. Capítulo 38 .
-¡Bien hecho, Jungkookie! – mi madre felicitaba a mi hermano.
El café de cada mañana, era el toque amargo que solo necesitaba al sentirme ahogado con la presencia de mi hermano y mi madre. Y la culpabilidad me azota con cada fin de tener estos sentimientos llenos de ultrajes y pura felicidad que no me parecía a lo que pensaba.
Su felicidad, no era comparada con mi desesperación de solo dejar de presenciar tal mentira.
-¿Y ya le agradeciste a tu hermano, yoongi? – me preguntó.
-Yo... - paré de hablar y solo me fui levantando para tirar el café de la taza. - Ya lo hice...
-Me gustaría escucharlo de nuevo, Yoongi. – pidió mi hermano.
Estaba tan cansado de solo obedecer y solo sentirme menos hasta en mi propia casa.
-Gracias, Jungkook. – le dije y el café caliente quemó mi mano y solté la taza sin medir la fuerza al casi lanzarla, solo pude escuchar como esta se trozó.
-¿Te duele mucho la muñeca, corazón? – la presencia de mi madre me sorprendió y tomó mi mano, su toque no fue algo que sintiera gracias al vendaje.
-Solo algo. La enfermera me dio relajantes musculares; dijo que solo era un golpe muy banal y los de mi cuerpo. – le dije sin importancia.
-Si no hubiera llegado Jungkook a tiempo, de seguro te la hubieran fracturado.
-Sí, por suerte él llegó a tiempo. – tanteaba mis dedos en busca de cada pedazo de loza esparcido en la taja de la cocina.
Ambos nos quedamos sin hablar y mis movimientos era cada vez más rápidos, tenía que acorralarme en mi habitación y apartarme de la tensión. Pero una vez más volví a tirar los pedazos en la taja, al momento que un trozo afilado me corto en la yema de mi dedo.
-Auch. – dije.
-Oh, corazón. ¡ten más cuidado! – dijo mi madre y me jaloneó para caminar. – Estos días has estado tan distraído.
-Debo tener más cuidado. – le dije y ella me sentó.
-Iré por el botiquín. – dijo mi hermano.
-Primero tu cara y después tu dedo. – me dijó mi madre mientras limpiaba bruscamente mi dedo. – Siempre provocando situaciones desagradables.
-Yo no lo provoqué. – me defendí y traté de quitar mi mano de ella.
-Como sea, debes de tener más cuidado. – me dijo
-Deberías irte mamá o se hará tarde. Yo me encargo de él. – dijo y esas palabras no me gustaron.
-Yo iré arriba a sanar mi herida. – dije. – Que te vaya bien en el trabajo.
-Yoongi, no deberías dejar que tu mal humor te embargue, así que no quiero que te desquites con tu hermano.
-Sí madre, voy a intentarlo. – dije parándome y mi hermano me sentó de nuevo.
-No hermanito, insisto, déjame curarte. – su voz fue apacible.
-Bueno mis terroncitos, me tengo que ir. – dijo y un beso en mi cabello dejó. – Nos vemos en la noche. Yoongi, que interesante aroma cada vez traes.
-¿Verdad que es curioso? – dijo Jungkook. – Es un misterio.
-No molestes Jungkook. – dijo mi madre. – Adiós, amores.
-Adiós, mamá. – dijo.
-Adiós. - respondí
El azote de puerta solo me dio miedo, mi corazón palpito rápido y la sudoración de mis manos se hizo presente.
Jungkook tomó mi mano bruscamente y el aplicó el alcohol sin avisar, el ardor me picó la espalda y solo me quejé.
-Ah. – jadeé.
-¿Que tienes con Park? – su pregunta fue directa.
-Nada.
-No mientas. – él aplicó más alcohol y de nuevo ardió.
-Nada. Él solo me defendió porque no quería que me lastimaran más por el concurso. – su risa burlona dejó en claro que no seguía creyendo.
