Capitulo 14

No tenía intenciones de regresar a su casa, por más que Nobita le haya prohibido salir, gracias a qué tal vez Willy ya sepa algo, el día de hoy se sentía agobiado en las paredes de su oficina, como si fuera un enorme caja, necesitaba respirar, pensar estar un par de horas solo, se puso una ropa diferente, una máscara y se fue al pueblo, suele hacerlo, mide la opinión popular, sin que se den cuenta de su presencia, la máscara que utilizaba tampoco era tan diferente de su cara pero si parecía otra persona, sobretodo porque utiliza sudadera, que él las odia por verse poco elegantes.

La verdad mirar el pueblo desde otra perspectiva es todavía más frustrante, Karmaland no es un pueblo lindo y agradable, el único lugar decente sería el casino y eso sería por las reglas de Alex, fuera de ahí, cada lugar era un nido de ratas, no por la pobreza el Índice de pobreza en Karmaland se redujo un 95% poblacional, por lo que la mayoría de habitantes era o muy ricos o vivían cómodamente, pero eso no quita que en ese pueblo no fueran una rayas, si te descuidas un segundo, un extranjero perdería la vida sin más, hasta los niños tienen la habilidad de matar.

Se adentró mucho más en las calles y sin pensarlo, llegó al 5% que faltaba, a pesar de la Luz del día aquellas calles se veían oscuras y deprimentes, no había guardias y las construcciones eran deplorables, casi insalubres.

Sonrió con tristeza, había vuelto a su hogar sin pensarlo, caminando por las calles que él mismo abandonó hace años, aquellas sucias calles por las cuales lloró pidiendo algo de pan, donde él y 3 niños más se cuidaban las espalda, donde 4 hermanos solo luchaban por lograr sobrevivir un día más, era patético, ellos eran patéticos, no eran nada, solo unos sacos de carne que contrabajo y existían. Se detuvo en la casa donde nació, "Casa de niños Dios Ebert", en letras grandes y mal pintadas, podía distinguir el deplorable estado de cada ladrillo.

Una pelota llegó hasta su pie y chocó con él, la tomó entre sus largos dedos y la miró detenidamente, al voltear de nuevo la mirada hacia abajo, una niña estaba sucia, su ropa estaba desgastada, y todo su cabello mal cortado, tenía la mirada asustada y temblaba

— señor es mía — dijo con miedo señalando la pelota — puede regresarme la — él le extendió la mano — gracias — sonrió tomándola entre sus dos manos, aquella cara tan pequeñita y llena de turra le recordó la primera vez que vio a Willy, cuando solo era un niño

Miró la entrada de la casa y pasó, muchos niños se morían de hambre, muchos estaban acostados en el piso y agarrando su estómago, otros podían ver deshidratados, lo sabía nada había cambiado, ese lugar seguía siendo igual de miserable.

Una pequeña mano se aferró a su zapato, era un bebé de no más de 3 años, lo tomó entre sus brazos y lo cargó; esa parte de él, nadie la conocía, no hacía falta, no era necesario, menos en un pueblo tan clasista, incluso podría llegar a afectar su opinión pública; pero los niños, eran una de sus debilidades, veía a sus hermanos, veía el pasado y su futuro, porque nunca podrá borrar el peso que sus sombra arrastra.

Se reprocha un poco, una de las principales cosas que pensaba hacer era destruir esa casa y tener a los niños en un lugar más sustentable para vivir, era una promesa, que se la había hecho a él, porque todos los niños tenían derecho a vivir.

