. Capítulo 10 .









Tan pronto como habíamos llegado, la diversión y la felicidad se podía casi palpar en ambiente, y la emoción de nuestra llegada nos recibió con risas y algunos gritos.

Digerir el hecho de que estaba en una fiesta se me había dificultado desde que lo estaba pensando.

 Mentiría si dijera que no estaba nervioso, la sensación de cohibimiento se estaba apoderando de mí y tal vez era demasiado tarde para decirle a Jungkook que mejor me dejara en casa y después él se regresase a la fiesta.

—¡Hermanito, al fin llegas! – el llamado emocionado interrumpió mis pensamientos y fui soltándome un poco a poco de sus dedos— ¡pensé que no llegarías!— su voz por fin sonaba cerca.

—Como no iba a llegar si aquí duermo, tonto. – Taehyung le respondió en broma.

—Como sea, en la cocina están las botellas y en la sala están algunos bocadillos.

¿Botellas? supongo que el licor de café no cuenta como alcohol y en ese caso; esta sería mi primera vez ante la presencia del alcohol.

- Creí que solo sería una pequeña reunión. – le dijo Taehyung.

—El tonto de mi novio invitó a personas de su trabajo.

—Puro rufián.— ambos rieron.

—También algunos de mis excompañeros,  también tus compañeros y de ahí ya no sé. — pude sentir un toque en mi hombro— ¿Y quién es este pastelito?

—El es Yoongi y es de recién ingreso – me presentó, yo le di una pequeña sonrisa.

Su vago aroma a vainilla y rosas, me indicaban que era un omega. Le sonreí estirando mi mano, aunque esta se quedó suspendida.

—Es un gusto, soy Seokjin –al escuchar ese nombre no pude evitar tragar un poco de saliva--. El hermano de Tae -- su voz se escuchó un poco más fuerte cuando la música retumbo mucho más en la casa—. Tae, no sabía que ya eras tan buen samaritano y trajeras el servicio comunitario a casa. – yo ladeé mi cabeza sin entender a qué se refería y baje la mano.

—No es ningún trabajo social. Yoongi es mi nuevo amigo — la risa sonora de su hermano estuvo muy cercana de mi oído —. ¿De qué te ríes tonto?

—No te ofendas bombón, pero estoy seguro de que este no será su ambiente, así que trata de que no se meta en problemas por favor.

Al menos fue un "no te metas en problemas" y no un "saca a esta cosa de aquí" . Eso no quitaba de que Seokjin había hablado como si yo no existiera.

—Seokjin no empieces, por favor. – le dijo Tae.

—Lo siento hermanito, es solo que pues...

--Nada, solo venimos a divertirnos. ¿ok? – le interrumpió.

Eso estaba más que claro, pues Tae también durante todo el camino venia parloteando de cómo nos divertiríamos y perdería el control.

—¡Claro! – dijo emocionado —, solo que no hay algún ambiente para lisiados. — el rió ante su pequeña "broma"

—No seas un pesado – le dijo Taehyung, él me había tomado de nuevo de mis dedos —. Ven Yoongi.

—¡No quiero problemas Taehyung!— dijo antes de caminar.

Su mano estaba ahora posada en mi muñeca, él iba jalándome y describiéndome el camino.

No podía negarlo, el ambiente se me estaba haciendo extraño, tantos olores y sobre todo tanto ruido, no estaba funcionando para mis nervios.

<<¿Sería que me estaban mirando?>>

Los roces casuales en mis piernas, en mis hombros me podrían indicar que la casa estaba lo suficientemente llena.

- Siéntate aquí – Tae me tomó por los hombros y presionó un poco indicando de que me sentara–. Iré por algo de tomar. En un momento vuelvo, no te muevas por favor. – él me dijo, pero antes de que me soltara con la otra mano lo detuve. 

- ¡Tae! – le grité, y él se acercó un poco —.  Pero yo no tomo nada más que refresco y agua.

-Bueno, estas en una fiesta, y tomarás por primera vez lo que se toma en una fiesta. – 

Apreté mis labios.

- Tranquilo, solo traeré algo para que lo pruebes, ¿está bien?. 

Aunque no estaba seguro, yo solo asentí.

