CAPÍTULO 9.
"Los límites que separan la vida de la muerte son, en el mejor de los casos, borrosos e indefinidos... ¿Quién podría decir dónde termina uno y dónde empieza el otro?"
Edgar Allan Poe.
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Iban por el tercer orgasmo de la noche. Los amantes se encontraban en la cabaña familiar, la misma en donde hacia años, mató a Kai. Su fugaz novio
"¡AHHHHHH! ¡AHHHHHH! Ya...estoy cercaaa...¡AHHHHHH!" —Taemin no paraba de gemir, Minho los masturbaba, envolviendo ambos miembros, con las dos manos. Se complementaban tan bien, tanto en lo emocional, como en lo sexual.
Minho susurró su nombre al tocarle. Sus caricias le hicieron temblar de placer desde la garganta hasta los pies. Taemin perdió el aliento cuando su climax explotó como lava ardiente. Luego sintió como caía en un abismo de satisfacción. Esto era raro, totalmente diferente a lo que experimentaba con Minki.
—Me gustas mucho Taemin, y me agradaría tenerte por completo. ¿Qué piensas tú?.
—No estoy del todo seguro, Minho. Creo que, por ahora, con masturbarnos es suficiente. Quizás la magia se vaya si llegamos a más. Siento cosas distintas en mi cuerpo estando contigo. Lo de Minki es otra cosa.
—¿Así que es verdad? —mencionó Minho.
—¿De qué hablas?
—Sexo.
– ¿Cómo lo sabes?
—Él me lo dijo, incluso me advirtió. Quiere que desaparezca de tu vida, está celoso.
—¡Mjum, es un sociópata! Espero no le hagas caso, eres agradable para mí. —exclamó Taemin. Además, estoy pensando en alejarlo definitivamente de mi vida. Key dice que él mató a la abuela. Me dio esa cámara en donde está la prueba. —Taemin señaló hacia una mesa.
—Yo no he querido revisar la grabación. Me conozco, y sé que sí es verdad, tendré que deshacerme de Minki. Nos conocemos desde niños, ha sido mi único amigo. La verdad no quisiera ser yo quien ponga fin a su existencia.
—Yo puedo ver el video y hacerme cargo.
—¿Lo harías?
—Por ti, lo que sea. Solo que en esta ocasión voy a tomar mi propia elección. Yo escogeré el momento, el lugar y la forma.
—Pero no quiero que sufra.
Minho no contestó, solo le dedicó una media sonrisa. Y después volvió a besarlo apasionadamente.
Taemin despertó en la madrugada, se encontraba solo. Minho se había marchado y se llevó consigo la cámara de video. No le tomó importancia y decidió volver a dormir.
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—¡Mientes! ¡Taeminie confía en mí! Yo no lo hice. —La rabia invadió a Minki.
—No me digas. Si hay alguien que le dirá lo que sucedió a la abuela, ese seré yo. —Minho lo enfrentó.
Minki apretó la mandíbula. —Sus miradas de odio mutuo se cruzaron.
—No te creerá. —Minki sonrió con presunción.
—¿Quieres apostar? Él creerá lo que yo le diga. —Retó Minho.
La sonrisa de Minki se congeló. —Atrévete y verás de lo que soy capaz, no me tientes, Choi.
—¿Qué harás? ¿Intentarás matarme? ¡Hazlo!
—No me tientes, ya lo he hecho muchas veces.
—Jajjajaa, eres tan ridículo y patético. Me das lástima.
De pronto Minki olvidó todo lo aprendido por años. Nunca dar la espalda al enemigo. Sus celos lo hicieron bajar la guardia. El dicho reza que quien se enoja pierde. Y eso fue lo que le pasó al chico adorador de Taemin.
