CAPÍTULO 6.

"La ciencia no nos ha enseñado aún, si la vida es o no, lo más sublime de la muerte."

Edgar Allan Poe.

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DOS AÑOS ATRÁS, DÍA DE LA AGRESIÓN A KEY.

 Solange, coqueta, cruzó la pierna revelando a Key que no llevaba ropa interior. Él no le tomó importancia, nunca lo hacía. Ella era una desvergonzada, disfrutaba excitando a sus compañeros de clase. La voz de Solange sonó adormilada y provocativa.

—¡Key, invítame a tu mansión! Podríamos jugar un rato, hasta te dejaría ponerme esto. —Ella sacó de su bolso una tanga, la cual sacudió con su mano, mostrándosela al mayor de los Lee.

—No era la primera vez que ella hacía eso. Constantemente lo estaba poniendo a prueba. Solange tenía un novio exageradamente celoso, Junsu, pero aún así no cesaba en sus caprichos. Y uno de ellos era conquistar a Key, sabía que él sería uno de los herederos de las empresas Lee. Ella ya se veía dentro de esa acaudalada familia. Su novio también tenía dinero, pero no contaba con un apellido importante. Y Solange anhelaba brillar en las altas esferas como arquitecta.

—No, Solange, ya te he dicho que no. ¿Qué parte de "no me gustas" no entiendes?

—Eso es mentira, soy la más bonita de toda la universidad, es imposible que no te guste. A menos que... ¿Eres gay? Sí, eso debe ser. ¡Te gusta que te la metan!... ¡Jajajajaja! Mira que guardadito te lo tenías. –Solange soltó todo su veneno sobre Key.

—¡Eres una maldita zorra! —escupió Key.

—Muy bien, Lee Key, si quieres que te guarde el secreto, tendrás que convencerme de no hacerlo. Mi silencio tiene un precio. —amenazó ella.

—Ya lo sabía, eres una trepadora. Estás en esta universidad gracias a una beca. Por eso andas de novia con el idiota de Junsu, por su dinero.

—Eso a ti no te importa.

—¿Cuál es tu precio, Solange?

—¡Cásate conmigo!

—¿Qué?

—Lo que oíste, quiero ser la flamante esposa de un Lee.

—Tú debes estar drogada, o borracha. Jamás te tomaría como esposa. Eres una mujer sin escrúpulos, dispuesta a venderte al mejor postor.

—Deja de insultarme, desviado de mierda. Lo que yo te ofrezco es sencillo. Una esposa en apariencia, lo que hagas con tu culo no me interesa. Nunca se consumaría el matrimonio, y podrías tener un amante. Yo no te ocasionaría problemas.

—Te ves tan ridícula, parece que estás negociando la compra de un mueble. Acaso conoces la dignidad, ya no te arrastres más al fango. Quédate con Junsu, son tal para cual.

—Te vas a arrepentir de haberme despreciado.

—Te equivocas, Solange. Para mí no es problema que divulgués que soy gay, con negarlo es suficiente. Recuerda, yo soy un respetable Lee, y tú sólo eres una desdichada con una beca. Supones que alguien de mi círculo social te creerá, todos te conocen, saben lo que eres en realidad.

Solange le cruzó la cara a Key con una fuerte bofetada. "¡PLAFFF!"  —Muy pronto estarás suplicando que te perdone, maldito arrogante. —Ella salió de ahí, mientras sus lágrimas ya comenzaban a bajar por sus mejillas. No le daría el gusto a Key de verla llorar.

Conforme iba avanzando, su rencor se hacía más grande, era como una burbuja a punto de estallar. Y así sucedió. En uno de los pasillos se encontró de frente con su novio, quien de inmediato se percató de que ella estaba hecha un mar de lágrimas.

—Solange, ¿por qué lloras? —interrogó Junsu.

—Ella se puso nerviosa, no estaba preparada para contestar eso. Titubeó mientras pensaba qué decir, y no le quedó más que mentir. —Yo... yo... es que...

Pero antes de que Solange continuara, Junsu se percató de la tanga que su novia traía en las manos. —¿Por qué traes tu ropa interior cargando? —Él sabía que esa prenda era de ella, en la mañana se la había visto puesta, cuando tuvieron intimidad en uno de los baños. Ahí fue cuando la chica aprovechó para vengarse de Key.

