Capitulo 3

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Sharon
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En verdad que esto es Grande, con "G" mayúscula. Me encuentro fuera de las empresas Jackson, seguí la dirección de la tarjeta y decidí venir para saber de que se trata esa proposición.

Decido entrar y si por fuera es grande  ¡Dentro es mucho más!. Camino hasta donde está un escritorio grande y largo de mármol gris que una chica  rubia atiende.

— Buenos días, ¿El señor Samuel Jackson? — pregunto y la chica me mira extrañamente.

— Necesitas una cita — dice algo grosera y de mala gana — Además, creo que te equivocaste —  se acerca a la orilla y me analiza de pies a cabeza con desdén.

¿Que le pasa?

— No lo creo —  le regreso la mirada — Él personalmente me dio su tarjeta y dijo que viniera a verle —  sonrió con autosuficiencia.

— Querrás decir que se la robaste.

— Mirá, ¡Que grosera eres! Sí solo le llamaras me darías la razón, él sabe quien soy yo — contesto calmandome un poco.

— No lo haré, ahora ¿te retiras o llamo a seguridad? — me amenaza y yo solo me cruzo de brazos.

— No me voy — contesto levantando una de mis cejas.

— ¡Seguridad! — grita.

— No llames a seguridad, Clara-— una voz detrás de mí habla y agradezco al cielo por está intervención.

Giro y suelto el aire que estoy conteniendo, al ver al hombre que venia con el Señor Jackson aquella vez en la cafetería.

— Yo la atenderé -— me mira como diciendo "Sigueme la corriente",  asiento y miro hacia la tal Clara.

— Sí señor, una disculpa —  dice la rubia y de inmediato me da un gafete de visitante no sin antes darme una mirada de enojo puro.

— Sharon Becket, ¿cierto? —  me pregunta el hombre.

— Sí, ¿Cómo sabe mi nombre? —  pregunto ahora yo.

— Eso no importa — sonríe — Soy Steven Blair, amigo de Samuel -— me tiende la mano derecha y yo la acepto y la estrechamos en forma de saludo — ¿Para que quieres verle? — Hasta ahora me doy cuenta de que estamos caminando hacia el ascensor.

— Asunto personal — digo algo apenada.

— Bueno, seguro que él te recibirá ahora — me vuelve a sonreír.

El ascensor llega y me deja pasar a mi primero y después él entra. Se cierran las puertas y el teclea el ultimo piso.

El trayecto es lento y muy silencioso, Steven me regala una sonrisa justo antes de salir del ascensor.

—  Espera aquí — asiento — ¡Que tal, Lonnie! Vengo a ver a Samuel — le dice y la tal Lonnie sonríe y asiente nerviosa.

— Cl.Claro, Señor B.Blair —  tartamudea y se ha puesto roja —  Puede pasar —

— Gracias, Lonnie — le guiña el ojo y la pobre chica tímida se muerde el labio y creo que hasta a contenido el aire-—  Vamos, Sharon —  me dice y asiento. Le sigo y llegamos a una gran puerta de madera oscura.

— Un momento —  asiento, creo que es lo único que puedo hacer debido a los nervios que siento, me late el corazón rapidísimo y me falta el aire. Steven entra y espero como 5 minutos y después sale —  Ya puedes pasar. Solo tenle paciencia —

Le digo que sí.

—  Gracias —  hablo por fin y lo agradezco.

— No te preocupes, "Chica Café" —

— ¿Disculpa?

¿Me dijo Chica café?

— Nada, olvídalo —  asiento y entro a la oficina.

Miro bien el interior y es precioso y muy esplendoroso, una oficina en orden y muy bien adornada, aunque un poco fría para mi gusto. Ventanas de vidrio desde el piso hasta el techo, una pequeña sala en tono gris perla con mesilla de vidrio cuyas patas son como ramas chuecas que sobresalen un poco del vidrio, la pared está adornada por pinturas y gráficas bien elaboradas.

Es imposible no admirar Todo esto.

— Señorita Becket, no la esperaba — esa voz tan seca y gruesa me hace despertar de mi admiración ante tal fortaleza.

— Ni yo — murmuró para mí. Lo miro y me tiende su mano en saludo y yo se la estrecho.

