100K SPECIAL ⟩⟩ II

ateez x ateez

Seonghwa tomó las caderas de Yeosang, quien se movía sobre él con rapidez, con fuerza. Las caídas eras precisas y duras, enterrando en él hasta el último centímetro de su pene.

Los suspiros y pequeños gritos que Yeosang intentaba ocultar con mordiscos eran dulces y placenteros para Seonghwa, quien no había cogido un culo en un buen tiempo.

Yeosang tomó la mano de Seonghwa y se la llevó a la boca, lamió su palma con detenimiento, sin apartar la vista de los ojos llorosos del mayor.

La simple atmósfera que los rodeaba quemaba, era atrayente y sumamente dolorosa, pero placentera y deliciosa.

El simple morbo de saber que todo su semen estaba en el interior del mayor mientras era cogido con fuerza por el mismo hacía que Yeosang se pusiera más y más duro.

Yeosang chupó y degustó el dedo índice y medio de Seonghwa, sonriéndole con chulería. Seonghwa sabía lo que haría así que le dejó hacer de ella cuanto quisiera, su propio pene se emocionaba más ante las succiones en sus dedos.

Yeosang entrecerró los ojos, viendo la saliva escurrirse de los labios ajenos, si no tuviera su boca ocupada, Yeosang se habría inclinado para lamerlos.

Yeosang disminuyó las estocadas, moviéndose en círculos cada vez más lentos pero concisos mientras hundía más profundo los dedos largos de Seonghwa en su garganta; se inclinó hacia él y dio el ya conocido aviso con sus cejas, haciendo que el rostro de Seonghwa se apartara.

El pecho de Seonghwa subía y bajaba con rapidez, perlado por el sudor y suciedad.

―Yeosang, Yeosang... ―Seonghwa no podía quedarse callado.

Dos caídas más y Seonghwa terminó en su interior, llenándolo con su semen al mismo tiempo que Yeosang le lanzaba su vómito en el pecho.

Yeosang respiró con dificultad; mirando con gula el lienzo que había dejado sobre la cama, Park Seonghwa estaba lleno de su semen, cubierto de jarabe, su saliva y su vómito. Con los ojos llenos de lágrimas, la saliva escapando de su boca hinchada, el cabello desparramado y húmedo sobre su frente.

Seonghwa era hermoso.

Un jadeo lloroso y quejumbroso le sacó de sus pensamientos, Kang bajó de los muslos ajenos y tomó unas servilletas de la gaveta junto a la cama para limpiar lo más posible del poco vómito.

―Lo siento, sabes que puede conmigo ―dijo Yeosang, pasando la lengua por sus labios atrofiados y salados―. Te llenaré la tina de agua tibia, Hwa.

Seonghwa asintió, ido. Habían miles de sensaciones diferentes en su cuerpo y mente, una más extraña que otra, como el hecho de desear aún más de Yeosang incluso después de todo el sexo que tuvieron en las últimas horas.

Seonghwa no quiere que le quite el tapón anal, tampoco la saliva. Le encanta la idea de saberse propiedad de Kang.

¿Qué demonios significa eso, huh?

"Te gusta", se respondió. Y quizás, sí. Le gustaba mucho.

San se tiró sobre la cama llena de peluches, la mayoría eran suyos y una muy pequeña parte pertenecían a Mingi, quien se encontraba en el centro del colchón.

―Te tocó ser mi papi, ¿verdad? ―dijo Mingi con voz adormilada, viéndole a través de sus pestañas rizadas.

San rio bajito y asintió, su voz ahogada por un peluche.

―¿No te agrada el rol o no quieres hacerlo conmigo? ―preguntó Mingi con timidez, encogiéndose en su enorme suéter.

―No me gusta mucho el little space ―contestó San, sonriéndole con pena―. Es algo incómodo para mí.

Mingi asintió. No le había tocado tantas veces como él quisiera, pero si a San no le agradaba tampoco iba a presionarlo. San y él ya habían tenido intimidad antes, unas cuántas veces en realidad, pero jamás les había tocado ese rol.

San era más del King y el Superior, a veces le gustaba ser llamado Oppa también, pero no quería un Baby boy ―incluso si este era Wooyoung.

Mingi frunció los labios. No es como si estuviera desesperado por hacerlo, pero San lo había ido a buscar, y una de las cosas favoritas de Mingi era satisfacer a los chicos.

San estaba por cerrar los ojos dispuesto a dormir cuando Mingi soltó un suspiro y se sentó sobre el colchón.

