#72 Instinct
HONG HWA ────── Seonghwa se encuentra en una situación conmovedora en la fila del super.
Omegaverse, angst
Seonghwa suele hacer las compras los sábados por la mañana, justo después de desayunar en la cafetería cerca de la escuela donde imparte clases de lengua y literatura. Suele hacer una lista en su teléfono de las cosas que le hacen falta, y a veces se da el gusto de comprar golosinas.
Estaciona su auto correctamente enfrente del supermercado y revisa atentamente a que ninguna motocicleta pase para poder abrir su puerta y salir. Pisa con su pie izquierdo primero, y se agarra del coche para impulsarse hacia arriba, mira hacia ambos lados de la calle aunque fuera de una sola mano (por si alguien pasaba contramano) y luego cruza al otro lado.
Todo lo que Seonghwa hace está firmemente calculado, cuánto come, qué hace, qué va a decir. Le gusta estructurar. Sin embargo... aunque ha tomado todo en su lista y tiene su canasto en mano, no puede evitar prestar atención a la persona frente a él y querer entrometerse.
―No se puede, amor...
El cachorro hizo un pequeño puchero, aferrado a la bolsa de cereales.
―Tengo que comprar tu medicina todavía ―murmuró nuevamente el Alfa, estirando la mano para que el pequeño le diese la bolsa.
El cachorro acentuó su puchero, pero finalmente, asintiendo, le entregó la bolsa de cereales a su padre. Sus pequeñas manitos volvieron a sus bolsillos y desvió la mirada.
Seonghwa entrecerró los ojos, tratando de recordar esa voz.
¿Lo había escuchado en algún lugar? El ligero timbre agudo le era familiar, ladeó ligeramente la cabeza buscando ver el rostro del Alfa y entonces, lo entendió. El mismísimo Kim Hongjoong, el Alfa más problemático que había tenido en la escuela secundaria. Seonghwa tuvo que enviarlo a la dirección varias veces, sacado de las casillas por sus respuestas tan insolentes.
¿Qué tendría? ¿Veintidós? No podía creer que tuviera un cachorro. Seonghwa le sonrió al niño que le miró al descubrirle espiando.
―Joven Kim ―dijo Seonghwa entonces, alzando un poco la voz―. Qué gusto verle.
El Alfa más bajo volteó a su dirección y abrió sus grandes ojos negros lleno de sorpresa. Su boca se abrió y cerró, completamente anonadado.
―¡Profesor!
―Oh, por favor. Hace mucho ya no soy tu profesor.
Hongjoong asintió y Seonghwa volvió a sonreír. Lo que tenía frente a él no se parecía en nada al problemático adolescente con el que lidió por tres años... Definitivamente, la gente cambia.
―Dime Seonghwa, o hyung: eso estaría bien. ―Seonghwa le volvió a decir.
―H- Hyung... Años que no le veía... ―Hongjoong soltó una risita y rascó su mejilla―. ¡Se ve- se ve muy bien!
Seonghwa sonrió aún más, abochornado. No pudo evitar darle un vistazo más al cachorro y a la compra del Alfa ―la canasta básica tenía más alimentos que esa―. No quería suponer, pero era notorio que el menor estaba teniendo problemas con el dinero.
Hongjoong se percató de la mirada del Omega y se apresuró en presentar a su cachorro.
―Hyung, este es mi niño. Preséntate, corazón.
Los grandes ojos del cachorro se fijaron en el Omega y una sonrisa tembló en sus pequeños labios, el adulto olía realmente bien.
―Hola ―el niño alzó su manito, pero luego recordó que debía hacer una reverencia, así que la hizo―. Soy Hyeongjun. Me dicen Jjunie, y tengo cuatro.
―Hola, Jjunie ―Seonghwa se inclinó ligeramente―. Yo soy Seonghwa, y los niños me dicen Hwa.
Hyeongjun se aferró a su propia chaqueta y, sin despegar sus grandes ojos del Omega, se atrevió a preguntar.
―¿Tiene muchos cachorros?
Hongjoong se sobresaltó ligeramente por la pregunta y trató de regañarlo, pero la suave risa del Omega lo interrumpió.
―No, todavía no tengo cachorros. Hablo de mis alumnos ―explicó Seonghwa dándole un pequeño toque a la enorme mejillita del Omega―. Soy maestro y profesor.
El niño abrió su boca y miró a su padre, conmocionado. Jamás había visto a un maestro fuera del kinder, ¡era otro mundo!
Fue en ese momento que la fila avanzó ―la mujer con el carro lleno (llenísimo) por fin había acabado― y Hongjoong puso su despensa en la caja. Tardó poco al llevar sólo diez unidades y pagó.
Seonghwa le miró algo melancólico, sintiéndose triste. Quizás era su instinto, su enorme preocupación por los niños o su cariño por el Alfa que tanto (tanto, tanto) le hizo renegar en la secundaria, pero su corazón no le permitió dejar todo así nomás.
―Espérame, Hongjoong. Me gustaría seguir conversando contigo.
