Era increíble darse cuenta cuánto tiempo había pasado. Ya no eran más unos muchachitos, ahora Adrián era todo un hombre y Michelle no se quedaba atras, pero aun mantenian la inocencia con la que se habían conocido, el cariño que ambos se profesaban no se había alterado en ningún sentido. Aún se querían como la primera vez y todo ese afecto prometía ser eterno.

—Entonces es la chica perfecta—dijo Michelle, contemplando la cara de bobo de su mejor amigo a través de la pantalla de su laptop.

Ya habían tenido esa conversación antes, muchas veces a decir verdad. Pero es que a Michelle le gustaba ver a su amigo felíz ¿y que mejor forma sino preguntándole sobre Jessica? Estaba dispuesta a aguantar toda una charla donde Adrián describía cada uno de los cabellos de su novia, con tal de verlo sonreír.

Y sí, después de un largo tiempo sin novia, al fín había encontrado a una chica que le gustase. Por lo que Michelle sabía, Jessica estaba en la misma universidad que Adrián, pero en diferentes carreras.

—Es que no entiendes… es la chica con la que desearías pasar el resto de tu vida...—Adrián suspiró y levantó la mirada, para pensar en Jessica por millonésima vez en el día.

Michelle sonrió, aun no conocía a Jessica (solo la había visto en las fotos que Adrián colgaba en todas sus redes sociales), pero si ella era la culpable de que Adrián está tan contento, desde ya podría decir que la amaba.