Capítulo 2


Jimin y Namjoon serían los encargados de recibir al nuevo artista, quien llegaría pasado el desayuno. Se entendía que Namjoon estuviera allí, por ser el maestro de ceremonias, pero ¿Jimin? Bueno, a Jimin simplemente le encantaba conocer gente nueva.


Al escuchar el sonido de una piedrita contra la reja del circo, fueron entusiasmados a recibir al visitante, que llegaría para quedarse por mucho tiempo, si todo salía bien. Hoseok parecía más calmado, pero "no saldría a atender a ningún concubino", fue lo que dijo. Taehyung, por su parte, no estaba interesado en forjar amistad con alguien de la calaña de Seokjin. Siempre pensaba que estaba mal juzgar a la gente sin conocerla, pero ver a Hobi tan afectado, lo hacía solidarizar con sus sentimientos.


Y recordaba tiempos dolorosos, también.


Jungkook levantaba pesas como un condenado, no interrumpiría una serie de sentadillas por ir a saludar a alguien.


Y Yoongi... bueno, él ya había saludado a Seokjin, y la desconocida forma en que lo había hecho era lo que preocupaba a Hoseok, quien fabulaba en su mente el peor de los escenarios.


Después de aquel almuerzo en que el pelirrojo dejó los fideos tirados, Yoongi lo ignoró todo el día, hasta que fue el mismo Hoseok quien se le acercó en la noche para dormir. Yoongi, una persona que no guardaba rencores, le hizo un espacio en la cama y lo abrazó, para luego pintar besos en su cuello y labios, y subírsele encima y enredarse entre sus piernas.


- ¿A qué le temes? – le preguntó, con una sonrisa cariñosa y comprensiva. Hoseok suspiró.


- Seokjin es un mago en el trapecio. Puede hacerlo todo sin ninguna dificultad. Y yo sólo seré su asistente.


- Hobi... eres mi estrella...


El pelirrojo cerró los ojos, y sintió como su frente se unía a la de su amante. Luego, se rió. Era una respuesta natural en su cuerpo, aunque estuviera enojado.


- Nunca dices cosas así de lindas, de seguro te tiraste a Seokjin y la culpa te carcome - Hoseok le dijo, mirándolo a los ojos en forma penetrante, y con una sonrisa que, pese a tener la linda forma de un corazón, seguía siendo perturbadora.


- Wow, no tenía idea de que me acosté con Seokjin.


- Se lo garchan los dueños de los circos, ¿no? Eso dice la historia.


Yoongi estuvo en silencio por un tiempo breve, observando la expresión en su rostro.


Era hermoso.


Desde hacía años se había ganado apodos por supuestamente tener cara de caballo. Para Yoongi, más bien parecía una linda ardilla roja, con sus ojos brillantes y alargados, su nariz pequeña y respingada y la boca perfecta adornada con un lunar.


- ¿Estás preocupado porque Seokjin es bueno en el trapecio, o por celos?


Hoseok cerró los ojos nuevamente, y suspiro, derrotado.


- Ambas...


Yoongi sonrió, haciendo un sonido ronco, pero tierno, con su garganta.


- No tienes de qué preocuparte. Seokjin puede ser un buen trapecista, y un tipo atractivo, pero tú... tú eres mi alma.


Hoseok abrió los ojos, los cuales se llenaron de lágrimas, y rió, casi como si estuvieran haciéndole cosquillas. - ¿Qué planetas se alinearon que estás tan romántico, Yoongi? ¿Qué tengo que hacer para que seas así todos los días? -preguntó, bromeando, y enredando sus dedos en el laberinto de su cabello negro. El muchacho rió también, y lo besó, buscando entrar con su lengua, pero manteniendo cierta inocencia y dulzura en sus avances.


- Siempre he sido muy romántico, sólo que con acciones... eso vale más que cualquier palabra bonita.


- Ah que bueno - respondió burlón. - Quiero algo de acción entonces - le dijo, moviendo sus caderas en círculos, presionando a su pareja contra su pelvis. Yoongi dejó salir una carcajada, la cual silenció casi inmediatamente, para no despertar a nadie en las casas rodantes vecinas.


- Qué chabacano eres, Hobi.


- Por eso me amas.


- Sí... por tantas cosas...


Rodaron entre las sábanas, besándose desesperadamente, y ya no importó despertar a nadie de los otros alojamientos, porque si alguien se garchaba al dueño del circo, ese era él y sólo él: Jung Hoseok.



~



Jimin miraba desde lejos al recién llegado, que esperaba tras la reja ondeando su mano amistosamente.


- ¿Él es Seokjin?


- Creo, no lo conozco, Jiminnie.


Era algo así como una muñeca de Mattel que Jimin siempre quiso tener, de esas que eran las bellísimas hijas de monstruos y seres mitológicos, o como esas que salieron después, que eran hijos perdidos de príncipes y princesas de cuento. Se parecía a Cupido, sí, aquella muñeca carísima, edición limitada, que sólo salió a la venta celebrando la edición del cumpleaños mil seiscientos de Draculaura.


Jimin sabía bastante de eso.


El extraño era un muchacho joven, alto, delgado, de cabello rosa durazno, tez blanca y labios llenos, muy rosados. En realidad, todo en él era rosado, sus mejillas, su pañuelo en el cuello, su maleta, sus zapatos. Parecía una panacotta de frutilla crema.


