Capítulo 3
- Tae, qué asco, por qué no botaste ese pollo
Jimin exclamó, con un gesto asqueado, mientras Taehyung tomaba con la mano el pedazo de carne de pollo masticado, ahora con pelusas y basura por haberlo recogido del suelo y además, habérselo metido al bolsillo.
- Me puse nervioso, odio que se pongan a pelear - dijo, mientras botaba lo que en algún momento fue parte de un plato apetitoso, y partió a lavarse las manos. Jimin, con menos escrúpulos ya, se acercó a acariciarle la espalda.
- ¿Ya estás bien?
- Sí, ya pasó
- ¿Qué te ha parecido Seokjin?
Estuvo en silencio por un momento.
- Ya sabes...
- No, no lo sé. Dime. Nosotros nos prometimos decirnos todo, guardarnos nada, ¿recuerdas?
Taehyung suspiró.
- Me recuerda a la mujer que se llevó a mi papá.
- Ah - Jimin sólo emitió ese sonido, porque sabía todo, desde antes que Seokjin siquiera se presentara. El escándalo en el que estuvo involucrado el de pelo rosa era casi el mismo que había echado abajo el circo fundado por los padres de Taehyung.
- Aunque... yo por mucho tiempo la culpé, pero ella no se lo llevó. Papá se fue solo.
- Exactamente, Tae. Yo... no creo que Seokjin sea una mala persona.
- No lo sé. Prefiero no tener que hablar con él. Fue muy duro con Hoseok.
- Eso es cierto...
Jimin caviló. Quizás Taehyung estaba en lo cierto, sería mejor evitarlo. El dulce y blando postre de panacotta de frutilla crema era un adorno puesto en el vaso. Por dentro, había algo amargo, denso, misterioso y prohibido.
¡Absenta! Sí, Seokjin era pura absenta, esperando a que alguien derritiera algo de azúcar en él para volverse suave y pasteloso.
~
Yoongi ya había terminado su capuccino cuando Seokjin apenas estaba levantando la tapita para meter el popote. El de cabello rosa había estado analizándolo y concluía que el muchacho no parecía el dueño de un circo, o no era como él se imaginaba al dueño de un circo. Era pequeño, muy delgado, pálido y con un gesto de pereza eterna. Pero lo dejaría hasta ahí, no emitiría juicio. Aún quedaba mucho por conocer, suponía. En primer lugar, tenía bastante qué pensar antes de aceptar un nuevo contrato, y el jovencito blancucho frente a él parecía desesperado por hacerlo firmar.
- Tengo sólo una condición que me importa.
- ¿Cuál es?
- Sólo haré saltos. No voy a sostener a nadie.
Seokjin, quien había investigado lo suficiente sobre el Circo Wings antes de reunirse con el dueño, sabía que el encargado de los saltos era una persona muy preciada para él, su pareja de hacía bastantes años, Jung Hoseok. Se sentía culpable de pedirle a Yoongi quitar a su amado del puesto que le correspondía, para ponerlo a él, pero Kim Seokjin, estrella del Circo de Los Soles, récord de saltos quíntuples, no estaba para sostener a nadie.
Su misión en la vida era arriesgarse a perderla.
Se sorprendió al ver a Yoongi pensarlo por apenas un segundo, y aceptar su propuesta. - No hay problema - le dijo, y buscó entre sus cosas un computador portátil y comenzó a trabajar en un modelo de contrato. Agregó aquellos puntos que Seokjin solicitó, se lo mostró y lo guardó en un pendrive. Pagaron sus cafés y fueron a una imprenta a darle cuerpo al documento y Jin lo firmó, esperando que las cosas salieran bien de ahí en adelante.
- Tengo una pregunta - manifestó Jin, algo inseguro.
- Dime
- ¿Por qué... por qué contratas a alguien tan caro como yo? Quiero decir... tu circo es pequeño, sin ofender.
- La pregunta es otra, Seokjin
- ¿Ah? - Seokjin lo miró, confundido, y algo atemorizado, sabía que Yoongi contraatacaría con algo que probablemente lo pondría en aprietos.
