Desenfundó su Oz listo para el asesinato, una gota de sudor bajaba por su frente evaporándose al contacto con la arena; aquel chico al frente de él lo mira consternado, busca a su alrededor pero no encuentra ningún escondite, ve como se acerca a paso lento, mi muerte sería así , se pregunta a si mismo sujetando su espada sin firmeza, esta tambalea y solo hace más evidente su miedo.

Levanta su mano, con su Oz hace un gran corte en el pecho del chico, quien luego se arrastra con dificultad pidiendo piedad, la única respuesta de aquel ser fue una risa macabra que penetro su alma, se quedo quieto y cerró sus ojos preparándose para lo peor; su vida paso antes sus ojos, sentía sed, quería agua, lo que confirmaba su preocupación, recordó aquel contar de los viejos quienes decían que al momento de morir las personas pedían agua. "Hazlo", exclamó, pero nada sucedía, al abrir los ojos la soledad del desierto lo volvió a abrumar, se levanto pero al instante volvió a caer al suelo del cansancio.