8°- Despertar

Había sucedido, sin que fuera capaz de medir sus acciones o instintos, el acto había sido llevado a cabo. No podía negarlo, lo había disfrutado, inclusive podría atreverse a decir que había sido el mejor polvo de su vida.

Se incorporó en la cama y sintió una punzada en la parte baja de la espalda y un escozor dentro de él. No había sido su primera vez pero ciertamente hacia mucho de su último encuentro sexual, además si aumentamos el gran tamaño de los dotes del castaño era obvio que sintiera un dolor de los mil infiernos.

Lo miro, se encontraba a su lado aún dormido. Sus cabello castaños estaban despeinados, la boca entreabierta y sus largas pestañas intactas.
Podría jurar que en aquellas condiciones le parecía el hombre más atractivo que jamás había visto, sin embargo, era consciente de que su actitud al despertar arruinaria todas esas ideas ilusas.

Su pecho fornido estaba al descubierto, dando unas ganas terribles de recorrerlo. Las manos curiosas de Guillermo no sé contuvieron y fueron a parar a la piel del castaño. Una corriente eléctrica recorrió su ser.

El cuerpo de Samuel le fascinaba, eso era seguro.

Salto asustado al ver al mayor removerse entre las sábanas y por instinto aparto su mano. Los orbes marrones del contrario rápidamente con los suyos colisionaron. Se había despertado y un silencio se había apoderado de la habitación.

—Hola— Samuel había sido el primero en hablar. Se tallaba sus ojos e imitaba la pocision del menor.

Guillermo quedó mudo. Esperaba de todo menos un saludo, tal vez un insulto, una frase burlona al haber caído ante la tentación carnal o una actitud de exceso de autoestima tan típica de él, pero jamás un saludo.

—Hola— regresó sin tener la menor idea de si continuar con la conversación o levantarse y correr todo lo que su trasero adolorido le permitiese.

Samuel se inclinó hacia un lado, donde se encontraba una mesita de noche y del cajón saco una cajetilla de cigarros. El menor le miro mal, y frunció el ceño cuando este le ofreció uno de ellos.

—No fumó— Confesó, giro su rostro al lado contrario. No quería siquiera mirarlo pues aquello era un recordatorio de su gran error.

—Vaya, parece que no has escuchado eso de que "después de una buena follada no hay nada como una buena calada"— habló el castaño y río levemente.

El producto a base de nicotina y otros tantos químicos había sido prendido y Samuel dió una buena calada. Lo mantuvo en sus pulmones y finalmente lo soltó por la nariz. Sin prisas, a un ritmo casi tortuoso.

—Que frase tan más tonta— habló Willy más para si que para el contrario aunque este le escuchó perfectamente.

—Eh macho— se quejó —Que yo la eh inventado

—Deberias tener más imaginación, vaya parguelita— Espetó y rodó los ojos. Se sentía incómodo, sólo quería largarse a su casa y tomar una buena ducha para borrar el rastro de Samuel. Iba a olvidar lo sucedido.

Tenía unas horribles ganas de formular algo como:
"No te creas la gran cosa", "Yo no caí en la trampa, tu caíste en la mia"

No obstante, sabía que era mentira.

El había caído, lo sabia, aunque no lo aceptaría.

Tampoco quería más de sus frases victoriosas por parte del mayor.

Suficiente tenía con su dolor de cadera y el cabreo consigo mismo. Había sido tan imprudente que las consecuencias le había salido muy caras pues mira que dejarte llevar a la cama por tu enemigo. Bah. Aunque si veia el lado bueno, su secreto estaba a salvó, o al menos eso esperaba.

Como Samuel fuera un hijo de puta y le dijera todo a su padre, estaría acabado. Game over.

—¿Podrias apagar eso?—pregunto molestó por el humo que acaba de aspirar, por inercia se tapó las fosas nasales con el dedo índice y el pulgar.

Siempre había odiado ese aroma y el espesor del humo artificial del tabaco.

—No— contesto, ganándose una mirada furiosa por parte del menor.

Definitivamente estaba enojado. Con él mismo, con Samuel, con su padre, con su mendiga suerte y hasta podría jurar que con la vida misma.

Bufo exasperado. No aguantaba ni un segundo más en aquel lugar. Se sentía sucio, despreciable y desechable

Intento levantarse pero una punzada se lo impidio, había olvidado lo que era que te partieran el culo, vaya que dolía más de lo que recordaba. Decidido, lo intento una vez más y apesar de la ganas que tenía de gritar del dolor, se contuvo.

Se tapó su cuerpo desnudo con parte de la sabana ante la atenta mirada del chico de sus fantasías sexuales. No muy lejos observó sus boxers tirados en el piso.

—Necesitas ayuda por lo que veo— se burló el castaño al ver sus intentos fallidos por incarse y tomar sus prendas.

—Callate— grito Guillermo rojo del coraje y la vergüenza ante tal humillación.

Si, estaba siendo humillado, en especial en su orgullo. Necesitaba ayuda pero no de aquel bastardo. Tenía que haber otra opción de alguna u otra manera.