- ¿Por qué alguien tan caro como tú busca trabajo en un circo como el mío?
El trapecista agachó la mirada, observó sus manos y suspiró. Yoongi sonrió, mostrando sus dientes pequeños y encías, y le dio unas palmaditas en la espalda al de cabello rosa. - No está en tu contrato tener que explicarme nada... relájate.
Jin sonrió también, dándose cuenta de que Yoongi era bastante menos severo de lo que parecía a simple vista. Se despidieron, y Jin caminó hasta su casa, un tráiler que rentaba en el otro extremo de la ciudad, para hacer su maleta y avisarle al dueño que ya había encontrado un nuevo circo con el cual viajar y vivir.
~
Yoongi volvió a casa con buenas noticias, había conseguido poder abrir el circo en un par de días, y podrían quedarse por dos semanas, además de negociar un terreno en otra ciudad para instalar la carpa por otras dos más. Sin embargo, era bienvenido por caras largas. Hoseok estaba encerrado en la casa rodante que compartían, todo el mundo parecía molesto y Seokjin estaba solo, tomando un té en la mesa que armaron para el almuerzo de bienvenida. Aún nadie la desmontaba y ni siquiera habían lavado los platos. Los restos de pollo se mosqueaban, abandonados, y los vasos con gaseosa pegajosa atraían aún más insectos.
- ¿Qué pasó acá? - preguntó, con un vozarrón del que Seokjin no creía capaz de entonar. El de pelo rosa siguió masticando una galleta, y se encogió de hombros.
- Seokjin insultó a Hoseok - dijo un tipo que estaba afuera, asomado, mirando la escena.
- Él me insultó a mí... yo sólo respondí.
- ¡¿Y por eso nadie limpió nada?!
Al escucharlo, un montón de artistas del circo entraron y comenzaron a retirar los platos sucios en silencio. Jin levantó su taza y fue a enjuagarla al lavadero, en donde ya estaban el plato y los cubiertos que él había usado, limpios y secos. Jin volteó y Yoongi estaba mirándolo, con un gesto indescifrable.
- Uhm... lo siento - dijo el trapecista, mirando el piso. No había nada atractivo allí, sólo tierra y piedras, pero suponía que posar los ojos en los de Yoongi sería una falta de respeto más.
- No me interesan estos dramas de vieja conventillera. Voy a mostrarte tu habitación.
Yoongi caminó hasta una de las casas rodantes, la más grande. Era un bus colorido, adaptado como hogar. Entró, diciendo "permiso" a viva voz, pero todo el mundo sabía que cuando Yoongi pedía permiso, no estaba esperando una respuesta, sino que era un aviso para no pillar a nadie en algo privado, más en aquellas casas en donde había parejas.
Jungkook, Jimin y Taehyung estaban sentados en una de las camas, la que compartían Jimin y Kook, y miraron sorprendidos cuando Jin entró.
- Seokjin compartirá casa con ustedes. ¿Esa cama está vacía verdad?
Nadie respondió. Todos estaban muy sorprendidos como para decir algo.
- Parece que sí. Bueno, trae tu maleta e instala tus cosas.
- Gracias - dijo, haciendo una reverencia, y salió a buscar sus pertenencias.
- ¿Es en serio, hyung? - preguntó Jimin, tras ver a Taehyung queriendo opinar, pero nervioso al punto de ser incapaz de hacerlo.
- Sí, ¿qué esperan? ¿Qué duerma en el exterior? - preguntó Yoongi, con un gesto incrédulo.
- Este bus es de Taehyung, podrías, por último, haberle consultado antes.
Jimin era de las pocas personas que le hablaba a Yoongi con altivez, pues, junto a Namjoon, habían sido quienes le ayudaron al pelinegro a levantar el circo. Además, Jimin siempre velaría por Taehyung, quien podía ser un poco inocente para algunas cosas, y por lo mismo, en ocasiones se dejaba avasallar.
- Jimin, entiendo tu preocupación, pero no hay camas. ¿Les molesta Seokjin, por alguna razón en particular?
