ATEEZ 2ND ANNIVERSARY 🎉

24/10/2018

JONGWOO


Wooyoung apretó la mano de Jongho sin fuerza, sólo para llamar su atención. El menor le observó sin percatarse de qué era lo que quería, para luego recibir un pequeño impacto en forma de bola de papel en su mejilla.

Jongho no quería saber porqué esta se adhirió a su piel. Su novio estaba diciéndole en silencio que los chicos malos ya habían vuelto dispuestos a molestar.

Wooyoung y Jongho eran los únicos chicos homosexuales de toda la escuela, o al menos, los únicos a los que no les daba miedo mostrar su amor. Por lo cual siempre recibían acoso de sus compañeros, e incluso hubo una insinuación de un profesor depravado que Jongho prefirió pasar por alto.

―No, Jongho. ―El mayor quiso detenerlo, pero este ya se había levantado de su silla, caminando en dirección al sujeto que le había disparado con su bola de papel.

Habían muchas personas fuera de la cafetería que los estaban viendo.

―¿Cuántos años tienes? ―preguntó Jongho, enojado.

Era infantil, pero a fin de cuentas no sólo era un papel. No, eran horas y horas de acoso y maltrato, de risas e insultos que él ya no quería soportar. Acercándose a su más grande acosador: Alfred Kim, Jongho apretó los puños queriendo borrar esa estúpida sonrisa de idiota.

―¿Te crees muy chistoso molestándonos? ―preguntó arrancándole el tubo de plástico con el que le había lanzado al bolita―. Voy a enterrarte esta porquería en tu puto cuello si no paras de joder ―murmuró bruscamente acercándolo a su rostro de un fuerte tirón, sólo para que él y sus amiguitos le oyeran.

Alfred asintió como un llorón, ojos abiertos del miedo y Jongho se vio satisfecho.

Jongho le soltó de las solapas de la camiseta y se giró para ver a su novio, pero este estaba siendo sostenido de los brazos por otro grupo de chicos. Wooyoung se veía asustado y lloroso, con un trapo viejo y sucio puesto en la boca a la fuerza, impidiendo su habla.

―Repite conmigo, Jongho ssi: "soy un homosexual asqueroso, le chupo la polla a los hombres". ―Alfred se apoyó en su hombro con burla, viendo hacia Wooyoung con una sonrisita―. Si no quieres que nos llevemos a tu zorrito, mejor quédate callado.

Jongho apretó la mandíbula, viendo que aquellos chicos de grados mayores le estaban metiendo la mano en la entrepierna a Wooyoung, lastimándole a propósito. Dio un giro hacia Alfred.

Jongho ha recibido golpes, empujones, insultos, y sinfín de palabrería barata toda su vida, pero jamás había permitido que se metieran con su chico. Tomó a Alfred del hombro y le dio un gancho tan fuerte que lo tumbó al suelo, ocasionando que el barullo se detuviera de repente.

Jongho siguió golpeándole con fuerza.

―Diles que lo suelten antes de que ni siquiera puedas hablar ―demandó lleno de ira, deteniéndome por escasos segundos.

Alfred golpeó el suelo con la mano repetidas veces incapaz de sacarse a Jongho de encima.

―Maldito loco de mierda. ―Otro alumno logró quitarlo de encima de Alfred, y Jongho se dejó.

Habían soltado a Wooyoung, así que ya no había sentido en que siguiera pegándole.

Wooyoung apretó su mano y ambos se fueron de allí sin importarles perder el resto de las clases del día.

―Eso ha sido muy violento... pero gracias ―murmuró Wooyoung, todavía asustado.

Le habían pellizcado y retorcido la piel, aún sentía molestia cuando llegaron al pequeño departamento de Jongho, que compartía con su novio.

―Deberíamos considerar cambiarnos de escuela...

―Mis padres no están aquí, Honey. No vendrán sólo para cambiarme, además se molestarían muchísimo. Sólo cinco meses más y nos graduamos...

Ambos tenían diecisiete años y vivían juntos en el departamento que el padre de Jongho pudo alquilar para él. Los padres de Wooyoung vivían en el campo y sólo lo dejaban estudiar allí porque conocían a la familia Choi.

―Entonces espero haberles asustado y nos dejen en paz. Por si acaso, no te apartes de mí, bebé ―pidió abrazándolo por la cintura tras sentarse en el sofá.

