#71 Say my name
S A N G I ────── mingi está deprimido, san ha dicho el nombre de otra persona.
Seonghwa acariciaba la cabellera rojiza de Mingi, y Wooyoung murmuraba en tono bajo palabras que el alto ya no podía escuchar. Estaba deprimido y sólo quería recostarse en su dormitorio y no pensar en nada ni nadie.
Los pequeños espasmos que sufría habían sido controlados, pero la tristeza seguía consumiendo su corazón y no sabía qué hacer.
Seonghwa chistó y negó con la cabeza, todavía incrédulo. No podía evitar sentir irritabilidad y estrés, por no comprender qué estaba pasando, es decir, ya estaba al tanto, pero no cabía en su mente que fuera real.
―Mangi. ―Alargó Seonghwa, continuando con las caricias en la cabellera de Mingi―. Mi corazón...
Wooyoung soltó una pequeña risa debido al apelativo usado por su novio, ya que era adorable. Los tres estaban sentados en el suelo de la sala de ensayos, en un rincón, detrás de un sillón negro. Mingi había arrastrado a Wooyoung de la mano y Seonghwa los siguió.
―Mangiah ―preguntó Seonghwa, bajando la mano hasta la oreja ardiente del menor―, ¿estás seguro de lo que oíste? Quizás escuchaste mal.
Mingi sorbió su nariz y levantó la cabeza. Sus ojos estaban cubiertos por espesas lágrimas, toda su cara teñida de rojo y sus labios temblorosos. Mingi llevó sus manos a sus pies y apoyó el mentón en sus rodillas, mirando a sus dos amigos con vergüenza y fastidio.
―Ya se los dije... San dijo el nombre de otra persona.
Su voz gruesa se debilitó, sonando débil y enfermo. Todo su encanto se redujo a cero, orillándolo a convertirse en un deprimido, exasperado e incómodo muchachito. Mingi era mucho más que eso, pero en este momento no.
―Es que me parece inaudito. ―Seonghwa volvió a renegar―. Si hay alguien al que la palabra intenso lo defina, es San. Él te adora.
Mingi bajó su cabeza nuevamente, soltando un pequeño sollozo.
―Ya no... ¿Te sentirías bien si Wooyoung dice el nombre de alguien más cuando hacen el amor? ―inquirió Mingi con desgano, casi agónico; Seonghwa abrió la boca sin saber qué responder, obviamente no se sentiría muy bien y probablemente estaría llorando igual que Mingi lo hacía―. Tal vez me está engañando con el tal Minho. ¿Conocen a un Minho?
―Es un nombre muy común ―dijo Wooyoung tomando la mano de Seonghwa sin dejar de ver la carita hinchada de Mingi―, conozco a un par ―Wooyoung mordió la uña del pulgar ajeno, pensativo―. No pensemos lo peor, quizás justo en ese momento recordó que un tal Minho le debe algo.
Mingi le miró escéptico y Wooyoung se encogió de hombros.
―No sé si es peor que me engañe o que tenga fantasías con un tal Minho. El punto es que... ―Mingi suspiró y, entonces, sólo secó las lágrimas de su rostro―. Olvídenlo, vamos a casa.
Seonghwa y Wooyoung se miraron preocupados, y al final siguieron al más alto.
(...)
San abrazó a su novio por la espalda e hizo puntitas para llenar su cuello de besos, cuando los primeros piquitos fueron pasados por alto, el mayor sujetó las caderas ajenas con firmeza y volteó cuidadosamente a Mingi.
―Amor... ―llamó San, buscando conectar con la mirada ajena, pero Mingi seguía huyendo de ella―. ¿Qué pasa? ―inquirió dulcemente, tomando el mentón del menor.
―Estoy agotado ―respondió bajo y lento, áspero―. Ya me voy a la cama.
Mingi no tenía ganas de hablar del tema, y sabía que debía hacerlo en algún momento, pero no sería esa noche. No podía enfrentar a San con sus dudas, ¿y si al final sí fue un malentendido? ¿O... y si San estaba con alguien más? No quería saber, sólo quería fingir que no había escuchado nada.
Mingi dejó un beso en la mejilla de San y se soltó de su agarre, yéndose rápidamente.