-¿Simplemente así pasó?
-No, los alfa me interceptaron y me estaban obligando a participar con ellos, pero yo me negué y uno de ellos simplemente me cargó y me llevaron a otra parte. – mentí.
-Eres de pronto muy solicitado.
-Tú también querías que concursara a tu lado. – dije directo. – Supongo que para eso sí sirvo.
-Y de todos, Jimin fue el elegido. – me dijo y mi muñeca me dolió más cuando la movió con brusquedad.
-Duele, basta. – mandé.
-Solo la reviso, – dijo simple. – y también hay que echar más alcohol. – dijo. Pero todo fue repentino que el ardor me invadió y la manera en cómo oprimía mi dedo directo en la herida, estaba ocasionando que una lagrima quisiera salir.
-Yoongi, hay algo en lo que no te creo. – dudó.
-Te lo puedo jurar que así paso. – dije sin pensar por el dolor.
-Sabes, Park solo folla con los omegas y se burla de ellos. No me gustaría que te involucres de esa forma con él. – dijo y soltó un "ja" sonoro. – Pero tal vez solo exagero, Jimin le darían asco tus ojos. – dijo remarcando la palabra.
-Tú lo has dicho todo, yo le daría asco, así que no hay que temer con él. Pues, en realidad no ha hecho mención de nada sobre mis ojos o algo al respecto.
Mis labios formaron una línea y mi muñeca dolió de nuevo.
-Qué bueno, hermanito. – quitó sus manos de las mías por fin. – Porque cuando me entere quien te hace tus marcas en el cuello. – el repentino jaloneo del suéter de cuello alto, me hizo crispar. – Tendré que hacerle muchas preguntas.
Quité su mano de mi cuello y tomé su mano.
-Jungkook, sé que tratas de cuidarme, pero por favor no hagas nada. Es un buen alfa, he incluso te lo iba a decir, pero...
-¿Cómo se llama?
-Es de la facultad de artes. – le dije tratando de seguir la mentira.
-Dime el nombre.
-No puedo.
Su risa me estremeció.
-Bueno, creo que algún día tendría que pasar. – dijo y me soltó, pero su caricia en mi mentón me alzó la cara. – Este es mi voto de confianza; tengo que dejarte que vivas y si estas enamorado tienes que disfrutarlo. Pero nunca dudes de que puedes refugiarte en mis brazos si algo malo pasa. – su voz cambio a una apacible. – Te amo, hermanito y supongo que es parte de crecer, pero a diferencia de todo, mis brazos siempre estarán abiertos para que llores. – dijo y dio en beso mi mejilla. – Disfrútalo.
-Lo hare. – dije seguro.
Mi madre tiene razón. El no mirar te hace susceptible a no conocer las verdaderas intenciones, a no conocer cada facción de la cara y adelantarse a la realidad, pero hay veces que todo puede volverse una farsa y eso es todo lo que nos mantenía enredados en un universo lleno de incertidumbre.
Desde niño comencé a conocer las intenciones en el trasfondo del tono de la voz, de los movimientos en mi presencia que atravesaban en presentimientos de acciones. Todo este tiempo me he perfeccionado en eso y el simple hecho, de haber compartido todo con Jungkook; me hace conocerlo tan bien que sabía cada que mentía, se enojaba y se divertía. Pero esta vez estaba tan perdido que no sabría si sus palabras eran reales o simples mentiras. El temor de perderme estaba ahí, el de poyarme estaba ahí, pero no la del cariño y la hermandad.
-Min Yoon-gi. – me llamó la maestra.
-Presente. – dije y me fui parando.
Los pasos continuos y con la ayuda de mi bastón, llegué hasta la orilla del que suponía era un escritorio.
-Muy bien Yoongi. Tengo que felicitarte por tus buenos resultados de tus exámenes orales. – me dijo. – Espero que el mismo entusiasmo en el siguiente semestre. – me dijo y yo le sonreí.
