Extra 1. Luna rosa (BEATS)
Capítulo Extra. Luna rosa
Atsushi había vuelto a su realidad, eso no significaba que estaba muy contento. Al regresar; el Agente Akutagawa estaba encima de él y eso no le desagradó pero dudo de todo. No era un chico muy seguro de si mismo que digamos; pensar en que aunque era su cuerpo, no era él. Le llegó a entristecer.
Aquella noche ambos menores platicaron mucho, Akutagawa le dijo todo al ex mafioso para calmarlo, y como gracias al otro Atsushi ahora tenía el valor de confesarse.
Habían pasado varios días, donde Atsushi fue invitado por el agente a cenar. El joven albino había llegado a su cita a tiempo, estaba acostumbrado a estar siempre a tiempo, tenía un precioso reloj que no le hacía faltar a sus citas.
Allí estaba, con su abrigo largo puesto, un cubre boca negro y esperando recargado en la pared. El agente llegó, sacudió sus hombros y pecho solo para asegurarse de no llevar polvo, respiro inhalando y exhaló, se sentía seguro, así que fue por el ex mafioso. — Atsushi — le llamó serio pero con un tono alegre
— Agente Ryunosuke, llegas a tiempo.
— no me llames así o te llamaré
— lamentó haberte ofendido — mencionó antes de que terminara.
El agente sonrió acercándose al albino — vamos, hay un buen restaurante de curry
— ¿El de tu familia?
— Ya que dije que ellos... — trago saliva — si, allí.
— vamos.
Es que desde aquel incidente en su habitación. Atsushi se mostraba serio con él. Empezaba a sospechar que probablemente llevaba celos dentro suyo, o peor... Quizá ya no ocupaba ningún lugar en su corazón.
Esperanzado y con ánimos de ser rechazado fueron al restaurante donde se sentaron en la barra para comer; Atsushi había sacado la lengua — demasiado picante
— creo que es bueno
— ¿como lo soportas? — se quejó tomando agua
— Me gusta, como a ti
— me gusta, pero no dejo de pensar en que necesito beber agua.
El azabache le acercó su vaso, — gracias — le sonrió disimuladamente, y tomó. El azabache simplemente lo miró beber; trago saliva y miró su plato casi vacío. Sabía que debía cambiar el ambiente, así que: tomó un poco de curry con la cuchara del albino, este había dejado de tomar, y acercó la cuchara a su felino acompañante. — Ryunosuke... y-yo puedo
— Lo se — insistió.
Atsushi con un rostro de melocotón, abrió su boca tomando la cuchara y mirando al azabache — buen chico — aquello hizo explotar la mente del ex mafioso.
Pretendía mantenerse en calma, todo lo que había pasado le había hecho pensar; eran diferentes, muy diferentes. Se sentía cohibido pues con su contra parte pudo llegar tan lejos, entonces ¿Que lo detenía con él? En su mente solo hubo una respuesta "la sangre de los muertos que cargas". Era más que obvio.
Akutagawa vio al chico distraído y suspiró — Te conozco, ¿Que es lo que estás pensando? — Atsushi suspiró. Era cierto que no podía ocultar sus ojos ante los del mayor.
— ¿podemos hablar en un lugar más privado?
— los niños están durmiendo
— no es así, están pegados al piso que es nuestro techo para escuchar
— Esos mocosos chismosos...
— ¿podemos?
— claro, vamos.
Los chicos pagaron, se despidieron, y salieron del restaurante. Akutagawa llevaba al albino a su departamento, era el único lugar que tenían privado. Atsushi le seguía sin protestar, no era como si pudiera exigir más.
Abrió la puerta, Atsushi pudo notar las llaves del mayor, siempre iba simple, solo la llave de su casa fijada en un aro solitario.
Al entrar, pasó su mano a la pared para encender la luz de techo, sacó sus zapatos y se puso sus pantuflas. Fue a acercarle un par al albino. Atsushi fue el que se había sentado en la entrada para quitarse sus botas. Akutagawa agachó le habló casi en el oído — necesitas cambiar tu estilo ahora que pasas entrando y saliendo a casas, ¿no?
— solo entró a tu casa — mencionó. Sonrió tranquilo al recordar que el otro Atsushi también usaba botas. Con aquella sonrisa terminó de quitarse las botas y se puso el calzado que el mayor le dio.
