. Capítulo 6 .


Los roces de los cubiertos y los choques de las tazas contra el platillo, era lo único que se podía escuchar. No nos habíamos dirigido ninguna palabra durante el desayuno, ni mi madre, ni Jungkook, y obviamente  yo. Era un silencio incómodo, en medio del bullicio de los cubiertos.

Curiosamente, hallaba la incomodidad con mi familia. Un lugar en donde ni siquiera debería de existir aquel sentimiento.  Pero desafortunadamente, existía y tendría que lidiar con ello.

Mi celular timbró sobre la mesa, llamando por completo mi atención, pues este jamás sonaba en casa, ya que las únicas llamadas que recibía eran de mi hermano o de mi madre.

—¿No contestarás? – preguntó mi mamá - ¡Mi bebe, ya tiene un amigo! – dijo completamente emocionada, aplaudiendo.

— Nada de eso. Nadie tiene mi número. — Y con ello, los aplausos cesaron al igual que el timbre.

—Yo revisaré quien es. Tal vez, alguien lo tomó y apuntó su número.

—Madre, nadie ha pedido mi número y nunca lo sacó de mi bolsillo. Solo ignóralo — pero si fuera poco, el timbre volvió a sonar.

—Contesta puede ser urgente. — torcí mis labios tanteando en la mesa, encontré mi teléfono y oprimí el botón.

—Sí, diga— contesté.

El silencio fue pausado en un eco profundo; nadie contestó y colgaron al instante. Alejé el teléfono y después lo dejé sobre la mesa.

—No era nadie, supongo que se equivocaron.

—Qué impertinentes - se quejó mi madre; ella tomó mi mano y la acarició —. No dejes que eso te moleste - el raspado de la silla contra el suelo llamó mi atención —. Ahora mis tesoros, es tiempo de que me vaya. Sé que ya son dos días en los que mamá se va y regresa tarde, pero ya saben que tienen una madre súper trabajadora - su aroma brotó por algunas partes —. Jungkook, estas a cargo, ¿ok? - Se despidió con un beso en mi mejilla.

—Sí— la segunda palabra de mi hermano durante toda la mañana —. Ve con cuidado. ¿Llegarás de madrugada de nuevo? - preguntó.

—No lo sé, mi jefa es una tirana. Yo espero que no. — la voz lejana de mi madre fue lo último que se escuchó junto al portazo de la entrada.

Y el silencio volvió, solo que esta vez no duró mucho.

—Lamento lo de ayer — dijo Jungkook. —. No quise dejarte abandonado.

Llevé hasta mis labios la taza de café, simplemente no quería darle cierta importancia de lo que había sucedido por la noche.

Después de que Taehyung me trajo anoche, no supe a qué hora había llegado Jungkook y mi madre durante la madrugada. De alguna forma, al llagar solo deseaba dormir y quitar un sentimiento de pena por mi mismo.

—Ya no importa — traté de pararme, pero su mano en la mía me detuvo —. Ayer en cuanto llegué, fui a la cama y me quedé dormido. Así que ya no importa de verdad.

—Prometo que no volverá pasar— suspiró—. Es solo que ayer tuve varios problemas y se me dificultó ir por ti.

Sabía que mentía, pero yo no insistiría por saber la verdad. Demasiado tenía con que siempre estuviera al pendiente de mí.

—Jungkook, ya te dije que lo entiendo. Sé que tienes tu vida y yo no tengo que meterme también en ella. Tienes tus motivos, y sean cual sean, son entendibles. — Y lo decía enserio, tenía que aceptar que a veces yo era una carga muy pesada para todos en esta casa.

Yo no era una persona que fuera funcional.

—Taehyung... ¿Él te trató bien? - me preguntó sin sacar nuestro agarre.

—Sí. Él fue muy amable — sonreí —. Y quiso quedarse cuando vio la casa en completa oscuridad.

—Me alegra saber eso, no dejaría que traten mal a mi hermanito — tanteó sus palabras - ¿Él te preguntó algo de mí o te dijo algo?

Oculté una sonrisa. 

