Capitulo 14

Hola antes de empezar quería dejar este pequeño ¿mensaje? Es el primero que hago en la novela y no se, se me dio por hacerlo. Solo quería decir que lo siento por tardar tanto en publicar y prometo esforzarme más la próxima. Bueno espero que les guste el capitulo.

Hayden

No se cuanto tiempo tuve mis labios sobre los de Eridan. ¿Un minuto? ¿Un segundo? Lo que se es que no se sintió nada mal. Sentí la electricidad recorrer por mi cuerpo y me gusta pensar que ella también lo sintió. Se que esto terminará mal para los dos. Ella y yo tomaremos caminos muy distintos en el futuro y esto es lo que yo precisamente quería evitar. Pero no es fácil evitar a una chica como Eridan, de esas que con tan solo mirarlas ya te caen bien.

En cuanto el beso me estuve reteniendo mucho tiempo y verla allí, ante el amanecer el cual dejaba un brillo especial en sus ojos, su cabello rubio brillaba ante el ocaso y puedo jurar que nunca la había visto tan perfecta a pesar de oler a repelente y sudor. Ella separa sus labios de los míos. No fue un beso apasionado ni nada de eso, fue más bien... un pico. Nuestros labios apenas si se movieron, pero eso no le quita lo lindo al beso. Ella se encuentra roja como un tomate, pero luego la notó ofendida.

-Eres un idiota Hayden.-dice mientras se para de la roca y comienza a correr.

-¡Er! Espera yo... No era mi. Bueno si lo era, pero yo...

Se había ido, la beso y se va. Se que puede que se sienta confundida ahora, la entiendo a la perfección. O puede que crea que soy un idiota que no es capaz de mantener una amistad con una chica linda sin que se le pare. Tal vez ambas. Porque soy ambas. Paso mi mano por mi cabello. El sol se escondió del todo ya y me encuentro solo junto la inmensa oscuridad. Vuelvo a la roca y me siento dejando los pies al aire y apoyando mis codos en mis rodillas. 

-Soy un idiota.


En el autobús a la vuelta me senté solo por voluntad propia. No tenía ganas de hablar con nada y Eridan se sentó lo más lejos de mi posible. Ahora ella quien ponía barreras entre nosotros dos.  Veía como Mía trataba de sacar algún que otro tema de conversación al cual Eridan solo respondía con un asentimiento de cabeza. Sabía que ella también quería pensar en todo lo que estaba pasando al igual que yo.

A ver. Bese a Eridan. Ella se fue corriendo. Es obvio que me rechazo pero algo me dice que aún hay más. 

¿Como empezó todo esto? ¿Como hizo ella para hacerme llegar a este punto? Debo convencerme a mi mismo que esto es solo una estúpida ilusión. Eridan es solo una cara bonita y no es la única mujer en el mundo. Soy un adolescente que aún no ha aprendido nada de la vida ni del amor para decir que estoy perdido por Eridan. Tengo diecisiete casi dieciocho. No puedo caer por alguien que se iría sin más dentro de unos meses. 

Cuando pare frente a mi casa nunca me sentí mejor. Hasta que recordé que Eridan baja conmigo porque vivimos en la misma cuadra.  Ninguno de los dos dijo palabra alguna y cada uno se fue por su lado. Camine con mi bolso en la mano y le mande un mensaje a Chales para que vaya a casa de Nick a recoger sus cosas. No pensaba decirle que venga a casa con el riesgo que la loca de Charlotte venga de colada y trate de arrinconarme contra la pared. Cuando abrí la puerta de casa mi madre me recibió con un calido y fuerte abrazo que era justo lo que necesitaba en ese momento. Paso su suave mano por mi rasposa y sucia mejilla y me quito la mochila de los hombros y la dejo en el piso.

-Ve a darte una ducha y luego hablamos de como te fue en el campamento ¿Si hijo?-asentí.

La verdad no podía estar más de acuerdo con mi madre. Cuando entre al baño me libre de mi camisa completamente sudada y sucia, al igual que mis jeans. Prendí el agua caliente y me coloque debajo dejando que fluya por todo mi cuerpo, como si el agua fuese capaz de arrastras mis problemas tan fácilmente. Frote el jabón por todo mi cuerpo para perder el olor a pescado y fango que llevaba en cima. Cuando salí me puse ropa limpia y creo que nunca me sentí tan feliz de usarla, me sentí de alguna forma más liviano. Mi madre me esperaba abajo con dos tazas con café y unos pastelillos. Tal vez no sean los manjares noruegos de Eridan, pero sin duda eran deliciosos.  Le conté todo sobre el campamento salvo por lo del beso, y se divirtió mucho cuando se entero lo de Nick y Rachel.

