prólogo
"Estoy agradecida de que me hayan dejado venir." Dijo al togruta sacándose la capucha. Tenía la piel anaranjada con líneas y rayas blancas, los montrals que ya tocaban sus pechos y una mirada azulada que podía volverse gentil o amenazadora, algo acentuado por sus blancos y filosos dientes cuando sonreía. Vestía tabardos gris azulado con un poncho verde desteñido que incluía una capucha.
"No tienes que agradecer. Tienes todo el derecho de estar aquí como yo Soka." Dijo Sha Koon. Era la viva imagen de su tío, Plo Koon, solo que era un tanto más joven y con menos cicatrices.
"No puedo creer que hayas encontrado el cuerpo." Comentó Ahsoka mientras caminaban hasta la pira funeraria.
"No fui yo. Cuando Plo cayó..." la voz de Sha se detuvo un momento, perdida en la nostalgia y el dolor "Wolffe fue a su encuentro y ocultó el cuerpo hasta que logró escapar a Dorin. Mi madre lo ocultó en el sótano hasta que el Imperio cayó. Al fin podremos hacer este funeral."
"Bueno, de nuevo gracias por invitarme." Dijo Ahsoka recordando con tristeza al querido maestro Plo. Por suerte tenía sus escudos o no podría contenerse.
Sha hizo un gesto despectivo y se fue a recibir a otros invitados.
La ceremonia fue sencilla y con sentimientos encontrados. Felicidad por el cierre y angustia de varios años sin procesar. Varios de los sobrinos y otros descendientes de Plo estaban ahí, incluso Wolffe y un par de chicos de la 104 estaban presentes.
Cuando la pira funeraria se apagó y las cenizas de Plo se tiraron al jardín conmemorativo, todos se retiraron a la Sala de Reuniones, excepto Ahsoka.
La togruta se había ido a un lugar tranquilo para poder liberar sus sentimientos a la Fuerza. Justo lo había encontrado en una sala de trastes.
Se apoyó sobre una calavera con aspecto raro y se puso a pensar.
Nunca había dejado salir la idea, pero desearía volver atrás. Desearía volver al tiempo en que las cosas eran más tranquilas, el Templo en su estado de paz y armonía, los Iniciados corriendo con su Luz irradiando las salas, Palpatine ahogándose en un pozo de lava...
Y volver a ver, abrazar, hablar con el Maestro Plo.
Cómo desearía que... desearía que... desearía... desearía.
Y sin darse cuenta se durmió.
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