—Él no dijo nada sobre ustedes dos. — me acomodé en mi asiento. Jungkook carraspeó y por fin me había soltado.

—¿Te gustaría salir? Yo de verdad siento mucho lo de anoche y me agradaría compensártelo con un delicioso helado.

—Sabes siento mi sangre hervir de la ira de que me dejarás plantado —bromeé—. Así que, serán dos helados, ¿Qué dices?

Ambos reímos.

—Para mi hermanito, los helados que quiera.

—Iré a cambiarme. — anunció levantándome.

—Ese es mi chico. Yo iré a sacar el auto y te esperaré afuera. Tarda lo que quieras. — me acomodó un mechón detrás de mi oreja.

— Prometo no tardar. — dije rápidamente.

(...)

—Ya te he dicho que él no quiere verte. De hecho, no quiere ver absolutamente a nadie de ustedes.

Revisé que Yoongi no viniera o estuviera por salir, mientras esperaba que del otro lado dejaran de hablar.

>>Abuela, sé que para ti este tema es muy complicado, pero ya he hablado con Yoongi de todo esto,  y su respuesta siempre ha sido definitiva. Él agradece lo que le dan, pero su decisión es:  que no quiere nada que tenga que ver con ustedes, y que lo mínimo que podía hacer por él después de que mi padre nos abanó, es tener una pensión. — yo viré mis ojos tras escuchar la otra voz en la línea.

>>Justamente estamos por salir como te lo prometí ayer. Abuela, si lo quieres ver, solo podrá ser de lejos; no quiero que Yoongi se enojé y después tengamos que soportarlo mamá y yo. Tú no sabes como se pone cada vez que se enoja. — observé que de nuevo Yoongi no se apareciera en la entrada, pero por mayor precaución entre al auto.

>> Solo me acercaré a ti por el dinero. ¿Está bien? – cuando volteé Yoongi ya estaba afuera de la puerta del copiloto—. Te veo allá, abuela. Adiós – no esperé que dejara de hablar cuando colgué.

Rápidamente, me estiré hasta quitar el seguro del auto, Yoongi sin problema abrió y subió al auto, sus feromonas inundaron el lugar.

—¿Por qué no estás usando tu neutralizador? – le pregunté.

—Perdón, es que quería salir lo más pronto posible. — me dijo y yo viré mis ojos.

De alguna manera su olor me hostigaba un poco, o más bien, podría decir que me desagrada su olor.

—Trata de no emocionarte. —le comenté.

—Si quieres puedo regresar y... —Su boca medió la abrió, en preocupación.

—No, ya no hay tiempo. — dije arrancando el auto.

Pronto aceleré y seguimos por el camino. 

En ocasiones trataba de no mirar a Yoongi cuando estábamos dentro del auto, sus ademanes hacían desesperarme y en momentos hasta sentirme nervioso.

Desde niño tuve que acostumbrarme a él, más, no él a mí. Para mí, sentirme allegado a Yoongi me era complicado e incluso forzado. Un sentimiento precario comparándolo con el amor hacia un hermano, pero existía una razón por la cual ya no deseaba contemplarlo mas en mi vida. 

Los montones de limitaciones había sido toda una estaca de cuidados, que prácticamente tuve que aprender y des-hacer, convirtiéndose en una obligación.

Incluyendo el montón de críticas en todo momento. Aún recuerdo, como los rechazos de las otras personas fueron afectándome a mí también, cuando prácticamente yo era una persona de bien, sana y sin un defecto. Pero "el valor familiar" me forzaba a estar ligado a ser un cuidador, cosa que no quería hacer durante toda mi vida y, a pesar de que yo era el hermano completo, lleno de capacidad; tenía que vivir en la sombra de mi hermano omega recibiendo siempre burlas y vergüenzas que yo no merecía.

—No te has dormido, ¿verdad? – Su voz me hizo reaccionar.

—¿Qué? Claro que no. — sonreí mirando el semáforo.

—Con el silencio, siento que estamos en un camino sin término.

—Sé paciente, ya estamos cerca.

