. Capítulo 18 .

Mis piernas se movían con ansiedad, esa provocación de sentirme estar bajo una amenaza no ayudaba para nada a mi latir que corroboraba mi mano que oprimía mi pecho. 

<<No debí aceptar salir con el alfa>>

—Bajare los vidrios. — me avisó.

—No me gusta el aire. —le dije.

—interesante dato, pero no te lo pregunté y no te pedí permiso. – dijo simple.

Doble mis labios en desagrado. "idiota".

—Entonces no avises y solo hazlo.

El viento cálido invadió el auto, de alguna manera di gracias ya que me estaba acalorando gracias a mi chaqueta y mis nervios.

 Lentamente saqué la liga de mi muñeca y poco a poco fui haciendo media coleta en mi cabello, ya que el viento lo movía, y era estorboso.

—Me gusta tu cabello —me dijo, pero no le di importancia–. Se dice gracias. – dijo ofendido.

Subí una ceja y mordí mi mejilla por dentro.

—No voy a decir nada. – le dije.

—¿Entonces no te importa a donde te lleve?  —me preguntó.

Volteé adonde me llevaba su voz, pero mordí mi lengua en cuanto quise preguntarle. Mi orgullo no me lo permitía.

—Tu silencio es tan predecible. —habló arrogante.

—Aparte de ser una completa molestia, también lees mentes. — le sonreí pretendiendo ser sarcástico —Me sorprende tu nivel de estupidez. —Lo ataqué.

—No leo mentes, pero tu cara dice muchas cosas. Eres completamente el reflejo de tus pensamientos —su voz de pronto fue apacible—. Me agradas, tal vez por eso me vuelvo estúpido. – dijo firme.

Algo que no podré confirmar, pero mis gestos los provocaba conforme a la situación. Las gesticulaciones podrían ser complicadas para deducirlas por mi mismo, pero conforme uno va creciendo la movilidad de las cejas, labios y pómulos;  corresponden con los pensamientos con voces llamativas  en recuerdos.

—Pues, tu a mi no me agradas. – le respondí.

El silencio de nuevo estuvo presente, mis dedos se jugueteaban uno con los otros mostrándome  vacilante. Pero me sorprendí cuando el ritmo de los sonidos bastos en melodía nos abrigaba conforme a sus notas.

—Ya que no me dirás nada –comenzó a hablar de nuevo–. Ayer durante la noche me puse a escuchar tu disco. Y tengo que admitir que me gusta mucho esa canción, recuerdo que era mi favorita de niño.

La música comenzaba a invadir mi  serenidad, y el ambiente poco a poco se ablandó debido al anécdota que contaba.

-No tenías porque escucharlo. – le reclamé.

-No, pero no pude evitarlo  – dijo–. Lo siento.

"lo siento" 

Esa palabra ya me estaba cansando. Todos hablaban y se expresaban con ella sin miedo a escupirla, sin darse cuenta de todo el daño que hacen primero y de pronto te acorralan con esa simple palabra, demostrando que al final en que no tiene que tener rencor eres tú.

 Un "lo siento" me obligaba a corresponder positivamente y olvidarte de las malas acciones de la otra persona.

<<¿Qué lamentaba?>>

Ser un idiota que no sabe sobre la privacidad.

—¿La vuelvo a poner? – me preguntó.

—No, no quiero que manches ese lindo repertorio con tus estúpidas y vagas vivencias.

La risa de Jimin fue burlona y el frenado tembló en mis pies.

—No puedo entenderte —me dijo de repente—. Y me da curiosidad, porque no creí que fueras una persona tan negativa y remiso para ceder a una simple conversación.

—Es porque simplemente no me agradas. Solo me has demostrado ser una persona cruel, sínica y arrogante, pasando por alto los sentimientos de los demás. No te importa si lastimas o ...

—¿Cuándo hablas por "los demás" hablas solo de ti o te han dicho algo?  —me interrumpió.

—No necesito que me digan cosas de las personas, para conocer perfectamente con quien me dirijo.

—Pues entonces tengo que hacer algo al respecto para que tus ideas cambien.

—Créeme que no va a ser posible y espero que te quede claro, porque después de esto no volverá a pasar nada entre nosotros.

—Ya, ya –dijo–. Baja que ya hemos llegado.