San se quedó plantado en medio de la cocina, con un puchero en sus labios. Miró a Seonghwa y Hongjoong en la sala, pero ninguno de los dos le dijo algo. Cuando San se disponía a marcharse, fue jalado con fuerza hacia el interior de una habitación.
―¡Diablos! Me asustaste ―exclamó San, después del grito agudo que había dejado salir, viendo como el menor se reía de su cara―. ¿Qué te pasa?
Wooyoung se cruzó de brazos.
―Me voy a meter porque soy un metiche. Y eres mi mejor amigo y te amo ―dijo Wooyoung con una sonrisa, tomando al mayor por los hombros―, pero si esto no va como creo, te cortaré en pedazos.
San abrió la boca y titubeó, inseguro, dio un paso atrás.
―¿Meterte en qué? ―San arrugó la nariz, sin entender―. ¿Ahora qué hice, por qué me quieres mutilar?
Wooyoung tomó su mano y lo arrastró hasta sentarse en un pequeño puff en el suelo.
―Voy a ser directo. ―Wooyoung hizo un ruido con su lengua―. ¿Tuviste sexo con Mingi hoy, en la mañana?
San se escandalizó inmediatamente por la pregunta, pero terminó asintiendo. Wooyoung volvió a arrugar su nariz con disgusto.
―Cuando te corriste, dijiste "Oh, Minho" ―Wooyoung dramatizó girando sus ojos―, y eso tiene a Mingi llorando justo ahora ―señaló sin una pizca de pudor―. Quiero pensar que fue una falla de la Matrix o algo... es decir, debe serlo, ¿no? Estabas soñando o pensando en ese tipo por alguna razón ―trató de encontrar alguna justificación, pero el mayor sólo se quedó callado.
San lo miró por unos segundos, bajó la cabeza, la volvió a subir, tomó aire y la volvió a bajar.
―Te apoyo en todo lo que haces ―dijo Wooyoung, curioso por la reacción del mayor, comenzando a asustarse―, pero... ¿de verdad estás engañando a Mingi? San.
San juntó sus labios en una línea.
―No recuerdo haber eso hecho. ―San rascó su cuero cabelludo con algo de violencia, luego miró al menor y su expresión decayó―. Quiero decir, no le estoy metiendo el cuerno, ¡en serio! No sé cómo pude decir otro nombre, ¿él está seguro?
―Él está seguro.
San bufó.
(...)
San pasó la última hora pensando en qué hacer. ¿Qué había hecho en la mañana? Se despertó con la cálida boca de su novio entre sus piernas y se frotaron mutuamente por un rato, ya que San estaba muy cansado para abrir los ojos y moverse; le dejó todo el trabajo a su solecito, quien había despertado con muchos ánimos.
Había sido una de sus mejores mañanas, es decir, no siempre tenía a su tímido novio tan dispuesto, aunque no recuerde mucho de lo que pasó. San sólo sujetó las caderas de Mingi y dejó que este tomara el ritmo que quisiera mientras lo montaba.
¿Había dicho otro nombre? ¿Quién era Minho? ¡Ni siquiera su ex se llamaba así! San comenzó a darse cachetada tras cachetada y sollozó bajito, totalmente avergonzado y estresado. Pataleó como un nene chiquito por un rato, hasta que se levantó y tomó aire.
San sabía que Mingi se lo guardaría hasta que pudiera reunir el valor de hablar del tema, lo conocía, a Mingi no le gustaba que le vieran llorar y probablemente ahora estaría deshecho, pero San quería, no, necesitaba, hablar.
San abrió la puerta de la habitación y vio a su novio recostado en la cama, parecía estar dormido. Caminó en puntitas y se sentó en el suelo, justo a la altura de la carita de Mingi, que se hallaba aplastada contra el colchón.
San acarició la suave piel del menor, tomando especial atención en las marcas de acné de sus mejillas que siempre amaba tocar. Pasó las yemas de su índice por los pomposos y agrietados labios ajenos, suspirando pesado. Mingi era demasiado lindo, pero sus ojitos irritados y sus labios rotos no eran una buena visión.
San no había visto a Mingi en todo el día, ya que de haberlo hecho, habría notado que algo andaba mal.
Mingi era fácil de leer, aunque San era un poco tonto.
―Mi amor... ―San susurró dejando un beso en los labios del menor―. Amorcito... despierta.
