. Capítulo 41 .
Drama fuerte.
Las oportunidades en cualquier circunstancia eran prometedoras. Algunas veces, llegan de manera independiente y continuas, obviamente ninguna de ellas se debería desperdiciar en sea cual sea la forma y la razón.
La palabra supervivencia, es una de las palabras más apegadas a mi vida. Soy fiel creyente de que algo que te agobia en la vida, la vida misma te responderá con atributos y cualidades que te mejoraran de alguna forma.
Sí, mi vida se agobió en una forma desafortunada, con un matrimonio que acabó en un divorcio, una vida deplorable llena de excesos, con dos hijos y un sin fin de gastos imaginativos por el cargo de mi tarjeta de crédito.
Nunca había notado que la habitación de Yoongi estuviera en penumbras como lo era él, por ello, apenas si podía notar la foto del omega abrazando a su hermano. Pasé un dedo por la agrietada foto y desdoble con curiosidad que se ocultaba detrás de ella.
Mi uña rojiza tapó por completo la cara del pequeño que sonreía en la foto y admiraba con felicidad solo las tres personas que también posaban con alegría. De aquella manera, habría sido mi familia ideal, llena de amor; así hubiera sido un golpe fuerte para mi adolescencia. El anhelo de una familia normal siempre estaba en mí, pero la realidad era otra.
Una realidad tan cargada de mentiras y desfortunio que comenzó en mi vientre y ahora terminaba con un Yoongi desaparecido con un alfa. La sonrisa se posaba en mis labios por el simple hecho de que el ciego había logrado lo que nunca creí que eso pasaría.
Hablar de mi hijo no solo era por el hecho de recibir una ganancia por parte de su padre y la vieja, no, claro que no solo era eso; pensar en ello era tan banal como pensar que una persona era amable y no esperar nada a cambio.
Min YoonGi, fue un nombre escogido por su padre, por que la gran excusa era adorablemente ridícula.
Así es, su padre esperó a cada uno de sus hijos con una gran entusiasmo, la espera de tener unos adorables cachorros siempre fue lo que me mantuvo en ese cúspide de que todo estaría bien, pero así como escogió el nombre, nunca se esperó que su pequeño retoño naciera con cataratas congénitas; aun así este no se afligió o se desesperó y por eso fue que escogió su nombre con el fin de que le augurara felicidad y el crecimiento sano de la vida.
Pero al final, el alfa se había ido y me dejó con dos cachorros en pleno crecimiento. En realidad, solo el abandono fue por parte de su presencia, por que en sí, el alfa se había hecho cargo monetariamente de ellos, pagando todo la educación de Jungkook y la educación personalizada de Yoongi. Todo se decía fácil, pero para mí no hubo nada, más grandes predominaciones en donde me amenazaban que al utilizar dinero directos de mis hijos me llagarían notificaciones de pagos continuos con el banco.
Al final ser la madre de sus hijos no era tan importante y hacerme cargo de ellos no valía nada. Tener que soportar cambios de actitudes y cambios de desarrollo, tampoco no valían y como todos decían...
"El valor y cuidado de una madre no tiene precio"
Que dicho tan mas estúpido y barato.
Estrujé la fotografía en mi mano con desespero, hasta que la aventé directo al piso.
Yo no era una mujer de ternura, ni de tristezas y tampoco de cariño. Eso no había nacido conmigo y tampoco lo demostré a base de que no fuera una mentira. El rechazo si fue grande, pero tenía que vivir con ello y no podía quejarme.
Y que si no hubiera sido por ser descubierta cuando me iba largar, jamás me habría convertido en presa de mi propia familia que no amaba, que no esperaba y que no merecía.
Esa fue mi oportunidad. Una oportunidad merecida en el fracaso, con un excedente de vago amor. Pero también comprendí que todo tenía recompensa y Yoongi era esa recompensa de una vejez en tranquilidad, por todo lo que su padre le heredaría, no era una gran riqueza, pero era una vida digna y sin nada de preocupaciones.
