Aire fresco
—La comida está muy rica hoy. —Respondo mientras le doy un mordisco a los macarrones un poco crujientes. Intento hacer una sonrisa mientras mastico— ¿Quien ha cocinado hoy? Joder, está buenísimo.
—¿Has recogido tus cosas ya? —Pregunta Penny cortante.
Le hago una mirada de hastío.
—Sí, ¿Que te crees? ¿Que estoy esperando a que me des una oportunidad o qué?
—Parece que si, porque, y lo siento mucho Penny, pero estos macarrones están crudos y no creo por nada en el mundo que tú, Becky, digas que están buenos. —Responde John.
Penny observa con mala cara a John.
—A la próxima cocinas tú.
—Si quieres puedo cocinar yo. —Respondo mientras dejo mi plato lleno.
—¡Te vas mañana! —Responde de mala forma Penny.
Me levanto con mi plato en la mano y lo llevo a la cocina.
—No hay forma eh... Bueno, bueno... ya he encontrado sitio. Mi amiga Nerea me ha dejado estar en su casa todo el tiempo que quiera. Dice que somos amigas y para eso están las amigas, para ayudarse. —Respondo enfatizando las dos ultimas palabras.
—Pues que te lo pases muy bien. —Responde Penny y se va.
—Becky. —Comienza a hablar Josh— Voy a echar de menos tus comidas, en serio.
Recoge su plato también lleno.
Voy a mi cuarto y me tiro en la cama. La maleta aún vacía es negada a ser llenada por mí.
No quiero irme de este piso. He venido aquí para poner fin a mi dependencia con mis padres, si se enteran que estaré en la calle me dirán que ya lo sabían, que lo veían venir. Ellos nunca han creído en mí.
Me giro y veo el papel que me dio el chico de ayer. Lo agarro y leo la dirección.
"C/ Travesía Rivera a las 5:30 pm"
Puedo ir y probar.
No me queda nada más fuera. Solo intentar sobrevivir con poca comida y de los malhechores que anden por ahí por la noche.
Son las cuatro y media, así que me ducharé, prepararé e iré a aquella calle.
...
Tarda mucho... son las cinco y media y este hombre no aparece. Alomejor está intentando reclutar a más gente.
De repente tocan mi hombro y me giro.
—¿Qué pa...? —El chico encapuchado tiene un pasamontañas com una cara triste, ¿Cómo no me di cuenta antes?— ¿Qué haces con eso? ¿No te da vergüenza?
—Calla niña y sígueme.
—Primero habrá que hablar sobre lo que me propones, ¿No? ¿Te crees que voy a seguirte a un sitio sin saber nada sobre eso?
El chico saca la pistola y me la pone en la cabeza.
—Que me sigas he dicho, ya lo verás.
—Está bien, hostia. No hace falta que amenaces, te seguiré pero baja esa pistola, podría verte cualquiera. —Respondo sin importancia pero por dentro estoy cagada de miedo.
El chico baja la pistola y me hace un ademán con la cabeza para que le siga.
—Si alguien me viese con la pistola nadie haría nada. No van a sacrificarse por alguien que no conocen. —Responde seco.
Hago una mueca de disgusto.
—Tienes razón y eso apesta. Yo sin embargo, si haría algo.
El chico suelta una risa corta.
—Todos dicen lo mismo.
...
Finalmente llegamos a un bosque. Reconozco que me estaba empezando a preocupar pero, ¿Ya para que sirve?
Llegamos a una cabaña grande, pero, antes de entrar se gira hacia mi.
—Solo te diré estas normas y cúmplelas a rajatabla.
—Hecho.
—Debes confiar en nosotros. Nunca, pero nunca cuestiones al jefe y siempre debes obedecerle. ¿Entendido?
—Es fácil... Entendido.
El chico se queda mirándome por un largo rato.
—¿Que miras? ¿Ya te has enamorado o que?
—No digas tonterías. Simplemente estoy analizándote. Deja esa seguridad a un lado cuando entres aquí, solo tenla a la hora de pelear. Seguramente te meterás en líos.
No sé de qué está hablando pero aún así no digo nada al respecto.
El chico toca la puerta y pronto está abierta.
Veo a un chico con una máscara y a otro con unas gafas raras.
