. Capítulo 33 .
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Mi risa inundaba por completo la habitación y también la risa estrepitosa de Jimin.
Mi escencia fresca después de que Park me limpiara de nuevo y secara mi cabello, me consumió en cansancio.
Provocando el permanecieramos recostados durante un buen rato, después de despertarnos. Lo rozagante, cautivó cada espacio del cuarto y nuestras habladurías sin sentido nos mantenía distraídos.
-¿Entonces estos puntitos en relieve son tus letras? – me preguntó. – ¿Ese es tu lenguaje?
Yo sonreí
La cama me resultaba mucho más cómoda con su presencia que en mis largos veinte años. Por ello, tanteé con mis manos en busca del cuerpo del alfa, pero Jimin me ayudó a estar a su lado o más bien acomodarme en su pecho.
-Ven, siéntate entre mis piernas. – me dijo.
-¿Ya te has cambiado? – le pregunté en cuanto sentí la fibra de la tela.
-Solo me puse mi camisa y ropa interior mientras estabas dormido. También, me permití peinarte, no quería que tu cabello se enredara – besó mi cabeza— ¿Quieres que te cambie?
-Oh... - mis pómulos se calentaron. – Gracias.
Su mano se colocó en mi mentón y este fue volteando mi cara hasta que sus labios apresaron los míos.
-Siempre tan dulce mi bello omega – dijo tan cerca, que su aliento me ponía a temblar mis piernas—. Iré por un suéter y ropa interior. —me dio otro beso rápido y yo me quedé sonriendo.
Mis mejillas podrían doler de lo mucho que se han estado estirando este día. Mis dedos se hundieron en una base blanda, al sentir que las piernas del alfa se iban alejando.
Al parecer mi lobo estaba generando un vínculo de apego hacia el alfa que manejaba a su antojo cada una de mis aflicciones.
Los ruidos de los pasos y de los cajones cerrando, aun no podían caer en mi realidad.
¿Cómo podía describir esta parte de mi vida?
Todo parecía tan descabellado, tan íntimo, o a lo que llamaban tan mágico... ¿Cómo es que no estaba saltando en felicidad y me estaba conteniendo en gritar?
Quería salir y decirles a todos que por primera vez entendía esa conexión carnal y, que se sentía tan jodidamente bien, que los recuerdos de cada sonido, toque, aroma y sabores; quedarían impregnados en cada parte de mi piel, de mi razón y mi pecho. Que cada latido de mi emoción les estaba perteneciendo a un alfa que nunca creí conocer.
Park Jimin, se estaba adueñando de mi lobo, de mi felicidad y de prácticamente todo. Me había obstinado a negar que su aroma no despertaba a mi lobo y que su toque no me gustaba, pero nada era así, pues yo sentía una atracción que se desbordó en nuestro primer beso.
Y ahora que lo analizaba, nunca me he negado a un beso de él, ni construí barreras que fueran difíciles de que el alfa no derrumbara.
Todo este tiempo Park Jimin, me ha gustado y ahora caigo en cuenta de que no solo era atracción. Pero tampoco, mencionaría al amor o el estar enamorado.
Sus besos en mi hombro me trajeron devuelta al tiempo.
-¿Qué piensas Yoongi? – besó mi nuca y su inhalación en mi cabello fue sonora. – Me gusta verte pensar, llenas a mi lobo de mucha paz.
Sus besos subieron a mi coronilla y luego, bajaron a la parte de la unión de mi cuello y hombro, justo donde estaba el punto de mi aroma el cual comenzó a besar.
>> Tu aroma combinado con el mío en una leve nota, provoca que no te cambie y que te deje así desnudo entre las sábanas blancas, casi pareciendo una pintura erótica. – su mano estaba acariciando mi pierna. – Con esos cabellos ahora ya desacomodados y esas marcas rojizas que le encantan a tu alfa.
-Jimin... - salió de mis labios. – Cre...