— viene a comprar uno — dijo una señora que salió de una de las habitaciones — ese no le costará mucho, aunque yo buscaría uno más sano, si busca solo experimentar

— que — no sabía qué demonios estaba diciendo

— ya sabe, muchos llegan aquí, buscan niños, para sus casas, entiende no, a muchos le gustan los más chicos — Luzu puso un cara de asco y presionó al bebé más fuerte — o quizás solo busca sirvientes, — la mujer se rió — no creo que venga a adoptar, estos no sirven de nada, si no vino a comprar, vaya se, los compradores se apenan con gente como usted — la mujer sacó un cigarro y empezó a fumar

— desde cuando en Karmaland la venta de niños es legal — dijo completamente espantado

— ¿desde cuándo? — se empezó a reír — cariño eres nuevo, desde que las 4 escorias se convirtieron en elegidos, — ella reía y le tira el humo a los niños en la cara — el pueblo se organizó mientras Merlon los cuidaba, evidentemente los dioses se equivocaron ese día, así que hicieron a estas pestes aún más indeseables para que ningún elegido pudiera salir de aquí otra vez — Luzu se puso serio — y ahora resulta que una de esas ratas será alcalde, que asco

— ¿le resulta molesto eso? — dijo acomodando al bebé en una mesa, mientras lo acariciaba y más niños se pegaban a él

— por supuesto, — la mujer se sentó — debieron de encerrar a todos los huérfanos cuando los dioses bajaron — ella se quedó mirando a un punto fijo — y luego llegaron 4 escorias más y luego 1, todos ellos más insoportables que los anteriores

Luzu dejó al niño en los brazos de otros dos y camino hacia la salida, la mujer solo se reía, su voz era chillona y a la vez rasposa, no quería voltear a verle, parecía muy descortés, quería irse de ahí, o terminaría matándola enfrente de los niños y no quería ocasionarles el mismo trauma y miedo a la sangre que tuvo de niño, la cual Merlon se la quitó a punta de espada, literal.

Camino apresuradamente y regresó a su casa, entró aunque nadie lo viera y se cambió, tomó los papeles, leyes de Karmaland y empezó a trabajar; se estaba lamentando no debió de dejarlos, debido de matarla, pero no podía, debido hacer algo, pero no pudo, se sintió inútil, era como si su estómago hubiera formado un nudo y su propia mente se amartillara con el mismo tema. Su secretaria Inés estaba en una esquina del salón, Nobita la dejó ahí, porque tenía que aprender a ver a Luzu en muchas facetas para no abrumarse cuando se enoje o cometa alguna estupidez

La venta de su oficina estaba abierta, entonces el aire empezó a entrar de repente, los papeles volaron por la habitación, Inés intentó cerrar la habitación, pero era casi imposible, Luzu la detuvo y su cara se puso pálida, maldijo por lo bajo y volvió a su escritorio; Nobita había llegado a su habitación corriendo, el solo se limitó a mirar la ventana, con su mano temblando.

Alex se empezó a reír después de aquello, no era una risa nerviosa más bien se reía de la situación, se alejó de él y se sentó en su escritorio, puso una cara seria y miró con mala cara a Vegetta, no sabía qué era ese sentimiento que le recorría el pecho, pero dolía de cierta forma, no podía expresar o pensar en lo que le pasaba, se sentía como si quisieran utilizarlo, odia aquel sentimiento, porque en lo más profundo de su mente a veces piensa que Luzu tuvo razón, que él nunca llegaría a ser realmente feliz o importante, aunque todos le digan que lo aman, todo se convierte en mentira cuando hay un interés de por medio.

Vegetta quería sacarle información, lo supo desde que empezaron a hablar, pero desearía que fuera discreto, que no lo tomara como un estupido que no se da cuenta, que lo creyera inferior como a todas sus otras putas, y se preguntaba, ¿Vegetta realmente lo veía como un socio?, ¿lo creía tan estupido para revelar información sin un pago?, ¿acaso pensaba que traicionaría a uno de sus mejores amigos? A la persona que más aprecia y respeta de todo Karmaland, aquel que fue el único que se opuso a Luzu.