Mientras el mayor ya se había puesto cómodo, se había quitado su abrigo, y ahora comenzaba a preparar el té. Atsushi se quitaba apenas su abrigo mirándolo. Analizaba su estructura, si, la conocía pero había estado teniendo más entrenamiento, quizá estaba ganando peso.
Dejó su abrigo y ajustó bien su cuello largo el cual se había desacomodado por sus movimientos. Quitó sus guantes y los dejó en el bolsillo de su abrigo. Llegó al lado del mayor — ¿Te ayudó? — preguntó
— solo pon la mesa
— claro.
Fue a la pared donde la mesa colgaba, allí la bajo y colocó. Rashomon llegó dejando las tazas y con ello, el azabache también llegó.
Atsushi solo tomó los cojines y pudieron sentarse. — entonces, hablemos. ¿Qué es lo que te ocurre?
— Estoy algo incómodo...
— ¿porque?
— cuando regrese — mencionó haciendo al azabache sonrojar
— te juro que no pasó nada, es por que eras tú
— si, no, no es tanto... — suspiró bajando su mirada — Tu pudiste hablar mejor con él... lo sé, estuve en su mundo, en su cuerpo. Él no tiene cuerpo fornido, ni es muy inteligente, es muy descuidado, pero es muy cariñoso, amable; es un agente que da su vida por la ciudad... Mientras, yo soy un mafioso...
— Eras
— Mis pecados me etiquetan; la sangre de cientos está en mi — añadió molesto. — pero con él pudiste ser tu, decirlo e incluso aventurarte a besarlo...
— Atsushi, estás mal interpretando todo esto
— entonces ¿como es? Explícame, por que yo no entiendo. Todo lo que entiendo es que soy un asesino con el que no puedes hablar fluido; y él incluso en mi cuerpo, es un agente, con quien hablaste perfectamente.
— es por que no lo tome como tu
— ¿Qué? Ryunosuke eso no tiene sentido, era yo, era mi cuerpo
— no me exijas así, me pones nervioso
— tú me pones nervioso a mi con todo esto, explícame
— admito que la pase bien con él, y lo único que me dejó hablar bien con el fue que no eras tú. Me gustas tanto que me pongo muy nervioso con solo ver tus ojos, siempre ríes tan abiertamente conmigo, pero incluso cuando eres serio me gustas; me gusta lo delicado que eres al guardar tus cosas, y como tienes ese pequeño gesto de mirar a todos lados al caminar. Eres igual a un gato, lo comprobamos, pero también se que no podría hablar con nadie como lo hago contigo, y si no he hecho es por que estoy muy nervioso de decir que me gustas y quiero salir contigo en una relación seria y larga, de ser posible para toda la vida.
Akutagawa terminó aquello, vio a Atsushi sorprendido y con un ligero rubor, entendió sus palabras y se ruborizó también. Hubo un gran silencio, ninguno de los dos habló. Atsushi se acercó, sus ojos eran grandes igual que un felino feliz — ¿es eso cierto?
— completamente, deberías saber que tengo palabra
Atsushi sonrió. — Ryunosuke, yo también te quiero — con ello, el azabache pudo sentir como su rostro se encendía — si nos queremos, ¿podemos besarnos ahora?
— cla-claro
Atsushi sonrió, estaba divertido de que el azabache se ponía tímido al hablar de sentimientos.
Se acercó al mayor a rastras por el suelo y rodeando la mesa. Se sentó a su lado y lo miró como si fuese lo más valioso en el mundo. Sus ojos eran grandes y tiernos, en su mirada estaba el amor. — ¿te sientes mejor?
— si, me siento mejor.
— debemos trabajar en esas inseguridades tuyas
— estaré bien, solo bésame...
— Eres muy rápido en esto — se quejó
— Solo me muero por probar tus labios.
Volviéndose a sonrojar, Akutagawa tomó la mano del menor, este cerró sus ojitos para darle mayor confianza al mayor.
El azabache suspiró mirándolo, sus pestañas igual que su cabello, sus párpados tiernamente cerrados, su nariz y mejillas ligeramente rojas. Esos pequeños labios que lo esperaban.
Le tomó de los hombros, pudo ver ligeramente aún asomándose por su cuello de tortuga podía apreciar su marca, aquella eterna memoria de lo mal qué pasó su vida; pero ahora todo sería diferente.
