#77 Eggs inside me? I
Mingi tiene una noche un poco inusual.
Hacía frío. Hacía mucho frío, pero Mingi sentía calor, un calor abrasador explotando en su vientre. Agarró con fuerza las mantas que lo cubrían y blasfemó sentándose de un salto, corrió al baño entre tropezones, se quitó la parte de arriba de su pijama y la arrojó al suelo, luego siguieron sus pantalones.
Abrió el agua fría de la regadera y se metió bajo la ducha, su vientre dolía como si la carne de su interior se estuviera cortando, por lo que no podía evitar lloriquear y maldecir.
Se sentó en la ducha y apretó su vientre entre sus brazos, jadeando y jadeando con fuerza.
―¡Mierda! ¡mierda!
Necesitaba ayuda, Mingi necesitaba que alguien aliviara su dolor. Se levantó a duras penas y volvió a su habitación, buscó su teléfono y corrió a la ducha nuevamente. Marcó el número de su mejor amigo.
―¡Yunho! ¡Yunho, necesito ayuda!
Yunho alejó el teléfono de su oreja y gimió por el fuerte grito de su amigo.
―Yunho, me duele... ―susurró Mingi, casi inaudible―. Algo está pasándome.
Antes de que el otro hombre dijera algo, Mingi chilló con fuerza y sintió algo resbalarse entre sus muslos, abrió las piernas y llevó su mano a la zona.
―Mingi, son las tres de la mañana. ¿Por qué gritas tanto?
―S... Se está... Está expandiéndose.
Mingi abrió su boca en una O completamente horrorizado. De pronto, el líquido viscoso que se resbalaba de su trasero fue en aumento. Al mismo tiempo, su agujero se expandía y se expandía cada vez más. Mingi logró tocar algo duro, pero no podía ver de qué se trataba.
―¿Qué cosa? ―Yunho frotó su rostro y se sentó en su cama―. Habla claro, Mingi. No te entiendo.
Pujó, Mingi hizo fuerza y colocó las manos sobre su vientre, empujando la cosa hacia adelante, tratando de sacarlo, lo que fuera que eso sea.
―¡Yunho!
―¡Mingi! ―Yunho estaba apunto de colgar el teléfono, pero los jadeos del otro lado del teléfono se hicieron más audibles.
―¡Es un maldito huevo!
―¿Cómo que huevo? ¿de que estás hablando ahora, princesa?
―¡Un huevo, Yunho, un huevo salió de mí! Pero... Ahí viene otro... Son dos... ¿Me están saliendo huevos del trasero?
―¿Huevos? Ay. ―Yunho suspiró―. No me digas que probaste los brownies de Felix, no eran brownies normales, para que sepas.
―¡Agj! ―Mingi apretó el teléfono en su mano y empujó con fuerza, otro huevo salió de su interior―. Mierda, ¡son tres! Acabo de parir tres putos huevos, Yunho... ¡Maldición, me duele! Y no probé esos brownies...
―Estás alusinando, amigo.
Mingi blasfemó tratando de no tirar el teléfono contra la pared.
―Voy a vomitar. Yunho, son tres huevos. ¡Estoy hablando en serio! ¡ven a mi casa! No sé qué hacer, por favor, si valoras nuestra amistad y valoras mi lealtad moral, ¡vendrás a mi casa justo ahora!
Yunho se mantuvo en silencio por unos segundos, Mingi jadeó soltando más viscosidad.
―Ok, estaré ahí en quince minutos.
Mingi suspiró aliviado y dejó el teléfono sobre la tapa del inodoro, miró los tres huevos entre sus piernas y con sus ojos bien abiertos los empujó lejos, se arrastró hasta la pared y abrazó sus piernas.
Llevó una mano a su trasero y comenzó a sacar los restos de viscosidad tanto como pudo, mojándose las manos con el agua que seguía corriendo.
―¿Qué demonios? ―Mingi se paró ayudándose con la pared y con sus piernas temblorosas caminó hasta su habitación―. Sabía... Sabía que no estaba loco.
Mingi tomó una bata de baño y se ató la cintura con fuerza. El dolor había parado, pero seguía temblando de horror.
―Ese maldito alien guapo...
El timbre de la puerta comenzó a sonar, pero Mingi se mantuvo estático. Yunho sabía la contraseña, podía entrar sin necesidad de tocar.
―¿Yunho? ―Mingi jadeó―. Ay, sí eres tú. Abre la maldita puerta por ti mismo ―maldijo abriendo la puerta, recibiendo a un alto y desaliñado chico rubio.
