. Capítulo 3 .
Movía el lápiz de un lado a otro entre mis dedos con velocidad, un lápiz que se marcaba como un objeto inútil, a menos que, lo encajase en un cartoncillo. Podía escuchar el tictac concurrente del el tiempo que había estado esperando y, aún así no sabría que hora era.
El tiempo es mi pilar de vida, pero no sé nada sobre los constantes minutos. ¿Triste o satisfactorio? No lo sabría.
Mi punta del pie golpeteaba al ritmo de la espera y al compás de mi lápiz.
<<Paciencia, Min Yoongi.>>
Paciencia que se ha esfumado desde que el último alumno abandonó el aula. La espera a Jungkook, se estaba haciendo eterna, tanto que no me sorprendería que ya esté cerca el anochecer o ya sea completamente de noche o lo que sea que se acerqué primero.
Sin embargo, el olor a madera me hizo poner a alerta; dejé de lado mis pensamientos y agudice mi olfato.
Un alfa estaba cerca o dentro del aula.
—Joven Min, ¿Qué está haciendo aquí?
Solo era el profesor, me relajé un poco destensando mi cuello un poco. De alguna manera, el temor me embarga cuando hay demasiado silencio a mi alrededor.
—Solo espero a mi hermano. Y en lo que esperaba, estudiaba un poco los audios.
Sus pasos fueron acercándose hasta que su aroma fue fuertemente cercano.
—Permítame ayudarlo y llevarlo a las otras aulas; esta ya tendría que estar cerrada. Las únicas abiertas son las de estudio, que están en la facultad de Derecho — su mano sostenía mi hombro y después la alejó —. Le ayudaré a guardar sus cosas.
Escuché cuando el cierre de mi mochila había sido cerrada. No me opuse, pues no tendría problema alguno, mas que el hecho de que si era mas que tarde.
— Vamos.
Palpé la banca en busca de mi bastón hasta que pronto lo encontré, lo extendí y me paré. El carraspeo me hizo voltear hasta donde suponía estaba el profesor.
—¿Gusta engancharse de mí?
La incomodidad en el ambiente, estaba latente por ambos lados. Doblé mis labios hasta aplanarlos y pensando solo un poco mi respuesta.
—No es necesario, solo deme instrucciones de las direcciones o dígame a donde dirigirme. —Mi respuesta era mas sencilla de lo que podría sonar.
—¿Seguro? — preguntó desconfiado.
—Seguro. Si no supiera guiarme, no hubiera entrado desde el principio. —Le dije con seguridad.
—Entonces vamos. —respondió.
Solo asentí y comenzamos a caminar completamente en silencio. Silencio que estaba seguro se acabaría al presentir las constantes preguntas de los profesores en lo que va del mes. Y no estaba tan equivocado, bueno, al menos ya no estaríamos tan incómodos al iniciar una leve conversación.
—El director me comentó que es su primera vez en ambiente estudiantil. ¿Cómo se siente al respecto? —Su voz me desconcentraron del conteo de pasos. Y aunque, le había mencionado que me guiará, este no lo hizo.
<<Pequeños detalles que podrían costarme una buena caída. >>
— Supongo que bien. - tanteé mi respuesta.
Pero tampoco mentía, me sentía bien.
—¿No es duro para usted convivir con gente...
No terminó la pregunta, pero sabía que iba a decir.
—¿Normal? — terminé por él la pregunta —. Es raro tener que oler tantos aromas, tantos pasos que contar, pero el que no me hable nadie, favorece qué no salga de mi aula todo el tiempo. — le sonreí.
—Una respuesta muy positiva.
<<¿Yo? Yo era una persona positiva.>>
—Bueno, mi deber desde muy chico es instruirme para seguir mi vida sin depender de alguien.
— Debe ser difícil.
Más que una pregunta sonó como una confirmación.
— Sí, de alguna manera lo es. Pero uno se acostumbra a los tratos y vivencias que se nos brinda. —Sonreí flojo.
—Vienen los escalones de salida del edificio. —Me avisó, y aquello fue el termino de nuestra conversación profunda.
Busque el barandal, pero este no estaba. Sus manos me habían tomado de los hombros para moverme directo al otro lado.
—Está justo a su izquierda.
Yo obedecí y su mano se posó en la mía, el toque frío del metal me indicó que ya podría bajar. Con cuidado de no tropezar, seguí mi camino contando cada escalón pero...
<<Ese olor>>
Una vez más ese aroma se colaba por mis fosas nasales y mis nervios se dispararon con la espera de volverlo a encontrar. Un olor tan fuerte que pareciese que las ondas del viento lo atraían con la fuerza de un imán a una simple cadena en el cuello. Un aroma que favorecían a mis gustos y travesías de pensamientos. Cerré mis ojos; casi nunca lo hacía, solo cuando tenía que prepararme y concentrarme en lo que había a mi alrededor... como ahora.
Mirra
Mirra, un olor de profundas auras de la cercanía en calidez, cautivadora, fuerte, majestuosa, y sus feromonas estaban llenas de sensualidad y atracción sexual. El alfa estaba en celo o empezando su celo, tal vez era tan cínico para ocultarlo o reprimirlo.