Los seguros fueron quitados al escucharse el brincado de los botones, el sonido de suspensión de auto aparcado y la puerta abierta me dieron a entender que el alfa ya había bajado.

El viento y lo seco del calor, fue brotando tan cerca de mis pies cuando mi puerta fue abierta.

—Mientras más rápido bajes, más rápido te daré tus vejestorios. —me tomó del brazo apurándome a bajar.

La sensación de pisar pequeñas rocas y arena, me confundían un poco al querer saber dónde estaba y si..., el alfa me había llevado lejos para después dejarme abandonado o si solo se trata de otra broma.

—¿Qué? ¿También sufres problemas con los pies? —me dijo bromista—. Camina.

—¿A dónde me has traído? Esto es una de tus bromas, ¿verdad?

—Pensé que no lo preguntarías nunca –dijo— A parte que no soy tan cruel, para hacerte una broma que te ponga en riesgo —dijo tratando de explicar—. A esto lo llamaría diferente, mas nunca; "broma" — no estaba del todo convencido—. ¿Yoongi alguna vez te has subido a una motocicleta?

Metí mis manos a mi chaqueta ocultando mi miedo al mencionar "motocicleta." 

Según Jungkook las describió  con cada lujo de detalle  de lo peligrosas que eran, advirtiéndome que nunca debía subirme a una de esas cosas.

—No, Jungkook siempre me las ha prohibido.

Jungkook me ha prohibido casi todo...

—Qué curioso, él es muy bueno manejándolas. Siempre llevaba a Taehyung atrás de él.  —torcí mis labios al enterarme.

—Yo no lo sé. -le dije.

—En fin... —tanteó—,  antes que nada; te tendré que poner estos  —me dijo mientras me colocaba algo en la cara justo en el puente de mi nariz—. Y también hay que quitarte esto —me reúse a quitarme la chaqueta, pero sus manos apartaron las mías con fuerza y la fue despojando de mi—. Es necesario o de lo contrario te acaloraras.

A pesar del clima este no me estremeció a lo que estaba acostumbrado.

—¿Tu aroma son duraznos? —me preguntó, a lo que yo solo asentí— ¿Por qué no es tan fuerte como lo demás?

—A Jungkook no le gusta mi aroma y mamá me dice que es peligroso demostrar mi aroma, así que uso neutralizador.

-Lo de Jungkook es estúpido, pero tal vez lo de tu madre tenga razón, es delicioso.  —casi susurro la última palabra cerca de mi oído.

—Aléjate. – lo empujé solo un poco.

—Pero ahora que estoy más cerca también percibo la nuez.

—Por favor, solo aléjate. – le pedí cansado.

—Es curioso no crees, tenemos un olor en común.

—No es curioso, muchas personas lo tienen; en realidad es tan frecuente.

—Tal vez el aroma sea casual, pero tengo que admitir que tú  lo haces único. – me dijo.

—No digas esas cosas.

—¿Por qué no? – dijo.

Preferí quedarme callado no le daría más explicaciones. El tacto en mi brazo me hizo saber que se había enganchado en mí.

—No es necesario que lo hagas —me referí a su agarre—, dejé mi otro bastón en mi mochila.

—Ya no importa, soy demasiado perezoso para regresar por esa cosa —me dijo—. ¿No te cansas de siempre traerlo? 

—Es parte de mi, claro que estoy mas que acostumbrado.

—Pues hoy, te acostumbraras a mi mano y a mi presencia.

—Estoy a acostumbrado a la presencia de alfas como tu. —el alfa rió. 

Era algo raro que yo no me sintiera impropio a él, odiaba la sensación de tener una pequeña conexión con el alfa.

Seguimos caminando durante un buen rato, lo suficiente para sentirme ajetreado y un poco exhausto. Las pisadas del crujir de las hojas y las piedras agudizaron mi oído, así como, la presencia de otra persona estaba ya cerca de nosotros.

—¡Park! ¡que alegría verte, por aquí muchacho!

Jimin se desengancho de mí, dejándome despistado ante la nueva presencia.

—Señor Kim —saludó—.  ¿Cómo ha estado? —le preguntó.

—Con complicaciones, pero todo ha estado bien  —le contestó—. Dime Park, ¿en qué te puedo ayudar? ¿Quieres que te preste una de las motos?

