. Capítulo 26 .


—¿¡Eso es lo que querías, Yoongi!? – la voz de mi madre sonó enojada a lo que yo solo negué— ¡Te damos la maldita confianza y lo primero que haces es solo alejarte y darle la espalda a tu hermano!

—Pero...

—No digas nada. — me interrumpió.

Quería explicar la razón por la cual estaba tan rejego por la situación.

—Tu hermano tenía derecho en regañarte, porque metiste a desconocidos a casa – dijo aun seria, pero sin subir el tono. Yo dejé a un lado la taza de café—.   Desde hace días han tenido riñas y ahora me puedo dar cuenta que no es Jungkook quien las inicia. – alcé mis cejas.

—Taehyung, no es ningún desconocido e incluso te he platicado de él y hasta Jungkook mantiene tratos con él  —mis palabras comenzaban a fluir ante el inicio de mi mal humor—, ¿O no es así, Jungkook?

—Sí lo hago, pero también te advertí como es. — se justificó

—Si ese omega te está cambiando de ideas Yoongi, no lo quiero ver tan cercano a ti  —me advirtió—. Tú no sabes el daño que te puede hacer.

—Él es un buen chico  —le defendí, aunque torcí solo un poco mis labios recordando su confesión— Y cualquiera puede hacerme daño, incluso los mas cercanos.

—¿Que quieres decir? —intervino Jungkook, pero ignoré su pregunta al sentir la mano de mi madre en mi en mi mentón.

—¿Y tú que sabes? – dijo mi madre—. Solo basto una noche con él para que mandaras al demonio a Jungkook.

—Se cuidarme solo. – dije de repente.

—No lo creo – dijo. Su presencia vibraba cada vez más cerca hasta que sentí su aroma más fuerte–. Así es como pagas todo lo que te hemos dado y brindado —su aliento pego en mi cara—, ¿crees que eres más listo que todos aquí? - cerré mis ojos y mi respiración se hizo más rápida— ¡Contesta!   —su grito me asustó.

—Y- yo, sé qué puedo hacer co-cosas y-o solo. – tartamudeé pues el valor de mi enojo se fue apagando, y la risa de mi madre se escuchó por el comedor.

—Eres tan ingenuo, Yoongi  — dijo aún riendo—. A veces me pregunto; para qué demonios te sirvió una maestra personal   —sus dedos presionaron mi cabeza—.   Tú no puedes saber nada, porque no ves; porque no puedes notar las intenciones de los demás y eres tan tonto que las palabras te compran muy rápido  —dijo con voz apretada—. Pero eres tan capaz de mandar al demonio a la única persona que te cuida y pasas por alto las indicaciones de quien sí vela, y se desvive por ti ¡ósea yo! – entonó enojada la ultima palabra. 

 Sus dedos pasaron a apretar mi quijada haciendo un pico en mi boca.

—Madre...

—¡Guarda silencio!   —mandó—. Ya has dicho demasiadas tonterías y no quiero escuchar nada. A menos que le pidas una disculpa a Jungkook y te dejes de berrinches estúpidos, o solo porque te crees muy listo —aclaró—. Y si vuelves a meter a alguien a la casa sin supervisión, no vuelves a salir a ninguna parte.  —soltó arrebatadamente mi mentón provocando que mi cabeza se volteara.

—Taehyung es mi amigo   —insistí—. No corro peligro y solo pensé que no habría problema con ello.  —mi voz sonó bajo.

—Ya te dije que lo único que quiero escuchar, son tus disculpas tanto para mi  y también para hermano.

—Pero ma...

El ardor en mi mejilla fue la respuesta en conjunto con un sonido de "slap" a una bofetada también regreso. Ambas mejillas sintieron el ardor y el dolor sin poderme privar de mis lágrimas. Llevé ambas manos a mi cara tapando y sobando cada una de ellas.

Pero el estruendo de la silla y la mesa ser empujada, no me daba la señal de saber que estaba pasando.

—¡Basta!   —la voz de Jungkook parecía desesperada— ¡No lo toques!  —su voz sonó ahogada debido a mis impulsos de querer llorar más fuerte— ¡Lo has rasguñado!  —le reclamó.