Samuel seguía riendo, atento a cada uno de sus movimientos intentando intimidario e incomodarlo. Lo estaba logrando y muy bien, pero el pelinegro era muy orgulloso para dejarse vencer. Con todo su valor se agachó rápidamente, conteniendo sus quejas y un gritillo de dolor.

Lo había logrado.

Tenía su prenda interior en sus manos y se la colocó, evitando en todo momento mostrar su cuerpo aún desnudo.

—Buah chaval, quita esa sabana que me quita todo el bello panorama— movió su cabeza de lado a lado, con la mirada postrada insistivamente como si con ello la sabana fuera a caer ante los pies del menor.

—Samuel, ya cállate— exclamó con enojo a la par que tomaba el resto de sus prendas, estas ubicadas en una silla de la esquina de la habitación —Dejame en paz, no quiero nada de ti

Subió el pantalón azul de su traje, a continuación comenzó a colocarse su camisa e hizo una mueca al notar su torso manchado con chupetones violetas y rojos. Samuel sonrió divertido.

—Eso no me dijiste anoche, cariño— comenzó a levantarse de la cama sin prenda alguna. El menor no pudo evitar sonrojarse ante tal descaro —Ademas, tu me dejaste peor la espalda.

Entonces se giro y el rostro de Guillermo se encendió como nunca antes, en efecto, lo había dejado mucho peor.

—Yo...yo no... bueno, si p-pero— tartamudeo sosteniendo la última prenda por colocarse, el saco.

La sonora carcajada de Samuel retumbó por la estancia y él, sintiéndose totalmente abatido comenzó a caminar hacia la puerta de la habitación, dispuesto a marcharse. Aún le dolía la cadera de una manera espantosa por lo que cojeaba levemente, sintió un tirón en su pierna y bufo aguantandose la incomodidad. El castaño lo siguió por detrás, sin tomarse al menos la molestia de ponerse su ropa interior.

—La siguiente vez recordaré no tirar tus calzoncillos al piso, porque después del dolor no puedes cogerlos— grito por todo el pasillo sin importarle en lo minimo quien lo hubiese oido. Río sonoramente al mirar la cara perpleja del menor cuando giro sus pasos sobre si.

—¿¡Que dices!?— grito.

Samuel cerro la puerta en sus narices justo cuando hiba a reclamarle y propinarle algunos golpes y maldiciónes. No había nada más que hacer en aquel lugar.

Solo había quedóado en compañía de su coraje.

¡Oh no! Claro que no habría siguiente vez, se encargaría de que eso no sucediera de nuevo

[...]

Dos días habían transcurrido desde lo ocurrido en la mansión de la familia De Luque'. Guillermo mantenía su celular en su oído a la espera de que su llamada fuese contestada.

Samuel no lo había buscado después de "eso" y en parte le molestaba. Le molestaba puesto que una parte de él lo hechaba de menos, extrañaba que alguien estuviera detrás de él y le dedicara cumplidos, aún por muy guarros e inapropiados que fuesen.

Lo extrañaba y eso le enojaba.

Finalmente su llamada fue correspondida y escucho una risa al otro lado de la llamada.

"¿Hola?" Sonó la voz perteneciente al otro chico.

"Hola Rubén, quería saber cómo va la cuestión"

Era claro que la cuestión no era nada más y nada menos que los fraudes que hacían hacia su padre para así donar el dinero a las instituciones contra el cáncer en niños.

"Genial tío, de echo no he ido a ninguna reunión porque se complicaron un poco las cosas pero cosa resuelta" El ojiverde río nervioso y Guillermo lo noto

"¿Algo más que quieras decirme, Doblas?" Pregunto el pelioscuro con diversión. Hubo un silencio y supo que tenía razón.

"Yo, me enrolle con un tío" Comento Rubén. "Es un trabajador de la mansión De Luque y no quiero verlo, pero luego te explico"

Guillermo era patente de los gustos de su amigo, le gustaban con acentos peculiares y por lo regular eran azabaches, por lo que una posible víctima llegó a su mente.

"¿De casualidad se llama Miguel Ángel?"

"¿Que? ¿Como sabes?" Pregunto alterado y el contrario río

"En fin, luego te interrogare. Por ahora, muchas gracias y ya sabes que porcentaje te toca"

"Uh huh, luego hablamos parguel"

Dicho eso, colgó y continuo caminando o al menos hasta que alguien lo tomo con fuerza por detrás y le tapó los ojos.

—Yo se que le paso a tu madre— esa voz. No podía ser posible, no de nuevo

—Samuel— susurro.

.


°=°=°=°=°=°=°=°

La verdad, la verdad...
No me gustó nadita esto que escribí :'v

Pero en fin, que mas le voy a hacer si la inspiración me abandonó. Perdón que sea tan cutre, en verdad pensé en no subirlo o borrarlo (de nuevo) pero al sentirme atrapada crei que esto era mejor que nada y bueno...

Aquí está el capítulo, o lo que se supone que sea xD

De nuevo, muchisimas gracias por su apoyo. Los hamo 😍
Si tienen alguna duda, recomendación o queja aquí ando. Soy toda oídos

—Karenthekiller11💕

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