No terminé de hablar, pues sus besos estaban en mi espalda baja. El frio en cada beso crispaban mis vellos y repentinamente sus belfos, me besaron recostándome de nuevo sobre las almohadas.
-Me gustas mucho omega. – dijo al separarse. – Es una lástima que no pueda márcate con mi aroma o solo atraeríamos problemas. – susurró.
-Tienes razón. – hablé airado.
La excitación de sus caricias en mis caderas estimulaba rápidamente el lubricante en mi entrada, esto era nuevo para mi cuerpo.
El alfa se separó de mí y la soledad en mi piel fue más penetrante.
-Déjame ponerte esto. – dijo suave. -Pronto será de noche.
Percibiendo el toque suave de la tela y el apretón en mi pelvis; me permití suspirar pesadamente y tratar de relajar a mi lobo.
- No me gustaría que te fueras aún. – le dije. – A mi lobo no le agrada la idea.
-Ni al mío, por eso amor... - se detuvo. - ¿Qué tal si pido algo para comer mientras platicamos y esas cosas?
-No tengo...
Mi estomago gruñó hablando por si solo.
-Yo creo que sí. – rió – Solo deja coloco tu sudadera y pido algo a domicilio.
Asentí sonriendo.
Sus manos opresaron mis brazos y me alzaron hasta que quedara de rodillas sobre la cama. Alcé por completo mis brazos y el desliz de la tela afelpada me abrigaron el toroso.
Mi cabeza había quedado atorada entre la entrada y en un jalón, Jimin sacó mi cabeza y en recompensa me dio un beso en mi frente, me abrazó sentándome y nos volvimos acomodar.
-Hay pollo frito, pizza, comida china, italiana, vietnamita, japonesa... ¿Qué se antoja, Yoongi?
-Algo simple y rápido. – le sonreí. – Que tal..., una pizza.
-Estoy de acuerdo. ¿Algo de tomar?
-Una soda estaría bien.
Ok... - titubeó. - solo deja marco en la aplicación y ...
El silencio nos acompañó en la espera, yo acomodé mi cabello.
>>¡Listo! – avisó.
La presencia del alfa se alejó, pero pronto este colocó unos calcetines en mis pies.
>> Tendré que rosear esto en ti. Espero que sea efectivo. – dijo y la brisa en aerosol, cayó y me estremeció por caer en parte que no tenía ropa.
Hice un pequeño puchero ante la desaparición aún no inexistente del aroma del alfa.
>>Lo lamento omega. – dio otro beso rápido.
-Supongo que ahora me tendré que sentar lejos de ti. – le dije.
-Sí, pero nada que nuestros meñiques no puedan solucionar. – su dedo se enganchó con el mío.
El hundimiento de la cama a mi lado me señalo que Jimin se había vuelto a sentar.
-Me estabas contando sobre los puntitos.
- Has mencionado algo de un lenguaje y en realidad solo es un sistema. Son caracteres que indican una letra, un número, la música... - le explicaba. – Todo dentro de caracteres de seis puntos, en los cuales existen sesenta y cuatro caracteres. Y cuando pasas las yemas de los dedos, percibes la profundidad y las remarcaciones.
-Oh. – dijo el alfa y yo me reí. – Suena más complicado de como lo haces ver.
-¿Cómo lo hago ver? – le dije alegre.
-Sí. Cada que te veía en la cafetería o en las jardineras con tus libros y tus audífonos, me imaginaba que era más sencillo.
De nuevo su presencia se alejó y el ruido de que estaba buscando algo me llamó la atención.
>>¿Me enseñas? – me preguntó y yo feliz di palmadas en mi cama indicando que se sentara más cerca de mi.
-No esperes aprender mucho, pero espero que puedas comprenderlo. – le sonreí.
-Pondré mi mejor esfuerzo en cada cosa que te involucre y este dentro de tu forma de vida. – susurro en mi oído. – Ten...
Un libro fue depositado en mis piernas y pasé mis yemas sobre la pasta dura y los relieves.