-Yo espero lo mismo, muchas gracias.
-¿Esta es tu última materia para esperar la calificación?
-Sí, era la única que esperaba.
-Bueno entonces solo ya disfruta la estancia de la universidad sin preocupación. Podrán ser libres después de este viernes y ya no presentarse el lunes porque será la graduación de los chicos de último semestre.
-¿Les harán alguna ceremonia? – pregunté interesado, sería buena idea celebrar la salida del alfa.
-¿Tu hermano, no te ha dicho nada, verdad?
Oh, era verdad... Jungkook
-No, él no me ha dicho mucho.
-Bueno el sábado es la fiesta de graduación y el lunes la ceremonia.
Todos se irían... Taehyung y Jimin...
-Gracias por informarme. – le sonreí.
-De nada Yoongi. Si quieres puedes salir del aula.
Asentí y con gusto me dirigí a mi asiento. Recogí mi mochila y con pasos tranquilos me fui.
Aprovecharía este momento, para ir a la biblioteca y dejar que el tiempo pasara hasta que llegara Jimin. Desde la llamada de anoche, mi corazón se sentía alegre; amaba la sensación de ser amado y que era correspondido era una innegable felicidad. El amor era un sentimiento puro y conciso.
El amor hace que olvide todo lo malo, como el de la mañana.
Amaba a Jimin, me gustaba tanto...
Mi mano fue tomada y me detuvieron.
-¡Yoongi! – me hablaron.
Mis cejas se fruncieron ante el dolor de mi muñeca y solo abrí mis labios para quejarme.
-¡Hoseok me lastimas! – le dije alto.
Él me soltó y prácticamente escondí mi mano detrás de mi espalda.
-Lo lamento, no fue mi intención.
-¿Qué quieres?
-Yo solo... - se calló. – solo quería saber si estabas bien y el pedirte una disculpa.
-Perdonado, me tengo que ir. – dije arisco.
-Solo así...
-Sí, solo así. – le dije. – Así nos evitamos la estúpida tensión.
-Yoongi, de verdad lamentó lo que pasó esa noche. – se disculpó y siguió mis pasos al sentir su presencia. – Me sentía tan ilusionado contigo que una negativa solo me hizo enojar.
-El primer paso de todo es aceptarlo y prácticamente me acabas de decir que sufres arranques de ira por no lograr lo que quieres. – le dije. – Busca ayuda por tu bien y por tu futura pareja.
-Se que estoy bien, Yoongi.
-No, no lo estas. Un poco más en tu auto y hubiera sido todo un destrozo en mi vida.
-Yoongi no digas estupideces. Nunca haría daño a lo que más me gusta.
-Créeme, lo harás y no sabrás ni como contenerte.
-Si busco ayuda, seguiremos siendo amigos. Me costó mucho encontrarte de nuevo.
¿encontrarme?
-Hoseok, no lo hagas por mí, ya te dije que te fijes en ti y en tu futuro.
-Pensé que eras más accesible para perdonar.
-Y lo soy, pero la forma en la que llevamos esto al extremo, estuvo completamente mal. Hoseok de verdad, no quiero que estés cerca de mí.
-Simplemente mi acercamiento no te convence. – su voz fue dura.
-Hoseok...
-¿Es por qué no soy el imbécil de park? – me interrumpió.
-No sabes nada...
-Oh, yo sé mucho y más que tu Yoongi.
-Deja de meterte a todas partes. Deja de meterte en mi vida, si no aceptas lo que te puedo ofrecer.
-No me ofreces nada. Solo hablas idioteces de ir a una puta terapia.
-La necesitas Hoseok. Y lo digo, porque a pesar de todo, fuiste mi amigo o al menos mis sentimientos hacia ti si fueron de cariño, que tú lo hayas mandado a la mierda por tus feas conductas de acoso al final, es otra cosa.
-¿acoso? – se quejó. – El puto alfa te raptó y lo mío fue acoso.