Se acercó lentamente y con la misma lentitud cerró sus ojos, una vez que sus narices chocaron, bajo sólo su barbilla encadenando y jurando su amor en un tierno beso.
Sus labios simplemente se habían tocado, era un roce sin igual, pudieron sentir como todo el nervio previo y aquellas mariposas salían volando de sus cuerpos en una explosión llena de adrenalina y amor.
Se separaron ligeramente y abrieron sus ojos, sonrieron alegres y sin temor volvieron a besarse. Esta vez el mayor tomando sus mejillas, y el menor tomando sus manos.
Giraron sus cabezas a lados contrarios para profundizar el beso, no eran tontos, sabían que lo querían y ambos habían visto algunas revistas. Atsushi fue quien dio paso al siguiente nivel, dejando su boca abierta y permitiendo al mayor llegar.
Sus lenguas rápidamente se encontraron comenzando a tallarse una con la otra, saborear sus sabores, tocarse en sus adentros hasta sentir que no podían respirar más, fue cuando se separaron, ambos respiraron agitados por la falta de aire, al rededor de la boca del menor habían vestigios de saliva, así como unos labios más hinchados por la succión del contrario. — te vez lindo — dijo el mayor tomando su barbilla.
— ¿Podemos ir a tu habitación? — preguntó el menor
El azabache se sonrojó y sonrió — vamos, pero debemos darnos un baño primero
— E-eso es vergonzoso. T-Tu primero
— Eres el invitado
— S-Si, pero tú primero
— Muy bien pero si huyes
— no huiré, solo... estoy nervioso.
El azabache sonrió — ¿y si lo hacemos juntos?
El menor se había puesto completamente rojo, el mayor solo tomó su muñeca y lo jalo hacia arriba para levantarlo y llevarlo hacia el cuarto de baño. — Es-Espera, no puedes verme todavía
— de acuerdo, no te veré pero apresuremos esto — mencionó quitándose la camisa, le dio al menor una toalla — envuélvete si quieres, no miraré. — Le dio la espalda y bajo su pantalón. Atsushi se coloro por completo mirándolo, pero el mayor solo abrió la puerta del baño y entró para cerrarlo. Atsushi solo logró ocultar su rostro en la toalla.
Pudo escuchar el agua caer y respiro calmándose. Dejó la toalla de lado y comenzó a quitarse todo, comenzó por el pantalón, y su ropa interior. Tenía vergüenza de ser vista así que lo dejó por debajo del pantalón. Después su camisa, dejó todo doblado y acomodado en la mesa a un lado. Y era cierto, su reloj, lo miró un momento, suspiró y se lo quitó, lo dejó sobre su camisa y tomó la toalla.
Pasó la toalla entre su espalda y torso, dejándola atada en su pecho. Entró al baño donde el azabache estaba sentado de espaldas — ¿ya entraste?
— s-si
El menor le miró con ternura. Akutagawa tenía una toalla en su cara para no verlo. — Ryunosuke
— ¿si?
— eres una persona encantadora
Sonrió y el albino se quitó la toalla, se puso de espaldas al azabache para lavarse, tallo sus hombros y después sus brazos — sabes ¿como?
— s-si.
— Yo ya termine, ¿te espero afuera?
— claro, si, si. Gracias.
— de acuerdo.
Akutagawa se levanto; primero se golpeó con la pared y después logró salir, Atsushi intentaba no reír, no quería opacar su gran acto.
Fuera del baño, Akutagawa miró la ropa del menor, decidió limpiarla. Tomó el reloj dejándolo seguro en un cajón, sabía la importancia de este. Aprovecho para ponerse un bóxer y un pans para estar cómodo. Y la ropa del menor la llevó a la lavandería.
Akutagawa terminaba de poner la ropa a lavar cuando Atsushi salió del baño envuelto en toalla. Fue cuando se miraron, ambos se sonrojaron. Atsushi miró que el mayor solo llevaba en pans — ah, yo.. t-te iba a dar una camisa
— ah... gra... ¿y mi reloj?
— puse a lavar tus cosas, tu reloj está seguro en un cajón
— gra-Gracias...
Akutagawa miraba el cuerpo del menor cuando reaccionó, fue al armario y le lanzó una camisa ancha de color blanco. — perdón — dijo avergonzado por su acto.