-Interesante elección. – dije sonriendo y volteé mi cara, pero Jimin la dirigió a otra parte.
-¿Qué dice?
-¿No tiene nombre en letra normal? – le pregunté.
-No. – dijo y sus manos sostuvieron las mías. – No puedo saber que dice.
-Solo dice: "Como tener decencia en cinco pasos" – me reí. – Sabes deberías de buscarlo en internet y ...
- ¿Qué insinúas? ¿Qué no tengo decoro...? – dijo y quitó el libro de mis manos y pronto atacó mi cintura picoteándola. - ¿ah... es eso? – su risa se unió a la mía. – Sabes yo agradezco no tenerla porque así llegué a ti omega bonito. – sus cosquillas pararon, me besó la mejilla y terminó haciendo fricción con su nariz en ella. - ¡Me encantas omega! – dijo alegre.
-¡Basta! ¡Me rindo! – dije tratando de quitar sus manos que me atacaban de nuevo. - ¡Basta!
-No hasta que me digas que soy listo... - dijo y sus dedos se detuvieron. – Dilo. – mandó.
-¡Nunca! – me rehusé.
-¿Con que no, eh? – de nuevo sus manos hacían de las suyas en mi vientre.
-¡Esta bien¡ ¡Esta bien! – dije alto y contento. – Alfa Jimin, usted es muy listo... - le dije.
-Si, lo acepto. No tienes que mencionarlo siempre. – dijo vanidoso. - ¿pero cómo dijo lindo omega? – pregunto fanfarrón.
-Usted Park Jimin, es muy listo, egocéntrico, nada gracioso y muy... -
-Y muy... - su aliento en mi mejilla me estaba alborotando. – Pondré mi oreja en tus labios para escuchar tu sentencia.
Solté un "Ja" sonoro y después apreté mis labios.
-Lindo, agradable y a mi captación; físicamente deseable... - le dije bajo.
-Qué necesidad, de llevarte a mi departamento y darte placer desmesurado y sin temor.
Sus palabras me hicieron cerrar mis ojos y mi vientre se contrajo en emoción.
>>Y conocer cada línea de tu piel. - dijo con sus labios rozando, pero me alejé o mi lobo no daría tregua a las nuevas sensaciones.
"¿solo tu lobo?"
-Sigamos con lo que te estaba mostrando...
Cambié de tema por el bien de mis nervios y porque estaba a punto de aceptar.
-¿Te puse nervioso, omega?
-Nada de eso. – le dije.
-Ok, fingiremos que tu sonrojes y tu mano clavándose en mi hombro es por otra cosa. - se acercó.
Los besos parecían infinitos a partir del primero. Ambos nos separamos y me senté.
-Como te decía...¿Qué te decía?
-El verdadero, tema del libro. – me indicó y me apartó un mechón de cabello detrás.
-¿Dónde está el libro? – le pregunté tanteando el lugar.
-Justo aquí... - me dijo, y el peso estaba de nuevo en mis piernas.
– "Sonetos de Willian Shakespeares" – volví a pasar mi yema sobre el título.
-Me pondré enfrente de ti. – dijo.
-Escoge una página. – le señalé y le sonreí. – Desde que tenía quince años no lo había leído. Solo recuerdo un solo soneto que me gustaba mucho. – dije en lo que el alfa escogía una página.
-Ni una página tiene dibujitos. – bromeó.
-No hagas que me arrepienta de mis palabras. – le seguí la broma.
-Hazlo y mis dedos están preparados – me reí.- Ok, este número me agrada, aunque no sepa cuál es...
-Tonto. – me reí. -Ten el libro. – se lo di. – Ahora acomódalo al derecho. Que el primer punto inicie de afuera hacia adentro. – esperé.- ¿Listo?
-Siempre. – contesto.
Mordí mi labio reprimiendo una sonrisa.
-Está bien. – dije recordando como mi maestra me enseñaba. – Lo primero es que te familiarices con el relieve, por ello, tomaré una de tus manos y la guiare, mientras mi otra mano libre ira leyendo.