-No me raptó, porque ese fue con mi consentimiento.
-¡Eres una puta, igual que tu madre y tu hermano! – me gritó.
-¡Me largo! – le dije enojado.
Pero en un arrebato él solo me pegó y el toque frio de la pared me hizo trepidar.
-Me da tanta risa que seas una ramera tan estúpida. – me dijo tan cerca de mi cara que sentía el aliento del olor a manzanilla y se rió estrepitosamente. – Que gusto me va a dar, cuando te diga este secretito. Créeme, vale mucho más que el que te enteres, que el que te dio ese estúpido discman, fui yo.
Y mi boca se abrió sin decir una sola palabra.
Hoseok, Hoseok, Hoseok... familia Jung
-No es verdad. – le dije seguro.
-Oh, sí que lo es. – me dijo muy bajo. – Te contaré una pequeña y rápida historia. – el suspiró. – Cuando era un niño, me invitaron y prácticamente me obligaron a ir a una fiesta tan precaria y miserable. Yo no tenía ningún presente para el bastardo cumpleañero. – su mano rodeó mi cuello. – Pero por suerte lleva mi discman regalado y sabes... - rió más fuerte. - Te encontré en medio de un jardín tan desarreglado, con pasto seco, y ramas podridas como el de sus ojos... y ese eres tú. – me dijo y lo empujé a la vez que lamió mi mejilla.
El enojo me provocaba la necesidad de llorar, odiaba el no lograr defenderme.
-¡Ayuda! – grité.
-¡Awww! – se burló. - La ramerita está espantada, pero yo te tengo otra historia. Así que... ¡Callate!
-¡Ayuda! – volví a gritar.
-¡Dije cállate! – el ardor de mi mejilla fue fuerte.
Alcé mi bastón y amenacé.
>> Das tanta ternura. – dijo socarrón. – Eso fue lo que Jimin sintió al verte y apos...
-¡Ya me tienes hasta la puta madre! – la voz de Jimin, me sorprendió.
Hoseok fue interrumpido y solo los quejidos y golpes secos se podían escuchar.
-¡Yoongi! – los brazos de Taehyung me acorralaron. - ¿estas bien? ¿te hizo algo?
No podía hablar, la vibración de mi cuerpo era continuo al escuchar todo.
-¡Llévatelo, Taehyung! – mandó Jimin.
La desesperación de saber lo que pasaba, ponía cada punto de mi piel en alerta y cada razón a estar recio a irme de aquí, solo me incentiva cada vez más mi enojo.
-¡No, suéltame! – forcejeo.
¡es Park pelando de nuevo! ¡Pelea, pelea, pelea!
Los mormullos eran más fuertes y los aromas se mezclaban.
>>¡Paren! – dije más alto.
Mas golpes sonaba y yo me zafé de los brazos de Taehyung.
-¡Ven acá! – el omega retomó su agarre en mi cuerpo.
-Largo, omega. – la voz de Jimin, me sumiso en un instante y dejé de forcejear con Taehyung.
Mis lagrimas brotaron y mis pasos fueron retrocediendo. El aroma de cidra del omega a mi lado, me envolvió en unidad tratando de calmarme.
Mientras caminábamos, los silbatos y los gritos de las personas corriendo sonaron exasperados. Las voces en megáfonos y las risas no ayudaban a mis nervios.
-¿Qué está pasando? – le pregunté aun con lágrimas.
-¡Aléjense, todos los alumnos! – gritaron en el megáfono.
-Jimin, por fin sacó a su lobo. – dijo bajo.
-¡No puede ser! – dije alarmado. – ¡Taehyung, debemos volver! ¡Mi alfa me necesita!
-¡No, Yoongi! ¡Es peligroso! – me gritó.
-¡Él no me dañaría! – estaba tan alterado que mi voz naturalmente salía en gritos y en conjunto de las lágrimas.
-¡He dicho que no, maldita sea! – me regañó.