―Ya lo sé. ―Una enorme sonrisa en Mingi capturó toda la atención de San―. Ven aquí. ―Mingi tomó a San del brazo y lo arrastró hacia el armario de la habitación, en la zona de las perchas.

―¿Qué?

―¿Tienes claustrofobia o algo así? ―preguntó el menor, alternando la visión entre el armario y las caderas de San―. Oh, estás tan duro, Sannie ―murmuró con una euforia disfrazada de inocencia.

Aquella observación hizo que San se sintiera tímido, pero negó ante la pregunta y por fin comprendió hacia dónde se dirigían las acciones del menor. Aquella idea sólo hizo que se sintiera más caliente, atrapado en su propia caja torácica.

―Traigamos algunas cosas ―sentenció San, soltándose del agarre de Mingi.

Choi tomó unas mantas y algunos peluches de la cama y los arrojó en el suelo del armario. Si iban a cambiarle el concepto al rol, tenía que ser cómodo para ambos.

Una vez que el armario estuvo equipado para su comodidad, San ingresó a él, notando que el espacio por más reducido que fuera, era agradable. ¿Luz? No era necesario.

―¿Arriba o abajo? ―preguntó San, comenzando a quitarse las prendas ante la mirada divertida del menor.

Todos en el grupo eran bastante versátiles, pero cada uno tenía sus preferencias y a Mingi le gustaba ser cogido, fuerte y duro en ocasiones. San, por el contrario, prefería dar que recibir, todos amaban sus movimientos y siempre repetían ―sobre todo Wooyoung y Seonghwa, sus pasivos favoritos.

Mingi se quitó el suéter, dejando a la vista el conjunto de encaje que llevaba puesto; los ligues en sus muslos y la preciosa tanga negra dejaron a San sin palabras. Sus largas y gruesas piernas estaban depiladas y no había ni un sólo vello en sus genitales.

―¿Tú qué dices, Sannie? ―preguntó con aparente serenidad, dando una vuelta completa para mostrarle su atuendo, mandando al diablo cualquier pensamiento racional que San tuviera en ese momento.

San tomó su mano y lo metió con él dentro del armario, el espacio era pequeño, pero ambos cabían bastante bien. Con la espalda sobre los soportes de felpa y algunos almohadones, Mingi sonrió chulesco.

El entusiasmo y el deseo se reflejaron en los ojos gatunos del mayor justo antes de cerrar la puerta y quedar en completa oscuridad.

Sólo el sonido de sus respiraciones agitadas, incluso antes de comenzar, se oía. Ambos estaban semi desnudos, San estaba tan duro como un tronco y Mingi sentía que se contraía sólo con sentirle contra el muslo.

Hongjoong y Yunho estaban dormidos, el mayor tenía la pierna por encima de los muslos ajenos y la cabeza a la altura de su axilas. Hongjoong le había dicho durante la noche, que quien despertara primero, se cogería al otro sin despertarlo.

Era un increíble plan. Si Hongjoong despertaba primero; pero, para desgracia de Yunho, fue él quien lo hizo.

A Yunho le exitaba la idea de despertar y tener el pene del mayor dentro de su culo, ser follado con fuerza por el mismo y sólo despertar inundado por un intenso placer, sin embargo, él había abierto los ojos antes que Hongjoong.

Habría simplemente fingido y seguido durmiendo, pero al ver la hora descubrió que de todas formas no tendrían bastante tiempo para jugar. Por el momento, Yunho tenía que conformarse con la noche anterior.

Yunho se separó del mayor y le miró por un momento, notando rápidamente la erección matutina. Mordió sus labios, muriendo por enterrarse el pene ajeno hasta la yugular. Estaba tan necesitado por una polla que habría roto las reglas, pero estas no podían romperse. Arruinaría la atmósfera.

Con pesar, Jeong tocó las caderas ajenas para comprobar si el más bajo se despertaría con ligeros movimientos, al comprobar que no, fue bajando su ropa interior con tal lentitud que su pene rebotó con gracia, ocasionando una risita.

Yunho acercó sus labios a la jugosa carne erecta, lamiendo desde las bolas hasta la punta. Saboreando cuanto pudo y succionando como un demente, jugueteó con sus genitales y se tocó los propios, obteniendo rápidamente una erección.

Alejó su boca, relamió sus labios y miró su glande. Yunho no le encontraba mucho sentido a cogerse a alguien dormido; si no podía oírle gemir ni maldecir, qué demonios. Empero, sin mucho recelo, metió dos de sus dedos llenos de lubricante en el agujero poco entrenado del mayor.

