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Hacia el atardecer de ese día de invierno, habían terminado de realizar su segunda reunión con el único fin de terminar con el apocalipsis que se había armado durante las últimas semanas. La colmena se hallaba viva por dentro, tanto desde el equipo de Juan, como la oposición que se había formado en ese momento. Leo y Melanie se encontraban hablando acerca de las últimas expediciones que habían hecho, en cuanto de los otros grupos expedicionarios, había unos cuantos que se habían diluido después de darse cuenta de la dificultad que conllevaba ese trabajo, y la atención que se debía de tomar para evitar salir herido. El grupo B era el grupo que conformaban Leo, Melanie y Sergio. Mientras que el grupo C lo conformaban Fernando, Candela, Samuel y Julián. Los grupos solían salir día por medio, o cada día en algunos casos, con la finalidad de buscar cosas útiles, y a su vez, su nueva misión secundaria era encontrar pistas de la ubicación de la reina de las arañas. La información era poca, pero el último grupo expedicionario que había ido hasta Puerto Madero, no halló ninguna pista acerca del paradero, solamente los cimientos de lo que antes fue el templo en el que la niña demonio, una gigante tela de araña totalmente vacía se esparcía por aquellas tres torres que funcionaban como pilares esenciales para sostener el reino. No hubo rastro alguno de las arañas que estaban ahí, y ni siquiera de algún presagio mental como los que le había ocurrido al grupo B. Al final, la predicción de los doce líderes se había cumplido, y la reina cambió su ubicación.
Leo habló con Melanie de ese hecho, cosa que complicaba nuevamente el hecho de rastrearla, y sería peor si era probable de que la niña se haya ido a alguna otra dimensión, quizás para conquistarla, o tal vez para esconderse de ellos. Una niña con poderes como ella, hacía evidente el hecho de que a través de las lecturas de mentes logre deducir que pronto iba a ir alguien a atacarla. Sea como sea, era difícil lograr hacerle un mínimo de daño, por muy pequeña que parezca. Quizás Leo haya descubierto el método para distraer a las arañas, a través de su introducción a la Consciencia, pero no sabían si algo así funcionaría para la niña. También era probable que hubiese sido buena idea pensar en atacarla para que las arañas se amontonen sobre ella, pero en momentos de necesidad, no hubo tiempo para tan siquiera pensarlo.
Por otro lado, Fernando logró convencer en ese momento a quince personas acerca de sus ideas, estando cada vez más cerca de revolucionar la colmena. A Leo le parecía un loco que quería atención y nada más, sin embargo, estaba ganando adeptos. Melanie tampoco sentía ningún tipo de agrado hacia Fernando y lo que él decía, de hecho, pensaban que iba a arruinar la colmena debido a la falta de incentivos.
En ese momento, la pierna de Francisco estaba mejor, él apenas podía caminar, sin embargo, él sentía que se volvía cada vez más adepto a las ideas de Fernando. Era casi como una guerra fría interna dentro de la colmena, entre capitalismo y comunismo. Juan había dicho una vez «El comunismo trae la miseria al pueblo», debido a que los países que lo practicaron terminaron cayendo, o llenos de pobreza en el interior de los mismos; en su mayoría se implementaba mediante dictaduras, y Leo temía que dentro de la colmena se genere algo parecido a lo que sería un golpe de estado, pero versión Cajita musical (miniatura). Fernando había intentado convencerlo en varias ocasiones de unirse a su "lucha", pero Leo se negó, debido a que él creía firmemente en la meritocracia con el fin de incentivar a la gente a hacer a cambio de alguna recompensa. En su universidad solía incentivar a los alumnos ingresados en su fraternidad mediante papeles de premios que lograba conseguir mediante un tipo de papel acartonado que había comprado. Solía invitar a la gente repartiendo papeles con códigos QR que llevaban al grupo original y otro que llevaba a la canción Crazy Train de Ozzy Osbourne.
—¿Crees que estos locos logren hacer algo en la colmena? —preguntó Leo a Melanie.
—No lo creo —respondió Melanie—. Más bien creo que éstos se diluirán después de un tiempo. Sus ideas son muy vagas, y denotan que tienen falta de interés en aportar algo, pero mucho interés en ganar de los demás.
—Sí, esto no durará mucho, cuando la gente se entere de lo malas y vagas que son sus ideas. —dijo Leo.
—Igual y tendremos que hacer algo para evitar que se propaguen. —propuso Leo.
—Si ellos no se exterminan ellos solos, seguramente tendremos que hacer algo. —repuso Melanie.
En ese momento, algo exhausto, llegó Sergio, y se sentó junto a ellos carraspeando.
—¿Estás bien? —preguntó.
—Tranquilo, es la vejez. —dijo Sergio.
—Espero que tengas una larga vida —dijo Leo—, sos nuestra piedra fundamental.
—Uno de nuestros tres pilares. —añadió Melanie.
—¿En qué se convirtió nuestras vidas? —preguntó Sergio—, actualmente estamos más unidos que nunca, aunque sea, y eso es bueno. Quizás nuestra unión pueda contra los bichos esos.
—¿Formar una consciencia colectiva humana?
—Sí. —añadió Sergio.
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