. Capítulo 13 .

Durante toda una semana, me había costado sacarme de la cabeza la imagen de la cafetería, resultaba que el omega se estaba volviendo todo un ajetreo mental; cada que lo veía caminar por los corredores con aquella horrible sonrisa que le brindaba al beta cuando le contaba cosas.

<<¿Qué podía ser tan divertido?>>

Era bien sabido que a pesar de que el omega era un cero a la izquierda, llamaba la atención de una manera que no era curiosa, pero tampoco era agradable; se había parlado mucho de él cuando Taehyung se acercó al omega en la cafetería y ni hablar cuando salió con Jungkook enganchado a su brazo una vez.

Miré el bastón al fondo de mi casillero; no había tenido la oportunidad de regresárselo o más bien nunca lo había encontrado solo, siempre pegado al estúpido beta o en su caso de Taehyung.

Tome el bastón arrojándolo un poco más al fondo de este, tome algunos libros y mis audífonos, suspire un poco cuando doblé un poco mi cuello al tronarlo.

— ¿Por qué tan pensativo? – los besos húmedos en mi oreja me erizaron los vellos y el olor a flores me sacaron una pequeña sonrisa —. Te estuve esperando el fin de semana y no llegaste. — sus manos se fueron adentrando por debajo de mi camisa, sus dedos cálidos empezaron a hacer círculos sobre mi abdomen.

—Tenía cosas que hacer — le dije volteando a verla—. De ahí pase a la oficina y me quede dormido.

—Mentiroso — me acusó —. Yo estuve en tu oficina esperando a que llegaras y me quitaras mis bragas.

—Soi, sabes que no me gusta que te metas en ese lugar — le hablé.

Mi mano bajó hasta su pierna acariciándola y ella se fue acercando un poco más a mí.

—Lo sé, es solo que tenía ganas de verte y jugar un rato. Mi viaje me dejo deseosa, nadie es como tú. — la cercanía de sus rojos labios me asechaba a iniciar un beso.

Como una predicción ella lamió mi belfo rozando la abertura de estos, sonreí mirando cómo luchaba para que le correspondiera.

—No me ves en casi dos semanas y te atreves a no corresponderme. — ella me miraba con un puchero en sus labios.

Mi mano que se escondía por debajo de su falda fue recorriendo la tersa piel hasta llegar al inicio de su glúteo, mis dedos recorrieron osadamente la brecha de sus piernas acariciando sin pudor el pedazo de tela que me separaban de su intimidad y con mi otra mano la tome de la quijada.

—Puedo sentir que de verdad me extrañaste— le dije descarado.

— Nos pueden ver, Jimin. — me avisó nerviosa, yo miré de un lado a otro el pasillo y por suerte no había nadie.

—¿Desde cuándo nos importa que nos miren? — sus manos apretaban mis hombros.

—La última vez nos suspendieron. — Apreté su nalga, ella gimió ante la sensación, llenándome de sus feromonas.

—¿Entonces quieres ir a mi auto? — le respondí ignorando su comentario en sus labios y ella sin rechistar asintió. —, entonces ve, iré a dejar unas cosas y después nos desviamos a un lugar más privado, ¿Qué te parece?

Ella se separó de mí, alejado por completo sus toques, acomodo su falda y quitó algunas gotas de sudor a penas visibles de su frente.

—Que de verdad debo estar muy ansiosa. — se dio la vuelta y se fue contorneando esas hermosas caderas y largas piernas.

No pude evitar, mirar su espalda semi descubierta por su top y su cabello negro recogido en una coleta con un bonito moño hasta la punta.

(...)

Arrinconados atrás de mi auto, las respiraciones agitadas nos ahogaban en un ambiente lleno de feromonas que empañaban los vidrios, las sensaciones abrían nuestro sentido y apetito sexual.

Los lagrimeos de su cara marcaban las emociones del profundo placer que nos estaba socorriendo. Con tanta seguridad ella cabalgaba sobre mi miembro sosteniéndose de la ventana a nuestro lado.

Su top, que estaba bajado hasta su abdomen, me dejaba ver sus hermosos senos brincoteando en cada movimiento de la penetración; fui resbalándome un poco más hasta estar semi recostado y ella tuviera más espacio entre su cabeza y el toldo.

Los gemidos en mi oreja me hacían saber el buen trabajo que estábamos haciendo, su falda cubría parte de sus piernas y mi entre pierna, sin consentimiento, tomé la orilla de esta y la subí hasta su vientre atorando la orilla con su top que estaba en el mismo lugar.