Apreté el mango de mi bastón. Los nervios se avecinaban sin confortar mi pecho.
Cardamomo
Picoso, atrevido, apasionado y un aroma jodidamente atrayente. Mi gusto por él, me hizo agua la boca. No podía aguantar un poco más el aroma, pero un jalón en mis palmas me paralizó, quería salir corriendo, pero mi lobo me respondió con un no cuando sintió la...
Nuez
Compartíamos un aroma, pero estaba tan seguro que en nuestras personalidades, no se podría compartir con una misma intensidad.
La nuez era contacto humano, un sentimiento de unión y de realidad en conjunto a la conformidad de una vida llena de libertad aunque sin disfrute. Pero en él; fue una alerta completa cuando me sentí unido al alfa, el alfa que me había insultado.
En él la nuez demostraba nada empalagosa, pero sí deliciosa.
-¿A dónde cree que va joven Park? - la voz de mi profesor me hizo caer en lo descarado que pude verme.
Estaba olisqueando, sin pudor alguno.
—A mi casa. — La respuesta fue simple, sin una pisca de sarcasmo.
—Su suspensión no acabado; y solo pretende irse faltando la palabra de un profesor. —Le reprendió.
—Exacto. Por si no lo ha notado tengo que irme a menos que quiera incidentes con los omegas.
La palabra omegas había sido entonada con tan obvia indirecta, que fue inevitable sentir el calor y la atracción se colara por mis mejillas, bajé mi rostro buscando ocultar mi desfortunio.
-No te avergüences lindura, pero tampoco te hagas ilusiones - dijo socarrón.
-Señor Park, por favor evite sus comentarios altaneros, si no quiere que su suspensión de horas se convierta en días.
-Como sea, tengo que retirarme.
La acidez de sus comentarios me recordaron al nulo contacto y primer encuentro que había tenido con él.
- No se va a ir...
- No lo detenga - interrumpí -. Es impertinente que un alfa en su estado este aquí, contando su actitud altanera y simplona a la vez.
La fugaz risa irónica no duró mucho.
—¡Vaya! —sus pasos se fueron escuchando-- Qué lenguaje tan propio tienes. Pero no necesito que abogues por mí, omega.
-No abogaba por ti. Todo el mundo sabe que tu estado pone en peligro a cualquier omega.
Pude sentir su aroma tan cerca del mío. Tragué saliva, a pesar de esta mi boca seca.
-Siéntete tranquilo. Los omegas como tú no me van para nada. Mi actitud busca algo mas satisfactorio y puedo asegurarte que hay omegas que les encantaría... —Se detuvo a hablar—. A lo que ya sabes... No te preocupes de mas.
Yo sonreí ante su comentario.
—Cómo no preocuparme, si tu aroma no dice lo mismo. —Le hice saber.
Un mínimo roce en mi mejilla fue suficiente para alejarme.
—Señor Park, aléjese y váyase antes de que me arrepienta.
La voz del profesor cortó toda tensión que estaba en nosotros.
—Gracias profesor, con permiso. - habló sarcástico.
Toda su presencia se fue alejando, pero la mínima pulsación de mi mejilla era un borde a estar caliente.
-¿Se ha ido? - pregunté girando mi cara.
-Sí. Ahora vayamos al aula.
Bajé sin prisa los escalones. El silencio de nuevo entre los dos se hizo palpable y no fue hasta que cambiamos de camino. Solo fueron suficientes unos cuantos pasos para llegar a el aula de estudio.
Y aunque el aula de estudio estuviera casi silenciosa, nuestra presencia fue suficiente para que esta se callara por completo.
-¡Yoongi!
La voz de Taehyung llamó mi atención, aunque no sabría de donde venía.
-Joven Kim, por favor cuide del joven Min, en lo que voy a checar mi salida. Y tome esto.
-Sí profesor, vaya con cuidado.
La presencia de Taehyung fue más cercana. De pronto sus manos tomaron las mías; dando pequeñas caricias en ella.
- Ven siéntate a mi lado. —me mandó.
Caminamos sin problema atraves de las butacas, los ruidos de mi bastón chocando con ellas era lo único que podría hacer eco.
Tomamos asiento, doblé mi bastón y sentí que Taehyung colocaba mi mochila en mis piernas.
-¿Por qué sigues en la escuela? Eres un estudiante muy comprometido.
-Nada de eso —negué con mi cabeza a la vez—. Solo esperaba a que Jungkook viniera.
-Pero Jungkook se fue hace un rato, lo vi caminar por los pasillos. —me informó.
-¿Qué? - dije sin comprenderlo-. Pero él me dijo que no vendría y solo pasaría por mí en la salida.
-Ese hermano tuyo es un tonto.
-Tal vez solo fue por algo que olvido y en un momento llega. -- quise justificarlo.
El suspiro de Taehyung llegó hasta mis oídos.
- Aun así, no deja de ser un tonto. —insultó.
Yo reí, pues es lo único que me quedaba al final.
Lxs quiero mucho.
Alicielito.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top