#PirateBabyDayII
JONG HWA ────── jongho está enfermo, tan enfermo de «amor».
no lean este os si son personas sensibles
porfi no me ataquen en los comentarios, gracias
Jongho estaba exhausto. Dormía plácidamente en el sillón del estudio, apoyando la cabeza en el hombro de Hongjoong. Casi todos habían terminado de grabar sus partes, por lo que pronto podrían ir a casa y descansar por fin. Jongho ya no era necesario, así que cerró los ojos y pocos minutos después se podían escuchar leves ronquidos salir de sus labios hechos piquitos.
Seonghwa lo veía tan lindo.
Hongjoong se burló de su cara embobada y Seonghwa tuvo que girar los ojos para demostrar que eso no le hacía gracia. El líder, lejos de intimidarse por la expresión del mayor, volvió a reír.
Un Seonghwa enamorado era realmente lindo de ver.
―El oso no es una princesa, pero despiértalo con un beso. ―Hongjoong susurró alzando sus cejas sugestivamente, mostrando su boca en un pico tirando besitos.
Seonghwa no era un hombre con mucha paciencia, por lo que terminó zapeando la cabeza del chico Cruella. Al compartir habitación con él, Hongjoong era testigo de la cantidad de veces en las que el menor se coló a su habitación y el cómo dormía tan pegado a Seonghwa incluso cuando Jongho no era el miembro más pegajoso de todos. Las madrugadas en las que llegaba y fingía que no notaba la respiración agitada de esos dos o el olor a sexo eran tantas que Hongjoong podría considerar que eran adictos el uno al otro.
No quería meterse demasiado, no sabía si eran una pareja o si sólo tenían algún tipo de acuerdo, pues Hongjoong no era ajeno a esas "ayuditas" de chicos curiosos, había tenido muchas conversaciones con Seonghwa en estado de ebriedad donde uno de los temas más recurrentes era de "sus seniors" en la escuela secundaria. Tampoco era indiferente a las relaciones de San y Wooyoung, y Mingi y Yunho (¿adónde había ido a parar?), Hongjoong sólo esperaba que esas relaciones furtivas no los perjudicasen.
―Ya basta, no eres chistoso ―murmuró Seonghwa con las orejas completamente rojas.
Hongjoong rio bajito.
―Esta noche no voy a ir a dormir ―dijo el líder ignorando la queja del mayor―. Desde que no me extrañas siento feo aquí en el pecho ―murmuró haciendo unos pucheros exagerados.
Seonghwa volvió a girar los ojos y decidió que lo más inteligente sería ignorar al menor. No quería hablar de su confusa relación con él, sobretodo porque no sabría qué decirle.
Una vez que todos hubiesen terminado, el staff asignado para conducir los llamó y cada uno fue levantándose a excepción de Hongjoong, Seonghwa se encargó de despertar al maknae, tocando sus tiernas mejillas al mismo tiempo que lo llamaba dulcemente.
Mirando que todos se hubiesen ido, Seonghwa se inclinó hacia Jongho y besó sus rojizos labios. Hongjoong se rio de él nuevamente.
―Bebé, arriba ―dijo el mayor frunciendo la nariz con algo de maldad, pues sabía cuánto amaba que le llamase así (aunque dijera lo contrario).
Jongho despegó la cabeza del hombro del líder y miró a Seonghwa con sueño y desorientación. El mayor estiró su mano y Jongho la tomó sin pensarlo.
(...)
A San se le había ocurrido abrir una cerveza con Yunho y, cuando Seonghwa se percató de eso, ya tenía a más de la mitad de los chicos en estado de ebriedad. Jongho había bebido lo suficiente como para no poder pararse y caminar recto (y eso que Jongho era el más fuerte con el alcohol).
―¿Por qué tomaron tanto? ¡Uno no puede quitarles la vista ni un segundo! ―Seonghwa estaba histérico, pues ni siquiera se había secado el cabello cuando escuchó el bullicio que estaban haciendo―. Mañana tenemos una agenda ocupada y estarán todo el día con resaca... ¿Qué le pasó a Mingi? ―apuntó al menor en el suelo con un pato de goma haciendo equilibrio encima de su trasero.