-Hay ese Nick... no va a cambiar nunca-dijo mientras reía y se limpiaba una lágrima- ¿Al menos recordó usar protección?

-Es lo único que nunca se le olvida.

-¿Y tu? ¿Tuviste algún momento romántico en el campamento?

-¡Mama!-dije escupiendo mi café provocando que mi madre vuelva a reír.

-Seré vieja hijo pero no tonta. ¿Con quien te acostaste tu en el campamento?-negué mientras intentaba no reír. A penas si había besado a una chica y no salió nada bien, pero no pensaba decírselo. Me levante y lleve mi taza al fregadero y luego me volví hacia ella.

-¡Aún soy virgen mama!-dije mientras retomaba mi lugar junto a ella, quien soltó un suspiró.

-Recuerdo cuando tu padre y yo teníamos tu edad, nos escapábamos todas las noches a... ya sabes. Nos divertíamos mucho ocultándonos por allí.-un chico normal se quejaría o le daría asco que le hablen de como era la vida sexual de sus padres (aparentemente los míos tenían una muy, muy activa) pero cuando tu padre esta muerto, cualquier charla que lo nombre te interesa. En especial porque mama aún sufría por ello. Papa fue el hombre de su vida, fueron novios desde la secundaria y así hasta que se casaron y me tuvieron, luego vino el accidente, la depresión de mama y fue muy difícil salir adelante. Ella bajo la mirada y una sonrisa melancólica se dibujo en rostro. Tome su mano y le di un ligero apretón que la hizo dejar sus recuerdos con mi padre para volver a la realidad. Con su mano libre me acarició la mejilla y vi que una lágrima rápida huyo por su mejilla- Te pareces tanto a él...

-Siempre me lo dices.-bromee.

-Es que es verdad. No puedo seguir añorando mi pasado si puedo disfrutar mi presente y mi futuro contigo Hay. Tu eres mi mayor tesoro, solo espero no perderte...

-Te prometo que no lo harás.

-Te estas dejando crecer la barba, la mano me da cosquillas.

-Debo rasurarme mañana antes de ir a la escuela-dije más para mi mismo.

-Bien, ordenaré una pizza y luego a dormir ¿Entendido?-asentí- Bien, eres un buen chico. 

Subí a mi cuarto, esto solía pasar siempre cuando tocábamos un tema de papa. Mama se ponía triste muy rápido y cuando se encuentra así la dejo tener un respiro para que pueda calmarse sin tener que fingir ante mi que todo esta bien, se cuando ella se encuentra mal de verdad y cuando solo necesita un respiro. Por eso no hay tantas fotos de papa por toda la casa. Para ella fue muy duró perderle. 

No puedo dejar a mi madre sola, tal vez allá una manera de llevarla a Stand Ford conmigo. Ya había enviado mi solicitud de beca y si todo salía bien este año podría asistir a la universidad de mis sueños y cumplir el último deseo de mi padre. Eridan se iría a Noruega con su madre, el país de la perfección y no volvería nunca a América salvo para ver a su padre. Ella es una etapa pasajera en mi vida. Algún día les contare a mis hijos sobre la chica rubia de asentó noruego que llegó a mi escuela el último año y que rechazó mi beso, nos reiremos de la historia y seguramente para ese tiempo ni siquiera me acordare de su nombre. 

Pero no creo que vaya a ser tan fácil. 


Le pedí a Chales si podía llevarme a la escuela y a pesar de nuestra pelea pasada el acepto llevarme con gusto. Aún no me encontraba mentalmente preparado para el autobús. Fuimos hablando y el me contó que ya sabía lo de la hierva venenosa. Le pregunte como estaba con su nueva novia y me contó que ella era una chica muy dulce. Y por lo que había visto así parecía. Marcie era una chica agradable, o al menos eso creía yo por las pocas veces que había estado con ella. Tenía el cabello castaño brillante y lacio, a diferencia de Charlotte que lo tenía más ondulado y Mía quien tenía un manojo de rizos. Sus ojos mieles transmitían inocencia pura y si me lo preguntaban tenía más aspecto de niña que de adolescente, pero no por eso era fea. Ella es muy distinta a Mía en varios sentidos. Una con los ojos mieles y la otra con una rara y exotica combinación entre el verde y el castaño, una con el cabello lacio y la otra rizado, una de piel blanca como la nieve y la otra de una tez más morena. Ambas eran lindas a su forma, pero no era yo el de la decisión sino Chales. 

