5°- No te escaparas
Guillermo se encontraba a horcadas del castaño, haciendo movimientos circulares y de arriba a abajo de vez en cuando. Mordiendo sus labios para evitarse el soltar los pequeños gemidos que comenzaban a formarse en su garganta.
Era claro que para Samuel no había sido nada facil tenerlo en semejantes condiciones, pues el pelioscuro habia intentado resistir en innumerables ocasiones, en especial cuando intentaba sacarle una nueva prenda.
El menor se encontraba sólo en bóxers, al igual que su acompañente y acariciaba aquellos perfectos pectorales. Restregaba su trasero en la creciente ereccion del contrario.
En determinado momento las grandes manos de Samuel bajaron a su trasero y comenzó a masajearlo a su antojo, haciendo que se estremeciera al instante
Los papeles se invirtieron, haciendo que el quedase abajo. Su respiración se acelero de sobremanera al sentir como el elástico de su prenda interior era retirado lentamente.
Por unos segundos su vista se conectó con la de Samuel, quien le sonrió con lujuria y se mordio su labio inferior.
—Después de esto serás mío
Demando el Castaño aunque a Guillermo poco le importaron dichas palabras, pues en esos instantes lo único que quería era cumplir sus fantasías de hacé días, y ser tomado de una buena vez por aquel chico tan malditamente sexy.
La temperatura subía a cada segundo, envolviendolos en esa sensación de deseo carnal. Sus manos curiosas viajaban entre sus cuerpos como queriendo descubrír cada centímetro del otro.
—Quiero seas para mi— habló de nuevo con tono desesperado y agitado. Su cálido aliento chocó en el cuello del pelinegro quien jadeo ante la excitación del momento
—Lo sere— atino a decir, aunque más bien había sonado a una especie de gemido.
Samuel bajo su cavidad bucal hasta pecho de Guillermo. Su mano fue a parar al miembro de su compañero y lo tomo entre sus manos por sobre la tela. Obtuvo un gemido en respuesta.
Sus cuerpos sintiéndose.
Mezclándose en una nube de pasión; una nube excitante y a la vez fulminante, creando el elixir perfecto del placer. Una atmósfera sofocante que nunca querian romper, un tiempo en que todo era perfecto.
Aunque por desgracia no todo dura para siempre
—¡Joven Samuel, su padre lo busca con urgencia!— Grito una voz masculina por detrás de la puerta, donde se encontraba la desgracia en persona.
Samuel definitivamente reconocía esa voz....
—Carlos...— Susurro entre dientes, maldiciendo al trabajador de su padre.
—¡Joven de Luque!— insitio tocando una vez más la puerta, esta vez con más fuerza —¡Sus familiares de Barcelona han llegado!
Guillermo quien hasta el momento se encontraba inerte, sintió el cuerpo del mayor separase de él. Mientras este articulaba algunas palabras como:
"Enseguida voy Carlos"
"Ya deja de joder"
Lo miro colocarse de nuevo su traje, aún sin saber exactamente lo que había estado a punto de hacer. Se enderezo en la cama y lo miro desconcertado. El castaño no estába nada mal, aceptaba que esos pectorales lo hacían babear, sin embargo, no iba a dejar caer su dignidad.
El no era un chico de una sola noche. ¡Claro que no!
—Ya vuelvo chiquillo— habló De Luque tomando el picaporte de la puerta —No sigas sin mi—Le dijo antes de sonreír de manera maliciosa y guiñarle el ojo derecho.
El susodicho frunció el ceño en demasía, ese comentario había sido mucho más que vulgar. No hacia falta aclarar que era innecesario. Quiso quejarse pero era demasiado tarde, estaba solo en la habitación.
—-Mierda, debo salir de aquí...—susurro para si.
No sólo tenía que aguantarse el cabreo, si no que encima llevaba consigo unas ganas irremediables de terminar aquello que habían comenzado y no conforme debía huir de aquella situación. Se levantó a duras penas y ni bien lo hizo, le dolió, y aún peor fue al colocarse el pantalón. Afortunadamente eso no duró mucho pues al darse cuenta de los hechos y el error que casi cometía, su calentura se esfumó en un santiamén.
Tomo con rapidez el picaporte de la puerta una vez terminado de vestir y salió revisando en el acto todo el corredor. Acomodó su traje y sus cabellos y decidió volver a donde su padre.
—¡Oh has crecido mucho Samuel!— escucho hablar a una mujer. Ignoro aquello y pasó frente a ellos con el propósito de perderse entre la gente y no volver a toparse con el castaño.
—Supongo que si tía.
Sintió la penetrante mirada ojimiel de Samuel a sus espaldas pero siguio caminando con la frente en alto. Aunque claro, algo debía arruinar sus planes.