Sus manos de Jungkook, apartaron con fuerza de mi cara; pues no quería que nadie me tocara. Sus dedos suaves quitaron cada lagrima y pasó con vigor su dedo sobre mi pómulo, yo me quejé al sentir el ardor de lo que dijo era un rasguño. Su aroma al ámbar no me estaba dando paz, solo me mantenía cohibido.

—Solo discúlpate y esta lección acabara   —él llevó mis cabellos hacia atrás en leves toques o casi una caricia—. Vamos   —animó suavemente y asentí.

—L- lo sien- siento  —dije entre hipidos—. No lo volveré hacer.

—Todo lo que hacemos, lo hacemos por ti. —dijo apacible.

Las manos de Jungkook se quitaron de encima, pero pronto las manos delicadas de mi madre se posaron en el mismo lugar, apreté con mucha fuerza mi puño esperando que otro golpe llegara.

—Ya, ya. No llores   —sus manos pasaron igual por mi pómulo provocando dolor—.  Ahora puedes darte cuenta que no hay necesidad de llegar al extremo, mi amor   —dijo apacible—. En realidad no me molesta que te traigas a alguien a casa    —me puso algo frio en la mejilla—. Me molesta que no obedezcas a Jungkook, pero no volverás hacerlo, ¿verdad? – amenazó.

—Sí.  —le dije congestionado.

—Mas vale  —colocó mi mano en el bulto frío—, llévalo así hasta la escuela. Si te preguntan, diles que te golpeaste o algo así. No metas en problemas más a tu familia  —sus labios se posaron en mi frente—. Todo esto es por tu bien.

—Solo esperaré a que se te quite el lagrimeo y nos vamos.  —la voz tranquila de Jungkook se escuchó alejada.

—Bueno, problema resuelto Jungkookie   —le habló—.  Espero, no más problemas y acusaciones tontas  —terminó de hablar y los ruidos del comedor, así como los movimientos de las losetas golpeando con lo metálico de lo que suponía era el fregadero, me hacia saber que se estaba preparando para irse.

Mis labios temblorosos seguían siendo continuos por las incontroladas lágrimas, todo había sucedido tan rápido que en mi mente solo pasaban los gritos y la falta de explicación a todo. Pues tan pronto como había bajado de mi habitación, la mano severa de mi madre me había bajado por completo de las escaleras; llevándome a jalones hasta el comedor y después vendría el reclamo.

La puerta se azotó señalando que mi madre ya se había ido, lo opresión en mi muñeca me sorprendió y  me quejé cuando esta fue un poco más fuerte.

—Ahora lo entiendes – traté de quitar su mano de la mía, pero este apretó más su agarre–. No quiero a Taehyung cerca de aquí. – asentí.

—Me estas lastimando Jungkookie. – las palabras de ruego fueron sin pensar.

—Ahora llama al omega y dile que yo te llevaré a la universidad.

Saqué mi teléfono, pero no tenía mis ideas claras para saber dónde apretar.

—Trae aquí   —me lo arrebató de las manos. Los ruidos de los botones siendo oprimidos era lo que se acumulaba en la soledad— ¿Cómo lo tienes apuntado?

—Como Tae. – dije simple, bajé la cara y mis manos apretaron mis rodillas.

—Pondré el altavoz y quiero que le digas que no hace falta que venga. Que te has contentado conmigo y que no se preocupe. – indicó, yo asentí.

Los pitidos de espera fueron cortados de inmediato.

Yoongi, sé que es tarde!   —habló rápido—, ¡pero no te preocupes, que estoy a unas cuadras y con mucha suerte nos dará tiempo para comprar algo de la cafetería!

—No te preocupes Tae, yo he hablado con Jungkookie y él me llevara a partir de ahora a la universidad   —dije tratando de sonar lo más normal—, no hace falta que vegas.

Oh, lo entiendo...  —dijo con voz algo desilusionada—, ¿seguro? – preguntó.