—¡Ohhh, amor! —Solange se abalanzó a sus brazos, y se soltó a llorar aún más.

—Lee Key... Él... él... me obligó a quitármela, luego pasó sus asquerosas manos por mi intimidad... Fue... fue horrible, Junsu. Me quiero morir, fue tan vergonzoso.

—¿Qué carajos? ¿Por qué dices que te obligó? —Él la tomó por los hombros y la zarandeó con brusquedad, estaba encabronado por lo que ella le dijo.

—Yo copié en el examen final de Historia urbanística. Él me dio las respuestas, yo no pude estudiar todo. Pensé que me había ayudado de buena manera, pero me equivoqué. Cuando terminamos me dijo que si no hacía lo que él me pidiera, le diría al profesor Yong, lo sucedido. ¿Sabes que no puedo reprobar? Perdería mi beca.

—Ese hijo de puta, se va a arrepentir de haber tocado lo que es mío. ¿En dónde está el maldito? —Se quedó en el salón 4. —Junsu de inmediato se dio la vuelta para ir a reclamarle a Key. En el camino se encontró a un amigo. —¡Felix!, acompáñame, voy a partirle la cara a Lee.

Felix era igual que él, de temperamento rudo, por lo que ni siquiera preguntó nada, sólo lo siguió como remora. Le agradaban los problemas y las peleas. Y, por supuesto, Solange se les unió, tenía que ir con ellos, para seguir con la farsa.

 Key ni siquiera pudo meter las manos; el primer golpe llegó sin aviso, y los siguientes fueron iguales. Felix también colaboró en la brutal golpiza de la que fue objeto el chico Lee. Nadie se dio cuenta, aún a pesar de que Solange gritaba como loca que lo mataran, que era un pervertido asqueroso. Solo pararon cuando el chico ya no se quejó; había quedado inconsciente. Se marcharon dejándolo tirado, como si de un objeto roto se tratara.

Pero no contaron con que las cámaras de seguridad lo habían grabado todo. Los tres fueron detenidos, y solo les dieron seis meses de prisión. Nuevamente el dinero hizo lo suyo. El padre de Junsu también abogó por Solange. Y finalmente todo quedó como una amonestación menor. (Pelea entre adolescentes) Aún a pesar de las consecuencias fatales para Key. La abuela Victoria no reaccionó a tiempo, pues se enfocó más en la salud de su nieto que en conseguir que los culpables pagaran, y cuando quiso tomar cartas en el asunto, el juicio ya se había llevado a cabo. Ya no se podía hacer nada. Y ahí fue cuando ella tuvo su accidente cerebrovascular.

ÉPOCA ACTUAL.

—El primero será Felix. —Informó Key. Él ahora es arquitecto.

A pesar del rechazo de Key y Minho sobre la participación de Minki en el trabajo, este sí participaría. Obviamente de manera secreta. Taemin no podía sacarlo simplemente así; realmente lo necesitaba, le era indispensable. Le había obedecido fielmente por años, pero eso no era todo. Ellos realmente se amaban. Recientemente, ese chico había sido su primera vez sexualmente hablando. Esos encuentros eran una válvula de escape cuando la necesidad apremiaba.

Una semana tardaron en vigilar cuidadosamente a Felix; necesitaban saber todos sus movimientos con exactitud. Taemin no dijo que Minki le ayudaba. Ese era su mejor secreto guardado.

El sofisticado arquitecto Felix tenía a su cargo la supervisión de un edificio de 30 pisos en construcción. Él era muy escrupuloso con su trabajo; siempre visitaba la construcción dos veces al día. En la mañana lo hacía para dar las indicaciones pertinentes a los empleados, y su segunda ronda era en la tarde, casi al anochecer. Le gustaba comprobar que sus órdenes se llevaron a cabo. Uno de sus lugares favoritos era el último piso; le gustaba la vista que desde ahí se podía apreciar de una parte de la ciudad.

Esa tarde amenazaba con llover; el cielo se había oscurecido. Felix estaba extasiado con ese espectáculo que la naturaleza le brindaba. Una voz lo sacó de su embelesamiento.