Todos voltearon a ver al chico con un disfraz de princesa de color azul.
―Sólo se desmayó. Estamos jugando con sus pompas, el que tire al pato ―dijo Yunho arrastrando las palabras, luego levantó una pistola de juguete― se gana un billete amarillo.
Seonghwa tenía ganas de ahorcarlos a todos. Excepto a Yeosang, él parecía sobrio.
Seonghwa se inclinó hacia Mingi y se aseguró de que siguiera vivo, seguido de eso fue a hacerles un té y, en parejas, los mandó a pegarse una ducha. Claro que no fue idiota y envío a Yeosang con Wooyoung, pues sabía que si mandaba a WooSan juntos, tardarían demasiado.
Jongho se aferró a su brazo y frotó su carita cariñosamente, Seonghwa poco a poco dejó su histeria de lado y cuando todos se fueron a la cama, se llevó a Jongho con él.
―Hyungie... ―Jongho arrastraba sus pies casi perezosamente, iba agarrado de la ropa de Seonghwa y soltaba pequeños quejidos de vez en cuando.
Seonghwa le había lavado la cara, pues el menor se había negado a pegarse una ducha y a tomar un té, alegando que se dormiría apenas tocara la cama. Seonghwa le creyó.
Sentó a Jongho en su cama y le quitó las pantuflas, desabrochó su pantalón y lo quitó, sin mucho esfuerzo. El menor se dejó hacer los primeros minutos, luego batalló un poco para quitarse la camisa.
―Incluso borracho eres tan testarudo ―Seonghwa rio bajito y finalmente se rindió.
Jongho se recostó bajo las sábanas y Seonghwa lo hizo poco después. Su cama no era tan grande, pero ellos solían dormir pegaditos.
Ese día no fue la excepción.
―Hyungie...
La voz de Jongho en su nuca hizo que la piel de Seonghwa se erizara.
―Duerme, es tarde.
Jongho soltó un quejido e hizo caso omiso a la orden del mayor. La mano en la cintura de Seonghwa comenzó a moverse acariciando sus bordes con lentitud, casi con pereza. Seonghwa no se quejó, pues era raro que el menor le mimara tanto. Lo atribuía a su borrachera.
Jongho se pegó un poco más al cuerpo ajeno y Seonghwa soltó un suspiro de sorpresa, pues el menor estaba completamente duro, lo sentía a través de tela delgada de la pijama. Seonghwa estaba cansado y quería dormir, por lo que trató de detener los movimientos del menor contra su cuerpo.
―Jongho, no, hay que dormir.
Seonghwa jamás creyó que Jongho fuera un borracho caliente.
Jongho gruñó y continuó frotándose con él, mientras aspiraba el perfume en el cuello del mayor; Jongho continuó llamando a su hyung en un tono ronco y sexy.
―Jongho, en serio ―Seonghwa se volteó y tomó la mano de Jongho que había estado acariciando su miembro con esmero―. Dije que no. Mañana hay que levantarse muy temprano y estoy agotado.
La mirada de Jongho estaba perdida en los brillosos labios ajenos que, para él, se movían lentamente, diciendo palabras que ni siquiera podía comprender.
Jongho se acercó a esos labios pomposos y apetecibles y los tomó a la fuerza, mordiendo y succionando con hambre. Seonghwa gimió sorprendido y trató de quitárselo de encima, pero Jongho tenía más fuerza que él.
Las manos de Jongho aprisionaron las ajenas y, con todo su peso sobre el delgado cuerpo de Seonghwa, volvió a besarlo rudo y rápido.
Seonghwa intentó mover la cabeza, pues su boca dolía gracias a las mordidas violentas, pero estaba completamente inmóvil bajo el cuerpo ajeno. Seonghwa comenzó a molestarse cuando el menor hizo caso omiso a sus peticiones y trató de golpearlo en el pecho, pero Jongho apretó sus muñecas con tanta fuerza que sintió algo crugir.
―¡¿Por qué eres así, hyungie?!
La voz llorosa de Jongho detuvo el desesperado intento de Seonghwa por liberarse. ¿Qué era ser así para Jongho? Seonghwa no encontró nada extraño además de su claro enamoramiento, pero no lograba entender el punto de Jongho.