—Sí, es mas ya vamos de salida. Te encuentro en la facultad, Tae   —dije tratando de finalizar la llamada–. Voy a colgar.

SÍ, en un momento te veo – me dijo y rápidamente Jungkook colgó.

El silencio de nuevo nos invadió y solo nuestras respiraciones eran contrastadas.

—¿él te ha dicho algo al respecto? – me preguntó.

—¿Qué podría decirme? – le regrese la pregunta de manera nerviosa.

Sería inútil confrontarlo y hablar al respecto.

—Nada, solo vámonos. – dijo serio.


(...)




Entrando por los pasillos como siempre, trataba de concentrarme contando los pasos y ubicarme.

Pero en mi pecho aún sentía ese pequeño dolor que quebraba mi corazón. Mi bastón era movido de un lado a otro, indicando mi camino sin obstáculos, pero el quejido me puso en alerta.

-¡Deberías de tener más cuidado! – se quejó. - ¡Tu bastón golpeo mi pie!

-Lo siento, no fue mi intención.

-Se que no, pero para la próxima...

-Hana, no seas tan dura con él – la voz de otra chica se hizo presente –. Él no tiene la culpa de no poder ubicarse, ¡verdad? – dirigió su pregunta a mí –. La culpa la tiene esta universidad, que crea planes para gente menesterosa y no se hacen cargo.

Yo no hice caso a lo último que dijo, pero si no le daba una respuesta era posible que estas no se alejaran.

—Sí, yo lo siento – dije afirmando –. Trataré de ser más cuidadoso.

—Apuesto que sí. – su mano apretó mi mejilla y yo me alejé.

—Bueno, como sea. Soi es hora de irnos. – tragué un poco al escuchar el nombre.

—Adiós, primor. – el beso sonó por los aires y sus aromas dulces se desvanecieron no tan rápido.

Soi, ese nombre me había sorprendido y recordé la conversación que tuve con Jimin. Pero mis ánimos bajos no le tomaron importancia. 

Mi caminó empezaba ser cada vez mas conocido, que solo un leve tanteo en mi bastón ayudaba a ubicar cada paso dado. Pero un apretón de nuevo en mi muñeca y una mano en mi boca; evitaron un grito al ser sorprendido. Mis pies dejaron el piso tan pronto como los ruidos se alejaron y el pequeño sonido metálico de una puerta me pusieron impaciente.  

Aunque era conocido por mi lobo el aroma de mi captor.

Mis manos las llevé hasta el aire cargando el bastón y atorándolo en mi muñeca por la correa, Pero mis brazos fueron mas abiertas por el roce de un cuerpo al abrazarme y sentir como otra piel se hundía en mi cuello. 

—Tranquilo solo soy yo —habló el alfa—, ¿quien te hizo esto? —sus dedos pasaron por mi mejilla con delicadeza—, ¿solo di el nombre y yo me encargare de que no te molesten? 

—Solo aléjate.— coloqué en mis manos en su cuerpo —No tengo ánimos de lidiar contigo o con alguien. 

—Solo di el nombre. Yoongi. — dijo mas seguro.

Sus manos en mis hombros eran pesados y cierta parte de su presión en ellos; se estaban manifestando en las feromonas de desagrado. 

—No fue nadie, solo choqué —le contesté.

—Yoongi, yo conozco de golpes. Así que no quieras proteger a nadie.

—Y si te digo quien fue..., ¿qué vas hacer? – se paró y su ceño se frunció—, ¿Me vas a defender? – le dije irónico—. Nadie ha querido hacerlo y tampoco nadie lo hará. Así que solo vete y déjame en paz.

—Es porque no me conocías. —dijó.

—No te creas mi héroe solo porque nos hemos topado algunas veces —mi aroma se tornó agrio—. Sigues siendo aquel que solo se burla y no me agrada, así que, solo no te metas donde no te llaman. No me pidas explicaciones que no te puedo dar y que no quiero pensar. —dije duro.

El alfa se fue apartando de mi cuerpo. 

—Me equivoqué al creer que eras un omega lleno de valor para enfrentar lo que te duele, pero ahora solo te callaras y bajaras la cara  —me dijo—. 