Yo misma me encadenaba a vivir bajo el costado de un hijo anormal y completamente inútil. Yoongi me tenía que pagar por no abandonarlo, después de que su padre nos dejara; él más que nadie me debía su vida y mi vida, y simplemente no dejaría que me lo robaran de mis manos.
Sí yo no era feliz, nadie lo seria; si yo no vivía dignamente, nadie y menos él lo haría. Y esto no solo era para él, sino, también Jungkook.
El rencor a los hijos, también era parte de ser madre, y yo era experta en ello.
Saqué de mi sudadera mi teléfono y marqué directo al celular de Jungkook.
--¿Dónde mierdas estás?
--Estoy por llegar a casa. – me contestó cortante.
--¿Vienes con el idiota de tu hermano? – pregunté parándome y las plantas de mis pies se movieron automáticamente inspeccionando las cosas.
-Tú que crees. – habló irónico.
--Vengan directo a casa. No quiero que tarden.
Miraba con lujo detalle cada cosa pequeña que Yoongi coleccionaba. Él siempre guardaba la cosa más simple hasta que se aprendiera cada textura en sus manos.
--No tengo ánimos de seguir con todo esto.
--No digas estupideces y solo regresen. —Jungkook siempre se acobarda al final de cada acción.
Mi voz sonaba dura y lo decía mientras recorría con mis dedos la flor marchita que estaba en el tocador.
Al colgar, no espere escuchar mas excusas de Jungkook, su voz me irritaba y su forma blanda de ser me hartaban.
Caminaba por toda la habitación sin sorpresa. Yoongi era tan parecido a su padre que eso me asqueaba; maldecía que se pareciera tanto a pesar de que nunca lo crío. La ventana se abrió repentinamente y me sorprendí al mirar cómo es que esta estaba rota del seguro, era tan fácil de abrirla y acceder hasta acá. El viento veraniego era apenas sentido por la alcoba de Yoongi.
Sonreí sarcásticamente al recordar como la figura parada sobresalía aquella vez de la cortina. Bueno Yoongi no era tan parecido a su padre después de todo, pero creerme estúpida fue uno de sus grandes errores.
Creer que no me daría cuenta de que había un alfa en mi casa, era tan miserable, creer que podía acostarse dentro de mi casa sin problemas, creer que se enamoraría para ser libre era aún más grande el error.
Pero no podía culparlo, yo había dejado que eso creciera más y cada vez más, pero al final un hijo regresa al nidal de sus padres para buscar confort y apoyo moral.
Nada mejor que un poco de realidad para que caigan en cuenta que no hay nada mejor que el hogar y el misericordioso lado de la madre.
Estaban ansiosa de que Yoongi llegara.
Decidí salir de la habitación y el frío pasillo que era iluminado por penumbras de la luna, bajé las escaleras con cuidado y observé la sala completamente alumbrada por las lámparas.
Suspiro satisfecha de mirar aquella varita que durante años no había utilizado, una varita que marcaba el final de un mal comportamiento. Creí que nunca la volvería a utilizar, pero estaba equivocada y esta solo era una vieja amiga de compostura.
Al tomar con ligereza da la vara, me hundí en el acolchonado sillón, crucé mi pierna sobre la otra y me enderecé justo encima del respaldo.
Mis dedos delineaban con cautela mis uñas, odiaría que se me arruinara mi reciente esmalte rojizo. Esperaba también que Jungkook no tardara de más y que estos llegaran antes de la diez de la noche, había pedido permiso de llegar ciertamente tarde y no tendría otro día para ver a los ojos de Yoongi.
El tic tac del relojes colgado en la pared, eran ecos en la soledad del tiempo requerido hasta que escuché un auto aparcarse. Sonreí al reconocer el motor del inútil de Jungkook y me volví enderezar, desde hace un rato me había puesto unos guantes de cuero negros que me ayudarían a no mancharme y claro que no se resbalara de mi palma.