¿Por qué Jongho estaba tan herido?
―¿Por qué no me quieres, hyung? ―Las lágrimas de Jongho cayeron sobre la cara de Seonghwa y el corazón del mayor se detuvo lentamente―. Hyungie, puedo ser mejor que él, déjalo y elígeme... ―Jongho volvió a tomar sus labios y Seonghwa gimió adolorido.
El agarre comenzó a ser más doloroso.
―¿Por qué eres tan cruel? ―Jongho apretó la cara de Seonghwa al separarse de él para hablar―. Lo besas, lo abrazas y follas con él como si yo no existiera...
Seonghwa estaba completamente perdido. Sus enormes ojos negros buscaron en la mirada de Jongho, con miedo y confusión, alguna respuesta, pero Jongho estaba completamente ido. Los labios de Jongho temblaron ligeramente, pero no dijo nada más, por el contrario, se inclinó hacia Seonghwa y volvió a suspirar contra su cuello.
―Hueles muy bien, hyungie ―susurró repartiendo besos nuevamente.
“Hyungie”, ese era Wooyoung.
El corazón de Seonghwa se detuvo por unos segundos. Estático, no pudo decir nada cuando los besos bajaron por su pecho. Las manos de Jongho fueron a parar a su cadera y, tontamente, comenzó a bajarle la ropa. Seonghwa llevó las manos a los hombros de Jongho para tratar de apartarlo, pero apenas tocar al menor sintió que su muñeca se resentía y soltó un quejido adolorido.
¿Le había roto la muñeca?
―Jongho, detente, estás- estás un poco violento.
Jongho miró a la cara asustada de Wooyoung, pero lo único que pasó por su mente fueron los besos que compartió con San en el sillón mientras que la mano de este estaba dentro de sus pantalones. Wooyoung siempre había elegido a San y Jongho estaba destinado a ver cómo se amaban sin poder hacer nada.
Eso lo enojaba tanto.
―Hyungie, ¿por qué no me eliges?
Seonghwa negó con la cabeza e intentó explicarle; él no era Wooyoung. Era Seonghwa.
―Jongho, bebé, espera... Yo no ―Seonghwa miró horrorizado esa mueca de rabia en las expresiones ajenas―. Jongho, basta. Me- me estás asustando ―dijo con una risa nerviosa.
A Jongho le molestaban los brazos ajenos que intentaban apartarlo (¿Por qué lo apartaba?), así que volvió a tomar sus muñecas por encima de su cabeza, con las piernas separó las del mayor y lo miró de nuevo, sonriendo al percatarse de que su pecho subía y bajaba rápidamente. Por fin tenía el control sobre Wooyoung.
Wooyoung iba a elegirlo si le demostraba cuánto lo amaba.
―Jongho, por favor... ―La voz de Seonghwa se quebró.
―Wooyoung hyung ―Jongho arrastró su nombre con cariño―, te voy a demostrar... que yo soy el mejor Choi...
Horrorizado, Seonghwa intentó gritar, pero el menor apretó su garganta antes de que pudiera hacerlo. La voz, ya rasgada por el temor, murió a medio camino.
―No vas a arrepentirte, hyungie. ―Jongho susurró sobre su oreja y volvió a separarse ligeramente de él, sin aflojar el agarre en su cuello―. Sólo quédate quietito.
Seonghwa comenzó a hiperventilar, Jongho lo tenía inmovilizado y tenía una horrible idea en la cabeza que, a este punto, Seonghwa no creía que fuera a retractarse. Seonghwa lloró e intentó suplicarle que parara, pero la voz no podía salir por su boca.
Una mano bajó a su entrepierna, pero lejos de prepararle cuidadosamente como Jongho acostumbraba a hacer, rompió su ropa interior de un fuerte tirón que incluso raspó sus muslos.
Seonghwa se sacudió con fuerza e intentó cerrar las piernas, pero Jongho las abrió bruscamente otra vez y su puño impactó contra la mejilla izquierda de Seonghwa.
Fue tan rápido que Seonghwa no lo vio venir.
―Te dije que te quedes quieto, hyungie.
Jongho sonrió y dejó un beso en su frente. Alineó su erección con algo de dificultad y comenzó a introducirse en él sin previa lubricación. Seonghwa volvió a sacudirse, esta vez con menos fuerza.