-Entendido. – dijo. Llevó su mano debajo de mi palma y la sostuve.
-Dedo índice sobre el primer punto. ¿ya lo sentiste?
-Listo. – afirmó.
-Ahora comenzaremos. – dije y el índice de mi mano derecha seguiría la lectura. – Solo sigue línea tras línea, como una lectura normal.
-Lo tengo. Yoongi eres muy meticuloso. – se rió. – Solo comencemos. – asentí.
- Soneto 139... - Comencé.
Mi dedo iba leyendo, y esperaba que el alfa lo siguiera.
>>¡Oh! No pidas que yo justifique este mal, — pare— dado a mi corazón, por tu descortesía; —el relieve marcaba mi seguimiento—
no me hieran tus ojos, sino solo tu lengua; — leí.
>>Tanto en poco. – dijo el alfa. - Prosigue.
—mátame con tu fuerza y no con tus engaños.
Habla de tus amores, en otra parte, pero,
jamás en mi presencia, ni mires de soslayo. — dije y el tragar de Jimin fue sonoro. Cambié de página.
>> ¿Por qué usas tus engaños, cuando tu gran poder,
es más de cuánto puede, soportar mis defensas? —mi voz era calmada.
>>Déjame perdonarte, porque mi amor bien sabe,
que tus dulces miradas han sido mis rivales,
y por ello mi rostro, de él quiere separarlas,
y vayan a otro sitio a clavar sus injurias. — dije de corrido y volví a cambiar la página.
>> Mas, ¡para! o es que no ves, que estoy ya casi muerto.
Mátame con miradas y acaba con mi pena.
Terminé de hablar y le sonreí.
>>Will sí que era intenso, ¿no crees? – le sonreí. - ¿Qué te pareció? ¿Te gustó?
-Habla del engaño. – me dijo bajo.
-Sí... pero sabes, la poesía no siempre habla directa, siempre tiene indirectas y lo toma personal dependiente del cómo te sientas. Pero mientras todo este bien a tu alrededor, ningún soneto terminara mal en la poesía. Por ejemplo; yo me siento de maravilla y este soneto solo se me hace muy intenso de amores fallidos...
-Yoongi... yo – titubeó.
-Espera antes de que hables te mostrare el que más me gusta. – le dije y le quité el libro.
Busque la página y sonreí al encontrarla.
>> En realidad es muy corto. – dije emocionado. – Aquí esta... "Soneto 136" no estaba tan lejos. – reí.
—Si tu alma te reprocha, este continuo asedio;
jura a tu ciega alma, que yo soy tu deseo,
que el deseo, tu alma, sabe que allí se admite,
y al llegar a este punto, atiende mi requiebro. —paré y no deje de sonreír.
>>Deseo saciará tu tesoro de amor.
¡Cólmalo de deseos y entre ellos el mío!
Dudo que a más espacio hay mejor movimiento,
entre los muchos números, uno, apenas es nada. – peine mi cabello. Y continué.
>>Deja pues que, entre sumas, yo, desapercibido,
sea entre todos, uno, en tu suma de méritos.
Considérame nada, siempre que consideres,
que esa nada que soy es dulce para ti.
Haz tu amor, de mi nombre y ámalo para siempre,
y así, tú me amarás, que «deseo» es mi nombre.
Terminé de leer y cerré el libro de un solo golpe.
>> Cuando tenía justamente quince años, este poema me llegaba a mi corazón. Pues cuando eres adolescente, tienes tanto en mente, tanto que vivir y el deseo de conocer siempre está presente. Pero para mí, era retenido y hasta la fecha lo sigue siendo. – hice un pequeño puchero. – Aunque este permanece en calma cuando lo dominas y dejas de desear algo que no podrás tener nunca.
-¿Y que deseas más? – me preguntó Jimin.
-Comenzar a vivir de verdad. Sin represiones, sin ataduras, sin nada... simplemente quiero y deseó ser yo...
