"Pasé mucho tiempo metido en mi cabeza y la acabé perdiendo."

Edgar Allan Poe.

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 Hoy era un buen día para la abuela Victoria, sonreía con Key, aunque su mente ya no fuera lucida del todo. —¿Por qué usas esa silla de ruedas? —Ella preguntó inocente.

—No puedo caminar, abuela. ¿Lo has vuelto a olvidar?

—¿Qué he olvidado?

Era imposible mantener una charla coherente con Victoria.

—Olvídalo, abuela.

—¿Qué tengo que olvidar, hijito?

Era por demás, y ni cómo enojarse. Ella había caído en ese estado por causa de su desgracia. Key maldecía todos los días haber caído en el juego de Solange. "Tenía que haberla ignorado, darme la vuelta y no escucharla. Merezco esto por estúpido".

Sus pensamientos se hicieron a un lado cuando Taemin habló. —¿Cómo amaneciste, abuela?

—¿Quién eres tú?

—Soy tu nieto, Taemin. —¿Mi nieto? ¡Estás de broma! Tengo 15 años, ¿cómo voy a tener un nieto?

—Key dijo que hoy ella se encontraba bien.

—Taeminie, me refería a que no está llorando ni tampoco ha gritado. Para mí, eso es bueno.

—Pues yo la veo mal, mira cómo se nos queda viendo, completamente ida. —Mencionó Taemin.

—¿Por qué hablas así? —Interrogó la abuela.

—¿Así? ¿Cómo?

—No sé, así. Ella se llevó las manos a su cabeza, como si le doliera.

—Vete, tú eres malo, dices cosas feas. Yo solo quiero hablar con el chico que está en silla de ruedas. —Key, abuela, soy tu otro nieto.

Victoria sacudió sus manos y luego gritó a su enfermera, quien estaba tomando su desayuno. Lunaaaa... Lunaaaaa. —La enfermera subió de inmediato. —¿Qué sucede, señora Victoria?

—Yo... yo... mi cabeza duele. ¿Dame mi medicina? – Luna lo dudó, pero Taemin asintió con su cabeza, aprobando que lo hiciera. —Está bien, la voy a inyectar para que el dolor se vaya rápido.

Desgraciadamente, así era siempre. La abuela terminaba su supuesto día bueno con un día catastrófico. Ella se iba consumiendo poco a poco. Taemin siempre pensaba que lo mejor era que ella un día ya no despertara, así se acabaría su suplicio.

Varias veces pensó en ayudarla a bien morir, pero no lo hacía, pues carecía de fascinación por aniquilar a la abuela enferma.

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 El señor Bigotes era acariciado por un Taemin adormilado. —Tu pelaje es tan suave, es como la cobija que mamá me compró aquella Navidad. —Hablar y hacerle mimos al gato que recogió en la carretera le proporcionaba una sensación agradable. Algo que había dejado atrás desde que sus padres fallecieron.

Unos toquidos en la puerta de su habitación interrumpieron su estado afable. "Toc... toc... toc..."

—¡DIJE QUE NO ME MOLESTARAN!

—Lo siento, joven Taemin. Un Inspector de la policía lo busca.

"Lee Jinki". —pensó.

—Enseguida bajo. —informó Taemin.

Unos minutos después lo hizo; sus movimientos eran tranquilos cuando se encontró de frente con el Inspector. Efectivamente, era Lee Jinki.

—Creí haberle dicho que no viniera a mi casa, a traer sus notas amarillistas, Inspector.

—Buenos días también para ti, joven Lee. Y no son notas amarillistas, se llama investigación policial. Y por lo que mencionas, imagino que ya estás enterado.

—¿Y quién no? Aunque uno no quiera, la muerte de esos dos está en todos los noticieros del país. Con una llamada telefónica de su parte, habría sido suficiente.

—No lo creo, joven Lee. Mi visita se debe a que un automóvil, perteneciente a tu familia, fue visto el día del asesinato estacionado cerca de la casa del señor Kim Junsu.

—¿Me está acusando, Inspector Jinki?

—¿Dime que sabes acerca del manejo de la electricidad? —Jinki preguntó.

—Sí, esto es un interrogatorio oficial. Quiero un abogado. Pero si no tiene una orden, váyase de mi casa.

—La tendré en unos días. Mientras tanto, te recomiendo no salir de la ciudad. Y disculpa la molestia. Buenas tardes. —Jinki salió de ahí molesto; el Juez no había querido darle la orden para interrogarlo oficialmente. Ese Juez había sido amigo del abuelo de Taemin. Pero el Inspector no cedería tan fácil; esta vez quería que sus esfuerzos por resolver un caso tuviesen frutos. Lucharía por esa orden a como diera lugar.

