. Capítulo 2 .

— ¿Por qué la sonrisa tan grande? - La voz de mi madre, me hizo alzar mi cabeza a su dirección.

 Detuve el seguimiento de mis dedos sobre el braille, para darle la atención necesaria a lo que tuviera que decirme. 

 —Bueno, es que amo los finales felices, ¿y tú? —le pregunté juguetón. 

 Alejé mi mano, y me apoyé para poder pararme, seguí el camino que ya era completamente conocido para mí hasta llegar a mi cama, y sentarme. Pude sentir que mi madre igual se sentaba a mi lado.

 —Sin duda son mis favoritos, mi querido Yoongi — su mano sostuvo la mía —. Aunque a veces la vida real no te los ofrezca. Por eso mi amor, debes entender que en la vida hay que tener cuidado. — nuestro agarre no era fuerte. 

 —No deberías preocuparte tanto por mí, tú también deberías de ser tu prioridad. 

 —Jungkook y tú, siempre serán mi única prioridad. 

 Su mano acarició mi mejilla. Su aroma se fue alejando, dejando solo la calidez de las fresas por el aire. Un aroma que me mantenía satisfecho para seguir con mi vida. 

 —Ahora deja eso y ve a dormir. — yo asentí, y escuché la puerta cerrarse. 

 Deje caer mi torso en la comodidad de mi cama. Solo estire mi brazo hasta alcanzar mi almohada y palpar hasta encontrar mi discman, coloque los audífonos de diadema, pulse el botón reproductor y deje que la melodía me llevara a donde sea que fuera por medio de las emociones. 

 Aún podía recordar cuando decidí que es lo que me gustaba mucho más. Mi maestra se había esforzado tanto en que encontrara mi sentido favorito.

 Había probado todo tipo de conexión con estos que me consideraría un experto en sentidos.

 El primero fue el tacto: Recuerdo los toques con los que despertaba mi curiosidad, el saber de qué se trataba cada cosa, reconocerla por medio de su base, sentir su temperatura, su consistencia.Todo lo que se mantenía en mis manos se convertía en un toque lleno de curiosidad, que hasta picaba en las palmas de mis manos. 

 Segundo fue el olfato: los olores nos marcaban como persona, postura y lugar en el mundo. Siempre me preguntaba por qué mi madre tenía ese olor particular; fresas y jengibre. Aquellos aromas habían marcado la inocencia de mi infancia; me hicieron reconocer los sitios que visitaba y los ambientes que se expandían por lo largo de mi vida.

 El día que me presenté como omega, entendí mi posición y lo difícil que sería parte de mi vida y mi validez; y no me refiero por el hecho de ser omega, si no, por el hecho de que me rechazarían por estar defectuoso. 

Mi aroma sería lo único atrayente; durazno, nuez y naranjos. Siempre pensé que con aquello sería suficiente, pero ahora que estoy más abierto al mundo, sé que hay olores mucho más atrayentes como el de Taehyung, y como el de aquel alfa. 

 «Tonto ciego»

 —Idiota. — Apreté mis labios al recordar sus palabras.

 Mi lobo se removió solo un poco al también recordar el tono de su voz, pero su aroma pareciera que estaba en mi nariz todo este día. Mejor no darle importancia. 

 Tercero fue el gusto: Desagrado es lo primero que se viene a mi mente, como cuando niño odiaba el sabor de los brócolis, pero después vendría lo agradable del sabor del helado.

 Expandiría mi gusto por medio de todas las cosas que escupí y valoré después de probar muchas cosas. Opino que la habilidad de la lengua no era única en su esplendor y yo le daría crédito a toda mi boca. 

 Cuarto -y mi favorito- el auditivo: mi habilidad que en lo personal podría tener más desarrollado, lo que escuchaba marcaba mi forma de vida. Lo agradable de las voces, de las palabras, de la música, de las frecuencias, de las risas, de los lamentos, etcétera. Podría enumerar tantas cosas que me quedaría dormido.

 Tal vez, no tendría recuerdo que se pinten en imágenes, pero sí en sonidos. La música marcaba cada momento especial de mi vida, cada pasado, presente y mi futuro.Amaba mucho los sonidos naturales, para mi alma era sanar con cada canción que amaba. Era como un interludio de mi vida que no tenía un inicio y tampoco un final. 

 Y por último, la visión; y aunque no he conocido ningún color, muchas veces me había hecho la idea de que mi vista no era algo pesimista. Cuando era niño; Jungkook apostaba todo a que el color que veía era el negro y que en realidad no era tan malo, claro que teníamos que madurar y era todo prácticamente imposible de saberlo. 

No podía dejar de lado la forma en la que mi hermano trataba de describir todo lo que me rodeaba. Decía que el negro abarcaba el espacio sideral, la noche, el color de la tierra, la oscuridad y la elegancia. Pero obviamente las añoranzas de conocer más siempre estaban en mí, más nunca me desesperaba, aunque a veces temía que mis anhelos sobrepasarán mi autocontrol y se escaparan del borde de mi alma. 

 Mi esperanza se abarca en mi corazón de algún día mirar y conocer los colores y no solo relacionarlos con mi ánimo. 