Fruncí mis cejas y me solté de su agarre en un arrebato. Mi omega estaba tan presente en mí, así como mi conciencia.
"Hazte cargo"
Le mandé a mi lobo y este guio mis pasos; estos eran lentos, pero seguros. Mi bastón pegaba con todas las cosas, así como con todas las presencias que se me atravesaban de entre todos los olores, solo seguía al de mi alfa. Los instintos eran tan puros como fuertes.
En un choque, mi bastón cayó y no supe de su paradero. Las personas se movían al hacerlas a un lado no tan amistosamente y unos me empujaban molestos. Pero después de tanto su aroma se sintió cerca.
-¡Omega, no se acerque al alfa!
Me detuvieron y yo lo empujé y corrí sin rumbo más que el guiarme por mi lobo.
Al chocar con el cuerpo y caerme, tanteé el aire y sentí una mano posarse en la mía.
-¡Te dije que te fueras! – su grito, ya no me atemorizaba.
El olor de la manzanilla seguía ahí y también con el de la sangre.
Jimin me regañó y en un jalón lo abracé con fuerza. Mis lagrimas salieron y solo podía respirar con profundidad su aroma, me restregué a él y me llené de sus feromonas. Al encontrar sus mejillas, lo junté a mi frente y le susurré:
-Vámonos alfa...
-No, puedo. Aun no... - sus lágrimas cayeron en mis palmas.
-Huyamos, este es el momento. – le dije y mi lágrimas también cayeron.
¡Llamen a los directores!
En un movimiento, él me alzó y me cargó. El viento pegaba en mi nuca y por cada trote que daba el alfa, yo brincaba.
-¡Alto ahí! ¡deténganse!
-¡No permitan que el alfa salga!
Las advertencias eran gritadas conforme avanzábamos.
-¡Mierda ya no tengo el auto! – dijo Jimin.
El frío y el olor a gasolina, me ubicaron en el estacionamiento.
-¡Jimin, ¿Qué está pasando?! – la voz femenina, hizo eco en mi cabeza y en el lugar. - ¡Hay un alboroto afuera hablando de ti! – la voz se acercó.
-¡Ahora no, Soi! – dijo y yo solté un gruñido. – Tenemos que irnos.
Mi omega estaba impaciente.
-¿Y tú auto? – preguntó.
-Hoy lo perdí. – le contestó.
-¡Los tenemos, están en el estacionamiento! – avisaron.
>>¡Basta, es mejor que paren!
Los pasos apresurados. Me hicieron resignar a que no saldríamos y que Jimin estaba en graves problemas.
-Ten, váyanse. – dijo la omega y el sonido metálico fue ligero. – Y cuídense.
-Gracias Soi.
El trote regresó y pronto nosotros ya estábamos dentro de un auto. El alfa tomó mi mano y el arrancó el auto.
Cada que aceleraba el auto rechinaba los neumáticos. Yo no sabía que es lo estaba pasando afuera de aquí, pero era seguro que yo me dejaría llevar por el camino de Park Jimin.
Mi omega soltaba las feromonas indicadas, pero mi intranquilidad seguía tan palpable en el ambiente. Miré con resentimiento mis nudillos sangrantes, había perdido los estribos y ahora sabía que no debí dejarme llevar por mis instintos y como pago tenía a Hoseok casi moribundo.
La ciudad era tan grande que el camino a mi departamento se hizo eterno y sin señal de que querer mencionar algo, tal vez, estábamos tan sumergidos en nuestro pensamiento, que no cabía la idea de hablar en lo que acababa de pasar. Todo era un caos y todo estaba tan mal que lo único consciente era que estábamos juntos y no había marcha atrás.
El celular de Yoongi sonó y él saltó sorprendido. Su mano se removió de la mía y la alejó para contestar.
-¿Puedes fijarte quién es? – me pidió.
Sin pereza, me fijé y solo torcí mi boca.
-Es Taehyung. – le confirmé.