Un golpe certero en la nuca lo hizo perder el sentido de inmediato. Tarde se dio cuenta de su error. Ahora ya no tendría otra oportunidad para entenderlo. Ya había amanecido cuando abrió los ojos. La luz del nuevo día que se estaba abriendo paso entre las nubes lo cegó, parpadeó varias veces para poder acostumbrarse al brillo. Quiso moverse y hablar, pero le resultó imposible; estaba amordazado, atado de pies y manos. Solo podía ver. Habría sido mejor que no, pues lo que miró fue espantoso. Ahí se encontraba su verdugo, cavando con gran afán un hoyo. Se puso rígido al comprender lo que sucedía. Las paladas de tierra se escuchaban fuertes, contundentes y amenazantes. Era una tumba, y lo peor, era para él.
Sus oídos comenzaron a zumbar. Su muerte estaba cerca, lo sabía. Se removió un poco en su lugar; todo intento por escapar era en vano. Simplemente parecía un costal de papas tirado sobre la tierra suelta.
—¡Hola, Minki! Despertaste. Eso es bueno; así podrás presenciar tu propio entierro. Sabes, no todos corren con esa suerte. Aunque no vendrá nadie. No tuve tiempo de avisar a tus conocidos. Pero no importa; es mejor así. Las personas asisten a los funerales por puro compromiso. Y yo lo haré por agradecimiento real a ti. Sí, Minki, te agradezco que hayas cuidado de Taemin todos estos años. Solo que ya es tiempo de que yo tome tu lugar y me convierta en su favorito.
Yo lo deseo, y él no quiere avanzar en nuestra relación por tu culpa, por eso estoy haciendo esto, más no es personal. Siempre has sido un buen siervo para él. Pero ya no te necesita. Ahora me tiene a mí. —Los ojos de Minki estaban llenos de lágrimas, el reproche en ellos era evidente.
Cuando Minho terminó de hacer el foso, agarró a Minki de los tobillos y lo arrastró dejándolo caer sin cuidado alguno; el ruido fue seco al estrellarse en el fondo. "Plam..."
Acto seguido, Minho comenzó a palear la tierra sobre él. Minki cerró los ojos para no ver; suficiente tenía con sentir y escuchar cómo era cubierto por la arcilla. Minho chiflaba una tonada tétrica. Era como si le estuviese amenizando la partida. Aventó ahí mismo la cámara que contenía la verdad. —Tendrá que quedarse enterrada junto contigo; miré el video, y pues ahora nada más tú y yo sabemos realmente quién mató a la anciana.
En el momento que el oxígeno ya no llegaba a sus pulmones, Minki empezó a removerse como si de un gusano se tratara, más no duró mucho. Después de un rato, dejó de zarandearse. Había muerto.
Minho terminó de enterrarlo, puso piedras encima para camuflajear el sitio, el cual se encontraba en medio de la nada. – Kim Minki diré unas palabras en tu nombre. Naciste y creciste a la sombra de un genio. Más ahora que has muerto, serás tu propia sombra. Al final, siempre serás sólo una sombra.
Minho se retiró del lugar, iba lento, no tenía prisa de llegar a su casa. Descansaría todo el día. Ya luego le informaría a Taemin la situación.
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La puerta fue abierta. Y parado frente a él se encontraba el Inspector Jinki, mientras en la calle había dos patrullas de la policía. —Joven Lee Taemin, queda usted arrestado por la muerte de la Señora Lee Victoria. Ponga las manos atrás, a la altura de su cintura. Tiene derecho a guardar silencio, todo lo que diga podrá ser usado en su contra. Tiene derecho a un abogado, sino tiene recursos para contratar alguno, el estado se lo otorgara.
Taemin no opuso resistencia, fue esposado por el mismo Jinki, quien tenía una grandiosa sonrisa de orgullo. Era como si se hubiese sacado la lotería. Lo condujo a una de las patrullas y lo ingresó en la parte trasera, después, él se sentó en el lado del copiloto, y se marcharon de ahí. Fue una captura rápida, sin escándalos, ni prensa de por medio.
CONTINUARÁ......
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