Atsushi entró de nuevo al baño, tapaba su rostro avergonzado.
Se compuso rápido, se quitó la toalla y se puso la camisa. Obviamente era de alguien más, probablemente aquel hombre pelirrojo que siempre lo cuidaba, era larga y amplia. Era cómodo.
Salió del baño avergonzado por no llevar nada más que la camisa. Akutagawa de inmediato se acercó sonrojado — ¿E-esto lo planeaste?
— no, pero de poder, lo hago, diario. Lo aprendí de un BJ
— eres un bastardo — se quejó y tapó su boca — per-perdón, enseñanza de Chuuya-san
— Está bien, me gusta cuando te descontrolas un poco
— no debería... — pensó y le miró preocupado — ¿y si me descontrolo por la emoción? Podría matarte
— sabemos que se defenderme de ti
— pero... ya una vez... lo hice
— Atsushi, por favor deja de pensar en tus acciones pasadas, no traen nada bueno a ti, ya habíamos hablado de esto
— es que no puedo evitarlo...
El azabache sonrió y tomó sus manos — entonces, será otra noche que te sientas listo, solo acostémonos y hablemos hasta dormirnos ¿si?
— s-si...
Atsushi fue llevado al cuarto por el mayor, ya había colocado el futon grande para los dos.
Ambos se acostaron, Atsushi le miraba y el azabache a él. — cuéntame, ¿como es mi otro yo?
— pues... es demasiado torpe — mencionó haciéndolo reír — es casi parecido a ti, simplemente que deja salir su torpeza como parte de él. Solo lo vi serio cuando la Agencia no le creía que era él y disculpándose.
— Si, es buen chico. Cuando estuve allá, la agencia estaba súper preocupada, yo la verdad creí que querían encarcelarme. Solo confiaba en el otro Ryunosuke
— ¿Y como te fue?
— Imagínate que quería matarme
Ryunosuke comenzó a reír — si, el dijo que subieron a una ballena
— oh, también me contó eso.
Ambos siguieron riendo. Después de un rato, se quedaron viendo al techo, ninguno tenía sueño. Atsushi se volteó mirándolo — Ryunosuke.
— ¿S-Si?
— y... si, ¿volvemos a besarnos?
— ¿Quieres?
— ¡Si! Bu-Bueno, si... tú quieres
— claro, déjame sentarme
— N-No, permíteme.
Atsushi rodó quedándose encima de su pecho con ello se sentó sobre el dejando sus glúteos sobre su pelvis — ¿t-te lastimó?
— pa-para nada — trago saliva — ¿no quieres que me levante un poco
— n-no, a-asi
— de acuerdo, entonces... ven por mi, tigre.
Atsushi se acercó al rostro del azabache, juntos iniciaron un beso tierno que poco a poco se hizo demandante.
El menor abrió su boca desde el inicio dando pie a su juego de lenguas, y aunque ambos estaban nerviosos, seguían considerando ser uno solo.
Mientras el menor peleaba con la lengua contraria, el receptor del beso no perdió tiempo, llevó sus manos a sus glúteos simplemente para ver su reaccionó. Aunque solamente se sobre salto por la sorpresa continuó el beso.
Akutagawa sabía que Atsushi podría retroceder en cualquier momento; así que decidió ir por todo al menor que el menor lo detuviera.
Dejó sus glúteos solo para meter sus manos bajo la camisa del menor, y con ello llevar sus dedos a acariciar su ano. Esto hizo a Atsushi separarse. Ryunosuke miró el rostro del menor:
Era un desastre, su mirada confundida pero sus ojos llenos de curiosidad, su boca temblaba y su nariz de movía. Sus mejillas y orejas rojas lo acompañan.
Akutagawa comenzó a acariciarlo, solo con su dedo medio, usaba la yema, de arriba a abajo, alrededor y presionaba, más no entraba. Atsushi por fin lo soltó, fue un gemido ligero, algo casi insonoro pero precioso al momento. Akutagawa se levantó en sus brazos y se sentó dejando al menor entre sus piernas — ¿Vamos por más? — le cuestionó el mayor. El menor asintió — Perfecto. Iré por más.
Dejó sus manos llenas de ambos glúteos mientras sus dedos los usaba para separar y acariciar.