—Soy experto en eso —le contesté—. Y no eres nadie para deducir como soy, porque no me conoces – dijo seguro.

—Estoy arto de que conmigo te mantengas a la defensiva y con los demás no hagas nada. Solo conmigo demuestras ser fuerte, pero todos aquellos que te lastimas los tratas como si nada hubiera pasado. Estoy cansado de ver que seas accesible con otros, pero conmigo siempre pasa algo que no puedo entenderlo y colocas una barrera invisible. 

—Me fastidian las personas como tu —acuse—. Solo vienes y me ilusionas y después resulta que juegan chueco. 

—Que lastima que no te agrade, porque tu a mi me gustas mucho y no dejare que por un mal entendido y una estúpida cita te alejen.

—Nunca hemos sido cercanos. Y tu a mi no me gustas.

—¿No?¿estas seguro?

—Tan segu...

Sus labios callaron mis palabras y su brazos apretaron mi cintura. Él ansiaba que le correspondiera el beso, su lengua juguetaba con la endidura de mis belfos, y su respirar pegaba tanto con los bordes de mis labios. 

Mis puños que alejaban el cuerpo de Jimin se fueron debilitando al tiempo que le permití que su lengua se adentrara a jugar con la mía, el sentimiento de la torpeza y de la inseguridad estaba en todo mi cuerpo que brotaron en temblores nerviosos por cada toque. Mis piernas se doblaban, en rendición por el gusto de su saliva. Mis manos lucharon por quitar el bastón de mi muñeca y el estruendo metálico al caer fue aquello que no nos desconcentró; al contrarío, mis manos rodearon la cintura de Jimin hasta acercarlo mucho mas a mi persona.

Los besos del alfa bajaron a mi cuello y mi parte sensible fue lamida con veneración. Aquellos toques, eran la diferencia ante los demás; que solo él podía estar generando la confusión de mi razón con los impulsos. 

—Eres delicioso, omega —murmuró alejándose y su aliento me hizo cosquillas por el choque de la humedad —. Eres hermoso...

—Sigues sin agradarme. —sus besos nos pararon hasta llegar a mi quijada.

—Dejaré que te hagas la idea, soy una persona paciente cuando algo me interesa —habló entre besos y mi respiración era acelerada ante aquellos cosquilleos que crespaba mi piel—. No sabes cuantas me he preguntado con respecto a ti. 

—¿Tienes dudas? —mordí mi labio al sentir su respiración en mi oreja y su pequeña lamida en mi lóbulo. 

—No te imaginas cuantas y mientras mas te veo tengo necedad de saber todo...

Su voz rasposa me agradaba y fue ahí cuando me destense y mi cara buscaron sus labios que fueron correspondidos con prisa. 

Mis labios sonrieron por inercia al sentir el beso en mi mejilla, aquel que ardía y dolía, pero los dedos curiosos del alfa tanteaban mis caderas haciendo ameno el disgusto.

Pero todo tenia un final.El sonido de la lampara chillante me avisaba que ya tendría que estar en mi aula.

—¿Quieres que te lleve hasta tu aula?

—No, estoy seguro que ya estaba cerca. —mi bastón me fue otorgado. 

—Estaré al pendiente de ti. —dijo y un sorpresivo pico de labios me hizo sonreírle—. No llegues tarde esta noche. 

—¿Por que? —pregunté confundido.

—Porque no me agrada la idea que un omega tan lindo, no me dedique tiempo. 

No podía seguir siguiendo la conversación o terminaría besando mas al alfa. Tenia que salir de ahi lo mas pronto posible o el encuentro seria fatídico. 

—Me tengo que ir...

—Anda...— el me guio solo hasta la salida.

 Y los olores a mi alrededor también me indican el camino seguro de que no había nadie.

Cada palabra que había hablado con el alfa,  me chantajeaban  y  se cruzaron por el rincón de mis memorias tan pronto me aleje con seguridad. Me comenzaba a preocupar de los cambios bruscos de mi humor, pero no podía evitarlos. Tal vez por eso me opongo a Jimin, porque no estoy preparado para tanto con tan poco.

