4°- Quiero todo
Guillermo despertó de nuevo, estaba empapado de sudor. Si, efectivamente. Habia tenido el mismo sueño desde hace tres días. Donde Samuel lo besaba y desnudaba sin compasión.
Se levantó de su cama, miro la hora »1:30 am«. Con cansancio, dirigio su andar hacia su baño. Una vez allí abrio el grifo del agua fría y comenzó a desvestirse con lentitud. Tomo la orilla de su camisa y al hacerlo rozo las yemas de sus dedos con su cintura.
Samuel vino a su mente.
Y es que esa forma de tomarlo de las caderas aquel día, con tanta pasión y lujuria, había quedado impregnado en su memoria y cuerpo. Pasó sus delgados dedos un vez más por esa zona y cerro los ojos. Las acaricio con delicadeza o sacudió su cabeza, no era correcto, no debía pensar en Samuel.
[...]
Nueva reunión de negocios.
Esta vez correspondía en la mansión De Luque. El más pequeño de los Díaz se preguntaba cómo podría mirar a la cara a Samuel.
Había estado soñando con él.
Las ideas y excusas para no asistir a dicha cena se habían agotado, haciendo todos y cada uno de sus intentos algo inútil.
Su padre lo había obligado y no había marcha atrás.
Su chofer aparco en el jardín de la mansión. El chico tomo una gran bocanda de aire. No seria nada facil. La puerta del auto fue abierta por un hombre de aspecto atractivo y joven, lo más probable era que fuera el mayordomo de la familia de Samuel.
—Andando
Apresuró su padre bajandose del auto. El chico acato la orden e imitó la acción de su progenitor. Bajo y camino, no sin antes alisar su traje con las manos.
A lo lejos lo divisó, detrás de una fuente, platicando con fluidez con una chica. Se sintió tonto, pues la mirada de Samuel no se separaba del escote de la susodicha.
Intento ignorar aquel suceso y siguio a su padre.
—Bienvenidoh a la mansión De Luque'— habló el chico de la entrada quien utilizaba gafas de vidrio transparente.
Era evidente que poseía un acento peculiar el cual rápidamente podía deducirse que el era andaluz.
Guillermo le sonrió, se veía amable.
—Gracias— susurro el pelinegro. Miro la etiqueta en su traje observando su nombre y continuó —Miguel Ángel.
El nombrado le regresó la sonrisa, pues Guillermo era el primero que le agradecía por sus servicios en aquella noche.
Las puertas fueron abiertas.
La decoración de la casa era elegante, al igual que la suya pero tenían algo diferente:
La simetría. Todas las cosas estaba perfectamente acomodadas dando la impresión de haber sido medidas.
—Vaya, ojalá así estuviera tu habitación— Exclamó con seriedad su padre. Èl, rodó los ojos.
Miro a su alrededor y reconoció a algunas personas: La señora Gundersen se encontraba allí, más no su hijo Ruben.
Frucio el ceño, Rubén jamás se perdía de una fiesta asi y menos si los patrocinadores era los De Luque. Aunque también era bueno, pues no les convenía que la gente supiera que se trataban con regularidad. Rubén era hacker, el mismo que desviaba fondos del padre de Guillermo y se los entregaba para donarlo a instituciones.
—Ire a tomar champagne— habló su padre dando media vuelta. El pelinegro asintió— Diviértete— dijo y desapareció entre la multitud.
El de ojos achinados miro a su alrededor y visualizo un pasillo largo y solitario. Perfecto. Camino a través de él, y pudo notar muchísimas puertas cerradas a través de la extensión del mismo. A medida que avanzaba el sonido de la musica aumentaba.
Baladas a violín y un poco de piano. Le encantaban.
Pensó en que probablemente se estaría acercando a la sala donde se controlaba el sonido.
—¡Vaya!, crei que no vendrias
Paro en seco y respiro profundo.
No podía creer su mala suerte, pues al final del pasillo, justo en la última puerta, habia salido un trajeado y muy guapo Samuel. Quedando así frente a frente.
Maldijo internamente y chasqueo la lengua.
—Sabia que te habías quedado con las ganas pero no creí que tantas como para venir a buscarme a mi habitacion
El tono burlesco del fornido no se hizo esperar. Rio levemente entre las obscuridad provocando que el menor rodara los ojos.
«Tragame tierra»
No sólo había encontrado a quien deseaba evitar, si no que había encontrado su habitacion, Samuel se burlaba de el y lo más importante...
Estaban completamente solos.
—¿Te quedarás allí parado?— cuestiono el castaño al no notar respuesta —Porque macho, tengo una mejor idea y así nos divertimos toda la noche.
Su tono seductor, su mayor arma. Guillermo sintió una corriente eléctrica recorrer su cuerpo.
—¿Q-que es lo que... quieres de mí?— tartamudeo
Dió un paso atrás pero era demasiado tarde. El castaño había avanzado 5 más, alcanzandolo.
-Lo quiero todo...
Una nueva corriente a su cuerpo.
Samuel lo tomo de la cintura apegandolo a el.
Intento gritar pero su boca fue cubierta por la gran mano del mayor, mientras que con la otra lo sujetaba de la cadera con más fuerza.
—Shh, tranquilo bonito que no haré nada— susurro —O al menos...nada que no disfrutes
El menor jadeo cuando el contrario mordio el lóbulo de su oreja, y es que a estas alturas había perdido toda cordura. Poco le importaba la fiesta, su padre y en general todo el jodido mundo.
Samuel lo arrastró hasta su habitacion, a tientas encontró la perilla de su puerta y la abrio. Ambos ingresaron a la estancia.
La puerta fue cerrada con candado.
El castaño beso su cuello con lujuria, dejando leves chupones y arrancandole tenues gemidos, provenientes desde su más profundo ser.
Y en una danza sin fin de dos cuerpos necesitados cayeron en la cama.
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❤❤❤❤❤❤❤❤❤❤
Sufran!!!
Ok no. pero tengan paciencia para el Lemmon.
La verdad no tengo mucha experiencia escribiendo eso pero tendré que soltarme para esta historia :c xdxd
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