—¿Tan rápido te perderás?— Guillermo volteo de manera agresiva al sentir la presión en su muñeca que lo habia frenado. Se sonrojo al ver que demasiada gente mantenía su atención en ellos.
—Debo...debo ir con mi padre— habló calmo.
No le convenía hacer un espectáculo frente a tantas personas, de la cuales, al menos cinco conocerían a su progenitor.
El castaño soltó su agarre y lo miro a los ojos.
—Espero que podamos hablar pronto, aún tenemos algo pendiente.
El menor asintio sin muchas ganas y se retiró. La tía de Samuel los veía con una sonrisa sabiendo perfectamente que algo muy extraño habia sucedido entre ellos dos.
[...]
La noche siguio con su curso imparable y en la fiesta cada vez había menos gente, el alcohol no escaseaba en ningún momento y la música retumbaba por cada rincón de la estancia.
Entre miradas provocadoras y sonrojos por parte del menor, la noche había llegado a su fin y en el horizonte se asomaba un tenue brillo natural producido por el sol.
El señor Díaz, padre del pelinegro, era sin dudas uno de los más ebrios, sólo siendo rebasado por Samuel De Luque. Guillermo jamás había sido fan de las fiestas, bebidas y mucho menos drogas; y por consiguiente no había ingerido demasiadas sustancias alcohólicas. Miraba asqueado a su padre, quien desde hace menos de una hora bailaba sólo y continuaba ingiriendo whisky.
En un dado momento visualizo a Samuel tambalearse, dando a relucir que se encontraba con un semblante totalmente patético. No lo pudo evitar y río levemente al verlo en aquel estado, aunque su diversión no duró mucho, pues toda alegría se esfumó al ver cierta escena.
—¡Señor Díaz!— gritaba el fornido, apesar de que tenía al padre del pelinegro a pocos metros. El hombre mayor enfoco su atención en De Luque —¡Tengo algo muy importante que decirle de su hijo!
Samuel hipo, y los colores desaparecieron del rostro del mas joven de los Díaz. Despavorido, corrió hacia ellos y una vez allí tomo a Samuel del brazo, llevandoselo lejos. Su padre mantuvo su vista en ellos y después de algunos segundos siguio bailando, olvidando así lo anterior ocurrido.
—¡¿Que te sucede?!— pregunto enfadado el menor una vez que estaba con Samuel a solas — Agradece que la mayoría de gente se ha ido y la que queda esta totalmente ebria —cruzó sus brazos por sobre su pecho.
Se encontraban en el mismo pasillo de horas atrás, cerca de la habitación del ojimiel. Samuel sonrió ladino y al querer formular alguna palabra lo único que salió de su boca fue un olor espantoso a bebidas adulteradas.
—!Puahg¡— se quejó Guillermo al sentir aquel aliento chocar contra su rostro —¿No conforme con casi violarme, ahora me quieres echar de cabeza y encima me echas tus apestoso aliento?— farfullo rojo de cólera.
—¿Violarte?—soltó una carcajada —Tranquilo fiera, que yo no te estaba obligando a nada—alzó sus manos poniendolas a la altura de su pecho, sus palmas estaban dirigidas hacia el menor como signo de decir 'soy inocente'
»Sólo estabas siguiendo tus instintos reales, pero bueno no te culpo, nadie se me resiste. Mis tácticas son infalibles
El castaño remato su hablar con una sonrisa entre burlona y lasciva. El contrario lo miro atónito, odiaba su actitud tan presuntuosa, arrogante y exceso de autoestima. Se cruzó de brazos y alzo una ceja.
—Supongo que está vez no servirá, Ca-ri-ño— Espetó las últimas palabras con evidente molestia y sarcasmo, sintiendo cada sílaba en su paladar.
No merecía la pena seguir discutiendo por algo que no valía el gasto de sus fuerzas. Dió media vuelta y regreso hacia donde la fiesta aún se llevaba a cabo, dejando a Samuel a oscuras en el pasillo y una sonrisa maliosa.
—Oh cielo— habló este, sabiendo perfectamente que el menor se había marchado y no lo escuchaba. Se recargo en la pared y así sostuvo mejor a su cuerpo —Si tan solo supieras que Samuel De Luque siempre consigue lo que quiere— sonrio—No te escaparas, hermoso...
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No me maten plis!!!
Siento mucho haber estado ausente en estas última semana y sobretodo por aún no darles Lemmon :c
Pero tengan paciencia, ya que no quiero que las cosas vayan tan rápido y se quede sin historia.
Sorry baby's!!!
Esperando que la perdonen, se despide
-Karenthekiller11💕
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