Seonghwa cerró los ojos con fuerza y creyó que moriría cuando Jongho comenzó a lastimarlo, el cuerpo del menor se meció sin consideración sobre el suyo, preocupado únicamente de su propio placer.
El agarre en su cuello disminuyó, pero aunque Seonghwa pudiera hablar ahora, ya no importaba.
El dolor en su corazón y el dolor en su cuerpo no le dejaban pensar, había perdido todas sus fuerzas. Continuaba llorando, negado a devolver los besos a la persona que amaba con todo su corazón, negado a tocarlo.
Seonghwa se había enamorado de Jongho hacia muchos años, porque esos bonitos ojos y esa tierna risa eran la cosa más hermosa que había visto, pero nunca imaginó que algo así sucedería. ¿Por qué su bebé lo estaba lastimando?
―Woo hyung... te amo.
Jongho jadeaba en su oído y ni siquiera estaba diciendo su nombre, rompiendo aún más su agrietado corazón. Las embestidas del menor comenzaron a ser más lentas, el cansancio y el sueño lo abordaron de repente y, poco a poco, se detuvo.
Seonghwa, atrapado debajo suyo, tomó una fuerte bocanada de aire.
(...)
Hongjoong ingresó a su hogar tarareando para sus adentros la última melodía con la que estuvo trabajando, la casa estaba a oscuras así que encendió la luz del pasillo antes de comenzar a desvestirse. Dejó su abrigo en el colgador y sus zapatos quedaron regados en el suelo junto a otros pares, dejó el bolso con su laptop en una mesa pequeña y caminó perezosamente hasta la cocina.
La silueta de Seonghwa en el sofá asustó a Hongjoong por un segundo y luego rio mientras se sostenía del pecho. No esperaba encontrarse a nadie levantado a estas horas (ya eran las seis de la madrugada). Faltaba al menos una hora para que todos se levantaran y cumplieran con la agenda del día.
―Hwa, ¿qué haces despierto tan temprano? ―preguntó distraídamente, buscando algo de comer en la heladera―. ¿Hyung?
Seonghwa pareció reaccionar ante esa palabra y alzó la cabeza hacia el menor. Los ojos de Seonghwa se llenaron de lágrimas inmediatamente y cubrió su cara lastimada con un cojín. Sus hombros se sacudieron ligeramente y pronto un llanto, bajo, pero desesperado, comenzó a escucharse.
Hongjoong corrió hacia él rápidamente y se inclinó para poder verle a la cara, pero el mayor seguía aferrado a ese cojín con fuerza mientras ocultaba su rostro. Y entonces Hongjoong lo notó, su cuello rojo y la ropa mal puesta, la sangre en el sofá...
El llanto desesperado de Seonghwa quebró el corazón de Hongjoong y con todas sus fuerzas intentó apartar el cojín de su cara para que este pudiera hablarle y explicarle qué le había pasado, porque todas las ideas que venían a su cabeza eran horribles.
―Hwa, Hwa, no me hagas esto ―Hongjoong rogó bajando la fuerza con la que intentaba descubrir su rostro.
Hongjoong notó que las muñecas de Seonghwa estaban completamente rojas e hinchadas. La incertidumbre sobre lo que había pasado comenzó a asfixiarlo y miró hacia todos lados preocupado por el resto de los chicos, «¿estaban todos bien? ¿Alguien los había lastimado?»
―Hwa, lo siento por... llegar tan tarde... ―susurró el menor dejando de lado sus intentos, centrándose sólo en abrazar al mayor―. Voy a llamar a la policía ―le dijo intentando apartarse, sin embargo, Seonghwa tomó su mano y levantó la cabeza para negarse.
―No...
Hongjoong enmudeció.
Los labios de Seonghwa estaban ensangrentados y tenía el ojo golpeado, apenas pudiendo abrirlo por la hinchazón. Las lágrimas empapaban con abundancia su bello rostro haciéndolo lucir tan lamentable.
Hongjoong se desmoronó entonces.
15102022
hwa tenía puesto el perfume de woo
PERDÓNENME /se retira
esto me venía dando vueltas en la cabeza y tuve que escribirlo.
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