 Me consternaba el agrado de sus risas y su toque casual en el término de las palabras; un acento grato de oír y remarcado a la vez, definiendo cada expresión. Jimin tenía una voz dulce e incitante.

Ayer por más que trate de colgar, mis manos y mis dedos se negaron, pues el deseo de seguir escuchando lo era más relevante y también el hecho de escuchar sus reparaciones pausadas.

-¡Oops! Casi te pasas a la otra aula  —la presencia de Hoseok, me desvió de mis pensamientos—.  Lo bueno es que he venido a salvarte – dijo alegre— ¿Cómo amaneció el omega más esplendido de la galaxia?

Me removí un poco incomodo ante el abrazo opresor. Aparte de que los nervios continuaron por saber que tenia cierto aroma pegado a mi. 

—Hola Hobi ¿Cómo estás? – pregunté desviando su cumplido.

—Estupendo, porque hoy será un gran día. – dije emocionado.

—Me alegra escucharte. -le dije haciendo media sonrisa.

—Aparte de que hoy es el día que saldré con un omega tan simpático  —dijo más cercano a mi oído—. De nombre, Min Yoongi  que se duchara por tener tantos aromas, supongo que te han abrazado tanto este día, ¿verdad?– su aliento crispo mi nuca cuando su voz fue casi un susurro en mi oído.

Mordí mi labio nervioso por su cercanía, pero traté de ignorar esos nervios, sacudí mi cabeza de manera rápida y me despegue de él, di vuelta y comencé a caminar.

—¿Que aromas?

—Muy bien sabes cuales, pero no importa. 

—¿Y adonde iremos? – le pregunté cambiando el tema.

—Es sorpresa, pero prometo algo tranquilo. – me dijo enganchando mi brazo.

Mi bastón, golpeo con algo de fuerza con algo metálico. Sin dudar el beta lo quito de mis manos y el sonido de ser corrido para ser doblado, me señalo que este lo estaba guardando en mi mochila cuando sentí el peso en la espalda.

—A veces es muy incómodo – dijo refiriéndose al bastón–. Me suele desesperar muy rápido.

—Es un alivio que no tengas que lidiar con ello. – le dije.

—Y aunque no lidie con el, verlo en tus manos me desespera.

-Vamos a sentarnos. – le indiqué.

Con un poco de tirones este me llevo hasta nuestro asiento.


Las horas estaban pasando sin consideración, la alegría de Hoseok solo se replanteaba cuando tenía oportunidad, pero fue en el momento cuando el beta se desvió a la cafetería dejándome solo en las pequeña jardineras cerca de la facultad de Tae.

Con esperanza deseaba que el omega se presentara y me hiciera compañía, la cual no tardo mucho.

—Gracias por esperarme aquí. – me dijo contento.

—De nada, Hoseok quería irse a otro lugar, pero yo le convencí para que estuviéramos más cerca.

—¿Qué te paso en la mejilla? 

—Nada de que preocuparse, aveces soy muy torpe. 

— ¿A caso son rasguños? – su tacto ligero no me hizo quejarme aun por el dolor.

—Sí, ayer me raspé con la pared. – le dije rápido. – No caminé bien y choque con ella.

—Que malo eres mintiendo  —su aroma de Taehyung me hizo sentir cómodo con ese deseo que había querido durante toda la mañana—. Dime la verdad. – exigió.

—Ya te la dije, solo fue un accidente. – le sonreí. – No te preocupes.

—¿Y... estas en peligro de que ese accidente te vuelva a ocurrir? – me preguntó y oprimió mi mano. – Sabes que puedes confiar en mí. 

—Lo sé, pero te aseguro que todo está bien, Tae tae. – puse mi mano sobre las nuestras.

—Aunque me veas con una sonrisa, sé que no te sientes de ánimos. – me dijo de repente.

—Me siento bien, hoy tengo una cita y todo me da emoción. – le dije contento.