—En realidad vine a rentar una.

Acomodé los lentes que se me resbalaban del puente de mi nariz, hasta ahora le daba importancia a los lentes que me había puesto.

—Oh, claro que si muchacho. Sabes que puedes escoger la que quieras —dijo alegre—. Supongo que vienen a divertirse ambos. – yo trague saliva.

—Así es señor Kim. Mi omega y yo venimos a pasar un buen día.

La resequedad de mi garganta hizo que tosiera repentinamente. 

¿Había escuchado bien? ¿había escuchado MI omega? 

Quien patrañas se creía para decir eso, innecesariamente mis pómulos se calentaron y mi omega pudo sentir solo un poco de felicidad.

<<¿Cómo osas siquiera emocionarte?>>

-—Las cabañas también están disponibles si así lo desean.

Apreté mis puños en cuanto escuché la tonta risa del alfa, ¡no había nada de gracioso!

 De pronto el clima se estaba poniendo más caluroso, que las gotas de sudor se resbalaban por mis patillas.

-Lo pensare muy seriamente, es muy probable que la utilicemos – dijo bromista; broma que no daba nada de risa, pero al parecer a los neandertales que me acompañaban sí–. Solo mírelo, apenas si subimos la pendiente y ya está cansado.

¿Pendiente? 

Sin querer fui volteando de poco a poco a todas partes con el fin de saber por dónde rayos estábamos y dado al caso que no podía ubicarme; chupé uno de mis dedos, lo alcé y dejé que el aire me indicara.

Descripción del clima; un día caluroso, pero con viento seco con probabilidad de que haga frio en la noche. Los choques de las ramas de los árboles y los trinares de las aves relajaron el ambiente...

—¿Qué haces? —el alfa me preguntó cuando se acercó a mí y me interrumpió.

—Solo averiguaba el clima.

—¿Cómo sabes lo del clima? – me preguntó.

—Pues...

Él colocaba algo en mi cabeza mientras yo pensaba como explicar de manera menos complicada, torcí mis labios en busca de una respuesta, pero simplemente yo no podía concentrarme. Cuando sentía que colocaba algo más en mis rodillas y  sus dedos rozaban parte de mis pierna.

—¿Qué me estas poniendo? — pregunté.

—Protecciones —dijo simple—.  No sé cómo predices el clima, pero lo que es seguro es que no hace tanto calor para que estés tan acalorado.

Fruncí mis cejas.

-¿No está haciendo calor? – le pregunté.

-Yoongi, si quite tu chaqueta fue porque desde el auto estabas transpirando algo fuerte, ¿te sientes bien? —me dijo ahora colocándome algo en el pecho—. Se que he sido un... - —tanteó su respuesta—, Se podría decir que grosero, pero ...

-Un patán, indecente, altanero, orgulloso, un verdadero cabrón, bastardo, ordinario, neandertal, desconsiderado...

Y tenía mas que decir.

-Sí, ya quedo claro, pero esta vez no quiero ni decirte nada y tampoco quiero hacerte nada. – sus palabras apacibles no eran tan creíbles—. No hay razón para estar nervioso.

Él ni siquiera era una persona creíble.

<<Pero a pesar de todo estas aquí, haciendo lo que te manda y no pones ninguna oposición>>

Lo que no quería pensar tarde o temprano no me lo pude negar.

—Las personas no cambian de la noche a la mañana. – le dije.

-No, pero tú tienes algo que me agrada demasiado y la verdad me siento mal que el idiota de Jungkook te hiciera llorar, por ello quiero compensarte.

—¿Cómo sabes que lloré anoche? —eso me hizo recordar la llamada.

Su aroma se intensifico solo un poco, había un poco de agitación en sus feromonas.

—Pues no me había ido del todo, cuando los vi de lejos.

Abrí un poco mi boca para decir algo, pero era mejor guardarlo para mí.

Compartir mis pensamientos era lo más seguro que había en estos momentos, aunque en realidad, mi mente tampoco sabía a donde se dirigía.

-Ver la forma en como piensas y te pierdes, me hacer querer reír porque te quedas con la boca abierta, pero también me dan ganas de besarte para saber si así me dejas conocer más de ti.