Era un secreto, pero en la intimidad, Yunho prefería a Hongjoong como su dominante. Muy pocas veces lo habían hecho al revés.

Enterró sus dedos hasta el fondo, causando un estremecimiento en Hongjoong, y una débil risa en él mismo. Yunho lubricó el resto de sus dedos con cinco bolsitas del líquido y, con mucho cuidado, fue introduciendo su mano, sorprendido al ver cómo el orificio flexible de Hongjoong se tragaba su (enorme) mano.

Las piernas de Hongjoong estaban abiertas a cada lado, dejando su entrada al libre acceso.

Cuando toda su mano ingresó, hasta la muñeca, Hongjoong se removió, soltando un fuerte gemido, pero sin despertar. Yunho descubrió entonces el chiste de ese teatro; movió su mano ligeramente, causando temblores en el cuerpo ajeno. Se convirtió en una batalla a por el vencedor.

Yunho secretaba más saliva de la necesaria ante la vista que el mayor le estaba proporcionando. Estaba tan exitado que se corrió sin tocarse en absoluto, jadeó fuerte y lloriqueó instintivamente. Más tarde le pediría a Hongjoong meterle la mano también, aunque esta era más pequeña que la suya.

Kim se removió y abrió los ojos, parpadeando como el aleteo desesperado de una mariposa.

―Oppa, ¿por qué la quitas? ―murmuró Hongjoong adormilado, con la voz más rasposa, cuando Yunho quitó su mano con cuidado.

El sonido y la visión de su orificio cerrándose con lentitud hicieron que Yunho se pusiera duro por segunda vez.

―Tienes que intentar esto conmigo después... ―rogó Yunho, mordisqueándose los labios.

Hongjoong rio, tímido, pero deseoso. Asintió, inclinándose hacia Yunho para atrapar su rostro entre sus manos y besarle la boca con desesperación.

Los fuertes gritos de Wooyoung se podían oír por toda la casa, y no era precisamente porque estuviera jugando con Mingi y San, sino porque la gruesa polla de Jongho hacía maravillas en su interior.

Ambis habían probado todas las posiciones posibles en un cuarto, lo habían hecho parados, sentados y acostados.

Ninguno estaba cansado.

Wooyoung estaba muy sorprendido respecto a la resistencia del menor, sin embargo, cuando Jongho ya estaba seco y él sin voz, decidieron tomar un pequeño descanso.

Wooyoung dejó el vaso ya sin agua sobre la isla de la cocina y miró a Jongho. Sentía el semen del menor escurrirse entre sus piernas, estaba tan lleno que su vientre se encontraba hinchado.

―Es la primera vez que ando así por la casa ―dijo Jongho tímidamente, escondiéndose detrás de Wooyoung aunque no hubiese nadie más allí.

Jung le observó por un momento, ladeando la cabeza. El maknae estaba casi desnudo, sólo sus boxers negros tapando sus desvergonzados genitales; Wooyoung, por el contrario, llevaba una camisa de flores color lila, cerrada en los últimos tres botones, que tapaba su intimidad.

Jongho sonrió con timidez ante la mirada afilada.

―Deberíamos hacerlo aquí. Todos oirán pero podrán ver y unirse esta vez. ―Wooyoung tomó su mano y lo arrastró hacia el sillón―. Antes tenía consideración y no gritaba tanto porque tú estabas aquí y se supone que no debías saber. Pero ahora eres parte de esto, Jongho.

Jongho tragó duro y asintió. Se dejó arrastrar por Wooyoung hasta los sillones negros en donde el mayor le tiró con cuidado.

―¿Quieres seguir, o prefieres parar ya? ―preguntó Wooyoung, lamiendo los labios ajenos con lentitud y sensualidad.

―Quisiera seguir... ―ronroneó Jongho, cegado por el aroma a sexo y los ojos brillosos de su compañero.

━ ˏˋ falta uno más, o quizás dos... mmmm nose, todavía tengo que profundizar en el sangi, hongyun....~ ☺️ me encantó la parte del seongsang,, hehet

Le agregué muchos fetiches que quizás pasaron desapercibidos para ustedes... Quise advertir sobre el vómito pero- no pude. Ah.

¿Tienen alguna sugerencia para esta serie? Perdón son las 3 de la mañana......

quizás se convierta en una serie más extensa.

© 𝘈𝘙𝘚𝘌𝘕𝘒𝘌𝘠 | Mié., 20 de mayo 2020

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