El sonido que era continuo paró y casi de inmediato volvió a sonar.
-Lo pondré en alta voz.
-Está bien. – le dije.
-¿A dónde van estar?- preguntó en cuanto respondió Yoongi.
-Iremos a pasar la noche en mi departamento, y de ahí tomaremos el tren a Busan. – dije sin pensar.
-Jimin, Hoseok se fue muy mal. No dudo que sus padres quieran denunciarte.
-No me importa, el hijo de puta se lo merecía. ¿saben que me lleve a Yoongi?
-Sí. – dijo. – Yoonie, Jungkook esta vuelto loco. – avisó. - ¿Jimin, él sabe dónde está tu departamento?
-No, nadie lo visita más que yo y... - mordí mi labio. – Y algunas visitas incluido Namjoon.
-Puta madre, por favor tengan cuidado. – dijo preocupado. – Yoonie, por favor no te alejes de Jimin pase lo que pase. – dijo y su voz sonaba entre cortada. – y no se olviden de mi en cuanto lleguen a Busan para saber cómo están.
-Lo haré, Tae. – dijo y yoongi también comenzó a llorar. – Y muchas gracias por todo Tae.
-Tranquilos no es la despedida. – dije. – Tae, puedes decirle a Namjoon que se acerque a los padres de Hoseok o que los mandé directo con mi padre.
-¿Seguro, jimin? – preguntó.
-Sí. Dile eso y yo ya me pondré en contacto con él. – dije.
-Esta bien. Nos vemos. – dijo y colgó.
Yoongi llevó a su pecho su teléfono y sus pesadas lagrimas cayeron por sus mejillas.
-Le he dado la espalda a todos. – dijo. – Me siento feliz, pero algo de mi dice que esto no saldrá bien.
Miré su mano y la tomé de nuevo para confortarlo.
-Todo estará bien, amor mío. – le dije y miré su celular.
Tomé su celular y él no se opuso cuando me lo dejó por completo en mi mano.
>>No dejaremos que estén molestándote. – dije y lo aventé por la ventana. – Yo corresponderé cada llamada. – dije seguro y este asintió.
Al llegar al edificio, me estacioné y quité el seguro para que Yoongi pudiera bajar sin problema.
Tomados de la mano, caminamos hasta el ascensor para residentes y el elevador se cerró para después quedarnos sumidos en pensamientos con música de compañía.
Con tranquilidad, miraba cambiar el número de los pisos recorridos. La luz blanca pegaba con fuerza a la piel de Yoongi, sonreí al fijarme en su perfil tan hermoso y a la vez maltratado.
-Hoseok, se atrevió a tocarte y abrió tu herida de tu labio. – le informé.
-No lo sé. El golpe no lo sentí por el temor y enojo. – habló y llevó un dedo a su boca para quitarse los pellejos de su pulgar.
-Fuiste valiente. – apreté su agarre. – Temo que me fijé en el omega perfecto.
-Tuve miedo cuando te estabas peleando. – dijo. – Debes estar herido. Llevas bastantes peleas.
Suspiré y miré con pesar el espejo de nuestras espaldas. Noté el ojo morado, mi labio partido y mi nariz manchada de sangre por el goteo, solo me hizo sonreí.
-No tengo ningún rasguño. – dije.
-En el auto olía a sangre. Cuando entremos a tu departamento nos curaremos.
-Sí, amor. – dije
-Jimin, te amo.
-Yo también te amo. – le dije y Yoongi sonrió ampliamente.
Sabíamos perfectamente que ambos nos complementábamos y solo nuestra respiración era necesaria para seguir con todo esto.
-¡Ay! – dije quejándome. – Hazlo con cuidado, omega bonito.
-Ni siquiera te he tocado. – frunció sus cejas y sus mejillas se inflaron levemente. – Así que deja de quejarte y guía mi mano a tus heridas.
-No es necesario. No me duele ni un poro de piel.
-Mentiroso. – dijo e hizo un puchero al quejase.