El menor mordía sus labios, abajo, arriba, mordía su dedo. Hacía de todo mientras el mayor le acariciaba. No quería emitir de nuevo aquel sonido, parecía ser muy chillante y desconcertado.
Akutagawa había notado eso, así que acercó su boca para morder su labio — hazme el favor de ir quitándote la camisa — le pidió
— pe-pero
Atsushi planeaba protestar pero el mayor simplemente bajo la cara y tomó uno de sus pezones sobresalientes de la camisa. Sin dudarlo, Atsushi volvió a gemir en ese momento y claro, tapó su boca con sus manos.
El mayor babeaba el pezon sobre la camisa mientras sus dedos comenzaban a ir más allá. Parecía que aquel agujero estaba pidiendo más. Así que el azabache intentó dejar su dedo sobre el pequeño agujero y presionó. No fue mucha presión, entró de inmediato haciendo al menor soltar un pequeño grito, fue más un grito de sorpresa. — solo metí la punta de mi dedo
— se siente raro tenerlo
— ¿lo sacó?
— n-no— pidió avergonzado al mismo tiempo que le abrazó del cuello y se recargó en su hombro — mete más tu dedo, por favor.
Akutagawa sostuvo con su mano izquierda la espalda baja del menor, y con la derecha se permitió meter más su dedo. Pudo sentir a Atsushi apretarlo — no aprietes tanto, no es anillo
— n-no lo llames así, por favor — pidió calmándose un poco.
Dejó de apretarlo y el mayor pudo mover su dedo; Atsushi rápidamente comenzó a hacer gemidos de nuevo. El mayor le miró sonriente — ¿te gusta?
— se siente raro
— pero te gusta
— si, si me gusta...
— intentaré meter un segundo
— de acuerdo, de-déjame respirar.
El menor inhaló y exhaló. El azabache le miró relajado e hizo la misma acción ahora con un segundo dedo. Apretó ligeramente y los dos dedos entraron. Atsushi volvía a morder sus labios. El mayor decidió meter lo más que podía sus dedos haciendo a Atsushi estirar su espalda. — aún más raro, se siente aún más raro
— de acuerdo, voy a abrirlos dentro
— ¿e-eh?
Akutagawa dejó sus dedos abrir dentro de Atsushi, los movió como tijeras haciendo al menor apretarlo, no solo eso, pudo ver como sus pies apretaron al igual que sus ojos, le fascino ver aquella reacción. — ¡Ah! ¡Ah! Ryunosuke, no ¡mmugm!
— creo que te agrado esto ¿no?
— s-si...
— ¿Crees poder recibir el Mio?
Atsushi abrió sus ojos, miró al azabache y tomó sus mejillas — Si Ryu, quiero recibirte dentro mío.
El mayor se sonrojó por sus palabras, después de eso no habría vuelta atrás.
Habían leído que para la primera vez era mejor que estuviera de espaldas, pero Atsushi insistió en que quería verlo a la cara. Así que se recostó sobre el futon, Akutagawa le abrió las piernas dándose camino a él para acomodarse. Atsushi se sonrojó un poco más — aún no pierdes el control — le regaño el azabache
— La verdad... Me siento muy tranquilo
— ¿Algo en especial?
Atsushi sonrió — Confió en ti, Ryunosuke
El mayor sonrió, se acercó al menor para volverse a besar, Atsushi acomodó mejor sus piernas dejando sus rodillas a la altura de la cintura del mayor. — voy a entrar lento, no quiero lastimarte, recuerda que debes respirar profundo, relajarte y
— Ryunosuke, se que hacer, concéntrate en lo tuyo
El agente le miró serio y jalo su nariz — no me des órdenes, respeta a tus mayores
— Solo no me digas que hacer, se como recibirlo, leí mucho.
— ¿Y no piensas respetarme?
— Si lo que quiero es que me faltes al respeto
Ambos se sonrojaron. Sus pequeñas peleas terminaban siendo así, con pequeñas discusiones que terminaban con avergonzarlos a ambos.
Se miraron a los ojos sonrientes, fue Atsushi quien subió sus pies a la espalda baja del mayor y los cruzó. — Anda, confió en ti. Estoy listo.