―Estaré siempre cerca ―murmuró el mayor, juntando su frente con la ajena y dejándole pequeños besos en la nariz―. Voy a curar tu mano, Honey ―dijo tomándola, viendo pequeñas astillas de sangre en sus nudillos.

Wooyoung le pasó desinfectante con un algodón y luego colocó una crema para el dolor.

―Listo, ya se curó ―susurró Wooyoung sobre los nudillos ajenos, dejando besitos en ellos mientras le acariciaba la mano con cariño.

―Gracias, mi amor ―dijo Jongho acariciando el cabello de su novio con su otra mano.

SANGI

San y Mingi llevaban ya veinte minutos varados en el medio de la nada, nevaba como pleno invierno y hacía demasiado frío debido a que el aire acondicionado estaba roto. Habían llamado a una grúa que vendría por ellos en cuarenta minutos, así que tenían bastante tiempo de espera.

―Lo siento... ―dijo Mingi una vez más, pues él los condujo hacia ese lugar con malas instrucciones de un mapa que apenas sabía cómo leer.

El automóvil se había atorado con un pozo y era imposible sacarlo.

Mingi temblaba, pues había salido para revisar que el automóvil no estuviera seriamente dañado. Incluso se había quedado a esperar si alguien pasaba, para poder pedir ayuda, sin embargo, quince minutos habían logrado que sus dedos se congeladan.

―Un "lo siento" no arregla nada. ―San rodó los ojos, aún cruzado de brazos―. Nos perdimos la cena, ya no tiene caso ir.

Habían salido para poder celebrar el cumpleaños de su madre, era la primera vez que la visitaban desde que se mudó.

―Y no me hables, Mingi, ni siquiera te quiero escuchar ―rezongó San viendo hacia la ventana, aunque sólo había oscuridad.

Mingi abrió la boca indignado y luego la cerró abultando los labios, aceptaba la culpa.

Mingi se desabrochó el cinturón y se pasó a los asientos traseros para dejar solo a su novio; luego de un par de minutos removiéndose inquieto, se quitó la chaqueta y la usó de manta por otro momento más largo, pero vio que su novio estaba temblando también así que se la cedió colocándosela encima, sin embargo, no fue recibido de buena manera.

―Ah, yo te hablo feo y tú me das tu chaqueta. ¿Quieres que me sienta mal? ―gruñó San, molesto, quitándosela para devolverla a los brazos de Mingi―. Porque ya lo hago ―susurró lo último, desabrochándose el cinturón para pasar al asiento trasero con Mingi.

―¿Me vas a abrazar? ―preguntó Mingi, justo a tiempo cuando San lo rodeó con sus brazos y enterró la cara en su cuello.

San era un enojón, aunque en realidad nunca le trataba mal de verdad, siempre era en broma.
Y Mingi había aprendido a no ser un llorón, así que estaba bien.

Mingi sabía que San realmente no quería hablarle así, sólo quería ver a su mamá.

―Perdóname, corazón ―susurró San, dejando besitos en las mejillas de Mingi y acariciando su cabello, de verdad arrepentido y dolido por haberle hablado así a su Mingi.

―No te preocupes, Sannie. ―murmuró Mingi, dejando pequeños mordiscos en los dedos de San.

San siguió mimándolo, apoyado en la pruerta del asiento trasero con las piernas sobre estos y Mingi recostado sobre su torso, escuchando los latidos de su corazón, adormecido por las caricias en su cabello.

―Te haré una mamada si quieres. ―Ofreció San unos minutos después, deteniendo sus caricias por un momento.

―Está bien. ―Mingi asintió contento.

YUNSANG

Yunho bajó corriendo del ático siendo perseguido por un murciélago demasiado grande para ser un pichón. Gritaba por la ayuda de su novio, aterrado de que le mordiera y fuera convertido en vampiro.

―¡Yeosang! ―gritó Yunho buscándolo por toda la sala y pasillo, al menos el murciélago había desaparecido, sin embargo, eso significaba que estaba en la casa.

Tenía que proteger a su maridito.

―Tenemos una infestación ―murmuró Yeosang bajando del ático, rodando los ojos.

Su novio Yunho se había olvidado de que ambos estaban allí arriba, limpiando.

―Tenemos que llamar a fumigación o control de plagas ―dice yendo a por su novio, este aún se escuchaba gritar desde el segundo piso.

Yeosang entró a la habitación de donde provenían los pequeños chillidos y vio una enorme caja moverse un poco.

―Yunho hyung...

