Es acá? —inquirió Leo.

—Sí, es aquí —replicó Jorge—. Es una de las doce facciones de supervivientes escondiéndose en la zona. Trabajamos como abejas y nos organizamos para colaborar mutuamente. En algún momento tengo fe en que seremos tantos que esos monstruos no tendrán alternativa más que irse. —esbozó una sonrisa un tanto simpática, mientras miraba al resto, y esperaba una respuesta.

—Es un lugar muy icónico —explicó Sergio—, tuvo que cerrar en cierta época, pero fue reabierto en esta calle. En este lugar muchos políticos antiguos tomaron un café; aquellos que eran nobles y valían la pena.

Jorge abrió la puerta, y permitió el paso al grupo. Dentro se hallaban un grupo de mesas con forma de filas, las cuales estaban pegadas en las paredes. Había un mostrador similar a un bar. Los supervivientes se hallaban ahí dentro, y Leo pudo verlos de frente, aunque no era el único lugar en el cual se habían encerrado...

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