Sentí que nuestro agarre se deshizo y me hundí cada vez más en la comodidad de lo que creía que era un sofá, doblé mi bastón y lo coloqué cerca de mí. Sentado estuve esperando.

La música cubría todas mis necesidades para no aburrirse, aunque yo no podía sentirme así, y menos  cuando en realidad,  mis sentidos estaban disparados ante la adrenalina que se me estaba contagiando.

Movía mi cabeza al copas del ritmo.

—¿Yoongi, que tanto confías en mí? — la voz de Taehyung me sacó de mis pensamientos y mi conversaciones a solas.

—Con los ojos cerrados — le dije y después empecé a reír junto a Tae.

—No le veo la gracia —me dijo y yo seguí riendo, él me detuvo tocando mi pecho—.  Basta, basta... —me dijo, al final solo le dediqué una sonrisa —, Ten.

Él puso un vaso sobre mi palma y yo lo sostuve y poco a poco lo llevé a mi nariz. El olor ácido con un poco de cítricos invadió mi curiosidad por probarlo.

—Es ponche, en realidad no está tan cargado te lo puedo asegurar. 

Sin decir nada lo llevé hasta mi boca y le di un sorbo. Lo dulce del jugo y el refresco apaciguaba la combinación amarga y fuerte de lo que era el licor, pero al final hacía un delicioso balance. Aunque era inevitable que mi boca y mi garganta no se quemara un poco con el paso del líquido.

-¡Tus muecas son lo mejor! —me dijo riendo— ¡Oye! —me detuvo cuando le di un sorbo largo—. Tranquilo vaquero, el vodka es tan traicionero como las amistades. —dijo.

—Nunca había probado el licor. – dije aun sin separar el vaso de mis labios.

—Bueno, me siento especial de compartir este momento contigo. —me dijo y le di otro sorbo.

La verdad me sentía sediento y después del primer trago se me abrió la necesidad de seguir probando.

Mi maestra siempre decía: 

"Aprende a distinguir tus gustos, lo que te agrada y lo que te guste abrázalo. Nunca pierdas la oportunidad de probar nuevas cosas. Yoongi siempre trata de incluirte, pero nunca ensuciarte."

La verdad es que no sabía si sus palabras incluían ir a una fiesta y probar el alcohol, pero era algo tan común para todos los presentes, pero algo anormal para mi.

—Tu sonrisa solo me confirma que quieres otra, ¿no es así? —me dijo Tae y sin dudar un poco asentí —, Ten.

Mis dedos tocaron una base suave, liza y a la vez muy fría.

-Dale un sorbo, solo que no tan largo —me dijo cerca de mi oreja. Tae puso su mano sobre la que sostenía una botella o un vaso, llevé la boquilla a mis labios de poco a poco—. Eres como un bebe. —rió.

El líquido era aún más ácido, sin un toque de dulzura, era completamente amarga y estaba sumamente fría, que apenas mis papilas pudieron degustar el trasfondo del líquido. Tae alejó de mí la botella.

-En serio amo tus caras— la pizca de diversión me estaba contagiando—. ¿Qué pasaría si tu mami, viera lo atrevido que ya es su hijo? –- Tae habló con cinismo que no pude evitar sonrojarme.

-¿Esto dejará olor en mí? – pregunté cuando mi boca regresaba a la normalidad sin aquel sabor amargo--, ¿Qué era eso?

-Primero: dependerá de cuanto tomes – me respondió –.  segundo: es cerveza. – terminó por explicar-- ¿Qué te gusto más?

-Definitivamente el primero. – dije seguro—. Bueno, te dejaré con la cerveza en la mano e iré por más ponche... es más, traeré un recipiente grande. —dijo, después ya no pude sentir su cercanía.

Llevé de nuevo la boquilla a mi boca y di un sorbo, esto lo hice con el afán de seguir conociendo el sabor, pero este no dejaba de ser completamente amarga.

Poco a poco, iba acostumbrándome al sabor de la "cerveza" y aunque era obvio que la conocía, jamás me había atrevido a probarla, más que nada, por el hecho de que mi hermano en ocasiones llegaba tan mal y ahora sabía que también oliente a ella.

¿Dónde estaría Jungkook?

Bueno, tampoco era un secreto que él quisiera divertirse y que, por lo tanto, yo no estaba en sus planes de incluirme.