En realidad pensaba que Vegetta no hacía importante, pero en ese momento lo estaba tratando igual que todos

— no me molestan muchas cosas — jugaba con sus manos — realmente soy una persona paciente, muy paciente — miró a los ojos violeta sin ninguna expresión aparente — pero que me creas tan idiota realmente me molesta — sonrió y señaló su cara — estoy molesto Vegetta — se levantó — pero no quiero arruinarme el día discutiendo, me voy a ir y lo dejaré pasar — se acomodaba la ropa — por el día de hoy no creo que debamos hablar de nuevo, me calmaré en otro lugar y hablaremos cuando considere nesesario — empezó a irse después de tomar aire y suspirar

Realmente estaba tratando con todas sus fuerzas de no enojarse en ese lugar, después de la visita de Luzu, Vegetta destruyó toda la oficina y esa misma fue restaurada por el propio Alex desde los ingresos del casino, porque quería que Vegetta no se molestara por tener su oficina destruida y porque le gustaba cuando aquel hombre se daba cuenta de las cosas que hacía, aunque ni siquiera pareció notar aquel acto; aquellas restauración le costó el hecho de retrasar las remodelaciones que tenían planeados para final del mes, por los cuales Alex se había matado trabajando como bailarín y cobrador, después de la ausencia de Vegetta.

Por esos motivos no quería discutir, porque en cualquier momento podrían destruir la habitación como acostumbran, y él quedar como el único histérico; solo tomó aire y empezó a abrir la puerta para irse.

— Alex, no te dije que te fueras — dijo Vegetta desde atrás, soltó la perilla y lo miro

— yo nunca te he pedido permiso, — caminó hacia él, se podía escuchar el sonido de los tacones a su caminar, resonaba fuerte por toda la habitación — Vegetta, ya te lo dije... estoy molesto, realmente molesto... y cuando me molesto, suelo hablar mucho, y la mayor parte de esas cosas suelen ser muy hirientes, — realmente se está conteniendo — hoy me levante jodidamente cansado, solo quería venir aquí, organizar las cosas para la noche, enseñarle a mi chicas una nueva rutina, nuevas reglas y después hacer tu trabajo, — lo señaló con coraje — no me arruines mas mi día, ya que solo quiero tener el día más tranquilo de mi jodida vida.

— no quería ofenderte — se frotó los ojos — estoy arreglando un problema y tú me puedes ayudar solo dándome esa información — se había quitado su abrigo y lo miraba, le extendió su mano y el otro la tomó — lamento si te hice desconfiar de mi, eres mi socio

— no soy un niño — lo tomó del cabello mientras lo abrazaba — conoces el negocio Vegetta, la información se paga — se acercaron — y no acepto Sexo como un pago — se besaron 

— que quieres — lo tomó de la cadera y lo cargó — te daré más de lo que pides

— mi precio es muy alto, para una persona que nunca viene a trabajar — acariciaba la cara de Vegetta mientras suspiraba — sobretodo si se trata de Mangel — se volvieron a besar y lo tiró en el escritorio — tranquilo — estaba en el escritorio con Vegetta puesto entre sus dos piernas besándolas aproximándose a su entrepierna, pero las manos de Alex le impidieron seguir — sentado cachorro — dijo riendo alejándose — no pienso arreglar este problema como siempre lo hacemos — el más grande se sentó a regañadientes

Se acomodó la ropa y el cabello de nuevo, su maquillaje estaba hecho un desastre.

— es enserio — Vegetta estaba enojado

— negocios antes que cogidas — sonrió — ese es mi lema — la cara del otro estaba muy disgustado — aceptó tus disculpas — sonrió — pero aún así no puedo darte la información que quieres — Vegetta iba a hablar pero Alex lo detuvo — tranquilo, en primera porque no has venido a trabajar en dos días, estoy jodidamente cansado porque cada que vienes aquí destruyes algo y yo soy el único que trabaja por arreglarlo — tomó aire — la segunda es porque quiero a Mangel de verdad, — sonrió — y la tercera es porque simple y sencillamente yo no sé dónde está, puedo decirte donde podrías cruzarte con él y darte información de donde se comunica para hablar conmigo pero eso no te serviría, ha sido muy precavido conmigo — Vegetta sonó la boca — después de todo solo me conoce de hace pocos años,

— Alex necesito información por más pequeña que sea me servirá, — puso su cabeza en las piernas de Alex y suspiro — solo dime tu precio

— realmente estás desesperado — este asintió — bien — sonrió — no me agradas Samuel, nunca puedo enojarme contigo — acarició su cabeza y vio que la cara de Vegetta cambió cuando pronunció su antiguo nombre — quiero que te presentes a trabajar más seguido, te encargas de área administrativa por dos meses, no volverás a maltratar mi mercancía, pondrás de tu dinero para ampliar la casa de mis chicas — Vegetta pensó que era todo — y prométeme que no lastimarás a Mangel.