—Muero por un helado de chocolate o tal vez una de vainilla. ¿Tú de que vas a escoger?

—¿Yo?, tal vez uno de fresa. — pronto visualicé la plaza.

—Tu helado favorito es el de fresa.

Miré de reojo a Yoongi, y noté la sonrisa picará de mi hermano. Tal vez, ahora sabía que ocultar mi gusto por Tae iba a ser en vano.

Después de que aparqué el auto, nos dirigimos directo a la plaza. Yoongi caminaba a mi lado enganchado de mi brazo, mientras iba moviéndose de un lado a otro su bastón.

Algunas personas se nos quedaban viendo, juzgando con vanidad o lastima a mi hermano, situación que se abordaba normal en un día común. 

—¿Quieres ir directo por el helado o quieres dar antes una vuelta? —Tampoco le negaría que las distracción de los ruidos le funcionaras para dejar un lado su estado tenso. 

Por mucho que me desagrade, Yoongi merecía establecerse en su realidad y tampoco tendría a nadie quien lo haría por él. 

Una simple plaza es un mundo desconocido para mi hermano y desgraciadamente, es un mundo lleno de gustos visuales.  

Yoongi torció sus labios y después asintió. —Vamos directo por el helado.— Respondió seguro.

Al menos, tendría piedad de mi y solo iríamos a comer, sin la necesidad de explicar todo. 

—Bueno, vamos solo que te dejaré un momento solo. —le avisé.

Miré por todas partes buscando a nuestra abuela.

—¿A dónde vas a ir? - me preguntó.

—Iré al cajero y después regresaré.

Él se detuvo y suspiró.

—Tranquilo, esta vez si regresaré.

—Más te vale, por qué no tengo como pagar. Esta mañana busqué mi cartera en mi mochila, pero no estaba.

Me tensé solo un poco.

—La habrás dejado por ahí.

—Jungkook, no la he sacado desde hace días de mi mochila. Pensé que la habías tomado.

—¿Acaso me estás acusando de tomarla?

Sinceramente, me había puesto algo nervioso.

—No, claro que no —dijo rápidamente, aunque pude sentir que con fuerza apretaba mi brazo —. Es que la última vez también la tomaste y pues...

—Ya no importa —lo interrumpí —. Esta vez no la tomé.

—Perdón, yo no quise incomodarte, yo...

—Basta, ya no importa. —Sus feromonas estaba empezando a ser volátiles. 

En silencio caminamos hasta la heladería, el olor dulce y el ambiente frío me hizo aguar mi boca cuando miraba todos aquellos helados.

—Te dejaré sentado en lo que voy por los helados. ¿Qué sabor vas a querer?

—Chocolate, pero si no hay, uno  de vainilla esta bien.

Con pasos apresurados lo senté en una mesita que estaba en el local, sus codos de inmediato se plantaron sobre la base rosada pastel y acomodó su bastón que ya estaba doblando desde hace un buen rato.

Me formé intentando el no desesperarme por la espera, miré a mí alrededor aún buscado la cara de la abuela, pero no la miraba en ninguna parte. Los colores vibrantes y dibujos, no me permitían mirar mas allá del ventanal.  

Miré desde lejos a Yoongi, su cabello se nota un poco descuidado cuando no lo peina correctamente, y sus prendas neutras siempre son compradas con el motivo de que siempre combinen.  . Tener a un ciego de hermano podía tener sus ventajas; los viejos y la buena gente que los valoraba y nos trataba con respeto, eran fácil de persuadir y fácil de engañar.

Obviamente, tenía que aprender a sacar provecho, ya que nadie me pagaría por el fuerzo que era el tener que cuidarlo.

La cara linda y tierna de mi hermano me había dado mucho, como los principales puestos o lugares en partidos, conciertos e incluso en lugares de comida que siempre estaban abarrotados, pero había algo mucho mejor y fue el dinero, que con apoyo de mi madre podíamos sacar provecho.

—¿Disculpe?

Volteé a ver a la vendedora de helados, la cual me ofreció una bonita sonrisa.

—¿Ya sabe cuáles son sus sabores de helado?