—¡Oh~! ¡Jimin, más rápido!

Sus ojos cerrados y su boca abierta me hacían entender que estaba cerca de su orgasmo.

Me volví a acomodar sentándome medio recto, la tome de la cintura y le ayude a brincar más rápido, sus piernas se tensaron, y ella se pegó a mí con el fin de besarme desesperadamente, al cual yo correspondí. Su vientre se contrajo y sus feromonas se hicieron más fuertes cuando en un gemido dejo salir todo placer.

—¡Ah~! ¡Sí, sí, sí! – ella besaba mi cuello, lamiendo cada gota de sudor que bajaba sobre este— De verdad te extrañé Jiminie – me dijo cerca de mi oído.

Las penetraciones no habían acabado, pues aún faltaba que yo llegara a mi deseado orgasmo, pero mientras yo chupeteaba su cuello sin pensar, abrí mis ojos, encontrándome con la escena más horrible que podría expresar.

Ahí estaba Min, parado esperando con su típico overol azul, sus calcetines uno y uno, sus deportivos rojos, su cabello cayendo de un lado mientras el otro estaba recogido detrás de su oreja.

Las luces bajas hacían más blancuzca su piel aperlada, sus manos atractivas oprimiendo su bastón como de costumbre y se encontraba completamente solo, esperando quien sabe qué.

Los besos repartidos en mi cuello pararon, los roces fueron disminuyendo, así como el peso sobre mí. Indiscutiblemente, llevé mis manos hasta la perfecta coleta de la omega, la oprimí fuerte cuando su humedecida boca engullo por completo mi miembro, un suspiro salió de entre mis labios repentinamente cuando ella mordía y chupaba sin moderación.

Extendí mis dedos por su nuca, desvaneciendo el agarre de su coleta, y sin pavor la hice tragar hasta que sintiera que mi miembro llegaba más por su cavidad, moví mi cadera de enfrente hacia atrás, sus lágrimas, sus mejillas sonrojadas y su labio inferior lleno de saliva, me daban la sensación de una orilla sexual sensacional.

Sin querer volteé a ver de nuevo a la persona aún parada ahí, segado por la lujuria; miré los mechones de cabello cayendo por su frente, sus perfectos inmaculados labios rosados, su cuello lechoso sin una pizca de imperfección.

¿Qué sentiría besar una piel así de hermosa y pura? ¿Qué se sentiría besar y morder esos labios? ¿Qué sentirá jalar ese cabello?

Apostaba todo lo que tenía a que sería lo mejor, y podría pasar mis suspiros, y mis caricias.
Cerré mis ojos, solté la cabeza de ella y las llevé mis manos directo a desabrochar mi camisa, el calor de mi cuerpo me estaba quemando de poco a poco.
Abrí mi boca cuando el cosquilleo de mi vientre amenazaba en explotar pronto, aunque este fuera ansiado, no llegó.

Repentinamente, el mareo quería golpearme, respiré con falta de alivio y apreté mis ojos con tal de tranquilizarme, sentía que mi cuerpo se nublaba y se engarrotaba. Pero no caer estaba en mi mente, no ser débil y mucho menos quedar como un idiota estaba en mis planes.

Pero... yo siempre vivía bajo el pero.

Abrí mis ojos de nuevo y ahí estaba él entre mis piernas; miré sus cabellos pegados a su frente por el sudor, sus mejillas sonrojadas llenas de calor adornadas por sus lágrimas por el esfuerzo de estar penetrando su pequeña boca, noté sus manos blancas y marcadas acariciando mis piernas y sus uñas encajándose un poco en ellas por el esfuerzo, pude ver sus clavículas y sus hombros descubiertos.

<<Joder>>

Era una maldita joya mi imaginación, lo miré ahí hincado,  con su cuello indefenso, llenándome de sus feromonas, deseando que lo haga mío y cada poro de su piel me perteneciera, llevé mis manos hasta su frente despejándolo de cualquier rastro de cabello lo peiné hacia atrás y saqué de su boca mi miembro.

Lo fui acercando a mí tomándolo del mentón, alzándolo lentamente y sin quitar mi mirada de sus ojos.
Su mirada blanca aún podía ser la luz llena de oscuridad, sus labios llenos de saliva, se notaba tan apetitosos, llenos de vida, llenos de virginidad; virginidad que estaba dispuesto a quitar, querer borrarla, manchándolo de marcas hechas con mi boca, haciéndole que se estremeciera ante mi toque brusco de mis manos recorriendo sus pezones, sus clavículas.