―Puse la clave mal tres veces. Déjame entrar, nevesito ver esos huevos que dices tú.
―En el baño...
Mingi caminó detrás de Yunho hasta el baño y ambos observaron a los tres huevos con curiosidad. No eran tan grandes, de hecho, uno cabía perfectamente en la palma de la mano de Yunho.
―Está tibio.
―Sí, acaba de salir de mi trasero.
―Obviaré eso por ahora. ―Yunho observó el huevo que tenía en su mano y lo sacudió ligeramente.
―¡Tú no me creías! ¡pero yo tenía razón! ¡El alien, fue el alien! No fue un sueño, mucho menos una alusinación. Fue real...
―¿Me estás diciendo que hace seis meses te secuestraron de tu propia habitación y te violó un alien con aspecto de ídolo de kpop?
―Sí, no debí describirlo de esa forma...
―No fue creíble, princesa.
―¿Y esto es lo suficientemente creíble para ti ahora? ―Mingi señaló los huevos ahora en las manos de Yunho.
―No lo sé, es raro. Pero supongo que hay que darles calor.
Yunho dejó los huevos en la cama y rápidamente hizo un nido con mantas a su alrededor, tratando de preservar el calor lo más posible.
―Así que eres su madre... Dime cómo pasó esto...
―¿Su madre? ¿me viste cara de gallina? Esos huevos no son mis hijos.
―Salieron de ti, ¿o no?
Los tres pequeños huevos y él fueron escaneados por una mirada burlona y una sonrisa de come mierda. Mingi jadeó llevándose las manos a la cabeza.
Estaba en shock. ¿Esos huevos habían salido de él? Eso no era posible, ¿no? No se había sentido mal en los últimos meses, no había tenido ningún síntoma más allá del reflujo.
―¿Cómo era el alien? ¿Guapo como un ídolo? ―Yunho se tragó su sonrisa por un momento―. Es decir, su aspecto era humano, ¿no?
―Muy humano... Excepto porque tenía un pene tan grande como un tentáculo.
Yunho soltó una risilla.
―¡No te rías! Es serio.
―Tú lo comparaste con un tentáculo, no yo. ―Yunho hizo una pequeña pausa―. Asumo que los bebés son humanoides también.
Mingi chistó.
―¿Y te vas a quedar para descubrirlo?
Yunho sonrió.
―Claro, saldrán de sus huevos en cualquier momento. Mientras tanto, trata de hacerte a la idea de que eres una mamá ahora.
Mingi suspiró pesadamente y se sentó junto al nido, observando a los huevos con algo de miedo. Así que era una mamá.
(...)
Mingi abrió los ojos. Una ráfaga hizo que su cabello se sacudiera con violencia y eso lo despertó.
Las luces estaban apagadas, lo cual era inusual. Rápidamente, Mingi encendió el velador y miró hacia la figura erguida junto al armario.
―Dios Santo ―Mingi bramó horrorizado, la figura se inclinó hacia adelante como si lo estuviera asechando―. ¿Quién te dejó entrar? ―silencio―. Diablos, eres demasiado guapo, pero ¿de dónde saliste?
El intruso se mantuvo en silencio.
―¿Hola? ¿qué haces en mi habitación?
Mingi se sentó y se quitó las mantas de encima, sin apartar la mirada del extraño.
―¿Eres un acosador? ―preguntó levantándose―. Dios, habla.
El intruso se acercó a Mingi a paso lento, Mingi retrocedió cada paso que el otro avanzaba, temeroso por lo tenebroso.
―¡¿Mamá?! ―Gritó Mingi, sin oportunidad de escapar.
Su madre estaba de visita en el cuarto de invitados.
―Song Mingi ―cantó el intruso, con su voz grave y baja.
―Ese soy yo ―susurró Mingi, tomando lo primero a su alcance para protegerse―. ¡Deja de acercarte!
Silencio. El silencio se extendió por unos segundos.
Un foco de luz frente a sus ojos lo cegó causándole dolor de cabeza, luego, nada.
(...)
―Luego desperté en una habitación desconocida y el alien estaba encima de mí. No creo que quieras escuchar la parte sexual de eso.
―Sí, no, gracias. ―Yunho chistó―. Al menos fue el mejor sexo de tu vida, ¿no?
―Sí, pero si hubiera sabido que me dejaría huevos en el intestino lo habría pensado dos veces.
¿quién quiere saber quién es el alien? jejejej
se me ocurrió esto viendo hombres de negro, no me juzguen por favor
por otro lado, les debo todos los os de cumpleaños desde Yeosang en adelante kwjdjsjs
a ver tiren ideas
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