Cuando llegamos a la escuela el autobús acababa de estacionar por lo que lo apresuré a entrar a la escuela antes. Pasamos y vimos a Nick abrazado a Rachel quien a su vez hablaba con Mía y Luke. Cuando Mía nos vio llegar se disculpo y se fue seguida de Rachel quien me saludo con un simple movimiento de la cabeza y ignoró  a Chales. Cuando llegamos los chicos nos dedicaron un saludo como la gente con un choque de puños. 

-¿Como pasaste el fin de semana Chales?-pregunto Nick, quien aún conservaba unas marcas por la hierva venenosa- Tu y Marcie se divirtieron mucho por lo que parece, estas de muy buen humor.

-Al parecer no mejor que tu y Rachel, tienen marcas por todos lados-Luke soltó una carcajada al igual que yo y Nick solo viró los ojos.

-Aw, nuestro pequeño Chalesito esta creciendo. ¿Usaste protección amiguito?-pregunto Luke despeinando a Chales.

-Eso es algo que no te diré. A demás de Nick... ¿Alguien más tuvo suerte en el campamento?-pregunto. Luke negó riendo.

-Eso es algo que no te diré.-dijo en tono burlón Luke y luego me miró a mi- ¿Y que hay de Haydensito? Te vi ir con Eridan la otra noche-mi buen humor desapareció por dos motivos, uno me llamó "Haydensito", dos menciono a Eridan. Al parecer Luke notó que hizo mal en preguntar porque pronto cambió de tema. 

Seguimos hablando hasta que pasaron Isabela y Adam tomados de la mano conversando muy gustosamente. Miré a Luke, pues no era la primera vez que se quedaba viendo a Isabela caminar a gusto con Adam y verlos sonreír como dos bobos enamorados. Hay mi pobre amigo, se que se siente el no ser correspondido, pero me imagino que debe doler más el que la chica que te gusta se pasee por allí en brazos de otro. Le doy una palmada amistosa en la espalda y el sonríe. 


Esa tarde Chales tenía una cita con Marcie, por lo que no me quedo otra que el autobus. Cuando me subí fui al fondo pero no vi a Eridan por ningún lado, así que supuse que ella se había ido con Mía o Rachel. Suspiré, tampoco vi a las amigas de Charlotte cerca. Pero si la vi a ella, parecía más tímida que antes, inclusive más inocente. Se acerco a mí y por primera vez no se comporto como un chiquilla maniática. 

-Hayden, ¿Has visto a las chicas?-me pregunto como si nada.

-Oh, em... no lo siento Char-dije sin saber bien que pensar o decir ante este nuevo espécimen desconocido por la humanidad, una Charlotte actuando como toda chica normal debería hacer.

-Claro, tenían el proyecto de ciudadanía, perdón por molestarte Hayden-se disculpó y comenzó a alejarse, pero algo me impulso a detenerla. Después de todo se merecía una recompensa por ser agradable sin su típica locura.

-Si quieres puedes quedarte, Eridan tampoco esta así que no me molesta-ofrecí, ella volteo provocando que su melena castaña ondulada se moviera a un costado.

-¿Seguro?

-Claro, no veo porque no. Hoy estas... diferente.-admití, ella me sonrió y le quite mi mochila para dejarle un lugar.

Estuvimos hablando de lo más normal, para mi sorpresa, como si ella nunca hubiese sido esa niña loca capaz de todo por llamar mi atención. Hablaba como si solo fuese una chica agradable la cual se había sentado a hablar con un chico como buenos amigos. La verdad es que amaba a esta nueva Charlotte, tal vez se dio cuenta de que estaba equivocada en cuanto su forma de acercarse a mi. Me contó que Chales esta más agradable con ella desde que sale con Marcie y que la chica le parece buena. También que fueron a visitar a su padre a la cárcel ese fin de semana. Tanto a Charlotte como a Chales les incomodaba hablar sobre su padre, pues bueno, me imagino que no debe ser fácil tener un padre en prisión por contrabandeo. Pero ella se esforzó en quedarse neutral, yo sabía que lo solían visitar dos o tres veces por mes.

Yo no pude contarle mucho del campamento, solo que pescamos y que Nick y Rachel se llenaron de ronchas, cosa que toda la escuela ya sabe. Pero aún así se río con mi historia y la verdad es que me sentí bien de robarle una risa que no sea falsa. Obviamente no le conté lo de Eridan, pues tenía miedo de arruinar a esa Charlotte dulce. Pero ella terminó preguntando de todas formas.

