Anna se encontraba en una vieja casa, era oscuro y frío, apestaba a cigarrillos y alcohol. Tenía miedo, todo su cuerpo temblaba y no podía parar de llorar.

-¿Qué haces aquí niña?- escuchó una suave voz a sus espaldas, haciéndola saltar del susto. Al girarse, se encontró con un niño de cabello negro, una pequeña luz que entraba por un orificio en la ventana, le permitía observar un poco al chico. No parecía tener la misma edad que los otros chicos, sin embargo, era mayor que Anna.- ¿Por qué estás aquí?- volvió a repetir, su tono era de preocupación, algo que asustó más a Anna.

-M-mi... mi hermano... él... l-les debe... dinero- Decía entre titubeos la pequeña y asustadiza Anna.

-No deberías estar aquí- dijo el chico intentando acercarse a ella. Pero fue detenido por Travis.

-Déjala Mike- lo miró molesto- ya tenemos el permiso del cobarde de James- puso su mano en el hombro del chico y lo apretó con fuerza, haciendo que el chico cayera de rodillas.- No creo que seas hermana de ese imbécil- caminó hacia Anna, dejando a Mike en el suelo.- Eres demasiado linda- pasó un mechón de cabello por detrás de su oreja- disfrutaremos mucho contigo aquí.

Ahora fue otro hombre, mucho más alto que Travis, el que lo detuvo.

-¿A quién tenemos por aquí?- dijo el hombre castaño con una sonrisa.- ¿Quién es esta señorita?

-La hermana de James, la hija de el Gato- respondió Travis, apartandose de aquel hombre.- Ella pagará su deuda.

Anna estaba petrificada en su lugar, pero al oír lo que dijo Travis, no pudo evitar sentir curiosidad por el que podría ser su padre.

-¿Q-quién es el Gato?- preguntó Anna mirando a Travis y al hombre.

-Solía ser el loco de tu padre- respondió Travis.- le robó a el jefe antes de morir, bueno, de ser asesinado por no querer pagarle- dijo con una sonrisa- ahora tú o tu hermano deben pagar la deuda de su difunto padre.