#58 City lights
HONG YUN ··· de agentes federales y bailarines nocturnos.
Hongjoong gruñó durante todo el trayecto hacia su casa, llevaba horas caminando sobre tacones bajo el frío de la madrugada y seguía sin conseguir llegar. Su hogar, si podía llamarse así, estaba metido en el culo de la ciudad.
Para su mala fortuna, se había mudado a Seúl en tiempos duros y aún tenía que bailar sobre un tubo para poder pagar la luz y mantener a su bebé sano. Ser padre soltero era difícil hoy en día y él no era precisamente el mejor padre del mundo.
El pequeño había llegado de sorpresa cuando Hongjoong tenía dieciocho años, gracias a la poca información que tenía sobre el sexo seguro y unos padres provida. Fue obligado a tenerlo y finalmente fue echado de su casa por su propia familia.
Apresurándose debido al frío, Hongjoong se hizo pequeño dentro de su diminuto abrigo. En momentos como aquel, odiaba su vida por completo y hubiera deseado nunca entrometerse con nadie. No obstante, cuando veía a su bebé reír todo cambiaba, la gente podría tener razón diciendo que un bebé era la alegría de un padre. Su colonia de estrellas tenía sentido de repente y era sólo gracias a la mirada de su abejita de un añito, Jongho.
Las calles de Seúl a esas horas estaban casi vacías últimamente, ya no veía autos lujosos y la gente de la noche comenzaba a escasear. Excepto por lo más retorcido en ese lado de la ciudad, donde no podía parpadear al caminar por temor a que alguien saltase frente a él. Con algo de miedo, o terror, Hongjoong apresuró aún más su caminar.
Chris era sólo otro tipo raro que Hongjoong había conocido apenas llegar a Seúl, era quien consiguió un trabajo para él y también era quien destrozó aún más su ya horrenda vida. Chris estaba parado justo a unos metros frente a él, y la última vez que ambos se vieron no había sido totalmente agradable. Especialmente porque Hongjoong arrancó un par de sus extensiones.
Para cuando Hongjoong quiso desviar su ruta era demasiado tarde, Chris ya le había visto y había sonreído como si hubiera estado esperando verle desde hace mucho tiempo.
Y él supo que estaba perdido cuando le vio comenzar a caminar. Resignación era el peor sentimiento que había sufrido en su vida.
(...)
Hongjoong escupió un pequeño charco de sangre, retorciéndose en el suelo. Quizás tenía alguna costilla rota, o alguno de sus dientes se había caído con la paliza, quizás su hombro estaba dislocado y, también, tenía demasiado cansancio para levantarse. Pero no podía rendirse allí, no sobre ese suelo mojado y apestoso, no mientras tenía a su bebé en su casa durmiendo profundamente al cuidado de una amable vecina.
Habían cosas muy importantes por las que levantarse de ese lugar.
―Si me dejas opinar, creo que esta es una pelea injusta. ―Alguien apartó al sujeto que anteriormente pateó el estómago de Hongjoong, lejos―. Ahora déjenla en paz antes de que me moleste más.
Chris soltó una pequeña risa antes de marcharse con su acompañante, Hongjoong le oyó cada vez más lejos y abrió los ojos.
―¿Te gusta meterte en problemas? ―preguntó el, a todas voces, agente, dándose cuenta de que la chica era en realidad ese muchacho que otras veces ya había visto.
El agente volteó la mirada hacia el chico que solía vestir ropa corta y trabajar de noche con la apariencia de una bella chica.
―Te dije que no me prostituyo, ¿por qué estás detrás de mí ahora? ―preguntó Hongjoong incorporándose, con ayuda del Agente Jeong.
―Necesito tu ayuda.
Jeong Yunho, ese era el nombre del guapo y sexy agente que los arrestó hace algún tiempo creyendo que eran prostitutas teniendo una pelea callejera con Chris y Peter.
―¿Ayuda con qué? ―interrogó Hongjoong alzando una ceja, apoyándose sobre Yunho.
No habían muchas cosas para las que sentirse útil para la policía.
―Vamos a tu casa primero y luego te digo todo lo que necesitas hacer por mí.
Yunho sonrió, cargando en sus brazos el delgado cuerpo del joven herido.
Unas cuántas horas después, Hongjoong despertó y su cuerpo estaba vendado, sus lesiones habían sido tratadas por algún profesional y se sentía relativamente mejor. El Agente Jeong estaba sentado en el sillón junto a él, con la vista hacia cualquier punto muerto.
―¿Cómo sabes dónde vivo? ―preguntó casi escandalizado, sobando su pecho con el puño.
―Agente federal ―dijo Yunho con obviedad.