— bien — se puso irritado — no pienso lastimarlo, — Alex sonrió y lo besó

— bien, — se acercó a su oreja y susurro — Rubius es el único que sabe dónde está, si logras hacer que el oso cante, lo sabrás todo, en el bosque entre los límites, las mujeres de esa Zona desaparecen misteriosamente, todas tienen las mismas características, cabello rojizo y ojos verdes, — Alex se sentía muy mal de contar eso — eso es todo,

Vegetta lo besó y sonrió, por él debió de comenzar, pero nunca pensó que alguien le confiaría un secreto a la persona más despistada de Karmaland, agarró su abrigo y salió de la habitación, o bueno lo intentó, cuando abrió la puerta se encontró con una persona que odia en lo más profundo de su ser.

Merlo estaba parado en la puerta con una mirada seria, lo quitó del medio y camino hacia Alex, este sonrió y lo iba a saludar con sarcasmo como era su costumbre, pero tan pronto como llegó a él lo cachetea, el menor de los héroes estaba algo desconcertado, su labio sangraba, Merlon después de que se independizó no le había vuelto a levantar la mano, eso volvía a hacer nuevo para él, lo iba a insultar, pero recordó que hoy tenía una misión y se le había olvidado, lo miró con los ojos espantados, nunca se le había olvidado una misión, pero con todo el trabajo que tuvo eso últimos días, no sabía ni donde estaba parado; le iba a pedir una disculpa, pero fue otra vez golpeando, Alex se levantó, pero el viejo lo tumbó.

Lo miraba desde abajo, tenía miedo, hacía años que Merlon no le aplicaba un castigo, se hizo bolita y espero una patada que nunca llegó, cuando abrió los ojos Vegetta lo tenía alzado y agarrado del cuello.

— tienes lo huevos para invadir mi trabajo y mi oficina — lo estaba ahogando — y te crees con el derecho de lastimar a mi socio — Merlon sonrió y Vegetta le rompió el cuello, dejó caer el cuerpo, — todo está bien — levantó a Alex y lo abrazó — fue un error no es para tanto, deja de llorar, no hiciste nada malo, hablaré con los dioses — el más pequeño lloraba en su pecho mientras se aferraba a Vegetta — respira

Intentaba respirara bien pero el aire se le iba su chat, estaba igual intentando que se calmara, tenía que calmarse pero cómo podía, Luzu no está cerca, si él se metía en problemas Luzu lo regañara como antes, no quiere ser regañado, no quiere que su hermano se decepcione de él, le dijo que podía valerse por sí solo, pero se le olvidó sus obligaciones oficiales, Luzu saldría herido.

Después de unos minutos se calmó, se despegó de vegetta, tomó aire y sonrió de nuevo, pocas veces perdía el control pero Merlon le daba mucho miedo más de lo que él admitiría, miró el cuerpo del viejo y luego a Vegetta, este chasqueo la lengua y lo pateo, se quedaron esperando a que se levantara y eso hizo, vieron como los huesos del hombre se volvían a su lugar y respiraba tan normalmente, la primera vez que vieron a Merlon hacer eso, fue después de que Willy lo atravesó con un tridente en un entrenamiento, al cabo de unas horas Merlon vuelvió a la vida, si un héroe es quien lo mata tarda más tiempo en regresar, pero si ese mismo héroe pide que regrese los dioses aceleran el proceso de curación de Merlon.