— Eso no quita lo nervioso que estoy — añadió el mayor. Tomó su mejilla para besar su frente y nariz, llevó su mano al flequillo del menor dejando su frente libre y mirando sus ojos, brillosos, de dúo color, llenos de vida. Sonrió mirándolo — Eres tan hermoso — menciono poniendo al menor completamente rojo.
Ambos tomaron sus manos derecha e izquierda, solo para entrelazar sus dedos; sus manos libres sirvieron a ambos para sostenerse el uno al otro.
Akutagawa preparó su miembro frente a la entrada del menor, como sus dedos, dejó la punta allí, tallando lento y mirando los gestos del menor. Era obvio que le gustaba. — ¿Te gusta esto?
— aah... Si, se siente bien eso — mencionó cerrando sus ojos — Déjalo entrar Ryunosuke
— espérame tantito — mencionó pasando su mano por el abdomen del menor — me encanta esto
Seguía provocándolo y tocándolo. Atsushi trago saliva acomodándose mejor, tenía sus ojos cerrados, su boca abierta, sus piernas se movían solas; y su cadera se movía hacia abajo intentando introducir el miembro del mayor pero seguía fallando en ello. — Ryunosuke deja de provocarme, por favor entra — pidió entre gemidos
— Lo lamentó, pero me encanta tu rostro justo ahora
Era cierto, sus ojos a medio abrir, su boca dejando salir el aire que tanto le estaba costando conseguir, su pecho subiendo y bajando, no olvidemos el sudor corriendo por su rostro. El mayor llevó su dedo pulgar a la boca del menor para jalar sus labios pero el menor lo tomó y comenzó a chupar — aaah... Atsushi, no me provoques así
El menor solo lo miró y chupó mas su dedo, decidió sacarlo y tomar su cadera — bien, comencemos.
Atsushi trago saliva, respiro profundo al mismo tiempo que el mayor comenzó a entrar. El menor primero tomó el futon con fuerza, podía notarse el esfuerzo en su brazo.
Akutagawa solo había metido la cabeza cuando el menor arqueó la espalda. Pudo ver como el menor mordía sus labios, se acercó metiéndose un poco más, acarició su mejilla — Hey, ¿estás bien?
— Si, si... ¡aaah! E-es diferente a los dedos
— no muerdas tu boca, déjame seguir escuchándote
— ok, ok... aaah Ryunosuke
Bajo su rostro para besar sus clavículas, también las mordió ligeramente hacia que el menor le llamara más, y eso lo estaba matando.
De por si estaba dando todo de él para no embestir con fuerza, desde que comenzó a acariciarlo estaba desesperado y ahora que estaba entrando, se estaba volviendo loco.
Terminó de entrar. Atsushi se había curveado más. Podía pasar sus manos por las piernas firmes del menor, se dejó llevar e incluso besó su pierna derecha haciéndolo sonrojar — n-no me muevas, si me mueves siento que moriré
— Que linda forma de decirlo. — le sonrió — ¿me muevo?
— n-no
— ¿no quieres?
— si lo haces moriré
Akutagawa lo sacó un poco haciendo a Atsushi gemir pero lo metió con rudeza haciéndolo gritar. Peor aún, a los dos les gusto.
Comenzó un va y ven con fuerza. Atsushi tomaba la pierna derecha de Akutagawa y su brazo izquierdo el cual también comenzaba a rasguñar.
Akutagawa por su lado, tomó al menor de su nuca con su brazo derecho y con el izquierdo se sostenía.
Sus lenguas bailaban juntas mientras Atsushi gemia con fuerza y ritmo. Las embestidas seguían siendo rudas pero eso no le impidió aumentar la velocidad haciendo al menor gemir más.
No podían aguantar más. Ambos terminaron. El mayor se quedó recostado haciéndose a un lado, se recostó a su lado. Atsushi recuperaba su respiración, se volteó abrazando al mayor — E-Eso fue genial
— El genial eres tu — respondió el mayor abrazándole también
Atsushi se acurrucó en el cuerpo del mayor, estaba alegre — Ryunosuke... — le llamó — hoy la Luna es color Azul.
El mayor miró hacia la ventana, en efecto, tenía un color azul candente y puro; el mayor volvió a ver al menor — Tan hermosa como tu.
Se sonrieron y volvieron a besarse. Su noche había sido genial, pero aún tenían muchas noches esperándoles.
...
En unas horas será publicado el siguiente extra.
¡Gracias por leer!
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