Lo quería todo para mí.

Por eso en un movimiento lo acosté por completo sobre el asiento, quité por completo su overol que aún cubría sus caderas y el inicio de su apetitosa "V", al final pude ver toda su desnudez, sus manos tocaron mis hombros, acercándome más a él.

—¿Qué esperas? Soy todo tuyo. — me dijo en mis labios.

Yo me alejé y fue en ese momento cuando él mismo recorrió su cuerpo con sus manos traviesas exponiendo lo preparado que estaba para mí, sus pezones rosados erectos me ponían a morderlos con un afán de que lo gozara.

—¡Ah~! – un gemido corto, pero tan lujurioso.

—Déjame venirme en ti. — le dije, él asintió.

Abrió sus piernas en una evidente invitación de lo que queríamos ambos. Seguía hincado entre sus piernas, llevé mis manos hasta sus pantorrillas y las pasé sobre mis hombros, dándome una mejor posición.

Miré su rostro, su sonrisa que tanto me estaba gustando estaba plantada como un origen de nerviosismo en mis entrañas. Lentamente, lo fui penetrando, dejé sus piernas para llevar mis manos directo a sus caderas, las manos de él agarraron las mías, separando mi toque de su piel y entrelazar nuestros dedos.

—No estés nervioso— le dije—, confía en mí.

—No confío en ti. — me dijo. Ceñudo lo miré, y su cara pronto se posó divertida.

Sus labios se estiraron en una sonrisa vil y completa maldad, bajó sus piernas de mis hombros, dejándolas a mis lados.

—Vamos, que esperas para cogerme — me dijo en mis labios—. Lléname de ti, que esperas — Él paró su torso y se posó justo enfrente de mí, me aventó, esquinándome de nuevo de entre la puerta y el asiento.

 —Siéntate bien. — mandó y sin oponerme le obedecí.

Él se puso rápido en ahorcajada, me miró y me besó tan profundo que su lengua dulce se enredaba con la mía; sus dientes mordían mi labio inferior, el cual poco a poco fue jalando, sus manos fueron por detrás de su espalda hasta que pude sentirlo directo en mi miembro, con fuerza subía y bajaba con el fin de alinearlo en su ya mojada entrada, y cuando por fin lo hizo, comenzó a brincar sin compasión.

Sus besos húmedos en mi cuello iban dejando marcas de sus dientes, chupaba, mordía, dejaba besos y jalaba con sus dientes mi oreja.

—Mírame. — mandó. Cuando sus ojos cruzaron con los míos, mi vientre se contrajo y me sentí tan débil cuando mi espeso semen salió por completo.

Él no volteaba a ninguna parte, ni siquiera hablaba, solo estaba ahí con sus ojos cerrados, sentado sobre mí, dejándose llenar, hasta que termino con un pequeño beso en mis labios.

—¡Jiminie, Jiminie!— los llamados altos, me llevaron a reaccionar. Abrí bien los ojos, pero mi mirada aún seguía borrosa, mi boca seca y mis piernas aún estaban entumidas. —¿Estás bien? – la voz delgada de Soi me hizo reaccionar solo un poco, solo asentí.

—¿Qué paso? – le pregunte apenas en un hilo de voz.

—Es lo que me gustaría saber, ¿Qué paso? – su tono de preocupación, era una mezcla de decepción.

La única verdad es que ni yo sabía qué mierdas había pasado.

—Te llevaré a casa. — se separó de mí dejándome recostado en el asiento de atrás.

Cuando mi visón estaba un poco mejor, pude notar que Min ya no estaba a lo lejos.

—¡Mierda Jimin! — me reclamó —. Me has sacado el susto de mi vida—Soi me miraba de arriba abajo mientras acomodaba su top en sus pechos— ¿Te has estado alimentando bien? ¿O tan pronto ya necesitas una pastilla? — yo quería hablar, pero sentía que mi lengua apenas podía crear una palabra — Jimin te desmayaste y solo estás ahí dándome tu cara de estúpido casi muerto.  

Solo un suspiro fue mi respuesta.


Holaaaaa. 

Dejare un capítulo más, espero que les agrade y muchas gracias por leer y sus estrellas a pesar que tenga varios errores de verdad muchas gracias.

Las quiero mucho.

ALICIELITO.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top