The Mermaid
The Mermaid
Simbar
La música sonaba a todo volumen en la casa de playa de la familia Balsano. Reggeton, cumbia, trap, pop, de todo tipo se escuchaba mientras los adolescentes bailaban al ritmo de la música. La celebración se debía a que Matteo invito a sus amigos y su novia a la casa de playa de su familia, en honor a Halloween.
Mientras bailaban, ninguno se olvidó de darle al alcohol. Tomaban y tomaban como locos, sin control alguno.
Luna bailaba con Simón cerca, demasiado cerca. Tan cerca que sus labios se encontraron para unirse en un beso, qué pasó a un chape y al punto en que ambos comenzaban a tocarse un poco más de lo que debían pero no eran conscientes de lo que hacían. Los altos niveles de alcohol les estaban jugando en contra y el destino tampoco estaba a su favor.
Ámbar, borracha y riendo, giró su cabeza y vio la escena. Una escena que le rompió el corazón en mil partes.
La rubia se dirigió a la pareja y miró a Simón. Ellos se dieron cuenta de la presencia de la rubia, algo alborotados se separaron porque recién caían en lo que acababan de hacer.
—Me das asco, Simón—Una cachetada por parte de Smith para Álvarez—Y vos, vos me das pena Lunita—puso su típica mira de indignación y se fue corriendo.
Simón ni se tomó el tiempo de fijarse que le había pasado en la mejilla, solo corrió.
—Ámbar, ¡espera!—El castaño finalmente la alcanzó y la agarró de la mano pero ella lo miro con odio.
—¿Que tengo que esperar? Ya vi todo lo que tenía que ver, permiso—La rubia se dio vuelta y salió de la casa.
Simón se quedó pensado unos segundos y suspiró. Volvió a la fiesta y se acercó a Nina.
—Nina, me voy con Ámbar. Si alguien pregunta, ella está conmigo.
—Sisi, como sea—Le contestó ella gritando por el ruido de la música mientras bailaba al ritmo de la música mientras miraba a Gastón mover el culo.
Simón bufo por la poca atención de Nina y, todavía ebrio, corrió fuera de la mansión.
—¿Podes dejarme tranquila?—Gruño Ámbar al escuchar que el chico la seguía.
—No, no voy a dejar que te vayas sola y a demás no hay autobuses que te lleven a la ciudad a esta hora—Contesto el y se puso al lado de ella.
—Estas igual de ebrio que yo, Simón. No tenes ninguna razón para venir conmigo—Comentó la rubia y ambos siguieron caminando.
Silencio.
Ninguno dijo nada. Siguieron caminando por un par de minutos, la noche se llenó de nubes y algunos truenos empezaron a escucharse.
Simón miro al cielo y suspiro.
—Ámbar, va a llover. Es mejor que volvamos.
Las olas empezaron a hacerse más fuertes, tenían demasiada potencia y rompían fuertemente mientras los truenos se hacían más intensos.
Ámbar, inconscientemente, agarro la mano de Simón ausentada.
—Bonita volvamos, dale—Insistió el mexicano.
La rubia asintió y ambos dirigieron su vista a la dirección de la casa, pero no vieron nada. La noche estaba demasiado oscura, solo la luna los alumbraba y se habían alejando bastante de la mansión de los Balsano.
—Simón, llama a alguien. Ya—Pidió Ámbar que estaba asustada debido a que los truenos eran cada vez más potentes y las olas más fuertes.
Simón obedeció y sacó su celular, lo miro por unos segundos y después bufo.
—No tengo señal.
—Eso deber ser por el servicio de vagabundo que tenes—Ámbar sacó su aparato y lo miro—Mierda. No tengo señal tampoco.
—Caminemos hacia allá, quizás encontramos una forma de volver—Indicó Simón.
Smith lo siguió pero algo la detuvo cuando una estaca filosa en el pie, esta parecía estar atada a una cuerda.
—¡La puta madre!—Soltó un gemido adolorida—Ay, ay, ay, mierda.
El mexicano se dio vuelta y miró el pie de su novia.
—¡Ámbar! ¿Que te paso?
—¿Que me va a pasar pelotudo? ¡Alguien me tiro una...—La chica no termino la oración porque la cuerda que llevaba en el pie la llevo arrastrando hasta el mar.
—¡Bonita!—Simón la siguió y se tiró a la arena para darle la mano.
—Simón—Lloriqueó ella.
Los truenos seguían sonando, la lluvia empezó a caer y un rayo cayó en el centro del mar.
—Resiste bonita—Simón intento traerla hasta la orilla pero la persona o cosa que estaba sosteniendo la soga la tiro, haciendo que el dolor de Ámbar se hiciera más intenso y esta sea arrastrada más adentro del mar.
—¡Ayúdame Simón, me duele!—Grito ella mientras era arrastrada.
Otro rayo, más truenos, lluvia más intensa y olas más fuertes.
Simón nado hasta donde estaba Ámbar.
—Voy a sacarte eso del pie y cuando lo haga quiero nades—Le ordeno el y ella solo asintió.
El castaño se sumergió en el agua y buscó el pie de Ámbar, cuando encontró la estaca la sacó. Un grito de ella se escuchó.
—¡Nada!—Le grito el mientras salía del agua y se dirigía a la orilla.
La rubia, como pudo, le hizo caso a Simón pero se detuvo cuando vio que el no la seguía.
—¿Simón?—Preguntó ella llorando e intentando mantenerse a flote—¿Simón?—Repitió.
La mano de un muchacho se estiró desde el mar y luego la cabeza de Simón se asomó.
—¡Ándate Ámbar! ¡Que no te atrape, andate!—Grito el desperado pero antes de decir algo más, una mano con una membrana de color azul le hundió la cabeza.
—¡Simón!—Grito ella llorando.
Una criatura se posó al lado de Ámbar, ella lo miro asustada.
Tenía el abdomen y el torso de un humano, exceptuando por las manos y la cabeza. Las manos eran iguales a las que habían hundido a Simón antes y la cabeza era totalmente pelada, azul y tenía unos dientes horribles pero esta criatura no tenia piernas. Llevaba una cola de pez.
—¡Simón!—Volvió a gritar Ámbar asustada.
La criatura hundió la cabeza debajo del agua y agarro a la joven de lo pies para después tirarla hacia las profundidades.
—¡Simón!—Gritó Ámbar por última vez antes de ser arrastrada hacia el fondo del mar donde murió al igual que aquel chico que pensó en ella hasta en el último segundo de su vida.
¡Hola! Primer One Shoot de Halloween, espero que les guste.
Besos, la fresa 🍓💋
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