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—Me llamo Jorge Musa —dijo el hombre—; supongo que si merodearon por la zona, ya deben saber lo que está pasando.

—Sí —replicó Leo—, lo sabemos —hizo una pausa, y pensó que era buena idea preguntarle acerca del origen de dichas bestias—. ¿Acaso no sabes de dónde vienen esos bichos?

—No —repuso—, nadie sabe desde nuestro refugio. —agregó. Para Leo el oír eso le suponía un soplo de aire fresco, ya que demostraba que en algún lugar había un refugio donde quizás haya más humanos como ellos y no puedan entrar arañas ni algún ser raro de las afueras.

—¿Hay un refugio? —inquirió Leo con una expresión de sorpresa que inundaba su rostro, y un brillo pudo observarse en sus agotados ojos.

El grupo se había reunido en un semicírculo, dejando un hueco en un lado para poder defenderse en caso de que algo ataque.

—Sí —dijo Jorge—, este asunto nos tomó de sorpresa, así que nos metimos en el primer negocio que se presentaba bastante seguro como para esconderse de unas bestias feroces. Si quieren, entonces vengan.

—¿Qué opinan? —inquirió Leo.

—Yo creo que es mejor que nos metamos en algún lado lo antes posible. —opinó Sergio; su rostro demostraba cierta desgana, pero a su vez sabiduría al recalcar lo obvio.

—Concuerdo con Sergio —repuso Melanie—, creo que es mejor escondernos, y considero que es evidente que lo necesitamos con urgencia.

Jorge Musa se quitó los lentes, y observó al grupo de supervivientes con unos ojos que inspiraban un ademán de confianza. Leo lo supuso como un salvador ante ellos, quizás sea la segunda venida del cristo, o quizás estaban ante simplemente una casualidad de la vida; de cualquier forma, comenzó a pensar que había algún tipo de esperanza en el futuro desde esa aparición.

Todos siguieron a Musa por la calle libertad, y éste giró por la calle Cangallo hasta una sección con luces que coloreaban el pavimento de un color morado, y la inscripción decía «El café de Marco». Tras la ventana había una cortina que ocultaba el interior del mundo externo —quizás para evitar que los monstruos puedan encontrar al grupo—, y la puerta tenía un velo de nylon semitransparente. 

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