—Así que también a las bestias como tú les gusta admirar la belleza de la lluvia.

Felix volteó a ver de quién se trataba la voz que lo ofendía.

—¿Perdón?

—Exacto, eso es lo que debiste hacer: pedir perdón de rodillas por lo que le hiciste a mi hermano.

El arquitecto se cimbró; no era estúpido y sabía perfectamente a lo que el chico se refería, sobre todo por el parecido físico que los hermanos Lee poseían.

—Yo... yo pagué. Completé mi sentencia. Así que, está de más que vengas a decirme este tipo de cosas.

—¿Seis meses? ¿Crees que ese es castigo suficiente para lo que tú y tus amigos hicieron?

—Eso impuso el Juez. Para mí es correcto.

—Fue un castigo incompleto. —dijo Taemin.

—Desde el tiempo de mi niñez, no he sido como otros eran, no he visto como otros veían, no pude sacar mis pasiones desde una común primavera. De la misma fuente no he tomado mi pena; no se despertaría mi corazón a la alegría con el mismo tono; y todo lo que quiero, lo hago suceder. —recitó Taemin.

—No entiendo. —Felix frunció el ceño.

—Que para tu mala suerte, soy quisquilloso con los castigos, me gusta ser... Justo, digámoslo así, con las personas abusivas.

Felix caminó hacia la salida, pero ya no pudo llegar. Un fuerte golpe en su cabeza lo noqueó. Cayó pesadamente sobre el piso; la sangre empezó a formar un pequeño charco. No estaba inconsciente, pero sí desorientado. Su vista estaba borrosa debido al golpe y por la sangre que le escurría sobre sus pestañas y ojos. Apenas vislumbró cómo cayó un bat de madera, o eso supuso por el tipo de sonido que hizo al golpear con el piso.

Felix trató de gritar pidiendo ayuda, pero de su garganta lo único que salió fue una voz cortada y apenas audible. —¡A... auxilio!

—Nadie va a escucharte; el home run de Minho fue bastante bueno.

—Taemin, hay que tirarlo de una buena vez, antes de que se desmaye. —Me gusta tu idea.

—Tú, lo jalas de los brazos, y yo de los pies. —Dijo Minho.

Felix fue arrastrado hasta uno de los huecos en donde irían unos ventanales. Su desesperación al escuchar que sería arrojado al vacío lo hizo tratar de gritar nuevamente, pero resultó imposible. Su debilidad por la pérdida rápida de sangre no le dio la fuerza suficiente para hacerlo. Sólo sacó unos escasos gemidos guturales. "Mgh... mgh... mgh..."

El arquitecto sintió el aire helado, y una espantosa sensación se apoderó de él. Miedo... miedo... y nada más que miedo. Un zumbido agudo lo acompañó en su viaje por los aires; luego un crujido aterrador de su propio cuerpo fue lo último que oyó, y sintió dolor... dolor... y al final nada.

El cuerpo había caído sobre unas varillas verticales, quedando completamente empalado. Una atravesó su cabeza, otra el corazón, y una tercera por azares del destino, en sus partes íntimas. 

Taemin y Minho, se esperaron un rato viendo como había quedado Felix. Se miraron y sonrieron, después comenzaron a levantar lo que pudiese delatarlos.

—Date prisa Taemin, pronto despertará el vigilante. La pastilla para dormir, que pusiste en su bebida, no durará toda la noche. —Nah, te aseguro que no abrirá los ojos hasta mañana. Son las que le dan a mi abuela, para que pueda descansar.  —Contestó Taemin.

—A propósito te invito a mi casa a jugar videojuegos, tengo uno buenísimo de Super Mario Bros, mi hermano Key no ha podido completarlo.

—No sabía que te gustaban los videojuegos, pensé que solamente leías.

—También me gustan otras cosas. —Taemin contestó en tono coqueto.

—¿Cómo qué?.

—Otro día te digo.

Y así, sin más salieron del edificio en construcción. En ningún momento sintieron absolutamente nada por ese hombre al que acababan de asesinar. El castigo había sido ¿Cruel, o justo?. Felix ya no podría decidirlo. Había muerto.

CONTINUARÁ......

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