―Se dice: "esposo Yunho" ―corrigió alzando el dedito índice―. No quiero vivir aquí ―rogó Yunho metido dentro de la caja del refrigerador que habían comprado hace poco―. Será mejor que nos vayamos de esta casa.

―¿Sí, adónde iríamos, genio? ―preguntó destapando un ala de la caja para ver a su novio, admitía que se le hacía ridículamente tierno.

―Eh... ―Yunho no sabía dónde deberían ir―. No lo sé, pero mira, me rasguñó... -Alzó su brazo mostrando una herida que iba por lo largo de su antebrazo―. Si me convierto en vampiro, te quedas sin marido.

Yunho no quería vivir en una casa infestada de murciélagos, y mucho menos si todos eran hostiles. Ellos sólo querían limpiar el ático después de un año, jamás creyeron que habrían murciélagos.

―Iremos a una veterinaria por ahora ―dijo Yeosang buscando ropa limpia.

―Control de plagas ―corrigió el mayor, saliendo de la caja con precaución.

―El veterinario es para ti ―rio señalando su herida con la cabeza, quitándose la ropa sucia.

―Sólo debo lavarme ―dijo Yunho alzándose de hombros.

―¿Y si tiene veneno de murciélago? ―inquirió el menor, alzando sus cejas expectante.

―V... Vamos a un hospital. ―Rápidamente comenzó a quitarse la ropa para poder vestirse más decente, escuchando las risitas de su esposo.

SEONGJOONG

Hongjoong dio media vuelta a su novio, mostrándoles a sus estudiantes de arte el diseño completo que había hecho en su lienso. Seonghwa estaba pintado, en ropa interior color piel y el cabello atado a una cola baja bien tirante.

Todos tomaron algunos apuntes y fotografías autorizadas antes de que el timbre sonara y tuvieran que marcharse. Al hacerlo, Seonghwa tomó una bata y se cubrió con ella rápidamente.

Si no fuera porque toda su cara estaba pintada, todos los estudiantes de su esposo habrían notado su vergüenza. Seonghwa no era un modelo profesional, por lo que era su primera vez en esta situación; sólo había accedido por Hongjoong.

Hongjoong rio bajito al verle así de avergonzado y tiró se las solapas de la bata para acercarlo a él suavemente.

―Te desmaquillaré ―murmuró tomando el líquido y un algodón bastante grande―. Lo hiciste muy bien, Hwa.

El murmullo de Hongjoong mientras pasaba su mano por su rostro hizo que Seonghwa le mirara a los ojos, pues había estado mirando al suelo todo el tiempo. Hongjoong quitó la cola de caballo de Seonghwa dejando ver su cabello castaño suelto, este casi llegaba a sus hombros y tenía pequeños rizos.

―Das muy bien tus clases, amor ―dijo Seonghwa pasándose saliva por los labios, un poco tímido.

Llevaban saliendo seis años, maldición, y cuatro de casados. Sin embargo, Seonghwa seguía siendo tan vergonzoso.

―Gracias ―murmuró Hongjoong, acercándose a los labios hinchados del mayor―. ¿Sabes qué más doy bien? ―pregunta en tono bajo, lamiendo suavemente los labios entreabiertos de su pareja.

―No... ―Kim desvió la mirada hacia una esquina.

Hongjoong rio y tomó las manos de su tierno esposo, arrastrándolo hacia el pequeño cuarto de pintura procurando que nadie les hubiera visto. Debían ser los últimos en la escuela.

Le ponía tanto ver a su atlético esposo en esas condiciones, que no podía aguantar a llegar a casa, quería follarlo contra la encimera del cuarto.

―Quítatelos... ―pidió Hongjoong en un jadeo, mordiendo los labios de Seonghwa mientras tiraba levemente de su ropa interior.

Seonghwa le hizo caso, quedando completamente desnudo. Era tímido, sumiso y obediente, pero Hongjoong amaba cada pequeña parte de él.

―¿Aquí? ―Kim mayor dijo bajito, una vez ya desnudo, no estaba para nada disgustado de hacerlo allí.

―Sí, bebé, aquí. ¿O prefieres que no? ―preguntó el menor, deteniéndose por un momento en caso de que su esposo no quisiera hacerlo.

Kim menor recibió a cambio un largo beso y las piernas de su esposo rodeándole la cintura. Eso era un sí.

|Lun., 26 de octubre 2020|

Llegué dos días tarde, pero aquí estoy.

Me gustó mucho el YunSang, 'tuvo re bonis 😂

¿Cómo están? Tanto tiempo 💓

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