Hongjoong rio, esa gente sabía todo acerca de las personas según la TV, no obstante toda la diversión se fue por el caño cuando recordó que en efecto, ese era su hogar y ese agente estaba ahí, invadiéndole.
―¿Ha... Hace cuánto tiempo llegamos?
Hongjoong tenía la visión algo borrosa y se sentía mareado, pero dentro de todo estaba mejor a cuando el agente lo encontró.
―Si te preocupa tu bebé, él está durmiendo en su habitación ―dijo Yunho, sonriéndole tranquilizador.
Hongjoong trató de levantarse, pero sus heridas le imposibilitaron la acción y un quejido doloroso se escapó de sus labios. Él quería ver a su abejita.
―¿Puedo confiar en ti? No tengo buenas experiencias haciendo eso...
Yunho asintió mordiendo el interior de su mejilla por un momento.
―Te prometo que después de esto, tendrás una vida mejor. Entrarás a protección de testigos.
―¿Testigo? ―preguntó sarcástico, ladeando la cabeza―. No he visto nada.
Yunho sonrió.
―Aún.
(...)
Hongjoong debía admitir que era aterrador andar con micrófonos ocultos en el cuerpo mientras hablaba con sus jefes. Al parecer, el club donde Hongjoong ha estado bailando los fines de semana en los últimos meses, había estado realizando actividades ilícitas. Los federales estaban detrás de ellos y a él le tocó la difícil tarea de infiltrarse, aunque no podría decir que estaba solo, ya que Yunho ahora era un bartender.
Yunho tenía los ojos sobre él todo el tiempo. Hongjoong estaba agradecido por ello, él no sabía actuar y los nervios le ganaban, pero podía manejarlo sabiendo que Yunho estaba ahí.
―Lo estás haciendo muy bien ―dijo Yunho con confianza una noche.
Hongjoong sentó a su hijo en sus piernas mientras posaba el plato de frutas cortadas frente a él, el pequeño comenzó a comer lo que su papá le daba con entusiasmo. A Jongho le gustaban mucho las frutas y el yogurt, Hongjoong estaba feliz de poder darle esos placeres.
―¿Falta mucho para que logren terminar con esto? ―preguntó Hongjoong, tímidamente.
―Sí, es sólo que...
Yunho fue interrumpido por Hongjoong.
―Es sólo que me prometiste una vida mejor y ya han pasado seis meses ―dijo sin poder evitar que su voz temblara un poco, las cosas se estaban poniendo más peligrosas ahora―. Mi hijo no necesita que su padre se muera de un tiro en la nuca, no tiene a nadie más.
―No morirás, Hongjoong ―Yunho apoyó la mano en la espalda de Hongjoong y lo acercó suavemente a él―, tú estás haciendo un gran traba...
―Nadie lo sabe ―contraatacó Hongjoong con desesperación, soltándose del agarre.
Yunho se quedó sin aliento al ver los grandes ojos brillosos del chico frente a él, aquel chico joven con un bebé en una casa de bajos recursos que arriesgaba su vida infiltrándose con la cabeza de la serpiente. Yunho debía admitir que Hongjoong era valiente, que haría todo lo que estuviera en sus manos para darle un mejor futuro al niño que tenía.
―Yo no dejaré que nada malo te suceda ―prometió Yunho, con su mano acariciando el rostro pálido del menor―. Ni a ti, ni a tu abejita.
El cariño que el agente le había tomado a Jongho era descomunal y estaba incluso un poco asustado acerca del cambio repentino en los latidos de su corazón cada vez que estaba cerca de Hongjoong y su hijo.
―¿Es el mismo tipo de promesa? ―preguntó Hongjoong, con temor.
Todo eso superaba en demasía a Kim Hongjoong. Se sentía implosionar cada vez que ponía un pie en el club y ni siquiera tenía la certeza de que estaría bien, de que su bebé estaría bien. Aunque mentiría si dijera que no se sentía más seguro desde que Yunho estaba allí, pero sabía que ese hombre no se quedaría para siempre.
Yunho inhaló y negó con la cabeza, apoyó su mano sobre la ajena en un toque íntimo y capturó la mirada de Hongjoong nuevamente.
Jongho soltó una pequeña risa llamando su atención; Yunho acarició su mejilla rechoncha con su mano libre y dirigió su vista hacia las dilatadas pupilas fijas en él.
―Esta promesa es personal ―murmuró Yunho, sonriendo por primera vez con su lado más humano y no como un agente federal.
Hongjoong arrugó la nariz, sintiendo un apretón en su corazón; su pequeña ciudad de estrellas comenzó a expandirse a partir de ese momento.
12112021
remake sisi
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top