— ¿Ya se reinició? — le preguntó a Vegetta al ver que Merlon no respondía

— espera un poco su alma tarda en llegar, siempre que lo mato — dijo cruzándose de brazos

— y te sientes orgulloso de eso insolente — dijo Merlon ya al regresar — eres un desastre niño — Vegetta puso mala cara — mi mejor alumno, que decepción — lo señaló completamente — los dioses no me ven necesario un castigo para ti, por matarme, supongo que me excedi con el castigo, ya están grades — Alex asintió — has roto las reglas Alex, yo no te eduqué para esto

— no me educaste — susurro cruzado de brazos

— no... es cierto — suspiro — siempre fuiste muy quisquilloso — Vegetta gruñó — no me veas así niño yo sigo las reglas y ustedes nunca desearon cambiarlas — Alex negó con la cabeza desesperado — cuarto héroe de Karmaland, como maestro y guardián, te impongo tu castigo — la habitación se empezó a llenarse de aire que los envolvía a los dos — así como a la persona que decidió dividir tu dolor, el tercer héroe de Karmaland Luzu

— ¡No! — Alex abría los ojos y miró a Vegetta espantado

— ¡nunca lo quitaste! — Vegetta le gritaba a Alex entre el viento y el ruido del castigo

Antes que pudieran decir otra cosa, Alex se dobló de dolor, como si le acabara de caer un rayo, pedía perdón entre llanto, hasta que él y Merlon desaparecieron del casino como si nunca hubieran estado ahí.

Estaba parado a la mitad de la habitación, la reja que lo resguardaba, la había abierto, o mejor dicho, había roto el cerrojo con solo sus manos, pero no podía evitarlo, alguien estaba a solas con su propiedad, hacia tiempo que no estiraba tanto las piernas, de sus manos escurría sangre y le había entrado hambre.

Las pisadas de sus pies descalzos resonaban por toda la habitación, eran lentos y arrastrados, sus manos empezaron a deslizarse por las paredes dejando un rastro de su sangre, el ambiente apestaba a animal, tenía que cuidar lo que era suyo.

Se quitó el collar y lo dejó cuidadosamente en la mesa, no quería que su regalo se manchara de sangre apestosa, vio la luz del elevador empezar a moverse, se arrancó el bozal y una sonrisa se asomo por su rostro, una cacería se disfruta más  cuando puedes morder bien la carne; el ascensor por fin llegó a su piso, y cuando las puertas se abrieron pudo sentir el olor del tabaco inundando casi por completo sus fosas nasales, amaba aquel olor combinado un el olor natural de su piel que era parecido al olor de café, se abalanzaría hacia él, lo besaría y mordería hasta sacar todo el olor de él, hasta haberse fundido con él, arrancando del tirón su carne y ver cómo poco a poco ellos dos se convierten en uno solo... pero... hay otro aroma que le repugna impregnado en la ropa y piel de su hermosa propiedad, alguien contaminó su hermoso ser.

Olía tan horrible como todos las demás personas, que se había devorado, pero eso no era lo que le importaba ahora, solo tenía que deshacerse del contaminante, no habría mucho problema, después de todo es más fácil cazar un animal.

La cara de su hermosa niña era un cuadro, de sus labios se había caído su cigarrillo y tenía el ceño fruncido, quería morderlo, se moría por probar aquella hermosa piel y sangre que ahora se movía a un ritmo alarmante, se estaba excitando. Antes de que dijera algo le tapó la boca y lo estrelló contra la pared, empezó a olerlo, definitivamente apestaba al oso, quizás aún más que otros días, golpeó la pared causando una grieta en ella.

Se empezó a frotar, quito la mano de su boca, y lo besó si dejarle oportunidad de hablar, le metió su lengua hasta lo más profundo que pudo, sus ojos verdes miraban con intensidad a los ojos oscuros del otro, lo estaba dejando sin aire, se alejó agarrándolo del cuello con fuerza dejando solamente espacio para tomar aire, mordió su propio labio por dentro, sacándose sangre y lo volvió a besar, quería quitar ese horrible olor que sentía, lleno la boca del pelo negro con su sangre, quería que la tragara y sudcionara todo lo que pudiera.

