—¿Que tal el trabajo?—preguntó Adrián, con una sonrisita burlona en el rostro.

—Mi jefe es un ogro, ya te lo dije. Lo odio con toda mi alma, ¡tengo un límite de tiempo para ocupar el baño!—contestó Michelle, sentándose en la orilla de su cama y mirando con aspecto cansado a su laptop.

Se quitó los zapatos de tacón que traía, los tiró al suelo sin compasión, pues los aborrecía. A ella nunca le gustaron los zapatos altos, prefería mil veces andar descalza que con esas cosas destruyendo sus pies.

—Ya te aconsejé, sabes que hacer para conseguir un mejor puesto...

—Vete a la mierda.—le cortó Michelle, mostrándole el dedo de enmedio.

Al otro lado de la pantalla, el chico se partía de la risa, adoraba hacerla enfadar, por encima de todo.

Michelle rodó los ojos y se dispuso a quitarse la camisa, pero se detuvo cuando escucho con más fuerza la risa de Adrián y se dió cuenta de lo que iba a hacer.

—No, no te detengas por mi, mujer.—la tranquilizó él, sin soltar su celular mientras grababa cada uno de los movimientos de su amiga. O bueno, eso fingía hacer.

—Idiota.—dijo Michelle, poniendo una de sus blusa encima de la cámara de la laptop.

—¡Me estaba divirtiendo!—se quejó Adrián, sin poder contener las carcajadas que salieron de su boca.

¿Cuánto tiempo había pasado? Un año, tal vez dos desde que Adrián conoció a Jessica y se enamoró de ella. ¿Michelle estaba celosa? No, al contrario, estaba más que feliz al saber que ya tenía cuñada.

Solo vengo a decirles que la historia de Adrián y Michelle terminara pronto...
Y bueno, supongo que muchos se estarán preguntando quien es Jessica, de donde es y a que dedica el tiempo libre... bueno, ella es una de las protagonistas en otro libro que escribo (¡La culpa es de Kassandra! La pueden encontrar en mi perfil... leanla si quieren saber más de ella... ¿Spam? ¿Donde?).
Sin mas que decirles, me retiro... y claro, ¡me gustaria leer sus comentarios! También estoy dispuesta a resolver las dudas que tengan, ¡pregunten, con confianza!