La petición de Seonghwa cuando puso sus cosas en la caja hizo que Hongjoong se detuviera y, asintiendo, le esperó. El pequeño Hyeongjun se aferró a la pierna de su padre, atento al Omega mayor que apenas conocía, pero que tan agradable le hacía sentir.
Seonghwa tomó el paquete de cereales y lo puso en la caja.
(...)
―Cuando te graduaste, me sentí melancólico. ―Seonghwa soltó una pequeña risa que contagió al Alfa―. Pensé: ¡Ya nadie me hará renegar!
Seonghwa puso todas sus compras en la cajuela del auto y se giró hacia su ex alumno, quien cargaba sus dos bolsas en ambas manos y su pequeño estaba aferrado a su chaqueta.
―¿Quieren que los lleve?
Hyeongjun alzó la cabeza hacia su padre y tironeó suavemente de su ropa, esperando a que aceptara. ¡No quería caminar!
―No queremos molestar, caminar hace bien...
―Claro que hace bien, pero Jjunie es pequeño y seguro se cansa ―replicó el mayor, esperando a que Hongjoong aceptara.
―Sí me canso ―murmuró el cachorro.
Seonghwa tomó las bolsas ajenas y las puso en la cajuela también, sin obtener algún tipo de objeción.
―Suban. ―Seonghwa les hizo una seña.
El Alfa subió a su cachorro en el asiento de atrás y le colocó el cinturón, luego, subió de copiloto. El Omega encendió el auto y salió del estacionamiento, tomando la mano de la calle.
―Oh, tenemos que ir a la farmacia. ―Hongjoong recordó repentinamente―. Ya estaba olvidando tus medicinas, amor.
―Pues allá vamos entonces ―dijo Seonghwa sin ningún inconveniente.
Hongjoong vio a su cachorro por el espejo y le sonrió.
―¿Qué medicina tiene que tomar?
―Ah, es una crema, le han salido unos sarpullidos. ―Hongjoong explicó sin entrar en mucho detalle―. El pediatra dijo que le pararía la picazón.
En ese momento, el niño rascó su pancita.
(...)
―Mi casa queda más cerca... ―dijo Seonghwa cuando salieron de la farmacia, tras oír la dirección de la casa del Alfa―. ¿Qué tal si vamos primero y me ayudas con las bolsas?
Hongjoong asintió varias veces, completamente dispuesto a ayudar a Seonghwa tras haberles hecho el favor.
―Ya que vamos para allá... ―Seonghwa alargó apretando un poco el volante, pues no quería ofender al Alfa con lo que iba a decir―. Mis padres, seguro lo recuerdes porque lo he mencionado cuando me presenté en la secundaria, son del campo... Siempre exageran y me envían mucha comida, esta vez mandaron veinte pollos...
Seonghwa soltó una risilla, tratando de escucharse casual.
―No creo poder con tanta carne para mí solo ―divagó viendo al cachorro que escuchaba atentamente su monólogo―, me saldrán plumas antes de terminar. ¿No quieres ayudarme?
Hongjoong frunció ligeramente el ceño y Seonghwa temió haber ofendido al Alfa, después de todo, él seguía siendo un Omega y Hongjoong seguía teniendo un fuerte orgullo.
―¿Ayudarlo a qué? ―preguntó confundido.
Seonghwa frenó en un semáforo.
―A terminar el pollo... Temo que se eche a perder si pasa mucho tiempo.
―¿Entonces vamos a comer pollito? ―el cachorro interrumpió el corto silencio que se había formado.
Seonghwa le sonrió.
―Claro. También tengo muchas frutas y verduras que se echarán a perder... ―comentó entusiasta, esperando convencer al Alfa―. Me vendrá de maravilla si los aceptan.
Las mejillas de Hongjoong se pintaron ligeramente de rojo y, dándole un vistazo a su Jjunie, dejó su orgullo de lado.
―Claro, sería genial.
(...)
Seonghwa, Hongjoong y el cachorro ingresaron al departamento del Omega con las compras de este, poniéndolas sobre la mesa para ver qué debía ir al refrigerador y qué debía ir a la despensa. El cachorro se sentó en la alfombra y encontró unos juguetes en una caja, bien ordenados.
―Jjunie, puedes tomar esos juguetes si quieres mientras hacemos esto.
Hyeongjun sonrió en grande y se apresuró a tomar la caja.
―No hagas mucho desastre, amor, a hyung no le gusta el desorden.
Seonghwa le regaló una risa y negó con la cabeza.
―No importa, puedo acomodar luego.
Hongjoong miró a su ex profesor algo aturdido. Recordaba a ese hombre como un Omega muy lindo y limpio, apenas titulado como docente, y siempre tratando de mantener el orden. Fue un buen profesor, pero Hongjoong estaba en una etapa rebelde y (tanto a Seonghwa como a otros docentes) le hizo la vida imposible. Recordaba con melancolía esos días donde, a pesar de todo, era feliz, porque estaba junto a su Omega.