Inclusión

Muy dentro de mí, en lo más profundo de mi corazón; yo quería ser incluido, ser ese amigo divertido, ser como mi hermano, ser como Taehyung, ser como todos los que me rodeaban.

Cuando sentí la botella menos pesada y sin pensar en nada la acabé en un solo trago. No creo que solo una botella me pusiera mal.

-¡Yoongi! Te dejaré dos botellas y regreso en un momento. Por ningún motivo te muevas de aquí. – Taehyung me dijo rápido para después irse.

Me agaché solo un poco tratando de palpar, en donde estaban las botellas, hasta que mis dedos rozaron con la boquilla de una de ellas y cuando la iba a tomar, alguien me pegó tal vez con su rodilla en mi cabeza.

-¡Hey pequeñín ten más cuidado! – me dijeron. 

Instintivamente, me enderecé y llevé mi mano a sobar mi cabeza, así como suspiré algo largo. Volví a oler el líquido y esta vez mi boca se hizo agua. 

Sí, yo quería un poco más.

La música con ritmos electrónicos me rodeaba, los aromas, ya combinados con la pizca de lo salado y el olor de la nicotina, me llevaron a dar unos cuantos sorbos más. Al final no pasaría nada, si yo no me movía de aquí y mi sentido de la responsabilidad siempre estaba alerta.

(...)

¿Cuánto tiempo ya había pasado? 

Ni idea.  Pero la realidad era,  que tenía que ir al baño. Taehyung se había ido quien sabe dónde y yo solo me había quedado tomando las ya inexistentes dos botellas. 

<<¿Qué hago?>>

 No puedo quedarme aquí muriendo junto a mi vejiga. Sin pesadez en mis piernas, me reí un poco cuando traté de dar mi primer paso. Mi cuerpo se balanceaba de un lado a otro suavemente.

Desdoblé a mi fiel amigo "bastosito" y cuando este tocó el piso empecé a moverme, pero apenas pude hacerlo cuando alguien me empujó de vuelta al sillón.

Ceñudo suspiré. Y empecé a caminar poco a poco.

-¡Alguien se equivocó de lugar! – dijo un tipo a mi lado.

-¡De seguro no vio! – los demás empezaron a reír.

Solo era gracioso cuando yo me burlaba de mi desgracia.

-Cuidado amiguito – algunas risas eran seguidas. 

Entre empujones seguí mi camino sin éxito, daba gracias que estaban tan cerca de mí que me ayudaba a no balancearme con cada paso.

Mi cabeza se sentía como si estuviera en un pozo de nubes y mi organismo se sentía tan ligero que no sabía nada en esos momentos, pero lo que si supe, fue que de un momento a otro, me habían empujado soltando mi bastón. Las voces sorprendidas y los murmullos me dieron la impresión de que no había sido nada bueno.

-¿¡Que te pasa idiota?! – me gritaron.

-¡Disculpa, no fue mi intención! – dije rápidamente, pero apenas mis palabras fueron entendidas.

El tipo se rio.

-Que broma de mal gusto – dijo gracioso –. Se nos está haciendo costumbre encontrarnos.

-Yo, yo, yo... - dije pausado – Yo lo siento, no fue mi intención... solo quiero ir al baño.

-Y que te hace creer que nos importa – dijo burlón –. Aquí lo único que importa es que, por tu culpa, derramé mi bebida en mi camisa. – me dijo. 

Yo con mi torpe pie traté de buscar mi bastón.

-Sabes dulzura, deberías de irte – me dijo cada vez más cerca, pues podía sentirlo. - ¿O buscas algo? Digo lo único que vas a encontrar es que solo te desprecien. 

Yo tragué fuertemente cuando estaba tan cerca de mí, que su aliento me golpeaba en mi cara.

– Hazte un favor y no estorbes. – me dijo.

Estorbar; Yo ya estaba hasta la mierda de que me dijeran estorbo. Sus manos se unieron a las mías cuando dejo mi bastón entre mis dedos.

-Y por favor ya no lo sueltes, que de verdad están irritan...

Lo había empujado. Los sonoros "uh~" inundaron mis oídos, pero mi coraje estaba subiendo por mis mejillas y mis labios se movieron soltando mi verborrea.