Se soltó abruptamente, cuando sintió un pinchazo en su pierna, sonrió al ver la inyección, que solo había podido inyectar la mitad del sedante y eso no bastaba para detenerlo, cuando volvió su vista hacia él, era demasiado tarde para reaccionar, cayó al piso por la patada en el pecho que le había puesto el otro.

Se compuso como pudo, pero lo que vio fue como el ascensor se estaba empezando a cerrar, metió la mano deteniendo a que se fuera, pero no podía detenerlo por mucho.

— voy a matarlo — le escupió sonriendo deteniendo el elevador con todas sus fuerzas

— hoy no será amor — escuchó decir a su niña y se sonrojó al escuchar eso de él, logrando que se distrajera y que pudiera escapar el otro por el ascensor.

Gritó eufórico, su niña le iba a dar una cacería de primera, iba a volver a cazar después de mucho tiempo y sería a un híbrido, se empezó a carcajear, hizo bien en escoger a Mangel antes que a Luzu, después de todo Mangel no está marcado.

Su niña es un ser puro, sin manchas, sin algún dañino dolor, pero aquel cura era un problema, después de todo, los curas nunca son buenos, aquel animal, le quería quitar a su niña, le quería quitar su pureza y no lo iba a permitir, no otra vez.

Detuvo el elevador en el siguiente piso, las muchachas que tenía capturadas empezaron a llorar y a temblar, implorando por su existencia, él buscaba un cuchillo, mientras podía oír el ruido del metal siendo golpeado desde abajo, se maldijo por lo descuidado que fue, el ruido de las mujeres tampoco ayudaba, solo le daba razones para matarlas, quería detener el ruido, que lo dejarán pensar, porque ahora la quizás la persona más importante de su vida estaba en peligro.

Buscaba entre su información, lo más rápido que podía, sus apuntes y la forma en que ya poco a poco lo había ido entrenando, Lolito era su bestia, pero no dejaba de ser una persona antes que eso, subestimó las emociones y raciocinio de Lolito, y ahora incluso su vida puede correr peligro. Miró a las mujeres y sonrió, él tuvo la idea más desquiciada que puedo llegar a tener, aparte de cruel y sanguinaria, pero si tenía que poner a dormir a un depredador, la mejor opción es cazarlo.

Tomó el cuchillo y les desgarró la ropa, ellas lloraban y se retorcía, metió a cuatro de ellas, tomándolas de las sogas y las aventó a dentro del elevador, a las dos que quedaban les quitó las cuerdas, ellas lo miraban y negaban, él les susurro un perdón y solo les aventó otro cuchillo, ellas lloraban sabían que eso no era nada bueno.

Mangel estaba preparando un banquete esas dos solo eran la entrada, subió al siguiente piso, y tan pronto como llegó Rubius estaba sentado en un sillón mientras jugaba con las cosas de Mangel, sacó a las mujeres rápido, intento atascar el elevador pero este ya no se podía detener, bajo hasta el último piso, Rubius no entendía nada. El castaño, tomó una de sus armas y intentaba cortar los cables del elevador, solo intentaba conseguir más tiempo, su desesperación crecía mientras la voz de la bestia se escuchaba más cerca, hizo lo único que se le ocurrió, volar los cables, corrió a sus cofres y sacó una mina, daba gracias a los Dioses que no había hecho el elevador más rápido, detonó una mina justo en los cables antes de que las puertas se abrieran en su piso, haciendo que cayera hasta el último, sabía que no lo había matado, la resistencia de Lolito es jodidamente tediosa, aunque estuviera medio drogado, puso otra y detonó parte de las paredes, ahora no podría acceder a ellos sin entrar antes al segundo piso, eso le daría mucho más tiempo.