No pude evitar hablarlo emocionado y alegre.
-Yoongi, necesito decirte...
El timbre de la casa lo interrumpió.
-¡Vaya, sí que ha tardado! – le avisé. - ¡Yo iré, no te preocupes!
-Si quieres... - sostuvo mis manos.
-No lindo alfa, necesito estirar las piernas. – le dije y fui rebotando hasta la orilla de la cama. – En mi mochila dejé algunos billetes arrugados que me dan, tal vez no es mucho, pero ambos podemos pagarla. Estos lujos de vez en cuando serian permitidos.
-Ya está pagada, Yoongi. No te apures.
-¿Seguro? – le pregunté buscando el seguro de la puerta.
-Ya te dije que no pasa nada. No quiero que gastes tus ahorros. – dijo bajo.
Le dediqué una sonrisa y lentamente fui abriendo la puerta de mi cuarto.
¿Cómo sabía de mis ahorros?
Al salir por completo cerré mi puerta y tanteando en el pasillo; llegué hasta las escaleras y con cuidado bajé de ellas.
Atravesé -guiado por el olor-, la sala y la soledad de la casa me dio la paz necesaria para seguir hasta la puerta que estaba a dos pasos.
Sin temor abrí la puerta y sonreí a la nada.
-Yoongi. ¿Por qué no me dijiste que querías pizza? – la voz de mi madre me dejó frio. – Pude dejarte algo de dinero, para pedir otra. Pero el repartidor me dijo que ya estaba pagada.
Tragué y mis palmas de las manos comenzaron a sudar. Lentamente fui caminando hacia atrás y el cerrado de la puerta me espantó. Inmediatamente tanteé el cuello de mi sudadera esperando que nada se notara de mi cuello.
>>¿Yoongi, no vas a saludarme? – preguntó.
Y aunque la escuchaba, no le entendía.
>>El celo sí que te tiene mal. – me dijo. – Los supresores te ayudaron. Te noto mejor, como para que solo estés ahí parado.
-Ho-hola. – tartamudeé. – No has llegado tarde.
-No, pedí parte del tiempo, porque estaba preocupada por ti. – le traté de sonreír. - ¿Te divertiste mucho?
-Yo...
Los pasos de sus zapatillas, me acomplejaban en nervios. Mis ganas de salir corriendo a mi habitación, no me ayudaban a hacerlo, al contrario, me tenían pegado al suelo con piernas temblorosas.
-Ven Yoonie, comamos en la cocina. – me jaló.
-Sí. – dije.
-¿Te duele aún el vientre? – me sentó en la cocina. Lo supe por el ruido de los cajones y los utensilios.
-Ya no mucho...
-Te puedo hace un té, si así lo deseas.
-Prefiero agua.
El hambre repentinamente se me había quitado, el solo pensar que Jimin está arriba en mi cuarto me estaba haciendo respirar más rápido.
-Tu amigo es muy agradable. Lo conocí en la mañana mientras dormías. – el aroma a pizza pegó en mis fosas nasales. - Tu rebanada está enfrente. – indicó. - ¿Puedo tomar una rebanada?
-Sí, claro. – le afirme.
Mis pies estaban cruzados por debajo de la mesa completamente intranquilos.
-¿Estas usando una loción nueva? – preguntó y yo di una mordida a mi rebanada.
-No, ninguna. – dije con la boca medio llena.
-Algo huele diferente.
-Yo no percibo nada. – dije y di otra mordida. – Tal vez es mi aroma que cambio con el celo.
-Sería la primera vez que se torna más picoso...
Mis labios se cerraron en una línea.
-Taehyung también me dejó unos aceites tranquilizantes para bañarme.
-Oh, que lindo... - dijo. – También físicamente es espectacular. Tiene un carisma hermoso y es simplemente perfecto. Ahora veo porque te rehúsas a dejar esa amistad, si me hubieras explicado lo lindo que es; mi enojo a que desobedecieras a tu hermano, no hubiera sido tanto... Aparte de que espero y se te pegue algo de su forma de ser y también algo de su carisma, porque físicamente, amor no te ofendas, pero no hay mucho que hacer.