-¿¡Y a ti que te hace tan especial!? ¡No te conozco pero con lo poco solo has demostrado ser igual que los demás! ¡Solo eres un idiota con un gordo ego¡- sí, yo lo había enfrentado.

Los mormullos fueron más sonoros. Las risas brotaron en el ambiente y mis manos temblaron.

-El cieguito tiene agallas. – dijo.

Mis manos sudaron, pero mi ira era más gradé y la idiotez de mis neuronas... también, tres cervezas habían sido suficientes.

-Incluso más que tú, idiota. – le dije riendo.

-¿Estás seguro? – pegó su frente con la mía y pronto me empujo. Mis pies no estaba tan estables que fue fácil moverme, otras manos me sostuvieron por atrás de mi empujándome de vuelta.

-- Estas tan perdido. Deberías ubicarte a donde perteneces. – su voz era algo apretada, pero mi valentía no había bajado en nada.

-Y según tu, ¿Dónde pertenezco? – le dije manteniendo mi frente en la suya.

-A un mundo donde ni siquiera debieron sacarte, maldito discapacitado.

Yo reí.

¿era enserio?... Me han dicho cosas mucho más horribles.

-No puedo tomar en serio tus palabras cuando vienen de alguien tan limitado del cerebro. – le dije.

El me volvió a empujar y de nuevo fui empujado de vuelta. 

De pronto como un simple juguete, varias manos me tomaron acorralándome. Yo estaba esperando un golpe que nunca llegó, al contrario, todas aquellas manos que me sostenían  empezaron a empujaban de un lado a otro, me quitaron el bastón y no supe donde lo aventaron.

Las risas se habían prolongado y como pelota me aventaban.

-¡Basta! – le decía pero nadie me hacía caso. - ¡Basta, por favor!

-¡Ahí va!- dijeron y me empujaron cada vez más rápido.

Mis sentidos no estaban despiertos y con facilidad mi estomago se estaba revolviendo. Las lágrimas y el bloqueo de mi sentido común, me hicieron llegar a una tremenda desesperación, llevando mis manos a mi oídos. No quería escuchar, las risas los insultos, la música y menos mis lamentos.

Con mi poca estabilidad frené mis piernas, pero no duró mucho cuando los jaloneos me obligaban a  estar de nuevo entre ellos  y querer jugar conmigo.

Mi estabilidad no duró mucho haciendo que me cayera, los de mi alrededor trataron de pararme y yo seguí en mi posición tapando mis oídos.

Pero fue en ese momento cuando las manos de alguien me abrigaron a mi alrededor. Instintivamente lo empuje, pero este me detuvo.

-¡Tranquilo! ¡Tranquilo! – me dijo.

Su voz fue como una cubetada a mi razón, me sostuvo de las muñecas y lentamente fue ayudándome a parar.

-¡Esta bien! – me dijo– Ven conmigo.

La música era lo que escuchaba y uno que otro abucheo.

-¡No hay nada que ver malditos chismosos! – les grito.

Con pasos seguros y uno que otro tropiezo, fuimos caminando a alguna parte de la casa, hasta que el viento fresco golpeo mi cara y lo refrescante que fue para mi torso. La música fuerte bajo ahogadamente cada que nos alejábamos.

Me sentó en la besa de algo duro.

-Estas a salvo. – me dijo, yo ladeé mi cara.

-Gra, gracias. – y aun que quise frenar mis lamentos, las lágrimas se hicieron presentes.

-Ya – limpio una de ellas–. Estas a salvo, no tienes nada que temer.

Mis lamentos se hicieron más sonoros, simplemente estos fluían y no tenía poder alguno de pararlos.

-Gra, gracias – dije de nuevo –. Si quieres ya puedes irte.

Sus pulgares limpiaron cada una de mis mejillas.

-No puedo irme cuando una hermosa criatura está en problemas. --dijo dulcemente y me sacó una risilla.

-Entonces ella te debe de necesitar. – le dije.

-Bueno entonces no me debo ir a ninguna parte hasta que pares de llorar. – su presencia me hizo respirar y tratar de tranquilizarme.

-Así, tranquilo --tomó una de mis piernas casi rozando mi rodilla–. Soy Hoseok, por cierto.