Mingi no despertó a sus tiernos llamados, por lo que San se incorporó y se recostó a su lado, abrazándolo por su espalda cariñosamente. Si el menor estaba profundamente dormido, entonces no lo echaría.
San se aferró a Mingi y cerró los ojos, esperando que el día de mañana fuera mejor.
(...)
Mingi soltó un pequeño jadeo y se removió en la cama, su cuerpo se sentía caliente y sudoroso. Poco a poco, abrió sus ojos, tratando de enfocar lo que había frente a él. Unas fuertes manos sujetaban sus piernas, y podía jurar que estaba desnudo.
Sopló quejidos y gemidos bajitos, junto a espasmos irregulares. San estaba embistiendo su próstata con los dedos, al mismo tiempo que le hacía un oral. Tantas emociones de repente hicieron que Mingi se sofocara.
―Mingki ―San sonrió entusiasta tras ver que el menor ya estaba despierto―. ¿Te desperté? Te estaba llamando, Mingi, Mingi. Y tú ni caso me haces ―San hizo un puchero y subió besos por su vientre y pecho, sin dejar de mover los dedos en su interior.
Mingi abrió su boca, llena de saliva. Quiso decir algo, pero los estímulos lo enmudecían.
―Mingiah, eres la cosita más linda del mundo ―San lamió el esternón de Mingi, saboreando su piel―, tu carita toda roja mientras te follo con mis dedos es tan excitante.
Mingi se encogió, dudoso y excitado. Su pene duro comenzó a expulsar tiras de semen, convirtiéndolo en una tímida y sucia persona. Trató inútilmente de cubrir su rostro, pero San se lo impidió.
―Mira cómo me has puesto, Min, ni siquiera me toqué.
San se incorporó encima de él, y su miembro duro se marcó en su ropa interior. San estaba temblando, aunque trataba de disimularlo, los movimientos de su mano comenzaron a ser inestables y su pecho subía y bajaba cada vez más rápido.
―¿S- Sani, estás bien? ―preguntó Mingi, mordiendo su labio inferior, tratando de concentrarse.
¿San estaba teniendo un ataque de nervios? Mingi se incorporó ligeramente y abrazó al mayor por los hombros, acercándolo a su pecho. San rodeó la cintura ajena con ambas manos y suspiró profundamente, dejándose caer con cuidado encima de Mingi.
―Lo siento, Min. Lo siento ―San sollozó y escondió su cara en el cuello de su novio, completamente avergonzado―, no sé qué pasó ayer. Te lo juro.
Mingi cerró los ojos, ahogando una maldición.
―Min- Oh, Min, lo siento. ―San se separó y miró la carita roja del menor, comenzando a repartir besos en sus mejillas y labios―. ¿Hice algo que te lastimó, verdad? No fue mi intención.
Mingi comenzó a sentir calor, mucho calor. La vergüenza lo atacó. ¿Acaso- él...? Diablos. ¿Minho? ¡Las pelotas!
San hizo un puchero, dejando ir una risita al rozarse con Mingi sin querer. Sus ojos estaban llenos de lágrimas, temeroso de que Mingi estuviera enojado. Había planeado despertarlo de la misma forma en la que el menor lo había hecho el día anterior, pero le entró el pánico. ¿Y si Mingi le dejaba?
―No me dejes, por fi. No conozco a ningún Minho. Bueno, el de SHINee y el de Stray Kids ―San frunció el ceño y sorbió su nariz, algo distraído―, pero uno podría ser mi tío y el otro tiene cara de activo ―susurró en broma.
Mingi soltó una risita y negó con la cabeza, calló al mayor tomando sus labios en un beso largo, mientras pensaba en cómo decirle que había hecho todo ese drama porque escuchó mal.
―Nadie va a dejar a nadie ―Mingi susurró cariñosamente, frotando su nariz con la ajena―, ¿continuamos?
San sonrió, frotó su cara contra el pecho de Mingi para limpiar sus lágrimas y continuó con su arduo trabajo. Llorar como un bebé siempre funcionaba.
10032022
JAJSJQJA me da risa la personalidad de san aquí, es como muy tonto pero lindo y mingi es crédulo y ta chikito
Mingi en realidad escuchó: "Min (corte para gemir) Oh" JAJAJAJ o sea, Minho 🤠
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