Sus palabras habrían dolido y mucho, pero por primera vez, había alguien que le gustaba como era y con eso me daba por satisfecho. Nervioso le sonreí, tengo que fingir que nada pasaba.
-Oh, por ello le he pedido consejos de belleza. – ladeé mi rostro. - ¿Qué hora es?
-Yoongi...¿Cuándo mejoraras tu sentido del horario?
-Yo espero que pronto, madre. – le dije.
-Son las nueve de la noche. Jungkook no debe tardar en llegar.
-Tienes razón. Le dejaremos unas rebanadas tal vez venga hambriento. – me paré y esquivando las sillas caminé hasta la taja, dejando mi plato. – Iré a mi cuarto. Me gustaría descansar más, mañana iré ya a la universidad.
-Sí corazón. – dijo y me detuvo hasta abrazarme.
Me costó corresponderle por los nervios, pero al final me dejé oprimir más por sus brazos.
>>Nada mejor que el amor de mami para un omega en celo. – me dijo y beso mi coronilla. – Mi bebe valiente. Ve a descansar. – se fue alejando. – Déjame llevarte hasta las escaleras, mi retoño.
-No es necesario. – dije y esta enganchó su brazo con el mío y comenzamos a caminar.
-Insisto corazón. – dijo. – Desde que estas en la universidad, te he sentido más alejado, pero supongo que es la parte de crecer. – medio sonreí. – Quiero tenerte siempre a mi lado.
-Eres mi madre, nunca me alejare...
-Hablas como si fuera un castigo. – rió.
-No digas eso... Yo te amo. – le dije no tan fácil.
-Yo igual amor. – confirmó y se soltó. – Listo hemos llegado.
"amor" no sonaba igual en sus labios que en los del alfa.
-Iré a dormir mamá. Descansa. – me despedí y ella jaló mi cabeza para darme un beso en mi frente.
-Adiós amor. – se despidió.
Subí lo más rápido las escaleras pero antes de terminar por ellas la voz de mi madre me detuvo diciéndome:
-Amor, tienes que caminar más. Tienes moretes en tus piernas. – me dijo y yo me quede pasmado. – Tu circulación no es buena.
-S-si madre, lo haré. – dije bajo.
Corriendo, llegué al fondo del pasillo y abrí la puerta.
Ningún aroma me envolvió, pero si unos brazos.
-¿Estás bien? No podía irme sin saber que no te haya pasado nada. – dijo rápido. - ¿Se dio cuenta? – susurró y me peinó.
-No, ella no se dio cuenta, pero deja que suba y te vas.
Su cabeza se sintió en mi pecho.
-En cuanto me valla, no dejes que te pase nada amor. – me dijo. – Ve a prepararte para dormir. Cuidare la puerta.
Yo solo pude asentir y sus brazos fueron separándose de mí.
[...]
Después de un rato, me dirigí a mi cama palpándola y comencé acomodarle los edredones que estaban tirados y quité el libro que hace un rato lo teníamos ocupando.
-Acuéstate Yoongi. – mandó y sin pensarlo dos veces así lo hice.
El alfa se acostó a mi lado y me abrazó por los hombros dejando mi cabeza en su pecho y nuestras piernas entrelazadas.
>>Al parecer Jungkook ya ha llegado. – me avisó. – Te veré mañana en las jardineras.
-Está bien. – le sonreí.
-Ten una bonita noche amor...
Definitivamente la palabra "amor" sonaba diferente cuando el alfa se dirigía a mí en ese tono.
-Me iré cuando todo sea seguro. – asentí.
El peso de mis parpados y el sonido de los latidos de mi alfa me ayudaron a dormir.
(...)
Holaaaaa
¿cómo han estado?
LAS QUIERE UN MONTON
ALICIELITO.
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