Yo uní mis piernas cuando me sentí algo incomodo por su toque.

-Yoongi. – le dije entre lamentos.

-Y bien Yoongi... ¿Te estabas divirtiendo antes de que eso pasara? – me preguntó.

-Yo, yo estaba buscando el baño solamente.

– Son muy hijos de puta, ¿verdad? – me dio un codazo-- ¿Aun quieres ir?

Con todo lo que paso, lo había olvidado. 

Pero aun así solo asentí.

-Aprovechemos que tus lamentos han bajado y vayamos al baño. ¿Está bien? – tomó mi mano y me jaló hasta que me pusiera de pie.

Caminamos tranquilos, sorbía mis narices con el fin que no escurriera nada de ella, pero el dolor estaba aún en mí y no podía alejarlo.

-¡Hemos llegado! – me aviso – Ve y yo te esperare aquí afuera.

Asentí, traté de abrir la puerta, pero no encontraba la perilla.

-Oh, listo. – el rechinido de la puerta abriéndose indicó que entrara.

Palpando, fui tocando las paredes hasta que había dado con el baño, lavé mis manos en cuanto termine, pero quería quitarme esta pesadez que sentía mi cuerpo. 

Empapé un poco mi cara, cerré mis ojos y aun podía sentir mi cuerpo moverse de un lado a otro, pero sin mover un solo pelo. Acuné un poco más de agua, mojando las hebras de mi cabello, llevándolo hacia atrás, los golpes en la puerta me hicieron reaccionar.

-¿Esta todo bien ahí adentro? – la voz de Hoseok me llamó.

De nuevo fui palpando el baño hasta encontrar la perilla de la puerta y la abrí.

-Veo que tomas te una pequeña ducha. – bromeó.

Yo le sonreí.

-¿Soy muy preguntón o solo eres de pocas palabras?

-Lo siento es solo que... no sé qué decir – le mencione-. Mi cerebro no está muy bien en estos momentos.

-Ahora entiendo- me dijo simple - ¿Quieres ir abajo o prefieres ir a otra parte?

-Podemos buscar a Tae- más que una pregunta, fue un ruego.

-Oh, claro – demostró alegría –. Solo que... no sé quién es Tae. – río.

-Él debe estar dentro.

-Entonces vamos. – me tomo y me engancho a él. - ¿Vienes con alguien más, aparte de Tae?

Por un momento lo pensé e iba  mencionar a Jungkook, pero este no estaría tan feliz de que me liguen a él, podría estar ciego, pero no era ningún estúpido.

-No, solo con él.

-Buen entonces en marcha.

De nuevo estaba dentro de la casa, la música no había parado aunque algunas ya se hubieran repetido algunas veces. 

Los olores hormonales, señalaban las acciones de lo fogoso que podía estar el ambiente, relamí mis labios solo un poco cuando al fin pude distinguir el aroma de mi "salvador"

-¿Vas en la universidad? – le pregunté.

-Sí, de hecho voy en tu salón – dijo simple--. En realidad no tiene mucho que retomé mis estudios.

Abrí mi boca ante la sorpresa.

-¿Eres mayor?

-Sí, supongo que sí. – frené un poco cuando mis dedos palparon una botella.

Sin dudarlo la tomé.

-¿Es una cerveza? – le pregunté.

-Sí, solo que ya está vacía – me indicó –, si quieres vamos por otra.

-No quiero incomodarte. – el río y apretó mis dedos.

-Encuentro tu compañía muy agradable en realidad.

-¿En serio?- no podía creerlo.

-Porque dudas, toda persona que no habla debe tener una compañía habladora. – le sonreí.

(...)

Hoseok había resultado de lo más interesante, me había olvidado de que buscábamos a alguien y que en realidad bebía solo por querer seguir probando.

- Es oficial, se ha acabo la cerveza. – me informó.

Hice un pequeño puchero y lentamente me iba resbalando por la superficie.

-Pero es una buena noticia, así ya no estarás más borracho.

-Yo no estoy borracho. – le hice saber.

-Claro que lo estas- me picoteó la nariz.

-No lo estoy -- contradije –. Si estuviera borracho no podría sostenerme.

-Yoongi te estas cayendo, poco a poco te estas yendo de lado. – río y yo con él.