El agudo sonido de la cerradura electrónica me hizo mover mis orejas y me acomodé mucho mejor. Tengo que respirar profundo, para poder entender todo lo que me diría y después comprenderlo. Jungkook saldría como el estorbó que era y dejaría que mami se encargara.
Mis ojos se abrieron y mis cejas se fruncieron cuando el cuerpo alto de Jungkook cubría sin importancia al de Yoongi. Apreté mis manos en puño y el pequeño e imperceptible rechinido de mis guantes brotó al hacerlo con fuerza.
--Déjalo pasar, Jungkook. – mi voz no iba a sonar amable después de tremenda estupidez.
Jungkook se hizo a un lado y lentamente me dejó ver el deplorable cuerpo de Yoongi.
Su aroma demostraba una profunda tristeza y su apariencia física en una cara sonrojada, así como hinchada de todo un lloriqueo. Yoongi era una persona que físicamente se era notada como frágil, enfermiza e insípida.
Jungkook, lo tomó de sus hombros y como si fueran de nuevo eso niños, me lo puso justo enfrente. Los paso de Yoongi eran pesados y su dedos ya sangraban por las uñas rotas, una mania muy metida en el omega.
--Explícate. – dije bajo.
El silencio era cómodo a pesar de todo, pero mi paciencia no toleraba los lagrimeos o balbuceos.
Yoongi alzó su cara aún mas y ahí pude notar su cuello lleno de chupetes, su ropa de una pijama nueva y su aroma completamente combinado con otro en notas mas fuertes, pero aun así, su aroma inundaba la sala en tristeza.
>>Deberías saber que no tengo la paciencia para escuchar el mas grande error que cometiste.
Yoongi aspiró su nariz y después su muñeca barrió las lágrimas que no dejaban de brotar de sus nublados ojos.
>>Quiero escucharte, Min Yoongi. – dije aún más sombrío
--Y-yo...
Viré mis ojos por sus balbuceos e inevitablemente volteé a mirar a su hermano. Jungkook observaba con sorpresa la delgada y resistente varita de madera; sus feromonas del alfa alimentaron esa pesadez de preocupación.
--¿Cómo te atreves a balbucear, cuando tus acciones fueron sin pensar y sin una gota de cobardía? – mi ironía completaba mi desesperación. – Solo explícate.
Yoongi bajaba sus hombros y trataba de que sus dedos se siguieran haciendo daño. ¿Sería muy mala madre si me burlara por la profunda tristeza de mi hijo? Pero al final si demostré mi sonrisa burlona.
>>La realidad pesa querido Yoongi y no digas que no lo sabias. Te fuiste sin siquiera pensar atrás, pero es lo de atrás; que no dejara que te sueltes tan fácil, ¿y sabes por qué?
Yoongi negó.
>>Por qué al final tu familia te cubre la espalda, pero resulta que mi hijo tenía mejores planes.
Yoongi soltó quejidos y gimoteos por llorar cada vez mas fuerte, pero este trataba de que no fueran sonoros.
>>Le diste la espalda a tu madre y a tu hermano, por quererte revolcar en brazos de un alfa que te apuñalo por la espalda.
Sí, yo sabía lo de la apuesta. Por eso mismo Jungkook tenía la mejilla rasguñada y el labio con finuras de abertura. Min Jungkook solo era mi hijo fracasado con decisiones idiotas como él, no podía sorprenderme más.
El omega gimió aún más fuerte.
>>Deja de llorar y hazte cargo de superar eso que sientes. – le dije. – Pasara cuando menos lo pienses y mas vale que asi sea, no tolero el hecho de que mi hijo casto fuera una ramera de ciudad, por solo estar desesperada.
--Yo creía en él. – dijo tan bajo que apenas le había entendido.