— Por favor, tome asiento-—  señala la pequeña salita.

— Ok — asiento y camino hacia uno de los sillones y tomo asiento.

— Bien, ¿a que se le debe su visita?—-pregunta después de sentarse enfrente de mi, cruza su pierna dejando el tobillo descansado sobre su rodilla.

Sabe a que vengo.

— Hum... pues ... ¿como ... se lo digo? —  ¡Maldita sea, Sharon! No es momento de nerviosismo tu misma te has puesto en vajilla de plata.

— Déjeme adivinar — cruza los brazos sobre su regazo — Vino a preguntar de que va mi trato, ¿no es así? —  asiento — Me lo imaginé -— su mirada me intimida y me siento como una niña.

— En resúmen — tallo mis manos sobre mis piernas tratando de limpiarme el sudor que se generó en ellas.

—  Bien, la proposición que le hice tiene como intención realizar con usted un trato que beneficiará a los dos.

— ¿De que manera?.

— Le seré franco señorita Becket, necesitó una esposa, lo más pronto posible-—  lo miro confundida — Solo necesito "casarme" para que yo pueda obtener lo que siempre he querido y para eso la necesito a usted — me mira sin ninguna expresión.

¡Me sorprende lo inhumano que puede ser!

— ¿A mi? — asiente.

— Así es, el trato consiste en un matrimonio verdadero con todas las de la ley, exceptuando el asunto del amor, esto será solo por seis meses, no más y no menos, solo asunto de negocios. Nada de romance — asiento — Durante ese plazo se le pagara por mes lo que quiera, pondremos en cuestión el monto. Tal como un sueldo —

— ¿Y por que me beneficiaria a mi? —  pregunto valientemente.

—  Le haré una pregunta directa o y personal, ¿Necesita dinero? —  niego, aunque es verdad que lo necesito más que nunca — Bien, de todas maneras al final se beneficiara de manera que ya no trabajaría en una cafetería —

¿Me ha llamado pobre?

—  Con todo respeto, yo no soy pobre y si necesitó o no dinero, creame cuando le digo que se lo robaría y no me vendería de tal manera denigrante —  contesto.

¿Quien se creé?

—  ¿Eso es un no?

— Así es — digo segura y me levanto — Lamento haberle hecho perder su tiempo, Señor Jackson — me mira frío.

— Supongamos que dice que no, por ahora, pero le dejare abierta la oferta para cuando recapacite — su mirada es más que petulante.

— En mi vida me prestaría a tal cosa, aunque mi vida dependiera de ello — le devuelvo su mirada de hace un momento.

— Usted vino y pidió información, asuma las consecuencias, Señorita Becket — ruedo los ojos.

— Lo sé y fue un grave error —  salgo de su oficina y camino hasta el ascensor, no creo que me siga ya que no quiero ni verle.

Lonnie la secretaria de antes me mira confundida, ignoro todas y cada una de las miradas que me dan. Oprimo el botón de bajar y enseguida se abren las puertas, subo y veo que viene Steven y el Señor Jackson, oprimo con rapidez el botón para que se cierren las puertas y no consigo que se cierren de manera rápida por que Steven entra dejando a Samuel fuera y gracias al cielo las puertas se cierran.

— ¿Ya te vas?— pregunta Steven.

— ¿Tu que creés? — me frotó la frente — Fue una completa equivocación haber venido —

— ¿Que ocurrió? — me mira.

— No tengo la necesidad de ser insultada, ni tratada del modo como me trató — mis ojos empiezan a picar de las ganas que tengo de llorar, pero me reprimo.

Tu fuiste la culpable, para que vas de curiosa.

Cállate Sub

— Mirá no se que trato te haya propuesto, pero deberías pensar las cosas — lo miro y el encoje los hombros —  Te invito un café, ¿vale?

— No me lo tomes a mal, pero... —

—No se hable más, iremos por un café  — afirma — ¡Hey! no me mires así —  ruedo los ojos —  Lo necesitas.

— Está bien.












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!Hola! Un aviso.
Recalcó lo siguiente.

"Borrador"

Es un Borrador, por favor téngalo en cuenta!

🤗😘 Besos y abrazos

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