Y sí, además de pensar en muñecas de marca, Jimin asociaba a las personas con comida.


Jungkook era una crujiente galleta con chips de chocolate, de esas que son bienvenidas a cualquier hora del día, en cualquier momento, de esas que siempre se encuentran deliciosas por tener ese toque amoroso hogareño.


Namjoon era como el café cargado, y con mucha azúcar, casi espeso, amargo, dulce y reconfortante, compañero de amaneceres, puestas de sol y conversaciones necesarias.


Taehyung era una dona colorida rellena con dulce de leche. En ocasiones casi empalagoso, desbordante, pero con un atractivo chillón y un poder energizante inigualable.


Yoongi era helado de menta, muy frío al tacto, con una dulzura sutil de fondo, balanceado y relajante.


Hoseok era piñas, mangos, melón, sandía, todo eso en una fuente abundante. Fresco, alegre, un viaje en el espacio y tiempo a un lugar de eterno verano.


Y Seokjin... era exactamente una panacotta de frutilla crema, dulce, blandito, y suave. ¿Por qué la gente hablaba tan mal de él? La primera cosa que hizo al poner un pie dentro del recinto fue abrazarlos a ambos y presentarse. Namjoon le ayudó con las maletas, guiándolo hasta donde estaba todo el grupo.


Saludó a las personas, uno por uno, y luego Namjoon y Yoongi lo presentaron públicamente, permitiéndole decir algunas palabras.


- Soy Kim Seokjin - dijo, haciendo una reverencia. - Estoy muy feliz de ser parte de este circo, así que daré lo mejor de mí siempre.


Hoseok lo miró de pies a cabeza. Lo imaginaba más ordinario, y al contrario, sí que resaltaba entre la gente. Tenía un encanto parecido al de Jimin, pero menos infantil, algo más sofisticado. Bufó, mirándolo con desprecio, pero pensando muy a sus adentros, que si Seokjin había llegado tan lejos en el trapecio le debía muchísimo a su figura, encanto y desplante.


Yoongi le había advertido que no se atreviera a boicotear el nuevo comienzo del circo, que tratara bien a Seokjin y se guardara sus comentarios. Pero llegando el almuerzo, fue como si un deseo de poner a Seokjin en su lugar lo poseyera. Lo veía tan contento, hablando con todo el mundo, pura risa escandalosa y guiños coquetos.


Por ser una ocasión especial, llevaron las mesas de comer, manteles y sillas dentro de la carpa, para almorzar todos juntos y dar la bienvenida al nuevo trapecista. Mientras el sorbeteo de sopa era la música de fondo, Seokjin se atrevió a iniciar conversación con quienes tenía alrededor, observando el interior del lugar.


- Ese trapecio luce genial, me muero por subirme.


- Yo creo que se muere más por subirse a la verga del dueño - comentó Hoseok, sin filtro, pues Yoongi había salido a negociar con el alcalde de otro pueblo. Prácticamente, el pelirrojo gozaba del poder cuando Yoongi no estaba, pese a que era Namjoon la persona que tenía más madurez en el lugar. Pero no, nada podía detenerlo. Taehyung se atragantó con un pedazo de pollo mientras Jimin lo socorría, y Jungkook abrió unos ojos gigantes como platos. Namjoon escuchaba, y se puso de pie para calmar la situación, sin embargo, Seokjin lo hizo primero. Miró a Hoseok con un gesto que pasó de ofendido a orgulloso, como un águila que no se molesta en cazar moscas.


- Si me subo a la verga del dueño, como dices tú, será porque los dos lo deseamos, ¿no? No tengas miedo, mejor preocúpate de agarrarte bien del trapecio con esas piernas flacas tuyas, porque sólo estarás para balancearte allí mientras que los saltos serán todos míos.


Hubo un silencio sepulcral salvo por Taehyung que continuaba tosiendo. Entre tanto espasmo, escupió un enorme pedazo de pollo a medio masticar, se lo echó al bolsillo y se fue a su cuarto, seguido por Jimin. Jungkook se rió nervioso, y partió a la cola de los otros dos, y así, uno a uno, fueron poniéndose todos de pie, algunos abandonando la comida, otros llevándosela a sus aposentos. Namjoon les pidió a ambos comportarse, y Hoseok se fue, dejándolo con el discurso a medias y solamente aleccionando a Seokjin, el único presente en la mesa a esas alturas.


Nadie volvió a dirigirle la palabra a Seokjin, mientras que, todos adhirieron a Hoseok. Sin embargo, al pelirrojo le salió el tiro por la culata: la única persona que comenzó a dedicar tiempo, atención y afecto a Seokjin, fue Yoongi, y sin mediar ningún tipo de seducción por parte del de cabello rosado.


Fue completamente por iniciativa propia.




~

Antes que todo: FELIZ CUMPLEAÑOS KIM SEOKJIN! Ese hombre no tiene idea, y probablemente nunca sabrá, lo en deuda que estoy con él. Me ha hecho un bien que jamás imaginé, y llena cada uno de mis días de felicidad. Gracias, Seokjin, estaré eternamente agradecida.

También agradezco mucho a mis lectores/as :3 Besos a todos/as, son geniales! 


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