--Tantas veces te dije que no confiaras en nadie y, ahora puedes notar que tenía toda la maldita razón.
--La me- mentó no saber escuchar. —dijo entre cortado.
--Y yo lamento tener dos hijos que no saben nada de la vida y se arriesgan por conseguir algo que no está en sus capacidades.
Yoongi no dejaba de llorar y el temblor de su cuerpo no era mas que una marca de la pena que estaba cargando. Al notar que sus dedos por fin lograron quitar mas pellejos, mi varita le dio un pequeño golpe haciéndolo respingar.
>>Deja de hacerte daño. – le dije. - ¿Qué más pasó con el alfa?
Yoongi no reaccionaba, estaba tan cohibido en todos sus pensamientos que el solo se estaba dejándose caer.
--Nada. – dijo pronto.
--¿Vas a seguir mintiéndome? ¿Vas a seguir protegiéndolo?
--No. – su voz se quebró. – No voy a proteger a nadie.
--¿Entonces por qué mientes? Yo no crié un hijo con secretos de por medio. Crié a un hijo noble y divertido que vive entre penumbras de todo.
--So- solo no quiero hablar mas...
Sus pensamientos eran sus palabras.
--¿Qué tanto se protegieron?
--No pasó nada.
--Yoongi deja de mentir. – mi voz fue aun mas dura.
--No miento.
--Si piensas que me refiero a que te cogía, créeme que lo sé. La parte que quiero saber, es si ustedes llegaron a algo más...
--No pasaba del sexo, solo era eso...
Sus indirectas eran completamente dirigidas a toda la ira que brotaba de él.
--Quítate la camisa. – mandé.
--Ya dije que no pasaba del sexo...
--Nunca huyes de casa si solo fuera sexo. – dije segura. – Y menos cuando lo infiltras a la casa y tu habitación servía para ello.
La tención se sintió de repente.
>>Al final no soy una ingenua que se traga los cuentos de hadas como tu querido hijo.
--Lo siento...
--Una disculpa que llegó muy tarde, pero ahora te das cuenta de lo indigno que eres y que si antes no te querían por ser ciego, ahora menos si es que paso algo mas. Así que déjame ver.
--No...
--Yoongi estoy siendo muy benévola y lo sabes.
--Solo quiero ir a mi habitación. – me pidió en lloriqueos.
--No eres nadie para exigir. – le advertí.
--Mamá estoy muy cansado... - su gemido fue algo que me desesperó en un segundo.
Me acerqué con pasos grandes y de un tirón abrí su camisa. Los botones salieron volando por todas partes y mi sorpresa fue grande al mirar las rojeces de su cuerpo, su pálida piel lo hacía ver tan grotesco y y muy deplorable.
Yoongi había entregado todo por completo.
Pero mi ira surgió en conjunto a la decepción cuando noté esa marca; esa aguda y morada marca de dientes que se encontraba en la orilla del fin de su cuello y el inicio de su hombro. Una marca de unión con la persona en específico, la persona con la que te combinarías toda la vida. Yo había perdido a mi lobo por culpa de una marca.
Yoongi bajo la cabeza avergonzado y dolido.
Tomé con brusquedad su mentón y alcé su cara.
--¡¡¡Abre los inservibles y malditos ojos que tienes!!! – grité con furia.
Yoongi hizo un puchero y comenzó a llorar con fuerza. Jungkook se acercó a mirar de cerca y con mi mirada el frenó de golpe.
>>¡¡¡Eres un jodido estúpido!!! ¡¿Cómo te dejaste marcar?! – mi carácter estaba por encima de todos.
-Yo...
Jalé de su cabello y lo acerqué a mí. --¡No tartamudees! – dije cansada. -- ¡Sabes la gravedad de una maldita marca, Yoongi!
--¡¡¡Lo sé!!! – dijo histéricamente triste.
--¡Pues no parece, mandaste a la mierda tu vida, tu futuro!