-De hecho ahora odio, el sabor de la cerveza.

-No se notaba, pensé que ya eras un bebedor habido.

-Nada de eso – hipé un poco –. Hoy, esta noche supe que es tomar.

-Bueno... -

-¡Yoongi!- la voz gruesa de Tae lo había interrumpido.

Sus brazos me acunaron en un apretado abrazo.

-¿¡Dónde rayos te habías metido!? – me preguntó, su aliento alcohólico me revolvió el estómago y lo aleje solo un poco. -¡Perdóname! ¡Perdón, perdón, perdón! – besó mi mano.

-¡Me abandonaste! – le dije riendo.

-No nada de eso, solo fui por unas cosas y de pronto ya no estabas en el silloncito. – yo me solté, enojado.

-¡Me hicieron llorar y jugaron conmigo como pelota! ¡Y tu quien sabe dónde estabas! 

 Lo que no quería que sonara como reclamo, fue un completo fracaso.

El carraspeo nos llamó la atención.

-¿Eso es verdad? – preguntó.

Cuando iba a contestar, el beta me interrumpió.

-Sí, fui yo quien lo rescató.

-¡Muchas gracias! – dijo Tae emocionado.

El tronido de un beso fue sonoro.

-Eres todo un héroe, si deseas algo no dudes en pedirlo.

-Hablando de que si queremos algo más... - hipé- ¿ya no hay más poche?

-Sí, ¿quieres ir un vaso? – me preguntó.

-Sí

-No – hablamos el beta y yo al mismo tiempo.

La risa de Tae y su mano en su hombro me dieron confianza de alejarlo  de mí, como explicar que estaba enojado, triste y completamente perdido.

-Está bien iré pronto por unos tragos, no tardo. 

-Ya no confiare en esas palabras – dije de repente.

Hoseok apretó mis dedos.

-No hablas casi, pero tal parece que tienes mucho que decir con unas copas de más. 

- ¡Aquí esta! – Tae puso en mis mano el vaso lleno.

-¿quieren ir a bailar? – Tae preguntó.

Yo sin titubear lleve hasta el fondo la bebida, el rapado de mi garganta regresó a sentir esa intensidad de fuego gustoso de ya casi nada de sabor a fruta.

-Yo no bailo, pero los vere desde... -- el beta se oponía.

Pero lo interrumpí cuando encontré sus manos y lo jalé con nosotros, mientras Tae me jalaba con él.

Las palmadas del ritmo. Las risa profunda de Tae combinadas con los gritos, fueron realmente algo que no podía explicar. Por primera vez en mi vida, nada me estaba preocupando y simplemente lleve el ritmo a mi cuerpo. Las gotas de sudor bajaban por mi sien, recorriendo mi cuello y mojando mi playera.

-¡Te ves hermoso! – me dijo Tae apretando mis mejillas - ¿Verdad? – dirigió mi cara hacia alguien más.

-¡Eso ni dudarlo! – los tres reímos.

-¡Abre la boca! – me dijo Tae, sin dudar la abrí.

Casi escupí lo que me tragué cuando el sabor tan seco del vodka se relacionaba como un viejo conocido. 

-¿Qué hora es? - pregunté. 

-Que importa y si vuelves preguntar, te daré otro shot - me advirtió Tae. 

El aliento cálido del soplido en mi oído, crisparon mis vellos y la piel se me erizo con solo el toque en mis caderas. 

- De nada. - me dijo. 

Y por fin pude reconocer esa voz. Ahí supe quién me había hablado en la aula.

Yo Min Yoongi, estaba disfrutando en un mundo desconocido con solo tres personas, un montón de alcohol en mis venas que aumentaban con los shots que Taehyung me daba, con música que provocaba el roce de cuerpos  y el aliento caliente de Hoseok en mi cuello, haciendo que muchos suspiros fueran liberados de mi boca. 

-Park Jimin, no deja de verte. - me susurró Taehyung. 

Y como si supiera donde estaba sentado, yo dirigí mi cara a lo que pensaba en donde estaba. 

Y solo mi lobo lo confirmo, cuando solté mi aroma. 

Pero todo se acabó al momento que la música se dejó de escuchar.

Hola!

espero que estén muy bien. 

ALICIELITO.

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