— Sí. Uno de chocolate y uno de fresa, por favor.

—¿Sería todo?

— Sí, por favor. 

La chica oprimió varias teclas en su pantalla y pronto el ticket salió del otro lado.

—Tenga —me ofreció el ticket—. Pase de este lado, ahí le darán sus helados y muchas gracias por venir. ¡Que lo disfrute!

Fui del otro lado y la otra chica que servía los helados preparaba mi pedido.

Al contrario de la primera parte, esta no había tardado y con apuro fui directo a Yoongi.

Él se exaltó un poco ante mi presencia.

—Casi no tardaste. —anuncio sosteniendo su helado.

Supongo que no tenía nada que decir. Digamos que Yoongi no era un gran platicador.

—Iré al banco, vuelvo en un momento.

El timbre de mi celular sonó. Yoongi frunció su ceño.

—¿Es mamá?

—No, es un compañero. Iré a atender la llamada — mire la pantalla—. No te muevas a ninguna parte, no tardo.

Salí de la heladería y por fin pude ver a la anciana que era nuestra abuela, una mujer completamente blancuzca y de apariencia refinada.

Ella se acercó felizmente a abrazarme, pero yo no lo permití.

—Tardaste en llegar. Yoongi está desesperado por irse.

—Lo siento, pase al cajero —ella me sonrió — ¿Cómo han estado? ¿Les hace falta algo?

—Estamos bien y no nos ha pasado nada. ¿Quieres verlo?

—Tuve que traerlo hasta acá y convencerlo con un helado. Pero en realidad está impaciente. Así que no tardes en verlo.

—Jungkook... Yo estaba pensando en estar más presente en su vida.

—Abuela, ya no sigas con el mismo tema. Él de verdad no quiere nada con ustedes.

—Pero tal vez...

—Pero nada —finalicé— ¿Vas a ir a verlo?

Ella asintió y derrotada caminamos hasta la heladería. En lo largo del camino ella me dio el sobre amarillo.

—También va lo tuyo mi Jungkookie.

Pude sentir el grosor del sobre y casi quise aventarlo, no sería suficiente para pagar mi deuda.

—¿Papá está de tacaño? — más que una pregunta fue un reproche.

—Él ha estado un poco ocupado y no ha tenido tiempo de depositar un poco más. Esto va de mi parte.

Cuando llegamos a la heladería, ella se apegó por completo al vidrio fuera del local.

Extendió su mano y pego su palma con el cristal. Yo me acerqué poco a poco tratando de guardar el sobre mi chamarra.

—Le ha crecido aún más su cabello.

—¿Qué? — Yo no había puesto atención.

—Su cabello está más largo.

—Sí, no ha querido cortarlo.

—¿Cómo le ha ido en la universidad? Tu padre se aseguró de que fuera en una buena universidad. ¿Lo tratan bien?

Durante todo el tiempo que había estado en la universidad invertía tiempo en algo que no fuera él. Así que no sabía qué contestar. Aunque le daría todo lo que quisiera escuchar.

— Sí — mentí—.  Ya tiene un amigo, es de la facultad de Derecho.

—Qué bueno me alegra saber que está bien.

—Si bueno, iré con él, antes de que pierda la paciencia.

—Espera. Jungkookie, muchas gracias por permitirme ver qué están bien.

Ella acarició mi mejilla, pero yo me aparté.

— Si bueno... Cuídate.

—También cuídate mi amor, y cuídalo.

Y ahí estaba de nuevo, el "cuídalo" estaba harto, aun así, no tenía de otra más que asentir.

Me fui alejando y me metí de nuevo con Yoongi. Él solo disfrutaba de su helado.

Me senté y pude notar como nuestra abuela se dedicaba a mirarnos a través del ventanal.

Si bueno, con ella era conseguir dinero aún más fácil, y la mentira por eso era mi mejor amiga.


Hola 👋 cómo estás?
Yo espero que muy bien.
Dejaré un capítulo más. Espero que esté disfrutando la lectura. Recuerda que te quiero mucho.

Att: Alicielito 🌟

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