-¿Y Eridan?

-Pues, tuvimos diferencias en el campamento-ella me oyó atenta, pero no logré hallar ningún sentimiento de celos o enojo, sino curiosidad así que continué.- Estamos peleados por eso.

-Así somos las mujeres Hayden-contestó ella- Se le pasará, confía en mi. Solo dejala que se calme y tu sabrás el momento adecuado para hablar con ella.-dijo con total sinceridad, lo cual me dejó sorprendido- ¿Que?

-Nada solo... me gusta la nueva tu-sonrió y luego desvió su mirada a la ventana- Esta es tu parada.

-Wow, no me di cuenta de que habíamos llegado-dije mientras me levantaba, ella se corrió para dejarme pasar- Fue una buena charla. Adiós Charlotte.

-Nos vemos.

Baje y me sentí mejor después de hablar con ella. Si ojala hubiera cambiado antes... no es tan mala cuando deja de lado su locura innecesaria. El autobús se fue y vi como Axel estaba tras mío, se despidió antes de irse y yo hice lo mismo. Camine hacia casa y me frene cuando pase junto a la de Eridan, no tenía el auto gris estacionado por lo que supuse que no había nadie en casa aún. 

-¿Que haces aquí?-voltee. Allí estaba ella con su cabello recogido en una coleta mal hecha, pero que le quedaba bien, tenía el ceño fruncido. Apenas si la había visto esta mañana durante las clases pero ella no volteo a mirarme en ningún momento. Trague saliva y ella viró los ojos y pregunto de nuevo- ¿Que haces aquí Hayden?

-Eridan-fue lo único que pude decir, sentía un terrible nudo en la garganta y sentí que se iba el aire de los pulmones.

-Te lo preguntaré una vez más Hayden. ¿Que haces aquí?-pregunto, me tragué el nudo con dificultad y me obligue a mi mismo a hablar.

-Yo estaba yendo hacia mi casa-conteste como pude, ella negó y paso a mi lado golpeándome con su hombro.- Eridan-ella frenó pero no volteo- Lo siento, yo no quería...

-¿Besarme? Pues no lo pareció.-dijo por fin mirándome- Vete Hayden, no quiero verte. Ni siquiera fuiste capaz de afrontar el problema, me evitaste todo el día.-me espetó.

-¡Y tu también lo hiciste! ¿O no?-pregunte de forma sarcástica.

-Eres un cobarde Hayden-dijo molesta.

-¿Así? Pues no fui yo quien se fue corriendo "Señorita nunca me equivoco"-espete esta vez yo, ella me fulmino con su mirada, sus ojos dejaron ese azul oscuro y se convirtieron en un azul frío, cargado de irá. 

-Pues tu no fuiste detrás de mi.-no conteste nada, en eso tenía razón pero ella hirió mi orgullo y yo haría lo mismo con el suyo. 

-Pues no eres de las chicas por la cual vale la pena ir detrás-conteste imitando su voz fría y fijando mis ojos en los de ella, vi como mi respuesta la sorprendió y se acerco a mi a paso amenazante. Un dolor corrió por mi mejilla, Eridan me había dado una cachetada. Lleve mi mano a mi mejilla y la mire molesto, jamás le levantaría la mano pero mi mirada le dijo todo, vi como sus ojos se cristalizaban y su mandíbula temblaba.

-Eres un idiota Hayden Dunne-su voz estaba cargada de rabia y dolor, pero aún así no baje mi guardia.

-Dime algo que no sepa.

Ella se dio la vuelta y sin correr, pero a paso firme abrió la puerta de su casa y entro. Yo solté un sonoro bufido y volví a caminar hacia mi casa. ¿Caminar? Quise decir correr. Abrí la puerta con tanta fuerza que agradecí no haberla tumbado y agradecí que mama este en el trabajo en ese momento, camine y patee el sofá con toda mi fuerza y golpe una almohada. La irá y la adrenalina corrían por todo mi cuerpo y mis hormonas me ordenaban destruir todo lo que se encontraba a mi paso. Pero mi conciencia tuvo la idea de que no valía la pena descargar mi ira contra los pobres muebles, además de que mama me mataría si encontrara la casa destruida. Me obligue a tomar aire, sentarme y tratar de calmarme. Pase la mano por mi cabello y note que estaba sudando. Relaje mis músculos y apoye mi cabeza contra la pared.

-¿Que has hecho conmigo Eridan Lars?

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