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—Maldito inspector, ya me estás cansando. Quizás sea hora de que le hagas compañía a todos esos imbéciles que, de una u otra forma, se metieron con mi estabilidad. —Las palabras de Taemin fueron escuchadas por Minho, quien ahora se encontraba en su habitación, sentado y acariciando al señor Bigotes. —Taemin, necesitas tener más cuidado al hablar. Si alguno de los empleados llega a oírte, podrías meterte en serios problemas. —Le dijo Choi.

—¿Por qué entraste sin mi autorización? No te conviertas en un acosador como Minki.

—Jajajaja, no digas idioteces, ese afeminado y yo, nada que ver. Será mejor que me vaya, me molesta cuando estás en tus días.

—No vuelvas sino eres invitado, me pone de malas que lleguen sin avisar. Y suelta a mi gato, es mío. —Minho lo dejó caer sin ningún cuidado, y obviamente, el señor Bigotes maulló enfadado. "¡MIAUUUUU!..."

—Solo una cosa antes de irme, si me involucras con la policía, te mato, Lee Taemin. Estás advertido. —Luego de eso, Minho salió de la habitación como si nada.

Esa amenaza para otra persona habría sido suficiente para asustarse, pero para alguien como Taemin, era absolutamente nada. Tomó a su gato de nuevo y se lo puso en su regazo para seguir mimándolo.

—Sabes algo, señor Bigotes, cuando mi hermano y yo éramos niños, teníamos unos perros llamados CommeDes y Garçons. Jugábamos mucho con ellos; eran muy consentidos por Key.

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 —Comandante, por favor, presione al Juez Cho. Estoy seguro de que Lee Taemin tiene que ver con esas muertes; su cara de ángel ya no me engaña. —Imploraba el Inspector Jinki a su jefe Jonghyun.

—Todos los días lo hago, Jinki, pero sabes que el juez es muy blando cuando de sus amigos se trata.

—Pero él está para hacer cumplir las leyes, no para solapar los caprichos de esos millonarios. – replicó el Inspector.

—Ya deja de quejarte, Jinki, y mejor consigue algo más consistente en las pruebas; así, el Juez no pondría objeción alguna.

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Era una mañana fría y gris cuando la enfermera encontró a la señora Victoria muerta. Luna había bajado por un té para la abuela, y grande fue su sorpresa cuando regresó y comprobó que ya no tenía signos vitales. Llamaron a los paramédicos, pero fue inútil; ella había dejado esta vida.

En la morgue, sobre una plancha, estaba el pálido cadáver de Victoria; la autopsia fue realizada. Cuando el Inspector Lee se enteró de lo sucedido, se coló en el lugar para saber las causas del deceso. – ¿De qué murió la anciana?.

—Asfixia. Yo creo que fue intencional. —Contestó el Médico Forense.

—¡Bingo, lo tengo! —Jinki estaba feliz, a pesar de estar en ese lúgubre sitio. Su principal sospecha era el joven Lee.

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Key estaba furioso con su hermano. —¿Cuántas veces te dije que Minki era un maldito psicópata?.

—Tienes pruebas de lo que dices. —refutó Taemin.

—Deja de defenderlo; yo lo vi salir de la habitación de la abuela, iba muy rápido. Luego pasaron unos diez minutos aproximadamente cuando Luna avisó que estaba muerta. Taeminie, él fue, él puso la almohada sobre su cara, hasta asfixiarla. Ella no estaba enferma de nada, su único mal era su cerebro.

—Y cómo sé que no me ibas a creer, aquí está esto. —Key dio a su hermano un oso de peluche. —¿Qué significa esto?. —Preguntó molesto Taemin.

—Adentro está una cámara; ahí verás que fue Minki quien mató a la abuela. Entrégala a la policía. —Nooo...no lo haré, primero tengo que hablar con él, quiero que me lo diga de frente.

—Taeminie, lo va a negar; él no sabe de la existencia de la cámara. Mételo a la cárcel, lo merece. Todos estos años solo ha sido una mala compañía para ti hermano.

—Aunque él lo haya hecho, no voy a entregar esto a las autoridades; Minki siempre ha estado conmigo, él jamás me delataría. Me ama tanto, que un día me dijo que se quitaría la vida antes de tener que acusarme.

—Ya sabía que esto nunca iba a terminar bien. Tendrás que hacerte responsable del problema. Porque no va a acusarte a ti, pero a Minho y a mí, sí que lo hará Taeminie, eso te lo puedo afirmar.

CONTINUARÁ...

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