―¡Cierto! Ni siquiera entraban en mi freezer ―Seonghwa se acercó a un freezer y comenzó a sacar bolsas de pollo congelado―. Es mucho para mí solo.
Un total de diez pollos fue puesto sobre la mesa y Hongjoong quedó anonadado. ¡Seonghwa no había exagerado! En un principio, Hongjoong creyó que veinte pollos eran un decir, pero ese congelador realmente estaba lleno de carne. Seonghwa fue a una puerta de la alacena y comenzó a sacar baldes.
―Aquí hay semillas, ¿Junnie come semillas?
Hongjoong asintió lento.
Con una taza, Seonghwa comenzó a llenar unas bolsas con diferentes semillas. Poco después, también sacó las frutas y verduras que había mencionado. ¡Era tanta comida! Hongjoong ni siquiera recordaba que Seonghwa hubiera dicho alguna vez que vivió en el campo, pero debía ser cierto.
―Ya está. Uff, no sabes el favor que me haces. ―Seonghwa sopló y miró todo en la mesa con una sonrisa―. No sabía qué hacer con tanta comida.
―Mu- muchas gracias, hyung.
―No agradezcas, me haces un favor.
Hongjoong asintió nuevamente y sus mejillas se pusieron coloradas, esta vez, no por vergüenza.
(...)
―Hemos llegado a destino.
Seonghwa estacionó frente al departamento del Alfa.
―Te ayudaré a bajar todo.
Hongjoong le regaló una sonrisa agradecida y entre los dos comenzaron a bajar todas las bolsas. Hongjoong se encontraba muy feliz, pues, con esa comida, podría alimentar a Jjunie por mucho tiempo, ya que se salvaba de los gastos.
―Lo siento por... ―Hongjoong vio a su cachorro y este bajó la cabeza con un pequeño puchero―, eso.
―Nah, esos juguetes son para usarse. ―Seonghwa le revolvió el pelo al cachorro―. A veces mis sobrinos los usan, pero ya están grandes. Me alegra que a Jjunie le gustara el pingüino.
Hyeongjun se había aferrado al pingüino de peluche que estaba en la caja, pues olía demasiado al Omega mayor y al tenerlo en sus brazos sentía una profunda calidez en el pecho que (él tan pequeño como era) no podía explicar.
Seonghwa no le mencionó al Alfa que ese pingüino era suyo y que por accidente lo había puesto en la caja.
Cuando hubieron entrado todas las bolsas, Hyeongjun abrió sus ojitos sorprendido, viendo los cereales sobre la mesa. Seonghwa le guiñó el ojo y el niño cerró ambos tratando de imitarlo.
―Oh... ¿Te enlazaste con Mingi? ―Seonghwa vio la fotografía del Omega en la sala―. Siempre pensé que estarían juntos toda la vida ―rio al recordar a ese alto omega ir detrás del pequeño Alfa por todos lados, siendo tan inocente y exculpado de todos los problemas en los que se metían―. ¿Dónde está él?
Hongjoong se puso triste ante esa acotación y, aunque trató de forzar una sonrisa, no pudo mostrarse indiferente. El recuerdo de su Omega todavía era doloroso.
―Mmm, no pudimos enlazarnos. Mingki tuvo cáncer poco después de tener a Jjunie... Murió hace dos años.
Seonghwa enmudeció. Y entonces comprendió porqué el cachorro estaba tan aferrado a su aroma, tan deseoso del cariño y el confort de un Omega. Sus ojos picaron y, tan sensible como era, sintió unas inmensas ganas de llorar.
―Lo siento, no sabía... ―Seonghwa limpió sus húmedos párpados―. Oh, qué terrible.
Hyeongjun se aferró a la pierna de Seonghwa y alzó sus pequeños brazos, el mayor no dudó ni un segundo en tomar al pequeño y cargarlo. Hyeongjun enterró su carita en su cuello.
―Jjunie lo suele pasar mal al no tener a Mingi... ―dijo Hongjoong sonriendo ligeramente, enternecido por la actitud tan inocente y cálida de su cachorro―. Gracias por aparecer hoy, hyung.
Seonghwa asintió sorbiendo su nariz y abrazó al cachorro con más fuerza, sin causarle ningún daño, y soltó feromonas que tranquilizaron tanto al pequeño Omega como a su padre.
Ninguno de los tres sabía que sus vidas cambiarían para siempre a partir de ese día.
29032022
Seonghwa tiene 30, no se espanten.
Mingi era la pareja de Hong, pero se fue al cielo ah, Song Hyeongjun de Cravity como el hijo de los HongMin sisisisisiisisi
Una vez el jefe de mi apá nos regaló veinte, VEINTE, pollos... Casi salimos volando, después se tranquilizó y nos daba menos, cada tanto jajajjaja No sé qué tiene la gente de este país con regalar pollos, o es q tenemos cara de hambre??? 😳🤭
Ah cierto, diganme de qué shipp hacer el yunho day, es que siempre hago YunGi jqjajajja ya voy tarde para el especial por su cumple 😭😭
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