El palpitar de mi corazón se aceleró y el deseo de que no llegara la vergüenza se negó cuando sus dedos pasaron por mi mentón y recorrió su pulgar mi labio inferior.

Mi lobo se restregó a la filosa provocación que el alfa me estaba influyendo. Lentamente mordí mi belfo y mis ganas de salir corriendo era la opción más fácil de huir.

<<Con Hoseok no te dan ganas de huir>>

Con Hoseok era muy diferente, las cosas no eran tan intensas 

Pero rápidamente borré aquel pensamiento. ¿Cómo podía comparar algo así?

El me jaló con cuidado, dando pasos cortos.

-¿Confías en mí? – preguntó.

-No, pero no tengo opción.

-No, no la tienes.

Sus manos acogieron mi cintura y levantándome del suelo me colocó en un pequeño asiento. Su presencia ahora estaba enfrente de mí.

-—Recuerda Park, que solo tiene que seguir las banderas verdes y cuando encuentren las banderas rojas no deben de pasar.  —dijo el tal "señor Kim"

—Sí sé el camino de memoria señor Kim, no se preocupe. – le confirmó.

El rugir de una motor bajo mi sangre, cada que el alfa aceleraba mi ritmo cardiaco volaba.

-¿¡Me subiste a una moto!? – mi pregunta salió en un grito cuando esta arrancó.

Mis vellos se pusieron de punta, y mis manos no tenían un lugar específico donde refugiarse.

-¡Agárrate fuerte! – pude escucharlo—, ¡Abrázate a mí! – me indicó.

Pero estaba tan alterado, que el conjunto de mis emociones no cabía en mi razón, los brincoteos bruscos de los parajes no me ayudaban a concentrarme.

-¿¡Que!? – le dije al no entender— ¡Jimin! ¡Bájame!

-¡Si no te sostienes, no vas a disfrutar nada! – de nuevo me grito– ¡Vamos acomódate! – mandó.

-¡Jimin, por favor bájame! – le rogué y aunque no podía ver nada, cerré mis ojos por temor—, ¡Te lo suplico!

-¡Solo déjate llevar! –me indicó— ¡No pararemos!

El brinco repentino me hizo llevar mis manos a mi cara.

-¡No hagas eso o caerás! – dijo el alfa alterado.

Temblando traté de acomodarme, pero el miedo de la velocidad y las vibraciones me daban la noción de que me caería en cualquier momento.

Su mano derecha, tomó la mía con brusquedad poniéndola en un lugar de su cuerpo. De alguna manera, el agarre me generó un poco de confianza.

Tantos movimientos y saltos, que mis entrañas se encogieron cuando la bajada fue más profunda y los nervios me hicieron reír.

-¡Iremos más rápido! – me avisó.

Y así fue, el jale de mi cuello y el viento en mi rostro fue más golpeado. El no saber dónde, cómo y no predecir nada me estaba llenando de una manera intensa.

Los nervios, pronto se convirtieron en risas cada que me estremecía. Las risas y los gritos de emoción del alfa, me contagiaron y me dieron la bienvenida a un punto sin retorno del gozo.

 Mis latidos eran cada vez más fuertes que los podía sentir en mi garganta y mi respiración se me dificultaba.

Mis sentidos estaban al límite y a la vez dormidos por la diversión.

Intensidad, equilibrio, pasión... libertad.

Sin presión me solté del alfa, cuando de dije que el camino era mucho más tranquilo.

-¡Solo abre las manos! – me mando.

Yo con lentitud fui moviéndolas a mis costados, hice mi cuello para atrás sintiendo; el viento, las hojas, el polvo golpear mi cara y el como se filtraba esa frescura por mi ropa.

-¡¡¡Sí!!! – el alfa gritó con emoción.

Mi risa salió de mis labios, sin poder negar deje que mis lagrimas salieran, el llenado de mi corazón subió mi temperatura, saliéndome de los límites, de pronto mi oído no dejo pasar ningún ruido que embriagara mi mente.

¿Yo estaba en peligro? Y si lo estaba, era maravilloso.

Pero  era aun mas peligroso que estuviera disfrutándolo con un alfa que apenas conozco.

Hola :)

Dejare otro capítulo. Esperó que lo disfruten. 

Saben que las quiero mucho y perdonen por lo errores de verdad lo siento mucho. 

ALICIELITO. 

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