—Oye, a mí no me dijeron que había que ir disfrazado. —Respondo.
Todos se miran entre sí.
—Cállate. —Responde mi acompañante.
—Hola, yo me llamo Ticci-Toby. —Responde el chico de las gafas y me da la mano.
Sonrío y se la estrecho.
—Yo soy Becky.
—Yo me llamo Masky. —Responde el de la máscara.
Me asombro.
—¿Es tú nombre real? —Pregunto.
—Digamos que si. —Responde él.
—¿Ellos también han venido nuevos? —Pregunto.
—No. Solo has venido tú. —Responde el chico de la capucha.
—Por cierto, no me has dicho como te llamas.
—Hoodie para ti.
—Vale.
—Déjalo es un soso. —Responde Masky y sonrío.
De repente una puerta se abre y todos se quedan rígidos.
Me giro y veo como alguien alto... muy alto... sale de la habitación.
Alzo mi cabeza para ver su rostro pero... no tiene. Es completamente... completamente blanco.
—Eres la chica de la que nos ha hablado Hoodie, ¿Verdad?
¡Habla! ¿Cómo habla? Que coño pasa.
—Eh... yo...
...
—¡Despierta! —Exclaman y siento una bofetada en mi cara.
—¡Joh hijo de puta! —Exclamo y abro los ojos.
No, no es John. Es... ¿Masky?
—¿John?
—Creía que era un sueño. —Respondo llevándome una mano a la cabeza.
—¿Quién? ¿John?
De repente la puerta se abre y aparece Hoodie.
—¿Ya se ha despertado Becky? —Pregunta.
—Eso parece. —Responde Masky.
—Avisaré a Slenderman, vamos sal de la habitación.
Ambos se van y me dejan sola.
¿Slenderman? ¿No será ese hombre sin cara otra vez?
La puerta de la habitación se abre y veo esa mano grande y blanca en el pomo.
Agarro la sábana y la llevo a mi rostro para taparlo completamente.
Estoy hiperventilando, esto no puede ser real. ¿Será todo una broma de Penny?
Escucho que bufan y luego siento como se sienta en la cama.
—Me han dicho que eres buena peleando. —Responde con voz grave. Siempre he pensado que las personas altas suelen tener la voz grave. Ahora mismo lo estoy comprobando. —Entiendo que te asuste verme, no es la primera vez que lo hacen— No parece aturdido ni dolido— Si no bajas la sábana no vamos a poder conversar... —Aún sigo sin bajarla. Suspira. —O la bajas tú o la bajo yo.
—¡No! ¡Eso sí que sería horripilante! ¡Como en una película de miedo!
—No sabía que eras tan miedosa. Creía que eras más valiente. —Responde y frunzo el ceño.
Ah, eso no. No soy una miedica, soy una persona fuerte que no le tiene miedo a nada.
—No soy una cagueta, eso sí que no. —Respondo y me siento estúpida al decir eso.
Poco a poco voy bajando la sábana hasta que puedo ver un poco de su rostro y la intento subir de nuevo pero éste me la quita.
—¡Gilipollas! —Exclamo y alzo mi mano pero éste me la atrapa. Su larga mano está en mi muñeca. —Suéltame.
Cierro los ojos, no quiero ver su rostro de cerca.
—Si abres los ojos y me miras por más de cinco segundos, te dejo libre. —Responde.
Suspiro.
—Está bien. —Respondo y abro mis ojos lentamente.
Ahí está su rostro... bueno... sin ojos, nariz ni boca.
¿Cuanto tiempo llevo ya?
—Esto es demasiado raro. —Respondo pero no dice nada al respecto.
El ambiente se siente tenso... O solo soy yo.
Siento como aprieta más mi muñeca.
Estoy segura que han pasado más de cinco segundos. Intento hacer todo mi esfuerzo por no apartar la mirada, y a la misma vez siento como mis sentidos se van perdiendo, como si de alguna forma él pueda transmitir algo sobre mí. ¿Poderes? Bah, no lo creo, eso no existe. Pero es la primera vez que me siento tan... ¿Cansada?
Llaman a la puerta y ambos nos sorprendemos.
—¿Cuándo empezamos con el entrenamiento? —Pregunta Hoodie.
Slenderman me suelta.
—Ya.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top