Entre los tres jovencitos se miraron. Taehyung habló.
- No, pero... Hobi hyung...
- Hobi está celoso. No permitan que sus caprichos echen a perder la convivencia en el circo. Además, ya se le va a pasar.
- Ok. Ve con Hobi, hyung - respondió el rubio.
Yoongi asintió, y salió, rumbo a su propio tráiler. Jin venía llegando, con su maleta rosa, y pidiendo permiso subió la escalerilla y caminó hasta la que sería su cama, ante la atenta mirada de los tres habitantes. Se quedaron completamente callados, generando un silencio incómodo, y Jin nuevamente sintió aquello que más detestaba de la vida en grupo: no encajar con nadie. Aunque quizás era lo mejor, así evitaba tener que responder preguntas profundas.
De un tiempo a esta parte, pensaba que lo mejor era no formar lazos profundos. La gente iba y venía en su vida, dejando huellas débiles, como las de la orilla del mar, que con una ola ya dejan de existir.
Así las despedidas eran menos dolorosas.
Pero era también doloroso que sus compañeros de casa no le hablaran cuando ya iba a cumplir allí cinco días.
~
Comenzó a pensar que realmente tenía problemas para dormir cuando las respiraciones de Jimin y Jungkook lo despertaron. El par era bastante discreto, sorprendente para lo ruidoso que era el de pelo plateado habitualmente. Su risa inundaba cualquier lugar, su voz dulce era también invasora. En cambio Jungkook, de apariencia grande y opacadora, tenía un talante tranquilo y suave. Su lengua era filosa, y siempre que podía era sarcástico con los demás, pero a la vez, su vocecita apenas se escuchaba entre el revoltijo de conversación de cada almuerzo, y Jimin solía decirle "habla más fuerte, Kookie, que no te escucho". La respuesta solía ser algo como "tú quítate el pedazo de verga que tienes en los oídos" y Jimin lo regañaba, argumentando que Taehyung estaba escuchando y no debía oír esas cosas. Taehyung, en la mayoría de las veces, estaba pegado mirando alguna cosa en específico, o concentrado en la comida, por lo que no se daba cuenta.
Seokjin ya los había estudiado bastante en ese par de días viviendo con ellos. Jimin y Kook tenían una relación muy afectuosa, como la de una pareja que llevan poco tiempo estando juntos. O quizás llevaban mucho y simplemente eran físicamente muy demostrativos, Seokjin no sabía y no se atrevía a preguntar. Pero sí, por la forma en que cogían a cada instante, el de pelo rosa suponía que llevaban poco tiempo explorándose.
Los oía contener gemidos y respirar fuerte en la noche, pero no era algo que lo asqueara. La vida en un circo era así, con todo ese tipo de intimidades compartidas. No había mucho espacio para lo privado. Al menos eran bastante más cuidadosos que otras parejas circenses que había conocido. Suponía que era por Taehyung. El muchachito parecía algo lejano a todo lo carnal, sin embargo, podía mostrar una variedad de expresiones absolutamente eróticas con su mirada y su boca, pero era como si no lo comprendiera del todo, y sólo fuesen muecas. O quizás, esa inocencia era sólo una cosa fingida, y estaba deseando que alguien dejase de verlo como un niñito y le devolviera un guiño provocativo a uno de esos mordiscos en el labio inferior que siempre se auto-infería.
Seokjin suspiró antes de salir de la casa rodante. Tenía que dejar de analizar tanto a las personas.
Pero no podía evitar pensar, cada vez que se levantaba de la cama y veía a Taehyung acostado abrazando la almohada, que eso significaba que se sentía solo y necesitaba abrazar a otro cuerpo en la noche.
~
Caminó por alrededor de la carpa pensando en que debía volver a entrenar pronto. Hoseok se veía en paz con Yoongi, y no había vuelto a decir cosas incómodas, pero aún no se disponía a practicar en el trapecio con él. Jin había estado ensayando con otras personas, pero no era esa la idea, debían forjar una química especial con el pelirrojo, basada en el respeto y la confianza, y así podrían sobreponer cualquier truco, con elegancia y éxito, por más difícil que fuera.