-¿Qué te pasó en tu dedo?
-Me corté esta mañana. – dijo simple. – No es nada importante.
-Déjame revisarla. – dije tomando su mano y este la alejó.
-No, solo tratas de evitar el alcohol. – dijo regañándome. – Así que guíame, ahora.
-Esta bien omega mandón.
Este me sonrío y yo llevé mi mano para guiar la suya a mi cara.
Llevé directo a mi ceja y está la oprimió con fuerza.
-¡Auch! – jadeé. – No seas tan duro.
-Apenas si te estoy tocando. – sonrió mostrando su dulce sonrisa y sus ojos achicándose.
Mi omega era tan dulce, tan lindo. Pegué mi mentón en su vientre, todo con el fin de mirarlo con cada detalle.
-Eres tan hermoso, y te lo podré decir siempre y nunca me cansaría de hacértelo saber.
-No estoy nada mal, la verdad. – dijo bromista y yo le di una nalgada. - ¡Oye que te pasa salvaje! – se quejó y oprimió mi herida en venganza.
-¡Ay!
La risa silenciosa de Yoongi me enamoraba cada vez más.
Esta era la perfecta oportunidad para decirle todo, pero no me imagino nada que no sea él. No me podía hacer la idea de ya no estar a su lado, que me demostrara su decepción, que su sonrisa se borrara, de no caminar a su lado, el no ahorrar dinero para disfrutarlo juntos, el no tocar su cuerpo, el no escucharlo gemir, el no probar su saliva, no podía no imaginar despertarnos juntos. Simplemente no podía aceptarlo.
Daría todo para regresar el tiempo a nuestro primer encuentro y no enojarme porque chocáramos y en vez de eso lo hubiera ayudado y después frecuentado, tal vez así nos enamoraríamos con más pasión y menos desorden.
-Tanto silencio en tu boca es raro. – dijo y el dolor me hizo aterrizar.
¿En qué momento fue a mi labio?
-Yoongi... - mi lagrima bajaba. – Me haces tan sensible.
-Tratas de ocultar tu lloriqueo de gallina con nuestro amor. – bromeó.
-Yo jamás haría eso. – dije y me enderecé. – Solo que duele mucho la herida.
-No que no era tan profunda. – dijo sonriendo.
Mi omega es tan inocente.
Mis manos tomaron su cintura y lo fui acercando. Mi baño se estaba llenando de sus feromonas y eso era perfecto.
-Es muy grande. – dije. – Tan profunda, que el ardor quema mi corazón. – le dije apartando su mano y solo abrace su cintura, y por la diferencia de altura; lo miré desde abajo, pegué mi mejilla a su vientre y recosté mi cabeza en él. Lo abrazaba con tanto fervor y mis lagrimas manchaban su ya camisa gris que le había prestado.
Yoongi solo acariciaba mi cabello y me mecía con paciencia.
>>Quiero sanar esa herida, pero tengo miedo Yoongi. Me siento tan mal.
Yoongi me fue separando y llevó sus palmas a mis mejillas, su cara bajó y era como si pudiera verme y supiera que todo estaba tan mal.
>>Solo quiero darte todo. – le dije.
-Ya lo has hecho. – me dijo bajo. – Vamos a fuera. – me dijo y él se volteó para salir.
Yo me paré de la orilla de la bañera y me interpuse enfrente para guiarlo. Salimos del baño y solo lo guíe a mi cama para sentarnos.
-¿Qué guarda ese corazón?- preguntó directo al sentarse a mi lado.
-Solo bésame Yoongi. – le pedí. – Quiero asegurarme que esta historia si comenzó.
Miré fijamente sus movimientos y solo fueron tan ligeros como una pluma. Su manos izquierda acaricio mi pierna y la llevó a mi rodilla.
Yoongi, tenía esa expresión seria, pero con miles de pensamientos forzándolo a callar ante sus labios oprimidos.