— oye Mangel puedes explicarme qué pasa — Rubius tenía miedo, Mangel solo se comporto de esa forma cuando está verdaderamente preocupado

— quítate la ropa — susurró entre jadeos,  Rubius no entendía — ¡quítate la maldita ropa ruben! — Mangel le gritó en susurros y se calló al segundo, no esperó a que el otro reaccionara, y él mismo le estaba quitando su ropa, el oso hizo caso pero solo porque Mangel se veía desesperado.

— Mangel me das miedo — dijo desnudo mientras se tapaba

— susurra — dijo entre el ruido del metal que venía de abajo — recuerdas cuando te pedía que te escondieras de los cazadores — dijo agarrándolo de la cara, el oso asintió, — bien volveremos a jugar ese juego, todo va a estar bien, solo corre, pide ayuda de Vegetta o de Luzu, no me importa — junto sus frentes, — solo ponte a salvo, yo me encargare de esto,

— Mangel — Rubius lo agarraba mientras de reojo veía a las mujeres llorar, — no voy a dejarte solo

— ¡Yo no importo! — gritó y se espantó — Rubius, es mi problema, corre, estaré bien, no me quiere a mi — el oso se puso alerta, escuchó un silbido de abajo — será otro juego, recuerdas jugábamos mucho, el cazador nunca te atrapó, yo sé cómo distraer cazadores — Rubius asintió y abrazó a Mangel este también mordiéndose los labios

Miró a las muchachas, camino hacia ellas, tomó a la más pequeña, la acercó a las puertas del elevador y le rasgó la garganta, trataba de confundir el olfato de Lolito, después de eso dejó el cuerpo en el suelo dejando que todo la sangre saliera y manchara su piso, les tiró a las que faltaban algunas de sus ropas e hizo que se froten con ellas, también le dio a Rubius este hizo lo mismo.

Cuando todos hicieron lo que les pidió, vistió a las mujeres con la ropa de Rubius y la ropa con la cual se había frotado, a Rubius lo vistió de la ropa de ellas, todos esto en una cantidad limitada de minutos, cuando ya estuvo listo, lo besó y se fue corriendo de aquella casa oculta, las muchachas en cambio se quedaron en una esquina abrazadas.

— ¿Quieren vivir? — ellas asintieron — entonces tendrán que correr, y seguir corriendo hasta que el bosque se acabe, si las atrapa están muertas, si las ve están muertas, corran hacia el sur, y hacia el este, — rompió las cuerdas que las tenía atadas, se quitó su camisa, le extendió una prenda de su ropa a cada una y él se quedó con la sudadera del oso — que gane el mejor corredor — Mangel cerraba los ojos, esperando que su plan funcionara que lo siguiera a ellos y no a Rubius, que ya debería de estar por llegar a donde Vegetta, espera que estuviera a salvo, que no fuera un idiota y le hiciera caso.

Karmaland 5 ya salió y lleva un buen rato al aire y yo aquí sin poder acabar ninguna de mis historias.

Es posible que no te acuerdes de nada y que vengas aquí en la publicación, te decidas si al cazo a leer todo de nuevo y te des cuenta que no tengo ni puta idea de escribir y dejes de leer esta historia. :3

Me leí toda la historia de nuevo y me vi el lore de Lolito.

En el AU original, Lolo es como un perro que sigue al Mangel y que solo está para él, o bueno eso es lo que yo recordaba.

Así que me leí el lore oficial de lolito y me vi el capituló de la terapia de lolito,  todo para lograr tener una idea clara y un pasado claro, del cual no me arrepiento, ya que decidir darle otro enfoque al sadico de Karmaland.

En lugar de ser solo como un perro, prefiero que el lore de lolito sea igual que el original y que esté lo lleva a extremos más grandes, si el original está loco, este está enfermo y lo mejor, no siente remordimiento, pues dejo de sentirse como un humano hace tiempo.
Por eso entra en el espectro de la Binaridad, debido a que no se siente una persona, él no se identifica con lo que nosotros entendemos por género, el se considera algo mucho más grande.

Eso creo que sería todo adiós

Si sigue por aquí é les doy las gracias. ♥️✨

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