Hoseok jamás confiaría en él. Estaba sesgado.
- ¿No puedes dormir tampoco?
Jin volteó. El pelinegro bajito caminó hacia él, y lo invitó a tomar asiento sobre una banca a la orilla de la carpa. Las estrellas pintaban el cielo con sus destellos y Jin pensaba en lo maravilloso que era instalar el circo en terrenos como esos, lejos de las grandes ciudades.
- No puedo... pronto comenzaré a actuar y me pone nervioso estar sin ensayar con Hoseok.
- ¿Sólo eso?
- Bueno... también me estresa mucho que nadie me hable...
Yoongi se quedó pensativo. Él estaría feliz si nadie le hablara por un buen tiempo, pero Seokjin parecía una persona sociable por naturaleza.
- ¿Tampoco hablas con los chicos de tu casa? Ellos son muy buenos para hablar.
- No... sólo hablan entre ellos. Siento... siento como mi presencia es una molestia cuando desayunamos, almorzamos, o en la noche, antes de dormirnos. Sólo hablamos cosas técnicas, sobre el circo. Pero, en fin... tampoco es como que hubiese venido aquí a hacer vida social.
- Seokjin... la vida social es el pilar de un circo
- Lo dice el más sociable... - dijo Seokjin, sonriendo con una mezcla entre burla y ternura.
- Oye... converso mucho, no lo parezco, pero lo hago. Soy mejor escuchando, eso sí.
- Hmm - asintió Seokjin, y luego bajó la mirada, hacia sus pies.
- ¿Hay algo que quieras decirme?
Jin sonrió. Yoongi además era bueno interpretando el lenguaje corporal.
- Creo que no voy a durar mucho acá - dijo, y luego miró el cielo.
- ¿Por qué dices eso?
Los ojos del chico de cabello rosa se llenaron de lágrimas. Estuvo unos segundos sin decir nada, y luego respiró profundo.
- No soporto que la gente no me quiera. No puedo con eso. No puedo con el rechazo. No sé si tengo un problema de histrionismo o qué... pero necesito, en cada lugar que voy, tener amigos, tener conversaciones profundas, reírme a todo pulmón... Ya llevo casi una semana aquí y nadie me habla... es vergonzoso admitirlo, pero creo que a nadie le agrado acá.
- No es vergonzoso... ni tampoco tienes un problema, anhelar ser querido es normal. Yo creo que todos están ajustándose a la idea de que ha llegado una estrella más brillante que las demás y eso es difícil de tragar en un ambiente competitivo como este...
Seokjin sonrió, penoso. - Con que digas eso delante de Hoseok, te cuelga de una pata del trapecio.
- Hoseok está herido en su ego. Para mí, siempre será mi persona favorita en el mundo - Yoongi respondió, balanceando los pies como un niño pequeño. - Ahora se ha comportado como un pendejo. Pero te diré un secreto... así como tú no soportas que la gente no te quiera, él no soporta llevarse mal con alguien.
Seokjin rió. Pensó en si es que en algún momento podrían llevarse bien. Sería la solución a todos los problemas de convivencia, pues, al parecer, la razón que todos tenían para evitarlo, era por la cercanía que tenían con Hoseok, y de seguro veían a Seokjin como el enemigo.
- Espero que las cosas cambien y nos llevemos bien.
- Así será.
Yoongi continuó mirando el cielo por un momento, y finalmente, rompiendo el silencio, rió suavemente, poniéndose de pie.
- Ustedes tienen más cosas en común de lo que creen. Será mejor que usen eso para unirse, a fin de cuentas, lo pasó tan mal como tú al principio.
Jin devolvió una sonrisa, y cuando lo vio darle la espalda para ir a intentar dormir nuevamente con su novio, quiso pedirle que esperara y le contara todo aquello sobre lo cual sólo daba pistas, pero supuso que era mejor esperar, y algún día lo sabría, de la propia boca de Hoseok.
~
Gracias por leer! Son muy lindas personas, les agradezco esta oportunidad!
Besos, les quiero <3
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