Solté sus cabellos en un arrebato y Yoongi por lo débil que estaba iba a caerse, pero lo tomé de su muñeca.
--¡Maldita perra estúpida! – dije enojada.
Mi rabia me cubrió por completo y el querer desquitarse era un punto principal.
>>¡Nada puedes hacer bien. Tu ceguera no es la excusa de tu torpe actuar, Yoongi!
Cómo lo sostenía de la muñeca, lo jalé hasta que este cayera en el sillón. Su pecho desnudo cayó en lo acojinado mientras sus rodillas en el suelo.
>>¡¿Cómo fuiste arruinar así?! ¡si tantas ganas tenia de que te la metieran, lo hubieras hecho, pero jamás dejarte marcar! ¡¿Sabes lo que va a pasar con tu lobo si no sientes al alfa?!
--¡Basta! ¡No digas mas!
--¡¿Basta?! – dije irónica. - ¡Ese basta debiste decir antes de que te marcara, puto omega!
--¡¡¡Ya cállate!!!
Y con eso bastó para que mi palma fuera directo a su mejilla y lo callara.
--¡Te atreves a callarme! ¡Yo fui quien te alimento, no te abandono a pesar de todo y aúnque mi lobo te rechazara! ¡¿Y así me pagas?!!!
Apreté con fuerza mi varita y golpeé la mesa de centro con fuerza.
--¡Perdón, perdón! – sus lágrimas ahogaban su voz y sus manos solo buscaban sus oídos.
--¡Deja de hacerte daño! – grité y le di un varazo en su mano.
El quejido de dolor sonó por toda la casa. Jungkook iba acercarse, pero mi varita fue más rápida hasta darle un latigazo en su abdomen.
>>¡Ambos son unos inútiles buenos para nada! – grité. - ¡Solo vinieron arruinar mi vida!
Yoongi una vez más tapó sus oídos y un latigazo ahora en su otra mano recibió.
>>¡Las lecciones se aprende a través de la disciplina! – dije. - ¡no son unos niños para que la use, pero no me dejan opción!
Me agaché hasta Yoongi en un arrebato lo jaloneé de la camisa hasta que su espalda quedara descubierta.
>>¡Tanto te gusta que te marquen como una puta, te marcare como una perra que busca en el celo!
Mis palabras ya no tenían limite, estaba cansada y orillada a terminar con esto de una vez por todas. Mi mano se movía con el fin del dar varazos directo en la espalda, nalgas y uno que otro en piernas.
--¡¡¡No!!! ¡¡¡Para!!! – rogaba Yoongi. - ¡¡¡No lo volveré hacer!!!
--¡Claro que no volverás hacer, no saldrás de nuevo! – mi varita no paraba, pues al menos diez duros latigazos quedarían en sus espalda o hasta que lo entendiera que no lo dejaría.
Jungkook se abalanzó sobre su hermano cubriendo las rojeces de su piel en un movimiento y este me miraba con recelo.
--¡¡¡Basta!!!
-Quítate Jungkook. – le pedí.
--Deja de lastimarlo.
--¡Bien, tu también recibirás!
La varita se movía por todas partes, sin importar donde caían los golpes, Jungkook tenía ya maltratada su cara y sus brazos por querer evitar los latigazos. La espalda de Yoongi también ya estaba marcada en finas líneas de ardor cada que golpeaba e iba dejar de hacerlo hasta que solo la sangre brotara.
Cortaría de tajo las mentiras y solo mi verdadero pesar estaría en casa, pues solo eso es lo que necesitaba para mantenerlo aquí. Yoongi no volvería a salir y Jungkook dejaría de tomar estúpidas decisiones.
...
Mi separador no se pone, por eso aviso que el siguiente en narrar será Jimin para que no se confundan.
Las quiero mucho y espero que estén muy bien. Gracias a todas por el apoyo de verdad gracias.
Nos leemos luego y no olviden que aquí puro amor se respira.
ALICIELITO.
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