Yoongi en un brinco, se sentó sobre mi y sus piernas rodeaban mi cadera. Sus manos oprimieron mis mejillas y lentamente me besó
Sus labios, se mueven con tanta tranquilidad y con toda experiencia en mi boca, llenándome de orgullo y sensibilidad como lo era él. Sus besos estaban llenos de su forma de ser. Sus belfos se abrieron invitándome a profundizar todo. La falta de oxígeno nos separó y solo un hilo de saliva nos juntaba.
-¿Tienes miedo? ¿Quieres dar marcha atrás? – me dijo bajo.
Mi cabeza se quedó en blanco y solo lo miré enternecido. Sus inseguridades no eran tan diferentes a la mías, pero sí en acciones. Llevé mi mano derecha por detrás de su espalda baja y presioné de ella para acercarlo mi cuerpo.
-No eso es lo que menos quiero. Ya no quiero alejarme nunca de ti.
Mi mano tomó su nuca y lo acerqué a mis labios, nuestro beso se tornaba apasionado, entre sonrisas y por parte del omega regresaban a chupadas de lengua con lengua.
Entre besos, Yoongi me fue recostando sobre la cama y en un movimiento lo puse sobre la superficie blanda. Metí entre sus piernas la mía y me presioné mas a su cuerpo, los chasquidos de nuestros besos profundos y salados por mis lagrimas nos llenaban y conformaban.
Poco a poco, me fui posicionando en totalidad entre sus piernas y mientras me apoyaba con mi codo me fui separando para observar su rápida sonrojes.
-Quédate aquí por siempre. – le dije.
Yoongi abrió sus labios y torpemente se acercó a mi cara para que me besara, sus lágrimas se escurrieron por su sien, pero su sonrisa estaba ahí.
Sus manos recorrieron mi espalda hasta encontrar la orilla de mi camiseta y en un tirón la llevó hacia arriba para quitármela del torso. Me separé, le ayude a quitármela y él solo la lanzó por algún lugar de la habitación. Sus manos se guiaron hasta mi quijada y me acercó a sus labios.
Las manos no se mantuvieron mucho tiempo en mi cara y estas bajaron directo a mi pantalón el cual abrió de manera rápida, sus fríos dedos rozaron con mi vientre y el picor en mi espalda lo fue todo para encorvarme.
Mi frente comenzó a sudar y me separé de Yoongi, para observar cada gesto al meter su mano por dentro de mi ropa interior. Frotó con delicadeza mi erección y mordí mi labio en deseo.
-Eres mío, alfa. – dijo.
Saqué su mano de mí y la oprese con cuidado de no lastimar su muñeca.
Alejé mi torso de él y fui quitando la camiseta que tapaba su bello cuerpo. Sus pezones ya estaba erectos y sumamente apetitosos los cuales subían y bajaban por su respiración rápida. Bajé de nuevo para pegar nuestros vientres y pegué su frente con la mía.
-Quiero que sepas que siempre te voy a procurar. Eres tu y solo tu. – le dije.
Me dejé caer por completo y lo abracé por completo, sus piernas se pegaron a mi cadera y sus brazos también me abrazaron.
Me fui despegando y me fui cayendo a su lado. Yoongi también se acostó de lado y ambos quedamos de frente.
-Cuando lleguemos a Busan, ¿quieres hacer algo especial? – entrelace mi mano con la de él.
-No lo sé. – dijo tranquilo.
-Iremos al mar y podrás relajarte un poco.
-Yo estaba haciéndolo hace un rato. – se sonrojo. – Jimin, deberías de dejar de estar tenso. - me dijo. – Me dejas destensarte. – su sonrojo, me hizo sonreír.
Sin embargo, él era mi impulso para brindarle lo mejor de mi.
Hola, tengan una bonita noche y también un temprano, pero mi celular chafa no lo hizo.
Las quiero mucho. Las dejo descansar...
dudas, preguntas. aqui.----->
ALICIELITO.
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