—La emoción déjaselo a Hoseok – quitó las manos de las mías y el olor de manzana llego a mí—. Te traje un poco de pai de manzana. Ayer mi hermano fue a visitarme y me dejo esto en la cocina. Últimamente ha tenido demasiados antojos

—Gracias. – le dije.

—¡Abre grande! – me indicó.

—Sabes que puedo comerlo yo solo. – me reí.

—Lo sé, pero me da mucha satisfacción hacer esto – dijo en broma—. Y así me aseguro de que comas, eres tan desobligado con tus comidas.

—Es solo que... - arrastré las palabras—,  a veces se me quita el apetito.

—No importa, debes de comer.

—Y claro que va a comer – Hoseok nos interrumpió. El aroma potente de verduras hervidas y del pan; me hicieron agua la boca—. Aquí esta... - me indicó.

-¿Y para mí? – la pregunta de Taehyung nos interrumpió.

-Yo, yo... - trató de explicar.

-Beta desconsiderado. – le reclamó Taehyung. – Como yo no soy de tus gustos de omegas, me dejas sin comida.

Mis mejillas se sonrojaron un poco.

-Perdona, es que me distraje y ...

-Ay, ya no digas nada. Yo iré por ello.

-Perdona... - se siguió disculpando. - ¡que grosero!

-Sí lo eres; debiste traerle algo y te lo hubiera pagado aquí. – dije.

-Yo no. Él  me está haciendo señas obscenas. – dijo y yo me reí solo un poco.

-Qué bueno que no puedo verlas – le sonreí-. Aunque necesite aprenderlas por si un día las ocupo...

-Tu no necitas aprenderlas, porque por fortuna tienes a un chico que pude defenderte y usarlas por ti - aplané mis labios, que solo por instinto del recuerdo me cosquillearon. Jimin me defendía, sin poderlo evitar llevé mis dedos a mis labios queriendo ocultar la sonrisa-. Pero si un día utilizas una seña obscena, la de tu amigo es perfecta para tu bello y elegante dedo, el cual solo tendrás que alzar tu dedo corazón y listo. Pero espero que nunca las utilices, sinceramente no me agradan los omegas groseros y grotescos. 

Su comentario a penas lo pude escuchar si no estuviera tan inmerso en Jimin. A este paso fingir que no me agradaba, sería imposible. Suspiré teniendo que regresar a mi problema de la cita.  Durante una parte del día no me había decidido si era prudente decírselo, pero mi plática con Tae, solo me motivó a ponerlo al tanto de las complicaciones que podrían tener nuestra cita. Lo había omitido porque, el beta de verdad estaba emocionado, pero creo era justo y necesario que se lo explicara.

--Hoseok ¿puedo decirte algo? --le pregunté tanteando mis dedos.

--Dime. 

--Antes de esta noche, me gustarías que le avisaras a Jungkook. – le pedí.

--¿Por qué debería hacerlo? – me preguntó.

--No quiero problemas, es todo.

--Yo no veo ningún problema.

--No, pero me gustaría que le avises solo por precaución.

--No debería desconfiar de mí — dijo serio—. No soy yo el que le ha dado fundamentos.

--No lo hace, es solo que...

--Sabes que no tengo problema —dijo un poco más animado interrumpiéndome–. E incluso lo puedo entender, habrás derrocado su confianza después de tu escapada. – dijo seguro.

-—No es ese el motivo.

—¿¡A, no!? – dijo sorprendido. – Así que hay más razones – lo que quiso sonar en pregunta, fue más un comentario con seguridad—  ¡Vaya! Eres todo un misterio  –su voz fue algo dura.

—Hoseok... - suspiré—, ¿Si, podrías?

--Tranquilo, ya todo lo tenía planeado y él gustoso acepto. No tienes nada de qué preocuparte.

--No me lo esperaba. – dije sorprendido.

No podía imaginar que Hoseok se acercara a mi hermano por esa razón. 

-—Al contrario de tus acciones, yo quiero hacer las cosas correctamente. – dijo con solidez.

Apreté mis labios ante su respuesta y mis pies se juntaron incomodos.





(...)









Holaaaa

Espero y noten el cambio de este capítulo Las amo mucho.

ALICIELITO 

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