 Quite la diadema de mi cabeza al sentir una presencia. 

 —¿Vas algún lado?

 —Pensé que estarías dormido, es muy noche y mañana tenemos que irnos temprano. 

 —Lo mismo digo ¿Qué haces aquí?. Prometiste parar con lo de las escapadas en la noche. 

 —Yoongi, no es tan fácil. Necesito el dinero, bien sabes que nuestra situación no es la mejor. 

 —Jungkook, estoy seguro de que hay diferentes formas de conseguir dinero. Tal vez sí... — me interrumpió.

 —Yoongi ubícate, un trabajo no me dará la vida que merezco vivir y mucho menos el tiempo al cual tendría que invertir - suspiró —. A caso crees que con lo que nos da mamá es suficiente, es más que obvio que no. Así que no esperes que me detenga. 

 — Pero Jungkookie... 

 —Pero nada Yoongi; soy lo suficientemente responsable y adulto para hacer esto. Y más vale que no le digas nada a mamá. 

 Escuché que daba los pasos con firmeza, abrió mi ventana el cual la ventisca había movido los mechones de mi cabello. 

 Me paré de la cama y llegué lo más rápido a mi ventana, la frescura me dio escalofríos.Los quejidos de mi hermano haciendo esfuerzo se alejaban. 

 —Dejaré la ventana abierta para tu regreso. 

 —Gracias Yoonie. Ve a dormir anda.

 — Solo regresa a tiempo y con bien. 

 Di un suspiro alejándome por la ventana. No supe su él había escuchado mis últimas palabras.

 Siempre había una noche en la semana en la que Jungkook escapaba.Durante meses me había convertido en un confidente para él, guardando el secreto de las múltiples llegadas deplorables de su estado ebrio y posiblemente drogado en la madrugada.

 Los olores mezclados de lo dulce, así como la nicotina y el alcohol impregnado hasta el fondo de su ropa y sobre todo el olor a gasolina, entre otros componentes.Cada noche me aseguraba de dejar mi ventana abierta para él o si no solo para escuchar sus llamados y bajar a abrirle la puerta cuando no podía escalar. 

 La única razón por la que me preocupaba; era cuando no todo había corrido con éxito, hubo una noche en la que el hospital nos había avisado que Jungkook había sido brutalmente golpeado. Se suponía que él ya no lo haría nunca más, pero eso solo fue un gancho para no alarmar a nuestra madre y ahora simplemente era cómplice de sus escapadas. 

 Pero ahora regresaba a sus escapadas nocturnas, siempre quise saber en lo que se metía, pero nunca ha confiado en mí para decírmelo. Aun así, él regresaba con tanto dinero exclusivo para su bienestar, había tantas opciones de lo que podría hacer que de alguna manera no quería meterme, pero me era imposible cada vez que me preocupaba. 

(...)

 La mañana había llegado rápidamente y mis pies sentían lo frio de la mañana. 

 —¿Tienes sueño? - pregunté sirviendo el café que le había preparado. 

 —Así es suficiente, muchas gracias Yoonie. Y solo estoy un poco cansado, nada que esté café no repare. 

 —Lo preparé exclusivo para ti y mamá. 

 —¿Que es exclusivo para mí?

 La voz de mi madre sonó por toda la cocina. Escuché el tronido de su beso que seguro le daba a mi hermano y después sentí sus labios en mi frente. 

 —Este buen café.

 —Gracias mi amor - la silla había sido movida —. Esta noche llegaré muy tarde, así que espero y se porten bien. Hagan sus deberes y por favor no quemen la casa y si quieren quemar algo, quemen la del vecino.

 La risilla de mi hermano y la mía acompañó a la de mi madre, la silla de nuevo fue movida.

 —Aunque tenga una resaca del demonio, tengo que irme o se me hará tarde. 

 —¿No desayunarás? - pregunté. 

 —No, lo llevaré para tomar en la oficina mejor. Tengo una montaña de pendientes - de nuevo sus labios en mi mejilla y el tronido de beso en mi hermano. —. Te encargo a Yoonie, Jungkookie. 

 —Si mamá - dijo Jungkook con su boca llena.Los ecos de sus zapatillas golpeando el piso de madera marco sus pasos cada vez más lejos. 

 —¡Coman bien o les quitaré el helado toda una semana! - dijo a lo lejos.—¡Sí! ¡Adiós mamá!La puerta fue azotada. 

 Me senté en mi lugar de siempre y tomé en mis manos a la taza humeante de té, lentamente la llevé a mis labios y sorbí un poco dejando que mi boca disfrutará el sabor de la manzanilla.

 —Yoonie, hoy no quiero que salgas para nada de tu aula, por favor.Bajé la taza hasta la mesa con cuidado. 

 —¿Se puede saber por qué? 

 —No iré el día de hoy a la universidad, solo te dejaré hasta tu facultad y de ahí solo te recogeré hasta tu aula. 

 —¿Jungkook, te pasó algo? - pregunté. 

 —Nada de eso, solo tengo que arreglar unas cosas. No te preocupes, ¿está bien?.

  Su mano se posó en la mía en acción de que confiara en él.

Dejaré otro capítulo.
Las quiero.
Alicielito.

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